EL EXPERTO EN ORIENTACIÓN JUAN MARÍA LÓPEZ OSA RESUME LAS BASES Y OBJETIVOS DE ESTA DISCIPLINA
Durante cerca de 4 décadas, Juan María López Osa se
ha posicionado como emprendedor en el campo del coaching y la automoción: hoy,
dedicado a su fe y su familia, se dedica a lo que considera su
"pasión", ayudar a los demás a través del coaching cristiano.
Juan María López Osa (San
Sebastián) está casado, es padre de cinco
hijos y abuelo de cuatro nietos. Durante toda su vida ha compaginado
profesionalmente sus servicios de coaching
y orientación con los propiamente empresariales en el campo de la automoción. Tras cerca de 40 años
de dedicación a la empresa, López Osa se define a sí mismo como "católico
practicante", "fanático de los libros" -solo del
campo empresarial, filosofía, psicología y coaching tiene más de 500- y "100%
familiar". Especialmente desde que tomó conciencia de la
incompatibilidad, en su caso, de empresa, despacho y familia: "Mandé al garete al despacho y aposté por mi
familia".
Actualmente, López Osa se dedica
a lo que realmente le "apasiona" y
que además es "su necesidad vital".
"Trasladar a otras personas lo que me ha servido para construir una vida
en plenitud y ayudar a otros a
través de un coaching basado en los valores y en la persona",
cuenta a Religión en Libertad.
Hemos hablado con él en torno a esta disciplina relativamente novedosa en la
que acumula décadas de experiencia.
-USTED
JUNTO A OTRAS PERSONAS EN LA ACTUALIDAD ESTÁN PROMOVIENDO UN TIPO DE COACHING
CRISTIANO. PARA PONERNOS EN ANTECEDENTES, ¿CUÁNDO NACIÓ EL COACHING Y POR QUÉ?
-Quien de alguna manera lo
sistematiza es Timothy Gallwey que describe su experiencia en el libro “El juego interior del tenis” (The Inner Game of
Tennis). En una de las clases de tenis que impartía se dio cuenta que su alumno
estaba rectificando sus golpes de una manera natural, sin instrucciones del
maestro y con resultados efectivos. Él se da cuenta de que en lugar de impartir
instrucciones lo que tenía que hacer es “facilitar” el aprendizaje natural de manera que el alumno aprenda a interiorizarlo con
sus propias conclusiones que son, por lo tanto, mucho más efectivas. Por eso se
habla también de método Socrático, porque Sócrates, como cualquier buen coach,
mediante la mayéutica y las preguntas “poderosas” era
capaz de que las personas
mejoraran desde ellas mismas.
"El coach lo que
hace es acoger, escuchar, cuestionar, validar sentimientos y hacer que el
cliente pueda cambiar el foco".
-EN
CONCRETO, ¿QUÉ HACE UN COACH? ¿ES LO MISMO QUE PODRÍA HACER UN MENTOR O UN
MAESTRO DE VIDA?
-No. Un coach puede coincidir con
un mentor o con un maestro de vida en determinados aspectos, cuando, por
ejemplo, se ve obligado a aconsejar ante un bloqueo del cliente o de la persona
acompañada pero mientras el coach cuestiona, el mentor, la propia palabra lo dice, protege, y el maestro de vida
aconseja, de acuerdo con su experiencia, conocimientos o ambos. El coach lo que hace es acoger, escuchar,
cuestionar, validar sentimientos y hacer que el cliente pueda
cambiar el foco, la perspectiva, para conseguir que sea él mismo quien, tras la
oportuna elección, adopte decisiones y las lleve a la práctica. La
interiorización es mucho más efectiva si la respuesta adecuada la encuentra el
propio cliente.
-¿EN
QUÉ PRINCIPIOS PODRÍAMOS DECIR QUE SE SUSTENTA ESTA ACTIVIDAD?
-El coaching es una relación basada en el encuentro personal
y en la confianza, para que de la escucha activa, el acompañado pueda
con la ayuda del coach o acompañante ver dónde está, cuál o cuáles son sus
metas, que genere en sí mismo la consciencia necesaria y diseñe acciones,
establezca metas y se haga responsable de la gestión de su progreso. Para esto
se utiliza el diálogo que busca, como ya he dicho, el encuentro personal y,
conseguido dicho ‘encuentro’, mediante la
utilización de determinados recursos por parte del Coach, como preguntas
poderosas, metáforas, etc., sacar al acompañado de su zona de confort y que la
propia persona plantee sus retos.
-¿ES
TODO “TRIGO LIMPIO” EN ESTE MUNDO?
-En primer lugar, hay
algunos libros y teorías realmente
absurdas que no van más allá de un relativismo y falta de criterio impresionantes.
