domingo, 2 de abril de 2023

DOMINGO DE RAMOS EN LA PASIÓN DEL SEÑOR

Ciclo A. La contradicción de los hombres.

Por: Jesus Martí Ballester | Fuente: Catholic.net

¡HOSANNAS! Y ¡CRUCÍFICALO!, LA CONTRADICCIÓN DE LOS HOMBRES

1. Cuando vamos a comenzar a revivir la Semana Santa, la Iglesia, como que nos previene: Todo esto va a tener un final feliz, la Resurrección. Por eso con la Procesión de los Ramos celebrada con ritmo festivo, al aclamar a Cristo como el Hijo de David que viene en el nombre del Señor, adelantamos su Resurrección, proyectando sobre la Pasión la luz profética de la esperanza de la victoria..

2 En la procesión de los Ramos leemos a Mateo en el Ciclo A: a Marcos, en el B y en el C a Lucas. Hoy nos dice Lucas: "Llevaron el borrico, le echaron encima los mantos, y Jesús se montó. Muchos alfombraron el camino con sus mantos, otros con ramas cortadas en el campo" 11,1. "Con lo que se cumplió lo que dice el profeta: "Decid a la hija de Sión: Mira a tu rey, que viene a tí humilde, montado en un asno" (Mat 21,1). En cotraposición a los reyes victoriosos que hacían su entrada en las ciudades conquistadas montando a caballo, Jesús entra como rey en la ciudad santa humildemente, montado en un asno, signo de que es manso y humilde de corazón, según la profecía de Zacarías (11,11).

3 Lucas completa la narración de Marcos, contándonos el llanto de Jesús: "Al ver la ciudad, lloró por ella" (Lc 19,49). A medida que va avanzando hacia la muerte, se aprecia más la sensibilidad de Jesús, lamentando el pecado y la desgracia de su patria, y manifestando la ternura por sus discípulos.

4 Las dos primeras lecturas de los tres ciclos son las mismas. En cambio, la lectura evangélica es la de los tres sinópticos, como en la procesión. "Mi Señor me ha dado una lengua de iniciado, para saber decir al abatido una palabra de aliento. Cada mañana me espabila el oido para que escuche" Isaías 50,4. Escuchar atentamente y hablar. Para poder dar vida y ser fuerte, para soportar insultos y salivazos, para ofrecer la espalda a sus golpes, para seguir a Cristo, necesitamos escuchar profundamente e interiormente la palabra. Sólo ella nos dará la fuerza necesaria. Sin ella reaccionaremos al vaivén de nuestros sentimientos.

5 El salmo es una resonancia de la doliente lectura de Isaías: "Se burlan de mí, me acorrala una jauría de mastines, me taladran las manos y pies, se pueden contar mis huesos, se reparten mi ropa, se sortean mi túnica. Fuerza mía, ven corriendo a ayudarme " Salmo 21. ¿Lo hemos experimentado alguna vez? Hemos de estar preparados para cuando nos llegue la contradicción.

6. La lectura de la Pasión despliega ante nuestros ojos un tapiz en el que se mueve la vida toda y podemos estudiar a cada uno de los numerosos personajes que participan en el drama, y sacar lecciones para todas las situaciones de nuestra propia vida humana y cristiana. Proyectaremos el foco de nuestra atención en los principales protagonistas: Judas, Pedro, Pilato y Jesús.

7. "Entonces preguntó Judas, el que lo iba a entregar: ¿Soy yo acaso, Maestro? " Mateo 26, 16. ¡Hasta ahí llega la ingratitud del pueblo de Israel, hasta vender a su Pastor por treinta monedas (unos veinte dólares), que era el precio que se pagaba por un esclavo! Que lo haya profetizado Zacarías (11,12), es la prueba de que la pasión y muerte de Jesús estaba perfectamente prevista y diseñada. Existe un intento de diluir el cristianismo para transformarlo en un religiosidad multiforme universal y, por así decir, intercambiable. En estos momentos algunos tratan de poner una especie de «by pass» teológico que quiere ofrecer una salvación eterna, evitando presentar el mensaje de Iglesia y la persona de Cristo, crucificado y resucitado. Cristo vuelve a ser «piedra de escándalo». «La piedra que los constructores desecharon en piedra angular se ha convertido. Todo el que caiga sobre esta piedra, se destrozará, y a aquel sobre quien ella caiga, le aplastará» (Lc, 20, 17). Cristo, no es un Ser abstracto, principio de un mundo inocente que nunca se ha realizado, sino el Cristo en el momento en que rescata la humanidad del mal y la sublima con su sacrificio y con su victoria. También el pecado tiene un lugar en el proyecto del Padre. Pero, «¿cómo es posible que el Creador quiera un mundo en el que esté presente universalmente la culpa?. La respuesta tradicional indica que la libertad de la criatura es la causa de todo mal moral. A Dios se le atribuye tan sólo una "voluntad permisiva". Personalmente este concepto de "voluntad permisiva", evidentemente antropomórfico, parece insuficiente para explicar este interrogante. El Creador no ha querido la culpa: ha querido lo bueno que su sabiduría podía sacar de la deplorable alteración de la justicia provocada por la libre voluntad creada. Por eso, el pecado en el designio de Dios tiene un aspecto positivo, hasta el punto de que forma parte desde el inicio del proyecto divino. Judas, hombre mezquino, ambicioso y avariento, fué el instrumento, capaz de traicionar y entregar a su Maestro y desencadenar una tragedia tan enorme por unas monedas, para que se cumpliera la Escritura.

8. Su deseo de grandeza le impulsa, al sentirse fracasado en sus ambiciones y deseos y desilusionado por Jesús, a actuar amargado y resentido contra Él. No sólo no se separa como hacen los mediocres, sino, resentido y frustrado, quiere hacer daño al que lo ha hecho fracasar. Quiere vengarse. Siempre dispuesto a criticar, criticó a María cuando derramó el perfume de nardo sobre la cabeza y los pies de Jesús en casa de Lázaro, porque pudo haberse repartido su producto entre los pobres. Consiguió que los demás apóstoles secundaran la crítica, pero como Jesús la cortó alabando a la mujer que había hecho una obra buena, pues se había anticipado a ungirle para su sepultura, le molestó que el Maestro le riñera delante de todos. Y le guardó rencor. Era otro de sus defectos: no podía recibir ni un sólo reproche. Se apagaba de inmediato. Al menor roce, al instante plegaba las hojas como una pequeña sensitiva. Su convivencia era muy difícil. A veces, insoportable, porque a su lado en ocasiones se enrarecía el ambiente. Los demás sufrían y él se sentía raro y extraño, rechazado. El corazón no era limpio y vivía más fuera que dentro. Se escapaba en cuanto podía de la compañía del colegio. Cualquier motivo era suficiente para la huída. No asimiló nunca el espíritu de la familia escogida. Juan dice claramente que era ladrón (Jn 12,6). La oportunidad se la daba la bolsa que administraba sin dar cuentas a nadie. ¿En qué gastaba el dinero que robaba?. Y por dentro le recomía la estafa que le había hecho el Rabbí, quien encima, les predecía odios y persecuciones (Mt 26,6; Mc 24,3).

9. Así funciona Judas y por eso entrega y vende a su Maestro. Dominado por la avaricia, les propone a los sacerdotes: “¿Qué me dais si os lo entrego?” (Mt 26,15). ¿A cuántos habrá entregado antes?. Esa es su personalidad y su modo de actuar. Es un hombre que va almacenando rencor. Desde entonces se va endureciendo más y más “y andaba buscando ocasión propicia para entregarlo”. Mientras sus planes le salieron bien, siguió al lado de Jesús. El nombramiento de Pedro, Piedra de la Comunidad, el afecto evidente con que Jesús distingue a Juan, el discípulo amado, le reconcomían. Tuvo altibajos. Era inestable. Temporadas de coger a Jesús en brazos y otras, por el detalle más mínimo en el que se sintiera menos estimado o valorado, cerraba la boca, mostraba un semblante sombrío, violento y agresivo y bajaba allá abajo su tono, que no parecía el mismo. Su hipersensibilidad patológica y su psicología psicótica, causaron el cumplimiento de la Escritura.

