En la presentación del ministerio laical de catequista instituido por el Papa Francisco con el Motu proprio “Antiquum ministerium”, el presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, Mons. Rino Fisichella, señaló que el nuevo ministerio laical no debe confundirse con otros ministerios -como el del lectorado y del acolitado- ni mucho menos abarcará tareas específicas del orden diaconal, presbiteral o episcopal.
Al describir que el nuevo ministerio de catequista tiene una
dimensión vocacional y que estará al servicio del
obispo de cada Diócesis, Mons. Fisichella pidió no caer en ninguna forma de
clericalismo ya que se trata de un ministerio instituido para los fieles
laicos.
“No cabe duda de
que la institución de este ministerio, junto con el del acolitado y del
lectorado, permitirá tener un
laicado mejor formado y preparado en la
transmisión de la fe”, advirtió el prelado.
Por ello, el arzobispo indicó
que “este servicio, sin embargo, debe vivirse de
forma ‘secular’ sin caer en formas
de clericalismo que empañen la
verdadera identidad del ministerio, que debe expresarse no principalmente en el
ámbito litúrgico, sino en el ámbito específico de la transmisión de la fe
mediante el anuncio y la enseñanza sistemática”.
En esta línea, la autoridad
vaticana destacó la importancia de la formación de los catequistas que “no pueden ser improvisados, porque el compromiso de
transmitir la fe, además del conocimiento de sus contenidos, requiere un
encuentro personal previo con el Señor” y que se debe tener siempre
presente que “quien ejerce el ministerio de
catequista sabe que habla en nombre de la Iglesia y transmite la fe de la
Iglesia”.
De este modo, Mons. Fisichella
reconoció que “es evidente que no todos los que hoy son
catequistas podrán acceder al ministerio de catequista” ya que este ministerio “está reservado a quienes cumplen ciertos requisitos que
el Motu proprio enumera” como el de la “dimensión vocacional para servir a la Iglesia donde el
obispo lo considere más cualificado”.
“El ministerio no se
da para la gratificación personal, sino para el servicio que se pretende prestar a la Iglesia local y a
servicio de donde el obispo considere necesaria la presencia del catequista”, agregó el presidente del Pontificio Consejo para la promoción de la
Nueva Evangelización, oficina vaticana que tiene la competencia de monitorear
la catequesis en todo el mundo.
En esta línea, Mons.
Fisichella subrayó que este Pontificio Consejo se pone a disposición de las
Conferencias Episcopales para asesorar, pero remarcó que el proceso directo de institución y formación del
ministerio del catequista será de responsabilidad de cada Diócesis.
“La institución
del catequista a través del rito se llevará a cabo directamente por parte del
obispo porque el catequista
estará al servicio del obispo, estará al servicio de la Diócesis. Esto significa que, si el obispo
necesita del ministro catequista en otra parroquia, en otra zona de la
Diócesis, lo llamará, y no solo para realizar la instrucción catequística, sino
para organizar la catequesis, formar a los catequistas, etc. Es necesario
respetar la dimensión vocacional de la institución del ministerio laical”, reiteró el prelado.
Además, la autoridad vaticana
recordó que la Iglesia Católica
cuenta con “un ejército real” de millones y millones de catequistas
que “con buena voluntad, todos los días y en el
cansancio cotidiano, llevan adelante la transmisión de la fe a través de la
instrucción de la catequesis, a través de la formación de los catecúmenos
adultos, la preparación de las parejas al matrimonio” así como también
existen “catequistas que acompañan a las jóvenes
parejas cuando se preparan antes del Bautismo de los hijos, también
experiencias de catequesis a los padres cuando acompañan a sus hijos a recibir
la Primera Comunión y la Confirmación”.
Al referirse a la preparación
al Matrimonio, el arzobispo pidió no utilizar el término “curso prematrimonial”
porque “no se hacen ‘cursos prematrimoniales’, sino que es
una catequesis para prepararse a recibir el Sacramento del Matrimonio”.
Ante la pregunta que
relacionaba el nuevo ministerio laical con el debate sobre el diaconado
femenino y la ordenación de los viri probati, Mons. Fisichella resaltó que “cada carisma
en la Iglesia, cada ministerio en la Iglesia tiene su peculiaridad” y
pidió por lo tanto “no confundir los
ámbitos” como si uno
supliera o limitara al otro y recordó que “existe
una teología de los ministerios que ayuda a descubrir la peculiaridad de cada
ministerio, no solamente aquel ordenado (episcopado, presbiterado y diaconado)
sino también aquel típicamente laical”.
En este sentido, la autoridad
vaticana dijo que “la institución del ministerio
del catequista quiere valorizar la figura del catequista” y se enmarca “históricamente en este momento, después de la publicación del Directorio de la Catequesis”. Es decir, “se trata de un ulterior paso, que
da mayor identidad a un ministerio reconocido en el interior de la comunidad
cristiana”.
Finalmente, Mons. Fisichella
relató que la institución del nuevo ministerio del catequista se realiza
después de un proceso de estudio que duró más de cinco años en el cual se
consultaron también a diferentes conferencias episcopales y en el que
realizaron momentos de estudio entre expertos.
Por su parte, el delegado para la catequesis del Pontificio Consejo para la promoción de
la Nueva Evangelización, Mons. Franz-Peter Tebartz-van Elst, subrayó que “el ministerio del catequista se opone a una
clericalización de los laicos y a una laicización del clero” y que el Motu
proprio del Papa “se refiere claramente al peligro de que la definición
del perfil del ministerio del catequista lleve a una nueva forma de
clericalización”.
Por último, Mons. Tebartz-van Elst describió que “el
ministerio del catequista es un servicio que se adquiere con una formación
específica y sólida” por lo que “la calidad del ministerio catequética se
garantiza solo cuando el catequista está acompañado y cualificado para esta
vocación y tarea específica”.
“En el sexto punto del nuevo Motu proprio, el
Papa Francisco subraya que el catequista no debe asumir principalmente tareas o
litúrgicas o pastorales o responsabilidades de otros ministerios, sino que él
mismo es en su testimonio maestro y mistagogo, compañero y pedagogo de su
propia vocación y talento, evangelicamente entendido”, concluyó el delegado para la catequesis del Vaticano quien recordó
también la publicación del Motu proprio de San Pablo VI “Ministeria quaedam” sobre los ministerios laicos
instituidos.
POR MERCEDES DE LA
TORRE | ACI Prensa
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