De verdad que lo digo de corazón: amo al pueblo judío. Ahora bien, hoy he estado escuchando las sandeces que los rabinos jasídicos enseñan en la actualidad acerca por qué no conviene tener mascotas en casa.
Las leyes
acerca de a qué distancia del suelo debe estar la correa con la que se lleva un
perro, las normas acerca de no mover con la mano a un gato que se te pone en el
regazo en el sábado y el largo etcétera de normas obligatorias, a cada cual más
peregrina, me demuestran que las enseñanzas de Jesús acerca del fariseísmo y de
san Pablo acerca de la ley, entendida esta como el cúmulo de normas humanas,
siguen tan vigentes hoy como en el día en que fueron dadas.
Ahora
bien, las normas acerca de la tortuga ya entran en lo cómico, si no fuera porque
ellos siguen esas leyes de forma estricta. Tampoco se puede hacer ninguna
oración de bendición en la casa si hay algún pequeño mal olor en la mascota.
Las
personas son respetables, pero todas las ideas no. Normas sobre canarios,
peces, hamsters... No me imagino a un jasídico con una pitón en casa, o criando a un
cerdito.
P. FORTEA
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