¿Recuerdas la primera cita que tuviste con tu pareja? Cómo olvidar aquella sensación de emoción, inquietud y expectativa que rodeaba aquel primer encuentro. Normalmente la primera cita nunca se olvida, marca el inicio de lo que posteriormente llegan a ser como pareja.
Después de ese primer
encuentro seguramente vinieron más citas de pareja al inicio de la relación,
todas ellas matizadas por este clima de expectativa y enamoramiento que fue surgiendo de
manera natural y paulatina conforme la relación iba creándose.
Una característica que suelen
tener estas primeras citas es que las parejas pueden durar «horas» platicando
sin que se agoten los temas. Al contrario, parecería que falta tiempo para
poder seguir hablando de nuestros mundos, de nuestras ideas y sueños.
Al pasar el tiempo,
eventualmente aquel clima que predominaba en esas primeras citas fue tornándose
en algo más cotidiano, menos efusivo y probablemente, cada vez más profundo.
Esto suele suceder cuando la intensidad del enamoramiento que surge en un
primer momento en la pareja va disminuyendo, y es normal, forma parte de un
proceso natural.
EL ESFUERZO DE LAS PRIMERAS CITAS YA NO ES EL MISMO
Sin embargo, en este proceso
de la relación y con el paso del tiempo corremos el riesgo de perder
como pareja ese esfuerzo y empeño que poníamos en las primeras citas.
De acostumbrarnos a la
presencia del otro de tal manera que nuestros encuentros, en vez de estar
centrados en la persona que tengo delante de mí, en quien yo he escogido como
mi compañero de vida, y a quien yo he decidido amar, se concentren en el
trabajo, los pendientes del día a día, las dificultades, etc.
Más aún, podemos adentrarnos
tanto en «todo lo demás» de manera que no
tengamos tiempo para
nosotros y dejemos de tener citas a solas. Y no me
refiero a que dejemos de salir juntos y solamente nosotros como pareja, me
refiero a que podemos salir juntos en una aparente cita. Pero traemos la
mente y el corazón en tantas cosas que no logramos centrar totalmente nuestra
atención y escucha en nuestra pareja.
YA NO TENDREMOS UNA CITA A CIEGAS, TENDREMOS CITAS
DE CORAZÓN A CORAZÓN
Evidentemente las citas que
tengamos después de la primera ya no serán tanto «una
cita a ciegas». Ya conocemos más a la persona que hemos elegido amar
totalmente por medido del matrimonio.
Así que, con mayor razón,
nuestras citas, al no ser «tan a ciegas» podrían
convertirse en momentos únicos, rodeados por ese primer
clima de expectativa y enamoramiento a un nivel superior y con una mayor
madurez en el amor. Posiblemente con menores emociones, pero
con mayor profundidad y autenticidad.
El
reto de las parejas será el de cuidar de manera celosa esas citas periódicas en las que se dediquen a
hablar de ellos mismos. Anímense a recordar juntos la historia de la relación,
los acontecimientos que la marcaron, los sueños que tienen y cómo se sienten
actualmente en la relación.
Compartan lo que les gusta y
por lo que se sienten agradecidos, lo que les gustaría mejorar para fortalecer
la relación y crecer en el amor. Y tú, ¿recuerdas
cuándo fue la última vez que tuviste una auténtica cita con tu pareja?
Artículo elaborado por Anahí Ruvalcaba Ortiz.
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