10. Él había de ser él solo. Y él había de estar solo. Y las cosas se habían de hacer a su manera. Cuando se desilusionó de Jesús, no tuvo ni un sólo gesto de magnanimidad, ni de comprensión, bajo el carnet de humilde y estafado, se escondía una persona soberbia e insolidaria, incapaz de humillarse pidiendo perdón, antes se ahorcará. Sabe que ha cometido un grave pecado, entregando la sangre inocente; está despechado y arroja las monedas a los sacerdotes en el templo. Ni un momento de sensatez buscando a quien le puede salvar. No ha comprendido ni pizca a Jesús. Su vida y comportamiento iba por otros derroteros. Él era un nacionalista fanático y creyó que Jesús también iba por ese camino. Se había equivocado, y quería borrar ante los sacerdotes la huella de haber sido discípulo de Jesús, porque sabía que lo odiaban y le querían matar. Juan nos dice que Jesús lo había profetizado como diablo: "¿No he elegido yo a los doce? Y uno de vosotros es un diablo. Hablaba de Judas Iscariote, porque éste había de entregarle" (Jn 6, 70).Y se ahorcó. Fue llamado, tuvo un tiempo de felicidad, fue perdiendo gas en cosas pequeñas, hasta llegar a la monstruosidad. No era un hombre fuera de serie. Todos somos capaces de seguir el mismo camino.

11. Se escandalizó de la debilidad de Dios. Venía hace tiempo pensando que Jesús había sido un gran farsante; su vida y su misión un enorme fraude. ¿Cómo podía Dios estar con Jesús, si todo le salía mal? ¿Si sólo iba de fracaso en fracaso?. ¿Buscó infectar su maldad a alguno de sus compañeros? Lo intentó, como lo demuestra la crítica de la unción en Betania, pero por suerte, no encontró a nadie tan cicatero y rastrero como él, pese a la debilidad y cobardía generalizada. Su cinismo es patente: - “¿Soy yo, acaso, Maestro?”. Y con villanía monstruosa le dió un beso en el Huerto. Hasta se manchó los labios de sangre. Era la contraseña que les había dado, advirtiéndoles: "prendedlo y conducidlo bien sujeto". Le había visto hacer tantos milagros, que temía que se les escapara. En cambio, Jesús no le ha prendido a él. Le ha dejado libre. Como nos deja libres a todos. El no esclaviza ni fuerza, ni violenta la libertad de nadie.

12. ¿Se ha extinguido ya la raza de Judas? La traición y la deslealtad son semillas humanas y no anacrónicas. Hoy sigue habiendo Judas, que cuando pierden la ilusión, cuando se desengañan, cuando están amargados, se convierten en resentidos, y cuando se sienten postergados, reaccionan irracionalmente, sacan consecuencias falsas y son capaces de traicionar la amistad, tanto a nivel familiar, como social.

13. “Entonces Jesús dijo: “Me muero de tristeza”...Padre mío, si es posible que se aleje de mí ese trago”... Al encontrar a los discípulos dormidos, “dijo a Pedro: "Simón, ¿duermes?,¿no has podido velar ni una hora? Velad y orad para no caer en la tentación; el espíritu es decidido, pero la carne es débil”. Le vieron demacrado y pálido, cubierto de sangre y desencajado. Yo no tengo palabras para resaltar éstas de Jesús, tan amargas y trascendentales. Lo mejor que podremos hacer es dejarlas resonar en nuestro interior en profundo silencio: Morir de tristeza. No habéis podido orar conmigo una hora... Sin oración seremos vencidos. Acompañemos a Jesús con cariño y ternura que está sufriendo fuera de todo encarecimiento por nosotros. Y tomemos nota de cuál es en este momento cumbre de su vida, la recomendación que nos hace: “Orar”. No les dice a los discípulos: Convenced a Judas de que no lo haga. Id a hablar con Anás y con Caifás. Moveos. Ayudadme. Haced algo. Todo lo que les dice, lo que nos dice, es orad, estad conmigo y con el Padre. Dejad que el Padre disponga y haga su Voluntad. Y hacedlo con secillez, con simplicidad: “Pase de mí este cáliz”. Ni grandes discursos, ni muchas palabras: “repitiendo las mismas palabras”, anota Marcos. Hemos vivido unos años de verdadera algarabía en torno a la oración. Y no sólo en la Iglesia Católica, sino también en las separadas. Sobre la oración primero fue el silencio. Después la calumnia. Luego la omisión. Y ahora que se habla más de ella, creo que se habla más que se ejerce. Mientras, avanza el desierto. Con la teología radical de la muerte de Dios, no había posibilidad de diálogo con un Dios muerto. Con la crisis y falta de fe Dios no interesaba al hombre. La autonomía del hombre descartaba el trato con el Ser trascendente. Con la secularización y la desacralización, el trato con Dios era una forma alienante de la personalidad. La escasa coherencia de los orantes profesionales, daba origen a acusar a la oración de evasión y desencarnación de la vida. Y Jesús ha comenzado la Redención del género humano, orando y diciéndonos que oremos.

14. Vamos a ver en seguida los efectos de la omisión de la oración: "No conozco a ese hombre". Pedro no ha podido velar una hora con el Maestro y la falta de oración causa su caída y la caída de todo aquel que no vela. Y así sucedió: “Todos los discípulos le abandonaron y huyeron”. Pedro ha negado al Maestro hasta con juramento, cobardemente ante las criadas, confiando presuntuosamente en sí mismo, y poniéndose en la ocasión. Pero tiene más corazón que Judas. Llora y pide perdón a Jesús con la mirada. Probablemente fue a buscar a María, la madre de Jesús, para contárselo a ella y eso le salvó.

15. Si con atenta mirada avizoramos el panorama de la Iglesia que ora, prescindiendo de la que no ora, por los frutos veremos una multitud de principiantes. No han dejado el libro para orar, no han contemplado, y la soberbia, avaricia, lujuria, ira, gula, envidia, pereza, exclusivismo y petulancia campan por sus respetos. No es tanto la dejadez de la oración lo que importa, que también, cuanto los efectos que engendra esa omisión. Lizts el célebre pianista, sólía decir: si estoy un día sin tocar, lo noto yo, si dos días, lo nota mi mujer, si tres, lo nota el público.

16. "Pilato, queriendo dar gusto a la gente, les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarlo, lo entregó para que lo crucificaran". Pilato es el hombre que quiere tener contentos a todos: Al Emperador de Roma, a los sacerdotes, al pueblo, y a su conciencia. Se desespera y se irrita forcejeando por contemporizar con todos. Lo único que le preocupa y le interesa es no perder ni su prestigio ni su cargo. Es esclavo de su propia situación.

17. Pilato es actual, está de moda. Cuando se vive una vida tan materialista como la moderna, el pueblo se traga el quebrantamiento de todas las leyes morales: sólo reacciona ante la pérdida del pan, del puesto de trabajo, del cargo de prestigio, de la reacción que ciertas medidas o el cumplimiento de la justicia en casos concretos, puedan producir en los electores. Pilato es esclavo de la opinión, de la ambición. Además, es un figurón, por eso ambicionó e hizo los imposibles y se sometió a las bajezas mayores para con seguirlo. ¡Y lo que tanto le costó no está dispuesto a perderlo ahora! Le preguntaron al caracol cómo había subido tan alto y contestó: “Lamiendo y arrastrándome”.

18. Entre tanta miseria, la lectura de la Pasión nos presenta a Cristo moribundo de amor: "Jesús dio un fuerte grito y expiró". Es la fulgurante manifestación del amor de Jesús, que entrega su vida por la Verdad, y para que sus discípulos tengan vida y se vean siempre libres de todo género de esclavitud.

19. "Al llegar el mediodía, toda la región quedó en tinieblas hasta la media tarde". "Se eclipsó el sol", dice Lucas 23,45), y Mateo 27,51: “la tierra tembló”, “las rocas se rajaron” “las tumbas se abrieron". Es el luto cósmico por la muerte de su Creador. "Toda la tierra ha de estremecerse ante el suplicio del Redentor: las mentes infieles, duras como la piedra, han de romperse, y los que están en los sepulcros, quebradas las losas que los encierran, han de salir de las moradas de muerte" (San León Magno). Al morir Jesús, comienzan a encenderse algunas luces alrededor de la cruz: Las palabras del centurión pagano: "Verdaderamente este hombre era hijo de Dios" y la abolición de la ley vieja: templo, sacerdocio y víctimas animales, sustituidas ya por la Víctima Divina, simbolizado en: "El velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo. La cortina, que separaba el Sancta Sanctorum del santuario o Santo, impedía a los sacerdotes la visión de Dios, desde ahora ningún hombre tendrá impedimento para ver a Dios, rasgado el velo que impedía su visión. Y, recordando que Jesús había dicho: "Destruid este santuario que yo lo levantaré en tres días" (Jn 2, 9) refiriéndose al santuario de su cuerpo, el evangelista no piensa en el templo de Jerusalén, sino en Jesús, verdadero santuario donde, rasgada su humanidad por la muerte, se puede ver a Dios cara a cara. Pablo hablará más tarde de la comunidad cristiana como templo del Espíritu (1 Cor 3,16).