Le diría a cualquiera que lea esta entrevista que huya como de la peste de
libros que ya en el título o subtítulo “prometan” algo.
Por ejemplo: “Cómo aprender un idioma en 20 días
sin esfuerzo”. Lo malo es que si compras el libro, aunque sea inocuo, te
darás cuenta de que el titular es falso y habrás perdido tiempo y dinero.
Piensa en las dietas milagro, no digamos nada si hablamos de “cómo ser feliz en veinte días”. Aquí vendría
bien distinguir entre la felicidad
ficticia, vacía, carente de sentido y el “Nada te turbe, nada te falte […] sólo Dios basta”, de
nuestra gran Santa Teresa, que implica una felicidad trascendente y
plenificante.
Si una persona se va a dedicar al
acompañamiento, por ejemplo, como es mi caso, o a cualquier otra disciplina,
entonces sí, que invierta, se forme y con un adecuado asesoramiento compre
libros. “El Hombre en busca de sentido”, por
ejemplo, de Víctor Frankl amueblaría bien unas cuantas cabezas. Hay muy buenas webs y personas como Monseñor
Munilla, Obispo, que todos los años elabora un listado con libros buenos
que conviene leer o tener en mente. Esto, más que autoayuda, es dejarse ayudar.
-COMO
EMPRESARIO, SABE QUE SE HA PUESTO DE MODA EN EL MUNDO DE LA EMPRESA LAS
SESIONES Y CHARLAS SOBRE LA FELICIDAD O EL SENTIDO DE LA VIDA. ¿POR QUÉ EXISTE
ESTE DESEO EN EL MUNDO DE LOS EJECUTIVOS O LAS ALTAS FINANZAS?
-Lo que he visto en la relación
con otros coaches, con profesionales en las empresas, con las personas, en
suma, es que, en gran medida, el
relativismo, el “todo vale”, - mientras no robes o no mates -, el conseguir el éxito profesional a toda
costa y, por desgracia, también a veces, el trepar, se ha convertido en un modo de
vida. Y como el ser humano no encuentra la felicidad por ese camino, devora
cualquier libro de autoayuda en la búsqueda de la solución milagrosa. No tienes
más que ver cómo las librerías de los aeropuertos y estaciones de tren o
autobús están repletas de libros de autoayuda con títulos del estilo de cómo
ser feliz, cómo hacerte millonario, cómo dejar de trabajar, cómo, cómo, cómo…
Se trata, en el fondo, de conseguir
la felicidad rápidamente ya sea dinero, éxito, fama, dominio, poder.
El problema es que cuando las
personas se hacen preguntas profundas, cuando pelamos la cebolla llegamos al “para qué”. No sólo el por qué estoy aquí, sino el
para qué estoy, cuál es el propósito de mi vida, de nuestra vida y ahí es donde
muchas personas, coaches incluidos, prefieren cerrar los ojos y mirar hacia
otro lado porque resulta más cómodo y menos comprometedor. En el fondo nos asusta la dimensión de la verdad y lo que
ésta exige, porque lo que nos interpela nos mueve a actuar y nos
compromete.
-USTED
ES CATÓLICO, ¿SE PUEDE DECIR QUE PRACTICA UN COACHING CATÓLICO?
-Yo no hablaría tanto de coaching
católico como de coaching basado en valores cristianos. En esto el mejor coach de todos los tiempos es Cristo.
Si lees los evangelios en clave desapasionada y con la mirada técnica, - si es
que es posible hablar así -, de un coach, te das cuenta de cómo mira Cristo, cómo escucha, cómo
interpela, cómo descentra y cómo ama y transforma a toda persona
con la que se encuentra.
El catolicismo aporta la
humanidad y divinidad de Cristo, la Trinidad, el Amor entre Dios Padre, Hijo y
Espíritu Santo, integra a la mujer mediante la más excelsa de las mujeres,
María, nuestra Madre e integra la visión de la familia, bajo la tutela de San
José. Y, para cerrar el círculo, Cristo se queda presente y con nosotros hasta
el fin de los tiempos en la Eucaristía ¿Se puede
proponer algo mejor? Yo creo que no. Ahora bien, esto es importante, si
yo hago coaching lo haré desde mis valores más profundos, que son los que ya he
expuesto, pero no con afán adoctrinador sino buscando aquello
que sea mejor para esa persona, sea o no cristiana. Lo que nunca haré es acompañar en su viaje de
transformación a una persona que me proponga alcanzar metas que estén en
oposición a mis valores.
Puedes
contactar con Juan María López Osa a través de su
web, del correo electrónico info@juanmalopezcoach.es o a
través del teléfono 600 465 808.
