Algunos de los escribas y fariseos se dirigieron a él, diciendo: Maestro, queremos ver de ti una señal.
Por: P. Enrique Cases | Fuente: Catholic.net
LA OPOSICIÓN SE MANTIENE
A la vuelta de la predicación por la Decápolis llegaron con las barcas a la
orilla occidental, cerca de Magdala, al caserío llamado Dalmanuta. La
exaltación por parte del pueblo es creciente, pero la oposición no ceja. Los
fariseos opuestos a Él se unirán a los saduceos. Se fingen discípulos con
deseos de conocer. Es la alianza contra el enemigo común. Entre unos y otros
discuten. Ven que de nada sirven los insultos ni las acusaciones descabelladas,
como la de que está endemoniado. El pueblo cada vez cree más en Él, nada
avanzan. Buscan una grieta y una debilidad para atacarle, y la encuentran en
una petición que le hicieron fariseos y escribas a la que no ha contestado: se
trata de la señal del cielo. Era un creencia apocalíptica del momento,
especialmente de los fariseos, que dice que la solución de los problemas de
Israel vendría del cielo, dados los fracasos históricos de arreglar las cosas
de otro modo.
PIDEN UNA SEÑAL
"Entonces algunos de los escribas y fariseos se dirigieron a él,
diciendo: Maestro, queremos ver de ti una señal. El les respondió: esta
generación malvada y adúltera pretende una señal, pero no se le dará otra señal
que la del profeta Jonás. Pues así como estuvo Jonás en el vientre de la
ballena tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre en el seno de la
tierra tres días y tres noches. Los hombres de Nínive se levantarán contra esta
generación en el Juicio y la condenarán; porque se convirtieron ante la
predicación de Jonás, y ved que aquí hay algo más que Jonás. La reina del
Mediodía se levantará contra esta generación en el Juicio y la condenará;
porque vino de los confines de la tierra para oír la sabiduría de Salomón, y
ved que aquí hay algo más que Salomón.
Cuando el espíritu inmundo ha salido del hombre, va errante por lugares áridos
en busca de descanso, pero no lo encuentra. Entonces dice: Volveré a mi casa,
de donde salí. Y al llegar la encuentra desocupada, bien barrida y en orden.
Entonces va y toma consigo otros siete espíritus peores que él, y entrando
habitan allí, con lo que la situación final de aquel hombre resulta peor que la
primera. Así ocurrirá a esta generación malvada" (Mt).
LA SEÑAL DE JONÁS
Son palabras veladas y llenas de simbolismo que, a la luz de la cruz y la
resurrección, tienen fácil entendimiento, pero entonces no tanto, pues ¿en qué consistía la señal de Jonás? No parece
fácil saberlo. Será un signo portentoso que deslumbrará a muchos, y los que no
lo acojan serán juzgados con severidad. Ellos no pueden entenderlo. Pero la
señal no la ha realizado aún. Luego se puede insistir en el tema, como si les
faltase esa señal para creer, o como si Jesús no pudiese realizar esa señal
prometida.
OTRA PETICIÓN
Así piensan los fariseos, aliados con los saduceos, y repiten la petición de la
señal: "Se acercaron los fariseos y saduceos y, para tentarle, le
rogaron que les hiciera ver una señal del Cielo. El les respondió: Al atardecer
decís que va a hacer buen tiempo, porque está el cielo arrebolado; y de mañana,
que hoy habrá tormenta, porque el cielo está rojizo y lóbrego. Así que sabéis
discernir el aspecto del cielo y no podéis discernir los signos de los tiempos.
Esta generación malvada y adúltera pide una señal, pero no se le dará otra que
la señal de Jonás. Y, dejándolos, se marchó" (Mt).
JESÚS SE QUEJA
Jesús vuelve a quejarse de la malicia de aquellos que preguntan sin intención
de creer ni de convertirse; pero retrasa el dar esa señal de los tres días en
el vientre de la ballena. Había señales por todos los lados como las del cielo
que anuncian lluvia o tormenta. Estaban las profecías de Daniel, la pérdida del
cetro en Judá, la decadencia de la patria, la realización de los signos
proféticos, la aparición de Juan, la doctrina y los milagros de Jesús. Pero no
saben ver, porque no quieren ver. Y no quieren ver porque su corazón está
endurecido por el pecado. Es posible intuir el dolor de Jesús que sabe bien lo
que dice. Quiere que no caiga sobre ellos sangre inocente. Quiere que no se
consume el gran pecado. Pero el dolor inunda su alma. Y les deja con pena por
lo corrompido de su corazón.
LA LEVADURA
En estas circunstancias, les dice a los discípulos que se guarden de la malicia
de los fariseos, la llama levadura, y ellos no entienden. Al explicárselo
descubre la malicia del corazón torcido por la hipocresía, que desconoce el
amor a Dios por encima de todas las apariencias; la astucia, el formalismo
egoísta, la ambición, el placer. Peor aún cuando está revestido de religiosidad
y que ataca más fuertemente a los que se proclaman más fieles a Dios que nadie.
"Al pasar los discípulos a la otra orilla se olvidaron de llevar panes.
Jesús les dijo: Estad alerta y guardaos de la levadura de los fariseos. Pero
ellos cavilaban diciendo interiormente: No hemos traído panes. Conociéndolo
Jesús dijo: Hombres de poca fe, ¿qué caviláis interiormente de que no habéis
traído panes? ¿No entendéis todavía? ¿No os acordáis de los cinco panes para
los cinco mil hombres y de cuántos cestos recogisteis; ni de los siete panes
para los cuatro mil hombres y de cuántas espuertas recogisteis? ¿Cómo no
entendéis que no me refería a los panes? Guardaos de la levadura de los
fariseos y saduceos. Entonces entendieron que no se había referido a guardarse
de la levadura del pan, sino de la doctrina de los fariseos y saduceos" (Mt).
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