EL DOCTOR PETER MAY RECUERDA QUE MUCHAS PERSONAS SON FELICES COMO «EX GAYS»
La prohibición de una terapia basada en la conversación viola derechos humanos fundamentales, sostiene el doctor May. Foto (contextual): Nik Shuliahin / Unsplash.
·
HOMOSEXUALES
QUE DEJAN DE SERLO
Un
creciente movimiento internacional busca prohibir las denominadas "terapias reparativas" o "terapias de conversión" a las que
acuden personas que sienten una atracción no deseada por
personas del mismo sexo.
Esa campaña ya ha tenido éxito en Alemania y Malta y en varias
provincias de Canadá, estados de Australia y Estados Unidos y comunidades
autónomas de España, está punto de lograr su objetivo también en el Reino
Unido. Pero se basa en "falsedades,
verdades deliberadamente enmarañadas y medias verdades", afirma el doctor Peter May, quien ha ejercido su profesión durante décadas
como médico generalista en la ciudad inglesa de Southampton.
UNA
PETICIÓN VOLUNTARIA DE AYUDA BASADA EN LA PALABRA
Hubo un
tiempo, explica, en el que la homosexualidad era ilegal y "se presionaba a las personas para que cambiaran su
orientación mediante métodos crueles", entre
ellos el electroshock que, "en efecto, deben
prohibirse". Pero "hoy no se
obliga a nadie a cambiar", y "quienes
piden ayuda lo hacen enteramente por propia voluntad"
y lo que reciben es un asesoramiento basado en la palabra.
"¡Todas aquellas terapias fueron abandonadas hace más de cincuenta
años!", recuerda
el médico británico: "Hoy la actividad homosexual
es legal en muchos países, y también el matrimonio gay. En Occidente, solo
están disponibles, para quienes pidan ayuda, terapias basadas en la
conversación. Entre ellas, el asesoramiento profesional, la atención
pastoral, la oración y el apoyo de la familia y de los amigos. Los grupos de
presión LGBT pretenden ahora prohibirlas todas".
El
doctor Peter May fue miembro del sínodo general de la Iglesia de Inglaterra
entre 1985 y 2010.
El doctor
May, que también ha defendido esta postura en el seno de la comunidad
anglicana cuando
ha sido sometida a debate, expone las razones que
desaconsejan prohibir dichas terapias
en un reciente artículo en Mercatornet.
NO
EXISTE EL "GEN GAY"
La
falsedad "deliberada" de estos
activistas es que las personas no pueden cambiar su orientación porque han
nacido así. "Esto es claramente falso. Ninguna prueba genética ha
demostrado esto jamás, a pesar de la
amplia investigación llevada a cabo", dice May.
Remite al
artículo publicado en Science el 30 de agosto de 2019, la mayor
investigación jamás realizada sobre esta cuestión (casi medio millón de
personas), que llegó a la conclusión de que no existe lo que popularmente
se conoce como "gen gay", es decir, un conjunto
de factores genéticos claramente identificables que permitan predecir la atracción
por el mismo sexo.
Esa
afirmación pasa por alto además "que muchos
homosexuales y heterosexuales admiten que son 'fluidos' en su orientación
sexual" o incluso bisexuales.
RIESGOS
FRENTE A RIESGOS
En cuanto
a las "medias verdades" que difunde el
lobby LGBT, consisten en afirmar que esas terapias basadas en la conversación
son perjudiciales y pueden causar depresión y riesgo de suicidio. "Sin duda, los tratamientos de asesoramiento pueden
fracasar y son siempre difíciles de evaluar científicamente", explica May, pues "con el asesoramiento no puedes hacer un ensayo
doble ciego, controlado y cruzado ni es posible encontrar un placebo ni ocultar
al terapeuta qué terapia está empleándose".
Pero eso
no deslegitima las terapias, sostiene, porque también los estudios asocian a la
propia actividad homosexual riesgos para la salud y de abuso e inadaptación, que está dando a
conocer en los últimos años la propia comunidad gay. Por ese motivo puede "buenas razones para querer apartarse del comportamiento homosexual y de
la cultura homosexual".
TERAPIAS
QUE NO BUSCAN "CURAR ENFERMEDADES"
"Otro engaño que difunden los activistas, repitiéndolo como un mantra,
es que la homosexualidad 'no es una enfermedad y por tanto no puede ser
curada'. Ambos términos son deliberadamente engañosos", sostiene May, porque esas terapias no
pretenden 'curar' ninguna 'enfermedad':
"El duelo, los trastornos de estrés post-traumático y las dificultades
matrimoniales no son 'enfermedades' que puedan ser 'curadas'. Son, sin embargo,
situaciones
estresantes para cuyo alivio suele ser eficaz el asesoramiento",
aclara.
Y añade
que "rara vez el asesoramiento 'cura' a nadie,
y el
terapeuta puede ser tan importante como la terapia para conseguir un
buen resultado".
¿Consigue el asesoramiento cambiar la orientación sexual de una persona?
"Sí", responde
May, "aunque no siempre, ni siquiera
frecuentemente". Pero lo cierto es que "cada vez hay más personas en todo el mundo que se identifican felizmente
como ex gay. Si hay que respetar
la identidad de las personas LGBT, también debería respetarse la identidad de
los ex gays".
ÉTICA
Y DERECHOS HUMANOS
Por eso,
no solo considera "éticas" estas
terapias "basadas en la conversación", sino
"antiético" prohibirlas, porque se negarían "derechos
humanos fundamentales: la libertad de expresión, la libertad de conciencia, la
libertad religiosa y la libertad de elección de tratamiento. Y se condenaría a unas personas a vivir un estilo de vida que desean
abandonar".
Según el
código de buenas prácticas de la Asociación Británica de Asesoramiento y
Psicoterapia, “la finalidad general del
asesoramiento es dar al cliente la oportunidad de trabajar para vivir
en una forma que experimenta como más satisfactoria y enriquecedora”.
Por
tanto, prohibir esas terapias contradice directamente la razón de ser del
terapeuta: "Se les está prohibiendo ayudar a clientes que están a disgusto con su
orientación sexual. Exista o no una prohibición legal, serán
expulsados de su profesión si las ofrecen". Pero "la
misión del terapeuta es estar donde están sus clientes", no el
papel que se les pretende asignar, de "introducir
su propia agenda y valores en la relación de asesoramiento".
"Irónicamente, es el debate transgénero el que está
ilustrando la importancia del asesoramiento para quienes desean cambiar su
identidad sexual", pues "suelen ser adolescentes que tienen una
confusión subyacente –habitual pero temporal- sobre su orientación. Necesitan y
piden ayuda".
Por todo
ello, "esta campaña para prohibir las terapias
basadas en la conversación para quienes se sienten a disgusto con su
orientación sexual y piden consejo es algo absurdo a lo que hay que oponerse con
firmeza", concluye.
Carmelo López-Arias / ReL
No hay comentarios:
Publicar un comentario