20. Reconciliémonos con Dios en estos días de Semana Santa. A ello nos exhorta el Catecismo: "El que quiere obtener la reconciliación con Dios y con la Iglesia debe confesar al sacerdote todos los pecados graves que no ha confesado aún y de los que se acuerda, tras examinar cuidadosamente la conciencia. Sin ser necesaria, de suyo, la confesión de las faltas veniales, está recomendada vivamente por la Iglesia". Juan Pablo II agradece a los presbíteros del mundo el indispensable servicio que ofrecen a través de su disponibilidad para dispensar el sacramento del perdón, «una de las expresiones más significativas de su sacerdocio». Teniendo en cuenta que «el anuncio de la verdad, en especial cuando esta es de orden moral-espiritual, es mucho más creíble cuando quien la proclama, no es sólo un doctor desde el punto de vista académico, sino sobre todo un testigo existencial». Un testimonio ofrecido evangélicamente a través de «la humildad de las virtudes practicadas y no ostentadas».

21. Recuerda también que el sacramento de la Reconciliación confiere no sólo el perdón de Dios por los pecados cometidos, sino también gracias especiales para superar las tentaciones y evitar las recaídas, y desea el regreso de los fieles a la práctica sacramental de la confesión.

22. Y exhorta a los confesores a educar a los fieles con una catequesis apropiada y profunda en la gran ayuda que recibimos con las indulgencias, que «lejos de ser una especie de descuento en el compromiso de conversión, son más bien una ayuda para un compromiso más disponible, generoso y radical en la misma conversión».

JESUS MARTI BALLESTER.

LA ENTRADA DE CRISTO A JERUSALÉN.

Domingo de Ramos. ¿Qué tanto soy capaz de seguir a este Cristo, que como rey, va a ser sacrificado por mí?

Por: P. Cipriano Sánchez LC | Fuente: Catholic.net

El día de hoy para acompañar a Cristo en su pasión, su muerte y su resurrección, vamos a centrar nuestra reflexión en la entrada de Cristo a Jerusalén

La entrada Mesiánica de Jesús en Jerusalén, tal como la presenta San Juan, se encuentra centrada en un contexto muy particular. No hay que olvidar que los evangelios son una carga espiritual, teológica, de presencia de Cristo. Por así decirlo, son un retrato descrito.

San Juan ubica la entrada de Cristo en Jerusalén, por una parte, en el contexto de la unción de Betania, en la que se ha vuelto a hablar de la resurrección. Junto con este aspecto de la resurrección aparece, como sombra constante, la determinación de los sumos sacerdotes para deshacerse de Cristo. Y como un segundo trasfondo de la entrada de Cristo en Jerusalén está el contexto del discurso de Jesús sobre el grano de trigo que tiene que caer y morir para dar fruto.
Dice el Evangelio: "Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del Hombre. En verdad, en verdad os digo: si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere, da mucho fruto". En el texto del grano de trigo se vuelve a repetir el mismo dinamismo que se encierra en la voz de "lo he glorificado", junto con la conciencia clara de la presencia inminente de la pasión.

A nosotros nos llama mucho la atención que todo el misterio de la entrada de Jesús en Jerusalén quiera estar enmarcado en este contraluz de muerte y resurrección (el grano de trigo que muere para poder dar fruto), pero, independientemente de que pueda ser un poco literario, este contexto nos permite ver lo que es exactamente la entrada de Cristo en Jerusalén.

Por una parte vemos que el pueblo realiza lo que estaba escrito que tenía que realizar: "Esto no lo comprendieron sus discípulos de momento; pero cuando Jesús fue glorificado, se dieron cuenta de que esto estaba escrito sobre él, y que era lo que le habían hecho".

Por otra parte, la voz del pueblo es un signo que indica lo que Cristo es verdaderamente: "Bendito el que viene en el nombre del Señor, el Rey de Israel". Sin embargo, como tantas veces sucede con Cristo, los hombres actúan sin saber que están actuando de una forma profética. El pueblo no sabe lo que hace, pero aclama el triunfo y el éxito maravilloso de un taumaturgo que resucitará. Además, las palabras de la gente tienen un total carácter de proclamación mesiánica, por la que Cristo se presenta como liberador de Israel. Y así, Cristo cumple un gesto mesiánico que Zacarías había profetizado: "No temas, hija de Sión; mira que viene tu Rey montado en un pollino de asna". Cristo se sienta en el asno, aceptando con ello el que se le proclame Rey, realizando así la profecía de Zacarías.

Sin embargo, esto no obscurece su conciencia de que su mesianismo no es de tipo mundano, sino que esta unción como Mesías, esta proclamación, es el camino que lo va a llevar a la cruz. No hay que olvidar que el Mesías es el que resume, en sí mismo, todos los símbolos de Israel: el profeta, el sacerdote, el rey. Y como dijo el mismo Cristo, es el profeta que va a morir en Jerusalén, y es el sacerdote que llega hasta donde está el templo para ofrecer el sacrificio.

Pero, junto con esta visión externa que nos puede ayudar a preguntarnos: ¿qué tanto soy capaz de seguir a este Cristo, que como rey, profeta y sacerdote va a ser sacrificado por mí?, yo les invitaría a contemplar el alma de Cristo, el interior de Cristo en su entrada a Jerusalén.

El alma de Cristo tiene ante sí, con una gran claridad, el plan de Dios sobre Él. Cristo sabe que Dios ha querido unir su glorificación con el misterio de la pasión. Es una gloria que pasa a través de la infamia y del rechazo de los hombres, una gloria que pasa por la paradoja de los planes de Dios, una gloria que quiere pasar por la total donación del Hijo de Dios para la salvación de los hombres.

Cristo tiene claro en su alma este plan de Dios, y con toda libertad y con toda decisión, lo acepta. Él sabe que al ser proclamado Rey, y al entrar en Jerusalén como Mesías, está firmando la sentencia que le lleva al sacrificio, y sin embargo, lo hace. Entonces los fariseos comentaban entre sí: "¿Veis cómo no adelantáis nada?, todo el mundo se ha ido tras él". Él sabe que la exaltación real que a Él se le dará cuando sea levantado, es la de la cruz, la del cuerpo para el sacrificio.

La cruz será su gloria de dominio, será su palabra profética de discernimiento y también será la unción con la que su cuerpo será marcado como sacerdote de la Nueva y Eterna Alianza. La cruz será su trono de dominio desde el que Él va a atraer a todos los hombres hacia sí mismo: "Y cuando yo sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí". En su alma aparece el deseo de donarse, porque ha llegado la hora para la que había venido al mundo, la hora del designio de amor sobre la humanidad, la hora por la que Dios entre, de modo definitivo, en la vida de los hombres por la gracia de la redención.

Sin embargo, todos los sentimientos se van mezclando en Cristo. Así como es consciente de que ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del Hombre, es también consciente de que el grano de trigo tiene que caer en tierra para poder dar fruto: "Pero mi alma se turba, ¿y cómo voy a decir? ¡Padre, líbrame de esta hora! Pero es para esta hora que yo he venido al mundo."

Podríamos terminar con una reflexión sobre nosotros mismos, sin olvidar que nuestra vocación cristiana también es una perspectiva de la luz que pasa a través de la cruz: Mi vocación es luminosa solamente cuando pasa a través de la cruz. Tiene que pasar por el mismo camino de Cristo: la aceptación generosa de la cruz, la aceptación generosa de los signos que nos llevan a la cruz.

Para Cristo, el signo de la entrada de Jerusalén, es el signo que le lleva a la cruz; para nosotros cristianos, nuestro Bautismo es un signo que nos indica, necesariamente, la presencia de la cruz de Cristo. Se trata de ser seguidor de Cristo, marcado con el signo indeleble de la cruz en el corazón y en la vida. El cristiano ha de ser capaz, como Cristo, de recoger los frutos de vida eterna del árbol fecundo de la cruz, para uno mismo y para sus hermanos.

Para quien juzga según Dios, la abnegación es Sabiduría Divina envuelta en el misterio de Cristo crucificado. No existe otro camino para ser seguidor de Aquél que no ha venido para ser servido sino para servir y dar su vida en rescate por muchos.

Toda la vida de Cristo, y particularmente su pasión, tiene un profundo significado de servicio para la gloria del Padre y para la salvación de los hombres. El Primogénito de toda criatura -al cual corresponde el primado sobre todas las cosas que son en el cielo y en la tierra-, el que viene en el nombre del Señor, el rey de Israel, se ha hecho siervo de todos los hombres y dado a muerte en rescate de sus pecados.

Cristo entra en Jerusalén; Cristo nos habla del grano de trigo, nos habla de ser exaltados en la cruz, y nos hace una pregunta que tenemos que responder: "¿Puedes beber del cáliz que yo beberé?."

