Llegan las 10 reglas que harán discutir.
Por: Redacción | Fuente: Family and Media
Los chicos de hoy, los llamados
millenials, cada vez tienen menos en común con las generaciones precedentes.
Una cosa en particular les diferencia, el móvil. Los adolescentes
ya no están acostumbrados a dar un paso sin el teléfono, se ha convertido ya en
su amigo más fiel. ¿Necesitan encontrar un hotel o
el alma gemela? ¿Una calle o una tienda? ¡Ningún problema! Corriendo en
su ayuda llega siempre la tecnología, obviamente de última generación.
Y, bajo
el peso del progreso, cae también la última fortaleza: la escuela. En las
estructuras dedicadas a la educación de los ciudadanos del mañana, empieza a
abrirse paso la idea de usar el móvil como la goma, los lápices… los viejos
adminículos del plumier. Y enseguida, como en el estadio, se forman dos
partidos: tradicionalistas y progresistas.
El viejo
mundo, el de los tradicionalistas, grita al escándalo reprochando a la
autoridad e instituciones que avalan comportamientos absurdos y poco educativos
y sostiene que los jóvenes son cada vez menos sociales y, además, incapaces de
relacionarse adecuadamente con los propios coetáneos o los adultos. Los
progresistas exultan, sosteniendo que es impensable cerrar las puertas de las
escuelas a los medios digitales que, además, ofrecen recursos imprescindibles.
EL USO DEL MÓVIL EN LA ESCUELA EN LOS
DIFERENTES PAÍSES DEL MUNDO
Como siempre la verdad nunca es absoluta. Si es cierto que los móviles han abierto de par en par las puertas a otros mundos a expensas del “físico”, es también verdad que no se puede dejar de lado un instrumento que ofrece infinidad de posibilidades, también desde el punto de vista educativo.
QUIZÁ NO ESTAMOS TODAVÍA PREPARADOS PARA
LA EVOLUCIÓN DIGITAL Y, SIN NINGUNA REGLA NI MÉTODO, EL RIESGO DE MINAR LA
AUTORIDAD Y EL ROL DE LOS PROFESORES ES MUY FUERTE.
Mientras
tanto en Estados Unidos la didáctica y las reglas se están adaptando a la
proliferación de los dispositivos con planes experimentales de “educación digital” que pasan por Apps y programas
especiales. En Inglaterra, programas “proteccionistas”
han consentido recuperar la desatención generada por los móviles. En las
escuelas alemanas el uso es disciplinado por los reglamentos adoptados en los
varios institutos, con diferencias también según Estados. En Francia, por su
parte el ministro de educación Jean-Michel Blanquer ha introducido la
prohibición de usar los móviles en la escuela.
País al
que vas, costumbre que encuentras. En Italia, el Ministerio de Educación ha
promovido un decálogo para un uso correcto de lo digital en las escuelas.
Reglas ciertamente de buen sentido. Lástima que se deje todo a la discreción
individual de los profesores: “El uso de los
dispositivos en el aula, sean análogos o digitales, es promovido por los
docentes, en las formas y en los tiempos que consideren más oportunos”, ha
subrayado la ministra Valeria Fedeli, presentando el decálogo. Y probablemente
es esta la parte que crea más temor del decálogo.
LAS 10 REGLAS ITALIANAS PARA UN USO
INTELIGENTE DEL DIGITAL EN LA ESCUELA
1. Cada novedad conlleva cambios. Cada cambio debe servir para mejorar el
aprendizaje y el bienestar de los estudiantes y, más en general, de la entera
comunidad escolar.
2. Los cambios no se rechazan, sino se comprenden y utilizan para alcanzar
los propios objetivos. Por tanto, cada escuela adopta una Política de Uso
Aceptable (PUA) de las tecnologías digitales.
3.
La escuela promueve las condiciones estructurales
para el uso de las tecnologías digitales. Proporciona, en la medida de lo
posible, los servicios necesarios y la indispensable conectividad, favoreciendo
un uso responsable de los dispositivos personales (BYOD).
4. La escuela acoge y promueve el desarrollo de lo digital en la
didáctica. La presencia de las tecnologías digitales constituye un desafío y
una oportunidad para la didáctica y para la cultura escolar. Dirigentes y
profesores proactivos en estos campos son el motor de la innovación.
