Oraciones para cada
día de la novena, la puedes hacer tantas veces desees, de manera especial los
días previos a la festividad (3 al 11 de septiembre)
Por: n/a | Fuente: oracionesydevocionescatolicas.com
Por la señal de la Santa Cruz, líbranos Señor Dios de todos nuestros
enemigos. Amén
ACTO DE CONTRICIÓN
PARA TODOS LOS DÍAS
Señor mío, Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío, por ser Vos quién sois y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido; propongo firmemente nunca más pecar, apartarme de todas las ocasiones de ofenderos, confesarme y, cumplir la penitencia que me fuera impuesta.
Ofrezco, Señor, mi vida, obras y trabajos, en satisfacción de todos mis
pecados, y así como lo suplico, así confío en vuestra bondad y misericordia infinita,
que los perdonareis, por los méritos de vuestra preciosísima sangre, pasión y
muerte, y me daréis gracia para enmendarme, y perseverar en vuestro santo amor
y servicio, hasta el fin de mi vida. Amén.
ORACIÓN PARA TODOS
LOS DÍAS
Oh piadosísima virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra, dignaos admitir estos obsequios que humildemente consagramos a gloria de vuestro Nombre Sacrosanto. Indignos somos que nos escuchéis, mas vuestra piedad no sufrirá el alejarnos de Vos.
Vuestro amor nos trae, vuestra piedad nos convida, y la multitud de
gracias que nos habéis dispensado en medio de nuestras iniquidades, nos obliga
y empeña a bendecir con todas las ansias de nuestro corazón, las grandezas
admirables de vuestra alma y de vuestras perfecciones y prerrogativas
inestimables comprometidas en el Nombre Augusto y venerable que recibisteis del
Cielo. Sea bendito por toda la eternidad, Alábenles las criaturas, todas del
Cielo, de la Tierra y del abismo. Nosotros por todas, le bendecimos y loamos,
esperando poder hacerlo eternamente en la Gloria. Amén
JACULATORIA
A tu amparo y protección,
Madre de Dios, acudimos
No desprecies nuestros
Y de todos los peligros,
Virgen gloriosa y bendita,
Defiende siempre a tus hijos.
ORACIÓN FINAL PARA
TODOS LOS DÍAS
Dulcísima y amabilísima Virgen MARÍA, que os dignasteis tomar bajo vuestra soberana protección el benéfico Instituto de las Escuelas Pías, y honrarle y defenderle con el escudo de vuestro Nombre Sacrosanto; vednos aquí, Señora, y Madre nuestra, que emulando la devoción de vuestro fervoroso y amante siervo San José de Calasanz, nos acogemos también a la sombra saludable de tan Augusto Nombre, confesándole gloria del cielo, consuelo de los mortales, terror de los infiernos. Reconoced, o Virgen bendita, en nosotros a vuestros hijos, acordándoos que el Unigénito del eterno Padre y también unigénito, vuestro no se desdeñó de apellidarnos sus hermanos. Dadnos, os pedimos una perpetua y devota memoria de vuestro suavísimo Nombre. Sea este como manjar dulcísimo, como sabroso alimento para nuestras almas. Ampárenos en nuestros peligros, en nuestras tribulaciones y angustias, y en la hora de nuestra muerte. No pereceremos, si nos hacéis la gracia de que sepamos invocarle devotamente, y con fervor. Venga también, oh Madre, sobre nosotros todos cuantos nos hemos congregado para celebrar vuestro venerable Nombren, la bendición divina que alcanzasteis de JESÚS para las Escuelas Pías. Continuad protegiendo esta santa Institución , a sus individuos, discípulos y bienhechores,, para bien de la Iglesia y salvación de las almas. Logremos todos por vuestra intercesión una vida penitente, y una muerte santa en el ósculo del Señor. Amén.
PRIMER DÍA.
Jaculatoria:
A tu amparo etc.
Bendito y alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar, y la Inmaculada
Concepción de María Santísima, Madre de Dios y Señora nuestra, concebida sin
pecado original en el primer instante de su ser. Amén.
