¿TE HAS PREGUNTADO EN QUÉ CONSISTE EXACTAMENTE ESTO DE LA DIRECCIÓN ESPIRITUAL O CÓMO CONSEGUIR A ALGUIEN QUE TE AYUDE EN ESTO? Si es así, ¡pensé en ti para escribir este artículo!
No podemos guiarnos a nosotros
mismos, porque a veces tenemos los ojos tan pegados al cuadro de nuestra vida,
que la imagen se nos hace poco clara. La dirección nos pone en contexto, nos
permite entender algunas circunstancias e interpretar —con consejos objetivos—
las luces que Dios nos da en la oración.
¿QUÉ HARÁ UN DIRECTOR ESPIRITUAL?
Quien te acompaña
espiritualmente será alguien que te ayudará a abrir las ventanas de tu alma y
echar un poco de luz sobre la oscuridad que a veces se acumula.
Puede ser alguien que nos
exija cuando nos pongamos muy cómodos y necesitemos una pequeña sacudida para
retomar la búsqueda hacia la santidad. Pero también será quien nos
sugiera cómo moderar nuestro ímpetu y entusiasmo, cuando nuestras metas son
excesivamente altas o irreales.
Busca
a alguien que te señale el camino para volver a Dios cuando te desvías. O bien, que ayude con sus
indicaciones para que esto (salirse de la ruta) no ocurra.
SÚPER IMPORTANTE: APRENDE A OBEDECER CON LIBERTAD
Un punto que quiero resaltar
es que quien te acompañe espiritualmente no puede tomar las
decisiones de tu vida en tu nombre. Puede
sugerirte la mejor manera de responder a Dios con tus talentos, pero, al fin y
al cabo, tu respuesta es tuya y de nadie más.
Un
riesgo es caer en el papel de «dime lo que tengo que hacer, y lo hago». Otro peligro —que a veces
está relacionado con el primero— es hacer lo que nos dicen, pero sin libertad.
Y cuando esto ocurre, justificarse diciendo «yo
hice lo que me dijeron, me equivoqué por culpa de lo que me aconsejaron».
¿Entonces
cómo compatibilizar la libertad con la obediencia a las indicaciones que nos
hacen?
Te pondré un
ejemplo. Si te sugieren evitar un vicio, tú puedes acoger esta recomendación y
hacerla tuya. Estarás «obedeciendo», pero la
decisión la has hecho tuya, porque entiendes que es lo mejor ¡y tú quieres lo mejor!
Lo que quiero decir con esto
es que, tanto si te equivocas como si aciertas, la
responsabilidad y el mérito serán siempre y enteramente tuyos. Porque
la dirección espiritual es eso: dirección. Pero
quien está detrás del volante y decide seguir las señales de tránsito eres tú.
¿CUÁNDO BUSCAR DIRECCIÓN ESPIRITUAL?
Esta es una pregunta «tramposa» porque la dirección espiritual no es
exclusiva para momentos «críticos». Como
ante el discernimiento vocacional, durante una crisis, en una época de
sufrimiento, de duelo o antes de tomar una decisión definitiva.
Debe ser periódica —tú y quien te acompaña espiritualmente deben definir la frecuencia—, ya que de
esta manera se avanza mejor. ¿Por qué? Porque,
a tiempo, se corrige lo que se deba corregir y se promueve lo que se debe
continuar haciendo.
Dios busca el encuentro diario
con nosotros, y nosotros diariamente buscamos corresponderlo. Si somos
constantes en la dirección espiritual, podemos ver qué medios están «funcionando», entenderemos mejor lo que Dios nos
quiere transmitir, qué pequeñas luchas debemos emprender y en qué virtudes
mejorar.
Y AHORA, LA PREGUNTA DEL MILLÓN: ¿DÓNDE ENCUENTRO
UN DIRECTOR ESPIRITUAL?
Por fin hemos llegado al punto
central de este artículo. ¡Gracias por la
paciencia! He enumerado las formas de conseguir acompañamiento
espiritual:
1. SI FRECUENTAS UNA MISMA PARROQUIA: tu párroco quizás te conozca y
pueda atenderte espiritualmente, si se lo pides.
2. SI PERTENECES A ALGÚN MOVIMIENTO O INSTITUCIÓN
DE LA IGLESIA: alguna persona o un sacerdote
con la misma espiritualidad te podrá ayudar en tu relación con Dios y a vivir
mejor tu espiritualidad.
3. SI ACUDES A DISTINTOS MOVIMIENTOS O
INSTITUCIONES: quizás lo que necesites,
primero, sea «arraigarte». No te digo que
solo vayas, a partir de ahora, a compartir con determinadas personas y que
dejes de acudir a otros grupos de oración o apostolado.
Pero sí es importante que
definas cuál es el carisma o la espiritualidad que Dios te ha dado, porque
viviéndola cada vez mejor vas respondiendo a su proyecto de hacerte santo. Una
vez que lo sepas, sabrás «dónde preguntar» por
un director espiritual.
4. SI ESTÁS ALEJADO DE LA IGLESIA Y NO SABES POR
DÓNDE EMPEZAR: quizás lo primero sea una buena confesión. Cualquier sacerdote puede
ayudarte en esto. Luego, te recomiendo la práctica de la confesión frecuente.
Quien te confiese, si es la
misma persona siempre, ya te conocerá lo suficiente para dirigirte
espiritualmente o para «derivarte» con otra
persona.
5. SI
VAS A MISA, REZAS Y TE ESFUERZAS POR VIVIR TU FE, PERO NO ERES PARTE DE NINGÚN
MOVIMIENTO: ni vas siempre a la misma parroquia. si sueles ir a misa a distintas
Iglesias, quizás te hayas encontrado con numerosos sacerdotes celebrando la
Eucaristía o confesando.
¿Te has sentido
interpelado por alguna homilía?, ¿crees que alguno te «entenderá» mejor?
¡Prueba! Acércate a
hablar con él y coméntale que estás buscando un director espiritual.
Igual que el punto anterior,
ya empezarás a tratar con asiduidad a un sacerdote, que podrá convertirse en tu
director espiritual o recomendarte a otro.
6. SI PREFIERES ACUDIR A UN SACERDOTE PARA
CONFESARTE, PERO TE SIENTES MÁS CÓMODO HABLANDO LARGO Y TENDIDO CON UN LAICO: ¡no hay
problema! Nadie puede
reemplazar al sacerdote a la hora de perdonar los pecados, pero un laico puede
acompañarte espiritualmente.
Eso sí, debe ser alguien
con suficiente vida interior para poder guiarte. Puede ser alguien de tu grupo de oración, tu movimiento o
congregación, un pariente, un amigo, un profesor, etc.
Que sea alguien a quien veas
como una persona a la que puedas abrir tu alma y enseñarle lo que hay en ella,
cuyas indicaciones te lleven a amar más y mejor a Dios.
¡Espero que
estos consejos te sean útiles! Primero, para decidirte y buscar a alguien que te dirija espiritualmente. Y segundo, ¡para
encontrarlo!
Escrito por María Belén Andrada
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