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 P. Cipriano Sánchez LC

CON MARÍA, EN DOMINGO DE RAMOS

Después de cada Domingo de Ramos viene el Jueves Santo, y el gallo también cantará tres veces para ti.

Por: María Susana Ratero | Fuente: Catholic.net

¿Sabes, María...? El lunes empezamos la Semana Santa, mañana es domingo de Ramos.. Por misericordia de Dios, este año he tomado mayor conciencia de del sentido de estos días en mi propia vida, por un exquisito detalle de amor de mi Señor he aprendido a ver, en mi propio dolor, no una ausencia de Dios, sino una presencia real de su amor, dándome, en cada momento difícil, la oportunidad de transitar con Él mi propio camino de Salvación….por eso quiero acercarme hoy a ti, maestra del alma, para que, como mi madre que eres, me tomes de la mano y me muestres el camino hacia tu Hijo.

- El camino hacia mi Hijo, el único camino que vale la pena transitar… Mi alma quisiera que todos anhelaran ese camino… pero. No importa, no hablaremos de eso ahora, ven vamos a Jerusalén, que la gente ya se está acercando a Jesús y nos costará trabajo abrirnos paso entre la multitud…

Y te sigo... ¿Qué otra cosa puedo hacer? Si seguirte termina siendo siempre luz para el corazón, paz para el alma.

Tal como lo dijiste, la gran multitud que había venido para la fiesta de la Pascua se enteró de que Jesús se dirigía a Jerusalén… llegamos justo cuando Jesús estaba montando un asno para entrar a la ciudad, la gente se apretujaba por acercársele, muchos habían visto la resurrección de Lázaro y daban testimonio… nos acercamos, vimos a las mujeres de Galilea, silenciosas, que le seguían a Él por donde fuera, tú, Madre querida, te acercaste para verlo sin que Él lo notara, tenías ganas de abrazarle, de cuidarle, de atenderle como cuando era pequeño. Le nombraste Jesús, amor de mi alma Fue apenas un susurro en el griterío de la gente, apenas si yo, que estaba pegadita a vos, lo oí con dificultad. Pero el alma de tu Hijo te oyó, giró la cabeza y sus ojos purísimos y mansos se encontraron con los tuyos, fue una mirada larga, llena de palabras que iban de corazón a corazón. Por un instante sé que estuvieron en ese lugar sólo ustedes dos, miles de ángeles inclinaron la cabeza con respeto, fue una mirada de amor profundo, de entrega sin límites a la Voluntad del Padre, una mirada de despedida.

Luego Él se volvió a las gentes, el tosco animal inició su marcha triunfal, mientras el pueblo extendía sus mantos como improvisada alfombra real… las ramas de olivos, arrancadas por cientos de manos, fueron verdes pañuelos que saludaban al Mesías, claro, que en ese momento nadie pensaba que los verdes pañuelos hoy serían ramas marchitas en pocos días, que se quemarían con el fuego de la indiferencia o el abandono. Al llegar a la pendiente del monte de los Olivos, comenzamos a escuchar de mil gargantas..." ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Paz en el Cielo y Gloria en las Alturas!"

Tú y yo, María, caminábamos entre las gentes, nadie te reconocía, nadie veía en ti a la mujer por cuyo sí hoy tenían ellos a quien aclamar.

Mucha gente - dijiste con tristeza- mucha gente hoy, como en la multiplicación de los panes o en el sermón de la barca, todos le dejarán solo en pocos días…

- Señora - y sentí vergüenza por mi, ya que muchas veces yo le había saludado desde mi Monte de los Olivos y le había dejado solo después- cuanto nos ama tu Hijo, cuanto.

Mi corazón puede sentir la angustia del suyo, hija mía, al mirarle, hace un momento, note una mirada triste, aunque no arrepentida de su decisión, angustiada, mas no por Él sino por toda esta gente, solitaria, porque su alma sabía que este bullicio es pasajero, decidida, porque mi Hijo vino para hacer la Voluntad del Padre, valiente, porque sabia que aún faltaba la lucha final y estaba determinado a vencer pues su victoria es nuestra única esperanza. Una mirada en paz, con la tranquilidad profunda de la verdadera libertad que es hacer lo que debe hacerse, aquello para lo que cada ser fue concebido desde el principio de los tiempos.

- Señora ¿Iras a la casa donde se hospedará Él?, es que así le tendrás mas cerca.

- No, yo estaré cerca, Él sabe que estoy, mas debo dejarle en libertad, Él debe cumplir su misión hasta el final… y ambas sabemos la clase de final.

- ¿Qué siente tu corazón ahora, Madre querida? Perdona la torpeza de la pregunta, pero... Es admirable como estas de pié, en silencio, sin gritos, aun en medio del dolor te mantienes serena. ¿De donde sacas fuerza, Señora?

- Pues del mismo por quien sufro, amiga mía. Verás, cuando el ángel me anunció que sería la madre del Mesías, yo sentí que aceptar era como dar un gran salto al vacío, pero sabía que mas vacía quedaría si me negaba. Desde ese momento hasta hoy he pasado por muchísimas circunstancias que me han ido enseñando quien es en realidad este Hijo mío, que es mío pero no me pertenece, aprendí que ser su mamá era sólo ser un puente, que mi "sí" unía su decisión de salvar la humanidad con la humanidad misma, pero nada más, no me asistía el derecho de anteponer mis sentimientos a su misión salvadora, debía aprender el valor de la renuncia, debía aprender que, la única manera de estar junto a Él era estar desde lejos.

- Señora ¿Qué debe aprender mi alma de este día?

- Debe aprender que es fácil reconocerle y amarle cuando todo marcha bien, que no es gran merito aclamar su nombre cuando todos lo hacen y "queda bien" debes recordar que, después de cada Domingo de Ramos viene el Jueves Santo, y el gallo también cantará tres veces para ti.

- ¿QUÉ HACER, ENTONCES?

- Seguirlo siempre, aun en medio de tu propio dolor, ver que te espera detrás del sufrimiento, que no te deja sola, que está contigo, sobre todo cuando tu crees que está lejos. Recuerda siempre que Él te amó tanto que padeció todo esto por ti, para que tuvieses vida eterna.

Seguimos a Jesús hasta que llegó a la ciudad, luego Él fue al Templo, Maria quedó contemplándole desde lejos. Antes de entrar al recinto Jesús la miró desde lo profundo del alma, su mirada era... indescriptible, una extraña mezcla de amor, tristeza, paciencia y soledad. En pocos días todo habría terminado y, al mismo tiempo, todo habría comenzado...

- Hija querida- dijiste mientras me abrazabas con ternura- espero que tu corazón haya aprendido, haya crecido, haya conocido de cuanto es capaz el amor de Dios... aunque, hija mía... la verdadera dimensión de ese amor no puede ser comprendida en este mundo...

- Gracias, Señora mía, por este tiempo que nos dedicas a tus hijos.... gracias....
Y te fuiste... te fuiste y te quedaste al mismo tiempo.... como dice la Escritura, nadie puede separarnos del amor de Cristo... y, por consiguiente, Señora mía, tampoco nadie puede separarnos de tu amor....


Amigo, amiga que lees estas líneas... ten un Domingo de Ramos acompañado de María

NOTA:

Estos relatos sobre María Santísima han nacido en mi corazón y en mi imaginación por el amor que siento por ella, basados en lo que he leído. Pero no debe pensarse que estos relatos sean consecuencia de revelaciones o visiones o nada que se le parezca. El mismo relato habla de "Cerrar los ojos y verla" o expresiones parecidas que aluden exclusivamente a la imaginación de la autora, sin intervención sobrenatural alguna.

María Susana Ratero

EL PAPA PRESIDE LA MISA DE RAMOS: «ÉL SUFRIÓ EL ABANDONO PARA NO DEJARNOS REHENES DE LA DESOLACIÓN»

 FRANCISCO, RECUPERADO PERO VISIBLEMENTE FATIGADO, PRONUNCIÓ SU HOMILÍA ANTE MILES DE FIELES

El Papa, ya recuperado de la bronquitis que le llevó a ser ingresado en el hospital, ha podido presidir el Domingo de Ramos: "El abandono no es el final, porque Jesús ha estado allí y está ahora contigo".

La Iglesia universal celebra el Domingo de Ramos. En la Plaza de San Pedro del Vaticano, en una mañana soleada, 30.000 fieles llegados de Roma y del resto del mundo participaron de la Eucaristía presidida por el Papa Francisco. Un Santo Padre recuperado de la bronquitis, aunque visiblemente fatigado.

Con una breve celebración en el "obelisco vaticano", en la que había varios cardenales de la Curia, comenzó la Misa del Domingo de Ramos en el Vaticano. Posteriormente se realizó la Procesión de Ramos hasta el altar central. Francisco, que no usaba silla de ruedas en esta ocasión, fue trasladado en "papamóvil" por el pasillo central. 