-SI
UNA PERSONA TIENE PROBLEMAS SERIOS DE ORDEN DE VIDA O MENTALES, ¿NO BASTARÍA
CON ACUDIR A UN BUEN PSICÓLOGO/PSIQUIATRA CATÓLICO O DEJARSE GUIAR POR UN BUEN
DIRECTOR ESPIRITUAL? ¿DÓNDE ACABA EL CAMPO DE UNO Y EMPIEZA EL DEL OTRO?
-Si estamos ante una persona que
presenta problemas de ansiedad, depresión, trastornos de bipolaridad, bulimia,
etc., es evidente que requiere la atención de un profesional de la psicología o
la psiquiatría. Estas personas necesitan una terapia, un seguimiento y un
tratamiento que, en ocasiones, será farmacológico. En la dirección espiritual
una persona puede reorganizar los patrones de
vida pero con un objetivo muy concreto: el progreso en su vida espiritual.
El director propone pautas, proporciona consejos e, incluso, puede dar una orden
concreta. En el Coaching es la persona acompañada quien mediante el
acompañamiento del Coach fija sus propios objetivos. En un artículo publicado
en mi web titulado
"Cómo ayuda el coaching en la dirección
espiritual” abordo con más amplitud este tema.
-¿TODOS
TENEMOS QUE PASAR POR UN COACH? ¿EN QUÉ MOMENTO ES NECESARIO?
-No necesariamente pero sí muy
conveniente por tres razones. En primer lugar por prudencia. En la vida nos encontramos ante situaciones
que requieren un adecuado discernimiento. En ese momento un adecuado
acompañamiento puede resultar esencial, porque como dice el refranero “nadie es buen juez en propia causa” y si estamos
ciegos podemos tomar decisiones equivocadas. En segundo lugar por eficacia. Será mucho más
fácil alcanzar un objetivo concreto, que en esto consiste la eficacia. Y el
tercer punto es por eficiencia, es
decir, utilizando nuestros recursos, tiempo, esfuerzo, dinero, etc.
eficientemente, sin perdernos en cuestiones irrelevantes.
-HOY
NOS ENCONTRAMOS CON MUCHOS LIBROS DE AUTOAYUDA Y ESCRITORES DE MUCHA FAMA QUE
NOS PROMETEN LA FELICIDAD Y EL BIENESTAR. ¿CÓMO HACEMOS PARA DISTINGUIR LO
BUENO DE LO MALO?
-En primer lugar, lo de la
autoayuda es como lo del ciego que guía a otro ciego. Leer está muy bien,
aplicar lo aprendido, si es que hemos aprendido algo, es otro cantar. Aplicar
lo que hay en un libro se puede hacer, pero es muy complicado. No es que los
libros de “autoayuda” sean malos “per se”, ni mucho menos; de hecho, los hay muy
buenos; en lo que está mal es esto de la autoayuda, que sería algo
así como el auto medicarse, lo que sinceramente, es muy peligroso. Aquí ocurre lo mismo. Si
quieres afrontar un cambio positivo en tu vida déjate acompañar por alguien experto
que te aporte valor añadido y realmente pueda ayudarte.
-A
RAÍZ DE SU EXPERIENCIA Y FORMACIÓN, ¿CREE REALMENTE NECESARIA ESTA ACTIVIDAD
PARA LOS TIEMPOS QUE VIVIMOS? ¿CÓMO VE A LA SOCIEDAD Y AL HOMBRE DE HOY?
-Perdidos. Básicamente sin rumbo
y con un enorme vacío y tristeza. El ser humano anhela ser feliz. Los jóvenes
son una maravilla y quieren ser felices pero no se
les enseña a serlo ni se les muestra el camino.
Se nos vende o se nos quiere
vender una sociedad libre de dolor y sufrimiento, de enfermedades y viene un
virus, inundaciones o nevadas inmensas, un terremoto o una guerra y el ser
humano se da cuenta de su paso efímero por esta tierra. El problema de la
sociedad y el hombre de hoy lo definió magistralmente
Joseph Ratzinger cuando habló de que “se va
constituyendo una dictadura del relativismo que no reconoce nada como
definitivo y que sólo deja como última medida el propio yo y sus ganas”. Este es el gran problema. Es el drama del “me apetece” que tan certeramente denunciaba
también el Obispo José Ignacio Munilla.
Por eso, creo sinceramente que el
Coaching entendido como un proceso de acompañamiento sí puede ser importante.
Parto de una antropología y filosofía cristianas que
plenifican, que llenan de vida lo
que tocan porque se entregan en una donación de amor. Hablo de un Coaching
antropológicamente cristocéntrico que me descentra y descentra a
quien acompaño, sacándole de su zona de confort porque no estoy
ante un caso, sino ante una persona con toda su dignidad.
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