lunes, 6 de enero de 2020

¿SI PEDRO ERA LA PIEDRA DE MATEO 16,18, POR QUÉ JESÚS NO DIJO QUE ERA EL MAYOR CUANDO LE PREGUNTARON?


Un amigo me envía la siguiente consulta:
PREGUNTA:
José Miguel los testigos de Jehová me dicen que en Lucas 22,24 al 26 que dice en la Biblia Reina Valera: “Hubo también entre ellos una disputa sobre quién de ellos sería el mayor. Pero él les dijo: Los reyes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que sobre ellas tienen autoridad son llamados bienhechores, mas no así vosotros, sino sea el mayor entre vosotros como el más joven, y el que dirige, como el que sirve.”
Los testigos de Jehová me dijeron que si Pedro es la piedra de la iglesia y era el mayor entre ellos ¿porque ahí no lo dijo?

RESPUESTA:
Antes de abordar el tema en cuestión quiero hacer una precisión: cuando uno recibe una objeción cómo esta, de la que no sabe la respuesta, lo primero que recomiendo hacer es reflexionar serenamente el argumento para encontrar si tiene fallas, y es que la apologética no se limita a aprender respuestas ya dadas (memorización), sino en base a lo aprendido estar preparado para responder preguntas que no se ha escuchado antes.
Si bien esta pregunta es muy frecuente, lo que yo voy a dar es mi propia respuesta, en base a mi limitada comprensión, del por qué creo yo que ese argumento es falaz. Seguramente haya respuestas mejores que la mía, pero aquí les dejo la mía.
Ante todo partamos de la premisa real enmascarada en una pregunta: el testigo de Jehová lo que hace es establecer una suposición: Si Jesús hubiese querido designar a Pedro como el “mayor” hubiese aprovechado allí de decirlo”.
En ese punto encontramos la primera falacia (probablemente un non-sequitur), porque no afirmar algo no implica necesariamente negarlo.  La alternativa puede ser tan simple como que pudo haber otro motivo por el cual Jesús no respondió la pregunta directamente, por ejemplo, querer aprovechar la ocasión para dejar una enseñanza más importante. Y eso fue precisamente lo que ocurrió cuando les hizo notar que no deberían estar preocupados por quien será el mayor y el menor, sino en servir.
Y es que estamos acostumbrados en nuestro mundo actual en que el que tiene autoridad lo suele hacer para servirse a sí mismo, pero la esencia de la autoridad consiste precisamente que es un servicio a los demás. Si alguien quiere ser el mayor del Reino de los Cielos, por tanto debe ser el mayor servidor de todos (moraleja).
Por tanto, Jesús al no responder directamente no está diciendo que en el Reino de los cielos no habrá nadie mayor que nadie. Cuando Jesús habló de Juan el Bautista dijo: “En verdad os digo que no ha surgido entre los nacidos de mujer uno mayor que Juan el Bautista; sin embargo, el más pequeño en el Reino de los Cielos es mayor que él.” (Mateo, 11,11)
En otra ocasión que a Jesús le hicieron la misma pregunta tampoco responde directamente, sino que vuelve a aprovechar para dejar otra enseñanza: “En aquel momento se acercaron a Jesús los discípulos y le dijeron: «¿Quién es, pues, el mayor en el Reino de los Cielos?» El llamó a un niño, le puso en medio de ellos y dijo: «Yo os aseguro: si no cambiáis y os hacéis como los niños, no entraréis en el Reino de los Cielos. Así pues, quien se haga pequeño como este niño, ése es el mayor en el Reino de los Cielos.” (Mateo 18,1-4)
Si vamos al extremo de tomar el razonamiento del testigo de Jehová en serio tendríamos que concluir que nadie será mayor que nadie en el Reino de los Cielos, porque sino Jesús lo hubiese dicho ALLÍ. Lo cierto es que utilizando este razonamiento falaz podemos suponer cualquier cosa por más absurda que sea, pongamos algunos ejemplos:
-          Si san Juan hubiese querido enseñar la doctrina de la Trinidad hubiese usado la palabra Trinidad en el capítulo 1 de su Evangelio.