Oh Virgen Madre MARIA, cuyo santísimo
y augusto Nombre , que significa Mar de gracia nos descubre, que el Altísimo se
complació en Vos desde toda eternidad , y por lo mismo os preservó de la culpa
original, en atención a los méritos previstos del Redentor del mundo, que había
de nacer de Vos: recibid el sincero parabién que os damos no solo por esta
primera y especialísima gracia, con que fuisteis enriquecida en vuestra
Concepción inmaculada, sino también por todos los demás dones, privilegios,
prorrogativas y distinciones, que la Beatísima Trinidad se dignó reunir en
vuestra alma, para que fueseis verdaderamente un mar inmenso de gracias
celestiales. Refluya, Madre nuestra, en nosotros ese piélago soberano y
alcáncenos vuestra poderosa intercesión auxilios eficaces, con que solicitemos,
obtengamos y conservemos la divina gracia, para que asemejándonos en la
santidad a Vos, no desmerezcamos el título de hijos vuestros, y después de
celebrar en la tierra las glorías de vuestro Nombre, bendigamos en el cielo con
Vos al que vive y reina Dios por los siglos de los siglos. Amén.
Se repite la jaculatoria. A tu amparo etc.
Se rezarán cinco Ave Marías con un Gloria, y se
hará en silencio la súplica de la gracia especial que se solicita.
Se reza la oración final para todos los días.
SEGUNDO DIA.
Jaculatoria: A tu
amparo etc.
Bendito y alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar, y la
Inmaculada Concepción de María Santísima, Madre de Dios y Señora nuestra,
concebida sin pecado original en el primer instante de su ser. Amén.
Oh Virgen Madre MARÍA, cuyo Augusto
Nombre de Iluminadora en su significación nos declara haber sido Vos en vuestro
nacimiento la brillante Aurora, que anunció al mundo la próxima llegada del
Eterno Sol de Justicia Cristo JESÚS. Seáis bendita, Oh Madre nuestra, por
aquella luminosa claridad, con que comenzasteis desde luego a disipar las
tinieblas del mundo, iluminándole con los ejemplos de vuestra vida inocentísima
y con los beneficios de vuestra ilimitada misericordia. Dignaos, Señora,
iluminar nuestras almas con la memoria de vuestras admirables y puras
costumbres, y con los celestiales auxilios, que nos alcance vuestra solícita
piedad. Vuestros ejemplos sean antorcha que guíe nuestros pasos, e ilumine
nuestras sendas: vuestra misericordia alumbre los ojos de nuestro corazón, para
que no durmamos en la muerte del pecado. Aparezca vuestro Nombre sacrosanto en
medio de nuestras últimas agonías, y devotamente pronunciado disipe los temores
de nuestras almas, ahuyente de nosotros y nuestras habitaciones a los espíritus
infernales y selle los últimos alientos de nuestra vida opaca que, terminada
así felizmente, prosigamos cantando vuestras alabanzas por toda la eternidad.
Amén.
Se repite la jaculatoria. A tu amparo etc.
Se rezarán cinco Ave Marías con un Gloria, y se
hará en silencio la súplica de la gracia especial que se solicita.
Se reza la oración final para todos los días.
TERCER DIA.
Jaculatoria: A tu
amparo etc.
Bendito y alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar, y la
Inmaculada Concepción de María Santísima, Madre de Dios y Señora nuestra,
concebida sin pecado original en el primer instante de su ser. Amén.
Oh Virgen Madre MARIA, cuyo Nombre
Augusto interpretado Estrella del Mar nos demuestra que fuisteis por Dios
destinada para guía y consuelo de los mortales, mientras fluctuamos por el
turbulento mar de este mundo. Ved, Señora, y ved con ojos compasivos cuan
terribles son las olas de molestas tentaciones que nos combaten, cuan
formidables los escollos de los malos ejemplos, que continuamente se presentan
a nuestra vista. Y nosotros débiles zozobramos a cada paso y perdemos el rumbo
de nuestra patria.