LE QUEDABA UNA CERTEZA

"El sufrimiento de Jesús fue grande cada vez que escuchamos el relato de la Pasión nos conmueve. Sufrió en el cuerpo: de las bofetadas a los golpes, de la flagelación a la corona de espinas, hasta llegar al suplicio de la cruz. Sufrió en el alma: la traición de Judas, las negaciones de Pedro, las condenas religiosas y civiles, las burlas de los guardias, los insultos bajo la cruz, el rechazo de muchos, el fracaso de todo, el abandono de los discípulos", comenzó diciendo el Papa en su homilía.

Con una breve celebración en el 'obelisco vaticano', con la presencia de varios cardenales de la Curia, comenzó la Misa del Domingo de Ramos en el Vaticano.

Sin embargo, hay un dolor mayor, aseguró el Papa. "En todo este dolor, a Jesús le quedaba una certeza: la cercanía del Padre (...). Pero ahora sucede lo impensable; antes de morir grita: 'Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?'. Este es el sufrimiento más lacerante, el del espíritu; en la hora más trágica, Jesús experimenta el abandono de DiosNunca antes había llamado al Padre con el nombre genérico de Dios", afirmó.

"El verbo 'abandonar' en la Biblia es fuerte; aparece en momentos de extremo dolor: en amores fracasados, negados y traicionados; en hijos rechazados y abortados; en situaciones de repudio, viudez y orfandad; en matrimonios agotados, en exclusiones que privan de vínculos sociales, en la opresión de la injusticia y la soledad de la enfermedad. Cristo llevó todo ello a la cruz, tomando sobre sí el pecado del mundo", añadió Francisco.

SOLIDARIO HASTA EL EXTREMO

El Papa, en este punto, animó a hacerse una pregunta. "¿Por qué llegó a ese punto? La respuesta es una sola: por nosotros. Se hizo solidario con nosotros hasta el extremo, para estar con nosotros hasta las últimas consecuencias. Para que ninguno de nosotros pudiera considerarse solo e insalvable. Experimentó el abandono para no dejarnos rehenes de la desolación y estar a nuestro lado para siempre", aseguró.

"El verbo 'abandonar' en la Biblia es fuerte; aparece en momentos de extremo dolor: en amores fracasados, negados y traicionados; en hijos rechazados y abortados".

"Hermano, hermana, lo hizo por ti, por mí, para que cuando tú, yo, o cualquiera se vea entre la espada y la pared, perdido en un callejón sin salida, sumido en el abismo del abandono, absorbido por el torbellino del 'por qué', pueda tener esperanza. No es el final, porque Jesús ha estado allí y está ahora contigo", continuó diciendo el Papa.

Francisco expresó cuál era el sentido del sacrificio que hizo Jesús. "Él, el Padre y el Espíritu sufrieron el alejamiento del abandono para acoger en su amor todos nuestros distanciamientos. Para que cada uno de nosotros pueda decir: en mis caídas, en mi desolación, cuando me siento traicionado, descartado y abandonado, Tú estás ahí, JesúsEn mis fracasos, Tú estás conmigo. Cuando me siento errado y perdido, cuando ya no puedo más, Tú estás ahí, Tú estás conmigo", comentó.

"En el abandono sigue amando a los suyos que lo habían dejado solo y perdona a los que lo crucifican. Así es como el abismo de nuestra maldad se hunde en un amor más grande, de modo que toda nuestra separación se transforma en comunión; toda distancia en cercanía; toda oscuridad en luz. El culmen de nuestra miseria es abrazado por la misericordia. He aquí quién es Dios y cuánto nos ama. ¡Cuánto nos quiere! ¡Cuánto le hemos costado!", expresó.

"Hay tantos cristos abandonados invisibles, escondidos, que son descartados con guante blanco: niños no nacidos, ancianos que han sido dejados solos, enfermo no visitados, discapacitados ignorados, jóvenes que sienten un gran vacío interior sin que nadie escuche realmente su grito de dolor. Jesús abandonado nos pide que tengamos ojos y corazón para los abandonados", expresó Francisco. 

ReL

sábado, 1 de abril de 2023

SACRIFICIO DE SALVACIÓN PARA TODO EL MUNDO

No debe haber barrera, ni cultural, ni política, ni económica, que nos impida acercar a Cristo a los hombres.

Por: P. Carlos M Buela | Fuente: Instituto del Verbo Encarnado

En el Evangelio se nos dice: vendrán muchos de oriente y de occidente, del norte y del sur, y se pondrán a la mesa en el Reino de Dios. (Lc 13,29).

El universalismo cristiano es abierto por el sacrificio de la cruz, en la cual Jesús derrama su sangre por muchos, para el perdón de los pecados (Mt 26,28). Allí, en la cruz de Cristo, tienen acceso todos los hombres al Reino de Dios.

La Misa , «representación objetiva y aplicación del sacrificio cruento del Calvario», se ofrece también por todos: se entregó a sí mismo para redención de todos (1Tim 2,6), de ahí que San Juan Crisóstomo diga que el sacerdote que sacrifica «ora por todo el mundo y suplica a Dios sea propicio por los pecados de todos».

Hay dos categorías de hombres que son los sujetos pro quo (por quien) se ofrece el sacrificio de la Misa: los vivos y los difuntos.

Entre los vivos, unos son fieles justos, miembros vivos de Cristo y de la Iglesia; otros, pecadores, unidos a la Iglesia por el vínculo de la fe; otros, herejes y cismáticos y públicamente excomulgados; otros finalmente, infieles.

Entre los muertos, unos son santos, en posesión de la felicidad eterna; otros, sujetos a expiación en las llamas del purgatorio .

POR ESO EN LA LITURGIA SE DICE :

– «Sacrificio que te ofrecemos, ante todo, por la Iglesia Santa y Católica»;
– «Acuérdate de tu Iglesia extendida por toda la tierra»;
– que esta Víctima «traiga la paz y la salvación al mundo entero»;
– «reúne a todos tus hijos dispersos por el mundo»;
– «Sacrificio agradable a ti y salvación para todo el mundo»;
– «acuérdate de todos aquellos por quienes te ofrecemos este sacrificio… de todo el pueblo santo y de aquellos que te buscan con sincero corazón»;
– «acuérdate de cuantos viven en este mundo».

De ahí que el sacrificio de la Misa, no solo puede aplicarse en la integridad de sus frutos a los bautizados vivientes, sino también por los infieles o no bautizados, tanto en general, por todos, cuanto en especial, por cada uno de ellos (siempre que no haya escándalo o se mezcle error o superstición).

POR ESO ENSEÑA SAN PABLO:

Ante todo recomiendo que se hagan plegarias, oraciones, súplicas y acciones de gracias por todos los hombres; por los reyes y por todos los constituidos en autoridad , para que podamos vivir una vida tranquila y apacible con toda piedad y dignidad (1Tim 2,1–2). San Pablo dice por todos los hombres, –aún por los reyes que eran infieles–, ya que Cristo murió por todos (2Cor 5,15). Y habla de preces públicas, no de preces privadas. Por eso Tertuliano podía decir: «Sacrificamos por la salud del emperador».

Dice San Juan Crisóstomo: «El sacerdote es como el padre común del orbe. Conviene, pues, que el sacerdote cuide de todos, como Dios de quien es sacerdote». ¿Qué significa ante todo? Significa en el culto diario.

Y San Agustín: «Que ninguno, dada la estrechez de mira del humano conocimiento, juzgue que estas cosas no se han de hacer por aquellos de quien la Iglesia sufre persecución, puesto que los miembros han de ser reclutados de entre los hombres de toda raza y linaje».

Los infieles no son oferentes (como los bautizados); sin embargo, la Misa puede ofrecerse en su favor. No se ofrece por ellos en calidad de cooferentes –como los bautizados–, sino que se ofrece por ellos para que, si lo quisieren, se conviertan de infieles en fieles.

La Eucaristía, en cuanto sacrificio, tiene efecto también en otros por quienes se ofrece, en los que no preexige la vida sobrenatural en acto, sino sólo en potencia.

El sacrificio de la Misa puede ofrecerse por los infieles de dos maneras:

– Indirectamente: ofreciéndolo por la paz y prosperidad de la Iglesia y por su extensión en todo el mundo, y por tanto, por la conversión de los mismos infieles, ya que la Iglesia se aumenta y dilata por la conversión de los paganos.

En la anáfora de San Serapión: «Reúne tu santa Iglesia de toda gente y de toda tierra, de toda ciudad y pueblo, y casa, y haz una Iglesia católica, viva». Se ve que ningún hombre es extraño a la Iglesia. Sólo se hace extraño a la Iglesia cuando se le termina el tiempo del vivir en este mundo, si muere rebelándose contra la voluntad de Dios, sin arrepentimiento. Cosa que sólo puede juzgar Dios.

