GRANT HARTLEY, FORMADO COMO BAPTISTA, FUE RECIBIDO EN LA IGLESIA CATÓLICA EN LA PASCUA DE 2021.
Desde la pasada Semana Santa,
Grant Hartley es un joven converso a la fe católica. Además de
escritor, participa en podcasts y programas donde aborda la
sexualidad bajo la moral cristiana. Sin embargo, este es el último capítulo de
un largo viaje que ha contado
en America Magazine: Fue educado como baptista, y tanto entonces como
tras su conversión quiere vivir sus sentimientos homosexuales conforme
a su fe.
EL ATEÍSMO, IMPOSIBLE
PARA GRANT
Grant nació en la ciudad de St.
Louis, en el estado sureño de Misuri (Estados Unidos). Recuerda que sus
padres se preocuparon por educarle en la iglesia baptista incluso “desde antes de nacer: "Cuando tenía 8 años me
sometí a la autoridad de Jesús en mi vida y semanas después me bauticé. Supe,
como sé ahora, que la sangre de Cristo me limpia”.
“Pero años después,
cuando descubrí que era homosexual, me sentí sucio de nuevo. Crecer como gay y
baptista me hizo sentirme completamente solo: rezaba para que fuese una fase,
lo mantenía en secreto con miedo e incluso me preguntaba si Dios podría estar
enfadado conmigo”, relata. Pero “pronto supe que la falta de fe era una opción imposible para
mí”.
SE ENTREGÓ AL
APOSTOLADO CON HOMOSEXUALES
“Dios hizo todo lo
posible para reafirmar su amor por mí”, explica.
Grant comenzó a colaborar en un apostolado universitario evangélico durante la
universidad. Allí supo que Dios no le amaba de un modo abstracto o utópico: “Me atreví a
pensar que Cristo me tenía en mente al ofrecer su vida”.
Su colaboración con el apostolado
dio un nuevo sentido a su lucha personal. “Después
de manifestar mi homosexualidad, sentí la llamada de compartir el amor de Dios
con personas como yo. Esto me llevó a formar parte del personal del apostolado
que cambió mi vida”.
Grant se ha
comprometido al celibato y comparte el amor de Dios en el apostolado.
UNA SEXUALIDAD
COHERENTE CON SU FE
“Sentía una
responsabilidad especial por compartir el amor de Dios con otras personas
homosexuales, y al mismo tiempo, anhelaba vivir la coherencia con la ética
sexual”. Debido a su estudio de las
Escrituras, Grant compartía la enseñanza de la Iglesia católica sobre las
prácticas homosexuales, y se decidió a vivir el celibato
de por vida.
“Me desanimó la
hipocresía de tanta gente al demonizar las minorías mientras mira hacia otro
lado cuando se trata de los pecados sexuales de personas heterosexuales. Sentí
que la ética sexual debería ser vivida por todos –heterosexuales y homosexuales,
solteros y casados– y busqué alguna forma de unificar y dar sentido a las
enseñanzas bíblicas sobre moral sexual”.
Grant se inscribió a
clases de religión durante la universidad, y aprovechó para profundizar en su formación cultural. Esto le permitió ser
consciente de cómo los entornos de su infancia y adolescencia le hicieron ser
una persona individualista, incapaz de comprender toda la verdad de las
Escrituras.
SU VIDA NO ENCAJABA EN
LA IGLESIA EVANGÉLICA
“Comencé a sentir
que la única solución a esta perspectiva limitada pasaba por asimilar la gran
historia de Dios y su participación activa en la Iglesia”, explica: “Debía confiar en la tradición y la autoridad
de esa iglesia como si fuese un
ancla”.
Grant pasó años
meditado sobre esta decisión. Conceptos como su misión apostólica,
la coherencia, la historia de la Iglesia o su propia autoridad le acompañaron
hasta su conversión: “Como homosexual, me
había acostumbrado a sentirme fuera de lugar en los espacios evangélicos, pero comencé
a sentir que lo que no encajaba era la misma religión evangélica.
Comencé a ver como esos valores parecían mejor representados e incorporados por
la Iglesia católica”
CHESTERTON, WAUGH O
SHUSAKU ENDO LE ACOMPAÑARON
Durante su proceso de conversión,
Grant no estuvo solo. “El testimonio de otros
católicos iluminó mi camino. Gay y católico de Eve Tushnet fue un soplo
de aire fresco. También leí Retorno a Brideshead de Evelyn Waugh; Ortodoxia
de Chesterton o Silencio de Shusaku Endo”. Su “punto de inflexión”, llegó
con Paul Elie y La vida que salvas
puede ser la tuya. “Dorothy Day me enseñó cómo podía tener
una fe firme y coherente y realizar una búsqueda radical de la justicia”, añade.
“Me tomé mi
tiempo”, añade Grant. “Después de las primeras semanas yendo a misa,
volvía llorando a casa, abrumado por un cambio tan drástico", pero
acabó siendo para él "como la entrada a una
vida nueva”.
LA EUCARISTÍA, REMEDIO
PARA LOS DÉBILES
"Llegar a la
Iglesia católica no fue tanto una separación radical de todo lo que había
conocido antes, sino que fue un nuevo capítulo que me permitió abrazarlo y
construir sobre todo mi pasado", explica.
Desde la Vigilia Pascual de 2021,
Grant es miembro pleno de la Iglesia, y desde entonces, cree que “la Eucaristía no
es un premio para los perfectos sino un generoso remedio para los
débiles”.
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