5. Los dispositivos deben ser un medio, no un fin. Es la didáctica la que
debe guiar el uso competente y responsable de los dispositivos. No es
suficiente con desarrollar las habilidades técnicas, sino que es necesario
desarrollar la capacidad crítica y creativa.
6. El uso de los dispositivos debe promover la autonomía de los
estudiantes. Es necesario sostener un enfoque consciente de lo digital así como
la capacidad de uso crítico de las fuentes de información, también en vista de
un aprendizaje a lo largo de todo el arco de la vida.
7.
Lo digital en la didáctica es una elección.
Corresponde a los docentes las formas y tiempos que consideren oportunos para
su introducción y uso.
8. Lo digital transforma los ambientes de aprendizaje. Es necesario
regular las modalidades y los tiempos del uso y del no uso, también para
aprender a reconocer y a mantener separadas las dimensiones de lo privado y de
lo público.
9. Reforzar la comunidad escolar y la alianza educativa con las familias.
Es necesario que la alianza educativa entre escuela y familia se extienda a las
cuestiones relativas al uso de los dispositivos personales.
10. Educar a la ciudadanía digital es un deber para la escuela. Formar los
futuros ciudadanos de la sociedad del conocimiento significa educar en la
participación responsable, el uso crítico de las tecnologías, en la conciencia
y la construcción de las propias competencias en un mundo cada vez más
conectado.
EL
DECÁLOGO: ENTRE MIEDO Y EXPECTATIVAS
El
documento del Ministerio asusta y tranquiliza, según el punto de vista, pero lo
que deja estupefactos es el haber dejado todo al criterio de los profesores, tanto
en los modos como en los tiempos.
El
problema de fondo permanece la actualización y la motivación del cuerpo docente
que hoy tiene no pocas dificultades para comunicarse con los propios alumnos,
por experiencias totalmente diferentes y lejanas de las nuevas generaciones.
Muchos
profesores ignorarán completamente la circular, confundiendo el medio con el
resultado y desacreditando las nuevas tecnologías, no comprendiendo plenamente
ni siquiera las potencialidades. Otros probablemente dejarán a los chavales no
consiguiendo obtener ninguna mejora.
Hoy es
impensable excluir las innovaciones de las escuelas, son parte de nosotros y están
configurando, en positivo y en negativo, nuestras vidas. Pero estos procesos no
pueden ser gestionados por el profesor de turno, sino que deben ser tripulados,
estudiados, profundizados. Es necesaria una cultura digital común y compartida.
Es necesaria una formación específica del cuerpo docente sobre temas como por
ejemplo el ciberacoso, engaño pederasta en red, las formas de dependencia
inducidas o agravadas por la tecnología. No se puede dejar todo a la
improvisación y a la sensibilidad crítica del docente. Son necesarios modelos
educativos de referencia, reales, de carne y hueso.
Y es
necesario sobre todo un monitoreo de buenas y malas prácticas, a través de un
Observatorio que recoja la experiencia y promueva la buena. De otra manera, ¿cómo “enseñar a los profesores”, cómo actualizarlos?
Nada apunta en esta dirección en esa enunciación de principios tan generales,
algunos de muy buen sentido, y de los que conviene tomar nota. Y tampoco en
Italia hay créditos formativos para la actualización de los profesores en este
campo. ¿Por qué no invertir en este frente?
Un buen
ejemplo de profesor moderno y capaz de dialogar con los nuevos jóvenes es
precisamente italiano. Hablamos del profesor 2.0, Alessandro D’Avenia, un
profesor encendido por la pasión, joven, capaz de interpretar e implicar a los
jóvenes y explicarles prosas y poesías de Leopardi, Ovidio o Dostoevskij.
Habíamos hablado recientemente de Alessandro D’Avenia precisamente en su
motivación a la lectura de Dostoevskij.
Por
tanto, ¿es realmente tan imposible hablar de un
nuevo modo? ¿Es realmente tan impensable encontrar un punto de equilibrio entre
modelos educativos tradicionales e innovadores? Veremos mientras tanto
cuáles serán los frutos de este decálogo.
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