– Directamente: impetrando el bien espiritual y temporal de los infieles que convenga a su salvación.

Queridos hermanos, tener un corazón sacerdotal es tener un corazón semejante al de Cristo: él quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad (1Tim 2,4), por eso mandó a los apóstoles: Id por todo el mundo... (Mc 16,15) ¿Trabajamos sobre nosotros mismos para tener un corazón así?

Un corazón sacerdotal debe ser universal, debe tener solicitud por todas las Iglesias (2Cor 11,28), debe tener preocupación para que el Reino de Dios se extienda por toda la tierra. Debe tener un corazón ancho como el mundo.

Un corazón sacerdotal debe hacer todo lo que está a su alcance para la extensión del Reino de Dios sobre la tierra. ¿Hago todo lo que puedo? ¿Aprovecho la Misa diaria para unirme al Corazón Sacerdotal de Cristo en esta intención? ¿Busco ampliar mi mente y ensanchar mi corazón... hasta las islas lejanas (Sir 47,16), hasta los confines de la tierra (Mi 5,3)?

No debe haber barrera, ni lingüística, ni cultural, ni política, ni económica, que nos impida acercar a Cristo a los hombres, porque la Santa Misa es sacrificio de salvación para todo el mundo.

LA FRATERNIDAD, AMOR Y AMISTAD

La Semana Santa debe ser un tiempo de reflexión, de leer la Palabra de Dios y encontrar el mensaje para nuestra vida. Esta reflexión intenta ayudarnos con esa tarea.

Por: P. Crispin Hernández Mateos | Fuente: Alforjas de Pastoral

1. LECTURA DEL TEXTO BÍBLICO ¿QUÉ DICE EL TEXTO?

"Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. Durante la cena, cuando ya el diablo había puesto en el corazón a Judas Iscariote, hijo de Simón, el propósito de entregarle, sabiendo que el Padre le había puesto todo en sus manos y que había salido de Dios y a Dios volvía, se levanta de la mesa, se quita sus vestidos y, tomando una toalla, se la ciñó. Luego echa agua en un lebrillo y se puso a lavar los pies de los discípulos y a secárselos con la toalla con que estaba ceñido. Llega a Simón Pedro; éste le dice: "Señor, ¿tú lavarme a mí los pies?" Jesús le respondió: "Lo que yo hago, tú no lo entiendes ahora: lo comprenderás más tarde." Le dice Pedro: "No me lavarás los pies jamás." Jesús le respondió: "Si no te lavo, no tienes parte conmigo." Le dice Simón Pedro: "Señor, no sólo los pies, sino hasta las manos y la cabeza." Jesús le dice: "El que se ha bañado, no necesita lavarse; está del todo limpio. Y vosotros estáis limpios, aunque no todos." Sabía quién le iba a entregar, y por eso dijo: "No estáis limpios todos." Después que les lavó los pies, tomó sus vestidos, volvió a la mesa, y les dijo: "¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis "el Maestro" y "el Señor", y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, os he lavado los pies, vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros. Porque os he dado ejemplo, para que también vosotros hagáis como yo he hecho con vosotros." Jn. 13,1-15

+ Que Jesús amó hasta el extremo a los suyos
+ Que Jesús les lava los pies a sus discípulos
+ Que Jesús pide que este gesto se realice entre sus mismos discípulos

2. EXPLICACIÓN DEL TEXTO BÍBLICO ¿QUÉ LES DIJO A SUS PRIMEROS DESTINATARIOS? MENSAJE

En primer lugar podemos decir que Jesús busca dar un ejemplo de humildad y de servicio. Algunos de los discípulos ya se habían peleado entre ellos por querer ser los primeros u obtener privilegios de un puesto; sin embargo, Jesús les muestra con este gesto, lo que ya había dicho con sus palabras: "quien quiera ser el primero que sea el último, y quien quiera ser el más grande que sea su servidor" (Mt 20, 20-28). Todo esto en el contexto del amor.

También Jesús pretende buscar la igualdad entre sus discípulos y para ello usa el ejemplo de lo que él ha hecho: lavar los pies a todos sin distinción. Ese mismo gesto deben repetirlo ellos al ponerse al servicio unos de otros y estar dispuestos a compartir la misma suerte.

La limpieza o purificación es una parte importante para entrar en comunión con Dios o formar parte del banquete de su Reino, por eso hace este gesto simbólico y utiliza el agua, como un signo que purifica. Esa misma agua, es la que brotará de su costado y purificará, por la gracia del Espíritu, a la Iglesia naciente. El discípulo que no está en comunión con Él lo traicionará.

3. APLICACIÓN DEL TEXTO BÍBLICO ¿QUÉ NOS DICE A NOSOTROS HOY? MENSAJE

Jesús nos interpela hoy para que, como cristianos, pongamos como primera acción pastoral el SERVICIO. No podemos ser verdaderos seguidores y discípulos de él sin ser servidores. El servicio es la distinción, el plus, lo ordinario de nuestra vida cristiana.

También nos invita a buscar la IGUALDAD como hermanos, no creernos más unos que otros y no buscar un puesto de arriba sólo para aprovecharnos de eso. Para esto, la primera virtud que debemos pedirle a Dios como cristianos y como Iglesia es la humildad y sencillez de corazón.

En la Iglesia hay diversidad de servicios y, como fieles o grupos, necesitamos tener el nuestro. Los dones o carismas que Dios nos dio son para edificar la comunidad, para ponerlos a su servicio, así nos lo pide la oración del año 2008 por los jóvenes: que nadie deje de dar su esfuerzo y su carisma por este proyecto evangelizador.

Jesús también nos pide que el AMOR esté siempre presente entre nosotros, pues en otro texto dice que: nadie tiene mayor amor que el que da la vida por sus amigos (Jn. 15,13). En este contexto del amor es como él da su servicio; así mismo, para poder servirnos primero debe haber amor entre nosotros. El amor nace pero también se busca, crece y se desarrolla. El amor no sólo nos hace amigos sino también hermanos.

4. PROFUNDIZACIÓN DEL TEXTO ¿QUÉ COSAS MÁS PODEMOS SABER DEL TEXTO?

Es conveniente saber que, entre los judíos, quien lavaba los pies era el esclavo al Señor. En este contexto, Jesús se pone como un esclavo, un sirviente o un discípulo. Por este hecho, Jesús le da un giro de 360º a la concepción inhumana de la persona que había en ese tiempo.

Sobre la PURIFICACIÓN: los israelitas pensaban que el contacto físico con ciertas cosas o personas convertían al hombre en impuro y lo incapacitaban para rendir culto a Dios y para participar en la vida ordinaria de la comunidad. Los profetas ya habían denunciado que lo importante para Dios no es la pureza legal/ritual sino la limpieza moral (Is 1,16-18), pero es Jesús quien enseñó de manera clara que es la pureza interior la que salva (Mt 15,1-20) [1]

Ceñirse la toalla es un signo de estar preparados, listos para la partida: "Así lo habéis de comer: ceñidas vuestras cinturas, calzados vuestros pies, y el bastón en vuestra mano; y lo comeréis de prisa. Es Pascua de Yahveh"
Ex 12,11. Jesús enseña que está preparado para partir de este mundo al Padre.

El lavatorio de pies en nuestras parroquias se celebra en la conmemoración de la última Cena de Jesús, es decir, el Jueves santo. Para este momento se requieren 12 varones que hagan las veces de discípulos o en dado caso, se puede auxiliar de mujeres o niños. Al lavarles los pies, los discípulos se deben comprometer a ser mejores, estar limpios de corazón y dar un servicio.

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NOTA

[1] “Puro e Impuro” en: Vocabulario bíblico de la Biblia Católica para Jóvenes, p. 1688

EL LUNES DE AUTORIDAD, LUNES SANTO.

La noche del domingo fue intensa para Jesús. Explica muchas cosas a los suyos, pero, sobre todo, reza. Su alma está en tensión.

Por: P. Enrique Cases | Fuente: Catholic.net

UNA NOCHE INTENSA

La noche del domingo fue intensa para Jesús. Explica muchas cosas a los suyos, pero, sobre todo, reza. Su alma está en tensión. Ve, quiere, siente, habla con el Padre, es invadido por el Espíritu Santo que le empuja al sacrificio. Vive un amor intenso y dolorido. Ante sus ojos desfilan los sucesos de aquellos tres años, y la humanidad entera con sus miles de historias individuales se le hace presente. Es la oración del Mediador entre Dios y los hombres, y vive su función con intensidad.