El oculto cielo se nos oculta, y el abismo se abre bajo nuestros pies,
porque pecamos, y después que pecamos, somos acometidos de la desconfianza y de
la desesperación. Oh cuantas veces, Virgen santa, si no hubiera sido por Vos,
habríamos desconfiado de la divina misericordia! Bendita seáis, Madre
piadosísima, que cual Estrella del mar habéis aparecido en nuestros corazones
turbados con la memoria de nuestras culpas, y habéis restituido a nuestras
almas la calma y la serenidad. No os ocultéis jamás a nuestra vista, no
permitáis que nuestro corazón os olvide, o deje de invocaros con fervorosa
confianza. Porque ciertos estamos, oh MARÍA,
que siguiendo vuestra dirección no nos extraviamos, y pensando en Vos no
erramos: que con vuestra ayuda no caemos, y que con vuestra protección, nada
tenemos que temer; que si Vos nos guiais no nos fatigamos, y si nos sois
propicia arribaremos con felicidad al puerto de la bienaventuranza, donde por
siempre cantaremos las glorias de vuestro Nombre. Amén.
Se repite la jaculatoria. A tu amparo etc.
Se rezarán cinco Ave Marías con un Gloria, y se
hará en silencio la súplica de la gracia especial que se solicita.
Se reza la oración final para todos los días.
CUARTO DIA.
Jaculatoria: A tu
amparo etc.
Bendito y alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar, y la
Inmaculada Concepción de María Santísima, Madre de Dios y Señora nuestra,
concebida sin pecado original en el primer instante de su ser. Amén.
Oh Virgen Madre MARIA, cayo venerable
Nombre significando Señora nos recuerda el dominio que ejercéis sobre las
celestiales, terrenas e infernales criaturas. Grande admiración, oh Madre,
consuelo y alegría nos causa el contemplaros Señora universal. Sois Señora de
los Ángeles, y ante Vos, humana criatura, se postran reverentes los soberanos
espíritus, que muchos siglos antes de que Vos nacieseis, solo se postraron ante
el supremo Creador. Pero vuestra santidad casi infinita, y vuestra dignidad de
Madre de Dios os ha colocado sobre las celestiales jerarquías. Oh ¡que grandeza
la vuestra, Virgen poderosa! Si os obedecen los Ángeles bienaventurados ¿cuánto
de Vos temblarán los espíritus malignos? Y que felicidad para nosotros, que Vos
tengáis tal dominio! He aquí, Señora, nuestros ojos se dirigen siempre a
vuestras manos. De ellas nos ha venido cuanto bueno poseemos, de ellas
esperamos recibir cuanto necesitamos, por ellas queremos ofrecer al Señor
cuanto de bueno practiquemos con su gracia. Nuestro corazón suspira por amaros,
ansían nuestros labios bendeciros, desea veneraros nuestro espíritu y nuestra
alma se complace en suplicaros. Admitid, Señora, nuestros obsequios y
ejerciendo vuestro dominio contra los enemigos de nuestras almas , alejadlos de
nosotros en la hora de nuestra muerte , para que libres de su tiranía nos
gocemos eternamente en vuestra amable servidumbre. Amén.
Se repite la jaculatoria. A tu amparo etc.
Se rezarán cinco Ave Marías con un Gloria, y se
hará en silencio la súplica de la gracia especial que se solicita.
Se reza la oración final para todos los días.
QUINTO DIA.
Jaculatoria: A tu
amparo etc.
Bendito y alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar, y la
Inmaculada Concepción de María Santísima, Madre de Dios y Señora nuestra,
concebida sin pecado original en el primer instante de su ser. Amén.
Oh Virgen Madre MARIA, cuyo santo
Nombre interpretado Mirra del mar, nos descubre los frutos admirables de
vuestras virtudes perfectísimas. Fuisteis de cierto, Madre nuestra, mirra suavísima
y escogida en la presencia del altísimo. Atraído por su olor el Rey de la
Gloria descendió del seno del eterno Padre a morar en vuestro vientre y
engendrasteis así Vos en el mundo la perla de la inmortalidad. Llena después de
amargura en la pasión de vuestro querido JESUS y
abrasada en el fuego de la caridad más sublime, exhalasteis una suavidad tan
fragante, que embalsamó los cielos y la tierra recreando maravillosamente a sus
moradores. La Iglesia se goza aun percibiendo el aroma exquisito de vuestro
corazón sacrificado por los pecadores al pié de la cruz en la cima del
Calvario. Oh Madre querida, seamos semejantes a ti los que nos gloriamos de ser
hijos vuestros. La memoria de vuestras penas toleradas por nuestro amor,
amargue nuestros corazones con la mirra de la compunción y encendidos nuestros
pechos en el amor de JESÚS ofendido, destilen esta mirra nuestros ojos en
abundantes lágrimas, y destílenla nuestras manos en obras de virtud y
penitencia. Seremos entonces buen olor de Jesucristo, y el Señor no rehusará
habitar en nuestras almas por su gracia, hasta que logremos con la misma ser
coronados de gloria en la feliz eternidad. Amén.