-          Si Jesús hubiese sido inocente de las acusaciones que le hicieron se hubiese defendido
-          Si Jesús hubiese sido Todopoderoso hubiese bajado de la Cruz.
-          Si Jesús hubiese resucitado realmente se hubiese mostrado al mundo entero.
-          Etc. etc.
Lo cierto es que todas esas suposiciones se responden con un simple: NO NECESARIAMENTE. Lo mismo en este caso, no necesariamente Jesús tuvo que señalar allí a Pedro como “el mayor”, que dicho sea de paso, no se refería precisamente a lo que el Testigo de Jehová asume, y allí debemos hacer una segunda distinción:
Ser quien en determinado momento ejerce autoridad en la Iglesia militante no garantiza un “lugar” en el Reino de los Cielos (porque el Reino de los cielos es mucho más amplio que eso). Como ya he dicho: la autoridad en la Iglesia es un servicio, y quien la ejerce puede hacerlo mejor o peor y terminar siendo el más pequeño del reino de los cielos o incluso condenarse (como ilustró Dante cuando en su Divina Comedia en pleno siglo XIII, colocó un Papa en la antecámara del averno [1]).
Si pensáramos que ser Papa le hace a alguien el “mayor” en el Reino de los cielos, ¿cómo creen los testigos de Jehová que pensamos que repartirán los lugares los Papas que han habido? ¿harán una especie de sorteo?
Evidentemente la santidad personal y el mérito gracioso tienen relación con el lugar que cada quien tendrá en el Reino de los cielos: “Jesús les dijo: «Yo os aseguro que vosotros que me habéis seguido, en la regeneración, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono de gloria, os sentaréis también vosotros en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel.” (Mat 19,28), no sabemos cómo ni cuanto, pero sabemos que será el Dios Padre quien dará a cada quien su respectivo lugar:
“Se acercan a él Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, y le dicen: «Maestro, queremos, nos concedas lo que te pidamos.» Él les dijo: «¿Qué queréis que os conceda?» Ellos le respondieron: «Concédenos que nos sentemos en tu gloria, uno a tu derecha y otro a tu izquierda.» Jesús les dijo: «No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber la copa que yo voy a beber, o ser bautizados con el bautismo con que yo voy a ser bautizado?» Ellos le dijeron: «Sí, podemos.» Jesús les dijo: «La copa que yo voy a beber, sí la beberéis y también seréis bautizados con el bautismo conque yo voy a ser bautizado; pero, sentarse a mi derecha o a mi izquierda no es cosa mía el concederlo, sino que es para quienes está preparado.»”  (Mateo 10,35-40)
En resumen: la pregunta del testigo de Jehová parte de una suposición falaz basada en un texto que se refiere a otra cosa. Cuando Jesús quiso hablar del lugar de autoridad que Simón tendría en la Iglesia militante lo hizo: le cambió el nombre a Pedro y le entregó las llaves del Reino de los cielos. Si bien a todos les da el poder de atar y desatar, sólo a Él entrega las llaves. Sólo él encabeza todas las listas numeradas de los apóstoles, figurando Judas en el último lugar. Allí tienen la respuesta a su pregunta, y no esperar que en cada momento en donde a Jesús le preguntasen algo, él tenga que afirmar lo que ya diría en otro momento.
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REFERENCIAS
[1] Si bien San Celestino V fue un Papa al que Dante consideró un cobarde por haber renunciado al Papado, y de allí que le presentara en el infierno, la imagen que presenta no corresponde a la realidad, y de hecho este Papa fue posteriormente canonizado. Sin embargo, el ejemplo ilustra bien que en la Iglesia Católica nunca se ha pensado que alguien por el hecho de ser Papa, es por eso más o menos santo, o no puede llegar a condenarse.
José Miguel Arráiz

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