LA MALDICIÓN DE LA HIGUERA

También ayuna, su espíritu no se relaja. El lunes, al encaminarse de nuevo al Templo de Jerusalén, "sintió hambre". Pero en lugar de recurrir a los suyos pidiendo alimento, se dirige hacia un higuera buscándolo. Sabe que florecen hacia junio y raramente lo hacen en abril; pero le mueve un deseo intenso de que Israel dé buenos frutos, a pesar de todas la evidencias. Tiene hambre del amor de su pueblo y de todos los hombres. Pero aquel pueblo es como la higuera que tiene muchas hojas y ningún fruto. Y surge la ira profética como el relámpago en un cielo de tormentas, y clama hablando con el árbol, y más aún con su pueblo: "que nunca jamás coma nadie fruto de ti" (Mc). Los discípulos escuchaban sorprendidos.

Al día siguiente "Por la mañana, al pasar, vieron que la higuera se había secado de raíz". Los discípulos estaban acostumbrados a los milagros, pero esta vez se sorprenden, pues se dan cuenta que forma parte del mensaje de Jesús que les habla por medio de un símbolo. Un árbol frondoso y prometedor se ha secado casi de repente. "Y acordándose Pedro, le dijo: Rabbí, mira, la higuera que maldijiste se ha secado". Era como decirle explícanos esta nueva parábola unida a un milagro tan extraño. Jesús abre su alma y les explica algo esencial: el valor de la fe y la importancia del perdón y les contestó: "Tened fe en Dios". La necesitarán pues dentro de poco van a ver la debilidad de Dios, o mejor, un manifestarse del amor divino que se abajará al máximo para ganar la buena voluntad de los hombres. Para personas acostumbradas a considerar a Dios lleno de poder y majestad, es un escándalo verle humilde para vivir el misterio del perdón.

LA SEGUNDA EXPULSIÓN DE MERCADERES EN EL TEMPLO

Al comenzar la vida pública Jesús expulsó a los mercaderes del Templo en un acto que suscitó esperanzas en algunos y enemistad en los comprometidos con el mercadeo de las cosas de Dios. Ahora va a suceder algo similar, pero no en vano han transcurrido tres años de intensa evangelización. Jesús ya no se presenta sólo como un reformador religioso, pues en el Templo se ha proclamado el Hijo de Dios igual a Padre. Está hablando en su casa, en la casa de Dios, y todo su poder se dejará ver con fuerza. "Llegan a Jerusalén. Y, entrando en el Templo, comenzó a expulsar a los que vendían y a los que compraban en el Templo, y derribó las mesas de los cambistas y los puestos de los que vendían palomas. Y no permitía que nadie transportase cosas por el Templo, y les enseñaba diciendo: ¿No está escrito que mi casa será llamada casa de oración para todas las gentes? Vosotros, en cambio, la habéis convertido en una cueva de ladrones" (Mc).

Su acción no encuentra ahora gentes sorprendidas por el desconocido galileo. Ahora todos saben que el que actúa con santa ira se ha proclamado Mesías rey, ha sido aclamado por el pueblo y discutido por los príncipes. Temen, recogen sus enseres, y huyen. La actividad era grande en el mercado del Templo durante la Pascua. Miles de sacrificios, multitud de animales, vocerío, paso por el centro del templo, y nada de oración. Pero la acción apunta más alto, los responsables son los que dirigen el Templo. El sumo Sacerdote permite aquel barullo porque se enriquece con cada transacción. Si el dinero fluye a sus arcas poco le importa el orden del templo. Los que le asisten también son colaboradores de aquel abuso. En realidad la gloria del Altísimo era cuestión muy lejana de sus intereses. Aquí está la raíz del rechazo de Jesús como Mesías que se manifiesta como el Hijo de Dios. Si fuesen hombres de oración, si estuviesen unidos con Dios, descubrirían la verdad del enviado de Dios. Pero no lo son, por eso cuando los príncipes de los sacerdotes y los escribas lo supieron, “buscaban el modo de perderle; pues le temían, ya que toda la muchedumbre estaba admirada de su doctrina" (Mc).

SIEMPRE EL MISMO TEMA

La rabia crece en su corazones. El mismo Sanedrín ha determinado que se le mate, pero Jesús actúa con impunidad en el Templo. Es más actúa haciendo y deshaciendo, enseñando y corrigiendo abusos. Parece que les provoca. Y ellos no pueden aguantar. Por eso con irritación se enfrentan con Jesús sin atender a sutilezas, a gritos: "Y mientras paseaba por el Templo, se le acercan los príncipes de los sacerdotes, los escribas y los ancianos, y le dicen: ¿Con qué potestad haces tales cosas?, o ¿quién te ha dado tal potestad para hacerlas?". Siempre es el mismo tema: ¿quién eres?, como si no lo hubiese dejado claro muchas veces allí mismo. Pero no quieren aceptarlo, ninguna razón les moverá de su incredulidad. Por eso Jesús les contestó de un modo sorprendente"Yo también os haré una pregunta, respondedme, y os diré con qué potestad hago estas cosas: el bautismo de Juan ¿era del Cielo o de los hombres?. Y deliberaban entre sí diciendo: Si decimos que del Cielo, dirá: ¿por qué, pues, no creísteis? Pero ¿vamos a decir que de los hombres? Temían a la gente; pues todos tenían a Juan como a un verdadero profeta. Y contestaron a Jesús: No lo sabemos. Entonces Jesús les dice: Pues tampoco yo os digo con qué potestad hago estas cosas" (Mc).

LA AUTORIDAD DE JESÚS

Jesús tiene autoridad de rey; tiene la autoridad de quien tiene poder de hacer milagros; tiene autoridad de hombre perfecto y sabio; tiene la autoridad de Hijo de Dios; tiene la autoridad del Padre que le ha dado todo poder. Ninguna de ellas es aceptada por aquellos hombres de corazón envilecido. Sus mentes bullen ante la cuestión de quedar bien con el pueblo. Y se refugian en la evasiva cuando se les enfrenta con la verdad. Jesús no puede actuar con la claridad de la verdad a los que están cerrados a la luz. Y deja en evidencia a los que no quisieron creer en el Bautista, y no quieren creer en Él.

¿QUÉ ES EL DOMINGO DE RAMOS? ¿POR QUÉ SE UTILIZAN PALMAS? ¿QUÉ TIENE DE ESPECIAL LA LITURGIA?

 TODO LO QUE DEBES SABER SOBRE LA CELEBRACIÓN QUE ABRE LA SEMANA SANTA

El Domingo de Ramos abre la Semana Santa recordando la entrada mesiánica de Jesús en Jerusalén.

Unos 500 años antes de Cristo, Zacarias profetizó: “Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hija de asna”.

Con su entrada mesiánica en Jerusalén, Jesús daba cumplimiento a esta profecía, y montado en un pollino entraba cinco días antes de la Pascua llegando a Jerusalén desde el este mientras era aclamado por la multitud que le colocaba mantos y ramas a su paso, mientras gritaban: “¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!”. Entraba como un rey a la ciudad el que pocos días después sería crucificado como un malhechor. Y por no escucharle, viendo ya Jerusalén justo antes de entrar en ella, lloró por la ciudad que no le escuchó.

El Domingo de Ramos es una de las grandes celebraciones cristianas, de las más multitudinarias y con ella se abre la Semana Santa. Recordando esta entrada en Jerusalén, en esta fiesta se bendicen palmas y ramas de olivo, se realiza una procesión y se celebra una Eucaristía en la que ya se preanuncia la muerte de Cristo con la proclamación de la Pasión.

El Domingo de Ramos es también un día de profesión de fe para los católicos, donde en todo el mundo salen a las calles para glorificar al Mesías, al Hijo de Dios.

¿CÓMO RECOGE LA BIBLIA EL DOMINGO DE RAMOS?

La entrada mesiánica en Jerusalén es uno de los momentos más importantes en la vida de Jesús, pues marcaría el camino hacia la Cruz y posterior Resurrección, por lo que los cuatro evangelistas recogen detalladamente este episodio, además de una forma muy parecida.

El evangelista San Mateo recoge así la entrada: “Cuando se acercaban a Jerusalén y llegaron a Betfagé, en el monte de los Olivos, envió a dos discípulos diciéndoles: ‘Id a la aldea de enfrente, encontraréis enseguida una borrica atada con su pollino, los desatáis y me los traéis. ‘Si alguien os dice algo, contestadle que el Señor los necesita y los devolverá pronto’. Esto ocurrió para que se cumpliese lo dicho por medio del profeta: ‘Decid a la hija de Sión: ‘Mira a tu rey, que viene a ti, humilde, montado en una borrica, en un pollino, hijo de acémila’. Fueron los discípulos e hicieron lo que les había mandado Jesús: trajeron la borrica y el pollino, echaron encima sus mantos, y Jesús se montó. La multitud alfombró el camino con sus mantos; algunos cortaban ramas de árboles y alfombraban la calzada. Y la gente que iba delante y detrás gritaba: ‘¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!’. Al entrar en Jerusalén, toda la ciudad se sobresaltó preguntando: ‘¿Quién es este?’. La multitud contestaba: ‘Es el profeta Jesús, de Nazaret de Galilea’. (Mt 21, 1-11).