Se repite la jaculatoria. A tu amparo etc.
Se rezarán cinco Ave Marías con un Gloria, y se
hará en silencio la súplica de la gracia especial que se solicita.
Se reza la oración final para todos los días.
SEXTO DIA.
Jaculatoria: A tu
amparo etc.
Bendito y alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar, y la
Inmaculada Concepción de María Santísima, Madre de Dios y Señora nuestra,
concebida sin pecado original en el primer instante de su ser. Amén.
Oh Virgen Madre MARÍA, que os
dignasteis interpretar vuestro sagrado Nombre Madre de misericordia a fin de
consolar a un siervo vuestro en la hora de su muerte. ¿A quién mejor que a Vos
clamaremos nosotros miserables y desolados implorando el alivio de nuestros
males y miserias? ¿A quién mejor que a Vos, verdadera Madre de misericordia? Oh
Madre santa, Madre única, Madre inmaculada, Madre incorrupta, Madre de
misericordia, Madre de piedad y de indulgencia, abrid vuestro seno piadoso y
recibid en él a los que estamos muertos por la culpa. Hijos pródigos pero ya
arrepentidos clamamos a Vos, y con todas las veras de nuestro corazón llenos de
confianza os apellidamos Madre nuestra. Y recordamos oh con cuanto
agradecimiento, las veces innumerables, que nos habéis protegido, defendido y
excusado con el divino Padre. Qué fuera ya de nosotros sin vuestra
mediación, Madre amantísima! Continuad, Virgen pía, vuestros oficios de
maternal misericordia para con nosotros desdichados pecadores. Vos sois nuestro
refugio. Vos nuestro consuelo; en Vos está nuestra esperanza durante la vida, y
en Vos confiaremos, cuando acercándose el momento de comparecer ante el
tribunal de Jesucristo, pida justicia contra nosotros nuestro común enemigo.
Haced, oh Madre, que en aquel instante os invoquemos fervorosos y responded
piadosa a nuestra invocación; tomad a vuestro cargo nuestra defensa, y aplacado
el divino Juez por vuestra intercesión logremos con Vos bendecirle por los
siglos de los siglos; Amen.
Se repite la jaculatoria. A tu amparo etc.
Se rezarán cinco Ave Marías con un Gloria, y se
hará en silencio la súplica de la gracia especial que se solicita.
Se reza la oración final para todos los días.
SÉPTIMO DÍA.
Jaculatoria: A tu
amparo etc.
Bendito y alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar, y la
Inmaculada Concepción de María Santísima, Madre de Dios y Señora nuestra,
concebida sin pecado original en el primer instante de su ser. Amén.
Oh Virgen Madre MARÍA, toda dulzura,
y toda suavidad como lo declara vuestro Nombre sacrosanto. ¿Quién podrá
dignamente celebrar la dulzura de vuestro trato y la benignidad de vuestra
condición? Una sola palabra vuestra llenó de alegría al mundo y regalando
dulcemente los oídos del divino Esposo, os hizo al mismo tiempo Esposa
suya, Madre de Dios. Saludasteis a vuestra prima Isabel, y apenas vuestra
dulce voz resonó en sus oídos, el hijo que llevaba en sus entrañas, dio saltos
de gozo y ella misma fue llena del Espíritu Santo. Oigamos, Madre nuestra,
también vuestra voz; habladnos, Madre dulcísima, eficazmente al corazón. Ya
sabemos, que nos diréis como a los sirvientes de las bodas de Cana; Haced lo
que mi Hijo os diga: Dadnos pues que llegue a los oídos de nuestra alma esta
vuestra voz, y dadnos voluntad de cumplirla con prontitud y perfección.
