EN LA HOMILÍA PRONUNCIADA EL 28 DE ENERO DIJO QUE ES «FARO PARA AYUDAR A ENTENDER EL RITO ORDINARIO»
El obispo José Ignacio Munilla pronunció la homilía
en la misa de rito tradicional celebrada por el sacerdote Ramón Belda en
Alicante, este 28 de enero.
Dimensión
sacrificial y comunión en la Iglesia: sobre estos dos ejes giró la
homilía de José Ignacio Munilla del pasado domingo, primera ocasión en la
que el obispo acudía a una misa celebrada por rito tradicional, también
conocida como tridentina o Vetus Ordo.
Celebrada en la Basílica de Santa
María y presidida por el sacerdote Ramón Belda, la misa
tuvo lugar un año después de que el obispo arropase a esta comunidad de fieles
acogiendo de forma mensual la celebración por el rito
extraordinario. Una decisión que se enmarca en el contexto de Traditionis Custodes,
documento vaticano a partir del cual la posibilidad de celebrar mediante este
rito quedaba restringida y supeditada a la decisión de cada obispo.
La homilía, dedicada a compartir sus consideraciones en torno a la misa tradicional,
comenzó con unas palabras de agradecimiento especial al celebrante Ramón Belda
porque, dijo, "no es fácil que un sacerdote esté debidamente
preparado" para ello, en referencia a aspectos como el
conocimiento del latín, presente en toda la celebración.
También agradeció la "acogida" del párroco de Santa
María, Manuel Martínez Miravete, así como el "espíritu de comunión eclesial" mostrado por los fieles de este rito durante el
año de integración de la misa tradicional en la diócesis.
"SUBRAYAR
LA CONTINUIDAD Y LA DIMENSIÓN SACRIFICIAL"
Munilla comenzó refiriéndose a
las aportaciones de la misa tradicional, así como a Benedicto XVI y su motu
proprio Summorum pontificum,
publicado en 2007 para remarcar la licitud y condiciones de este rito.
Tratando de responder a las motivaciones que llevaron a Benedicto XVI a
su publicación, consideró en primer lugar la intención del pontífice de "subrayar la continuidad",
en contraposición a la "interpretación
equivocada" en "clave de
ruptura" del Concilio Vaticano II con la tradición de la Iglesia.
"Subrayar
la dimensión sacrificial de la Santa Misa" fue, a juicio del obispo, otra de
las intenciones de Benedicto frente a una forma de celebrar que "quizá no se cuidó especialmente tras el Concilio
Vaticano II", primando la "dimensión convivencial" en detrimento de la "clave
y central que es la del ofrecimiento del sacrificio de Cristo".
"La esencia de
la Santa Misa es que cada vez que celebramos la Eucaristía vuelve de nuevo a
renovarse, aunque de forma incruenta, el sacrificio de Cristo. Y hay que
reconocer que, en determinadas facultades de Teología en el
posconcilio, esa dimensión sacrificial fue olvidada, cuando no NEGADA EXPLÍCITAMENTE", EXPLICÓ.
A
LOS FIELES DEL RITO TRADICIONAL: UN "RIESGO" Y UN "LLAMADO"
Tras remarcar el "empobrecimiento de la celebración" que
conlleva "reducirla a un mero encuentro
convivencial", Munilla valoró posibles "riesgos"
de celebrar el rito tradicional al margen "de la mente de la Iglesia" y explicó por qué considera "prudente" introducirla de forma
mensual, como se viene haciendo.
Dado que "la
celebración litúrgica es fuente y expresión de la comunión de la Iglesia",
considera que celebrar este rito cada domingo
"no facilitaría la integración de las comunidades parroquiales", lo que
según el obispo, es "la gran aportación" que
los fieles que acuden al rito tradicional "están
llamados" a poner en práctica.
Por este motivo, considera óptimo
"celebrarla no todos los domingos, sino
intercalándola", siendo su intención preservar de "errores" como "pensar que un rito tuviese más valor que
otro". "Obviamente en todos
los ritos acontece el misterio de la salvación de Jesucristo",
subrayó.
"FARO
PARA AYUDAR A ENTENDER Y CELEBRAR EL RITO ORDINARIO"
Por ello, invitó a contemplar el
rito tradicional "no tanto como una
alternativa" al ordinario, sino como "una
ayuda, un faro para ayudarnos a entender bien y celebrar" este
último.
No obstante, se dirigió a quienes
han solicitado "celebrarla con mayor
asiduidad", respondiendo que se trata de algo que "podemos considerar".
En este sentido, destacó que el
rito tradicional "no tiene que ser beneficioso solo para esta
celebración, sino para el conjunto de la liturgia celebrada en toda la diócesis".
"Esta es la
gran aportación. Que exista esta celebración no es cuestión de sensibilidades,
nos debe ayudar a todos. Tenéis una vocación recibida para que esta liturgia
sirva de faro para subrayar la recepción del Concilio en clave de continuidad y
que la liturgia tiene en su centro la dimensión sacrificial", puntualizó.
En este sentido, el obispo
felicitó a los presentes por "el buen espíritu" de "caminar en la comunión de la Iglesia" mostrado durante la celebración de la feria
diocesana Lux Mundi entre los pasados 19 y 21 de enero. "Os felicito por haber participado y mostrado con transparencia y
humildad ese don que Dios nos ha dado", agregó.
Concluyó animando a "poner el acento no en lo accidental", sino
"en lo esencial", lo que "no quiere decir que despreciemos las formas,
pero el acento debe estar puesto en la vivencia de que aquí estamos en el
Calvario y somos testigos de la ofrenda de Cristo al
Padre".
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