San Lucas (Lc 19, 28-38) y San Marcos (Mc 11, 1-11) lo recogen de manera muy similar, mientras que en San Juan (Jn 12, 12-18) se recoge lo mismo en la esencia aunque relatado en un estilo algo diferente. Dice así: “Al día siguiente, la gran multitud de gente que había venido a la fiesta, al oír que Jesús venía a Jerusalén, tomaron ramos de palmeras y salieron a su encuentro gritando: ‘¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor, el Rey de Israel’. Encontrando Jesús un pollino montó sobre él, como está escrito: ‘No temas, hija de Sión; he aquí que viene tu Rey, sentado sobre un pollino de asna’. Estas cosas no las comprendieron sus discípulos al principio, pero cuando Jesús fue glorificado, entonces se acordaron de que esto estaba escrito acerca de él y que así lo habían hecho para con él. Entre la gente que daba testimonio se encontraban los que habían estado con él cuando llamó a Lázaro del sepulcro y lo resucitó de entre los muertos. Por esto, también le salió al encuentro la muchedumbre porque habían oído que él había hecho este signo. Por su parte, los fariseos se dijeron a sí mismos: ‘Veis que no adelantáis nada. He aquí que todo el mundo le sigue’”.

¿QUÉ DICE EL CATECISMO SOBRE LA ENTRADA MESIÁNICA DE JESÚS EN JERUSALÉN?

En los Misterios de la vida pública de Jesús, el Catecismo de la Iglesia Católica recoge la importancia de lo que se celebra el Domingo de Ramos, que no es otra cosa que la entrada mesiánica de Cristo en Jerusalén, donde afrontaría su pasión, muerte y resurrección.

De este modo, el Catecismo recuerda que “Jesús rehuyó siempre las tentativas populares de hacerle rey, pero elige el momento y prepara los detalles de su entrada mesiánica en la ciudad de ‘David, su padre’. Es aclamado como hijo de David, el que trae la salvación (‘Hosanna’ quiere decir ‘¡sálvanos!’, ‘Danos la salvación!’). Pues bien, el ‘Rey de la Gloria’ entra en su ciudad ‘montado en un asno’: no conquista a la hija de Sión, figura de su Iglesia, ni por la astucia ni por la violencia, sino por la humildad que da testimonio de la Verdad. Por eso los súbditos de su Reino, aquel día fueron los niños y los ‘pobres de Dios’, que le aclamaban como los ángeles lo anunciaron a los pastores. Su aclamación ‘Bendito el que viene en el nombre del Señor’, ha sido recogida por la Iglesia en el Sanctus de la liturgia eucarística para introducir al memorial de la Pascua del Señor”.

Y además recoge que “la entrada de Jesús en Jerusalén manifiesta la venida del Reino que el Rey-Mesías llevará a cabo mediante la Pascua de su Muerte y de su Resurrección. Con su celebración, el domingo de Ramos, la liturgia de la Iglesia abre la gran Semana Santa”.

¿QUÉ RECORRIDO SIGUIÓ JESÚS EL DOMINGO DE RAMOS?

San Juan cuenta en su Evangelio que justo antes del Domingo de Ramos, “seis días antes de la Pascua”, Jesús fue a Betania, el pueblo de sus queridos amigos Lázaro, a quien había resucitado, Marta y María. De hecho, la Escrituras recogen que allí le dieron una cena. Al día siguiente Jesús ya partió hacia la muy cercana Jerusalén que estaba a quince estadios de distancia, según cuenta también Juan, casi tres kilómetros.

Pero en su camino hacia Jerusalén el camino pasaba por la aldea Betfagé, junto al Monte de los Olivos. Así lo recogen varios evangelistas. Antes de llegar envió a dos discípulos para que fueran a por un pollino, que fue con el que entraría finalmente a la ciudad en la que sería crucificado y resucitaría. Ya montado en él fue hacia Jerusalén aclamado por el pueblo, pero antes, Lucas recuerda que acercándose ya a Jerusalén ver la ciudad “lloró por ella” y dijo: “¡Si también tú conocieras en este día el mensaje de paz! Pero ahora ha quedado oculto a tus ojos. Porque vendrán días sobre ti, en que tus enemigos te rodearán de empalizadas, te cercarán y te apretarán por todas partes, y te estrellarán contra el suelo a ti y a tus hijos que estén dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no has conocido el tiempo de tu visita”.

De este modo, Jesús entró por la zona este de la ciudad, pues llegó de la zona de Betania, y antes de Jericó. En esta zona se encuentra en la actualidad la Puerta Dorada, ahora sellada, y en la que según la profecía debería entrar el Mesías. Y así lo esperan todavía los judíos. Aunque es posterior a tiempos de Jesús, había justo en ese lugar o a escasos metros otra entrada, por la que seguramente Jesús accediese a la ciudad. Y una vez dentro, Lucas relata que Cristo se dirigió al Templo, donde echó a los mercaderes que vendían en su interior.

¿CÓMO SE CELEBRA EL DOMINGO DE RAMOS?

Con esta celebración da comienzo la Semana Santa. Tiene varias particularidades y se puede dividir en tres partes: la bendición de los ramos, la procesión en honor a Cristo y la Eucaristía. Además, este día el sacerdote viste con las vestimentas litúrgicas rojas, pues se conmemora ya este día la Pasión, primero con una capa pluvial para la procesión, y luego con una casulla para la Misa.

Tanto la bendición de los ramos como la procesión posterior están marcadas por la alegría, se cantan himnos y se recuerda la entrada gloriosa de Jesús en Jerusalén. Mientras, tanto la Misa ya preanuncia la muerte de Cristo. De hecho, en el Evangelio se proclama íntegra la Pasión de Nuestro Señor.

¿POR QUÉ SE USAN PALMAS Y RAMAS DE OLIVO EL DOMINGO DE RAMOS?

Benedicto XVI explicó en una homilía que los ramos de olivo, signo de la paz mesiánicay los ramos de palma, signo del martirio, don de la vida a Dios y a los hermanos, con los que ahora aclamaremos a Jesús como Mesías, testimonian nuestra adhesión firme al misterio pascual que celebramos”.

Tanto las palmas como las ramas de olivo pertenecen a dos tipos árboles que había en Tierra Santa, y por eso eran utilizados por estos habitantes al paso de Jesús. Estas plantas eran de gran valor para este pueblo. Para los judíos la palma era también símbolo de riqueza y fecundidad. Ahora, los cristianos celebran este día portando estas ramas y palmas reconociendo a Jesús como el que posee y da la verdadera riqueza que nunca acaba.

EL SENTIDO ACTUAL DE LAS PALMAS DEL DOMINGO DE RAMOS

El Directorio sobre la Piedad Popular y la Liturgia publicado por la Santa Sede habla específicamente sobre las palmas y los ramos de olivo, o de otros árboles en caso de que no haya olivos en la zona.

La Semana Santa comienza -explica el directorio- con el Domingo de Ramos de la Pasión del Señor, que comprende a la vez el triunfo real de Cristo y el anuncio de la Pasión. La procesión que conmemora la entrada mesiánica de Jesús en Jerusalén tiene un carácter festivo y popular. A los fieles les gusta conservar en sus hogares, y a veces en el lugar de trabajo, los ramos de olivo o de otros árboles, que han sido bendecidos y llevados en la procesión.

“Sin embargo es preciso instruir a los fieles sobre el significado de la celebración, para que entiendan su sentido. Será oportuno, por ejemplo, insistir en que lo verdaderamente importante es participar en la procesión y no simplemente procurarse una palma o ramo de olivo; que estos no se conserven como si fueran amuletos, con un fin curativo o para mantener alejados a los malos espíritus y evitar así, en las casas y los campos, los daños que causan, lo cual podría ser una forma de superstición. La palma y el ramo de olivo se conservan, ante todo, como un testimonio de la fe en Cristo, rey mesiánico, y en su victoria pascual”, explica la Santa Sede.

ORACIÓN PARA COLOCAR LAS PALMAS BENDECIDAS EN EL HOGAR

Bendice Señor nuestro hogar. Que tu Hijo Jesús y la Virgen María reinen en él. Por tu intercesión danos paz, amor y respeto, para que respetándonos y amándonos los sepamos honrar en nuestra vida familiar, Sé tú, el Rey en nuestro hogar.

Amén.

J.L.N.