Habladnos así mismo, Madre querida, en la hora de nuestra muerte, allí entre
los clamores y remordimientos de nuestra conciencia suene vuestra voz en nuestros
oídos: cuando en medio de nuestras agonías os digamos: Madre, oigamos de
vuestros labios el dulce nombre de hijos, y consolados y reanimados con tal
palabra volemos en vuestros brazos a bendecir para siempre vuestro Nombre en
las moradas eternas de la gloria. Amén.
Se repite la jaculatoria. A tu amparo etc.
Se rezarán cinco Ave Marías con un Gloria, y se
hará en silencio la súplica de la gracia especial que se solicita.
Se reza la oración final para todos los días.
OCTAVO DIA.
Jaculatoria: A tu
amparo etc.
Bendito y alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar, y la
Inmaculada Concepción de María Santísima, Madre de Dios y Señora nuestra,
concebida sin pecado original en el primer instante de su ser. Amén.
Oh Virgen Madre MARIA, cuyo sagrado
Nombre nos revela vuestra celestial hermosura. Nosotros, Madre bella, nos
complacemos singularmente en contemplaros superior en belleza a todas las
criaturas sensibles e insensibles producidas por la sabia mano del Omnipotente.
Con indecible gozo de nuestra alma os predicamos hermosa cual la luna en su
plenitud y escogida como el sol. Os miramos y admiramos toda linda, toda bella,
sin mancha alguna ni sombra de pecado o de ignorancia. Nos congratulamos de
tener una Madre, que fue siempre objeto de las complacencias del Altísimo;
alábenla los astros de la mañana, y cuya hermosura celebran el sol y la luna
admirados, con júbilo universal de los hijos de Dios. Oh felicísima, oh
bellísima, oh hermosísima sobre todas las hermosuras inferiores al Creador.
Cautive, Madre querida, vuestra casta belleza nuestros corazones, y enamorados
estos de vuestras gracias singulares, jamás sean presa del amor profano, ni se
dejen seducir de la pasajera hermosura de los cuerpos corruptibles. Agrádenos
solamente la belleza de la virtud, la hermosura de la gracia, el resplandor de
la inocencia, estas bellezas que no pasan con los años , que no se marchitan
con la enfermedad , estas bellezas que la muerte perfecciona y eterniza.
Amemos, oh MARIA, tu belleza celestial, y
para poder gozarla conservemos por tu intercesión limpias de toda culpa
nuestras almas , a fin de que terminada nuestra carrera mortal, logremos ser
eternos admiradores de vuestra belleza en la mansión de los justos. Amén.
Se repite la jaculatoria. A tu amparo etc.
Se rezarán cinco Ave Marías con un Gloria, y se
hará en silencio la súplica de la gracia especial que se solicita.
Se reza la oración final para todos los días.
NOVENO DIA.
Jaculatoria: A tu
amparo etc.
Bendito y alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar, y la
Inmaculada Concepción de María Santísima, Madre de Dios y Señora nuestra,
concebida sin pecado original en el primer instante de su ser. Amén.
Oh Virgen Madre MARÍA, cuyo sagrado Nombre interpretado por el
Crisóstomo: Gran Milagro, nos revela vuestra suma perfección, y nos enseña a
miraros como la criatura predilecta del Altísimo. Así es en verdad, Madre
nuestra, con placer indecible lo reconocemos y confesamos. Milagro sois de la
gracia que se anticipó a la muerte de Jesucristo para redimiros en virtud suya
y librarnos de la culpa original. Milagro sois del divino Espíritu, por cuya
soberana operación brillan en Vos juntamente la flor de la Virginidad, y los
frutos de la Maternidad, siendo Virgen fecunda y Madre intacta. Milagro sois
que al cielo asombra, contemplándoos criatura y Madre del Creador. Haced, oh
Madre, que la consideración de tanta grandeza vuestra excite en nuestras almas
vivos deseos de contemplaros eternamente, y que para conseguir tanta dicha nos
resolvamos de una vez a renunciar al pecado y practicar las máximas del
Evangelio, cuya fiel y constante observancia nos haga merecedores de gozar de
vuestra presencia y bendecir con Vos en el cielo al que vive y reina Dios por
los siglos de los siglos. Amén.
Se repite la jaculatoria. A tu amparo etc.
Se rezarán cinco Ave Marías con un Gloria, y se
hará en silencio la súplica de la gracia especial que se solicita.
Se reza la oración final para todos los días.
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