La Policía de
Investigaciones de la Región de Valparaíso (Chile) investiga la causa de muerte
de Francisca Meneses (en la foto), una joven de 28 años que se habría sometido
a un “tratamiento” de medicina
alternativa muy de moda en Brasil que usa el veneno de una rana amazónica,
según informa Fernanda Villalobos en Emol.
UN TRATAMIENTO ALTERNATIVO Y ESOTÉRICO
La mujer, que vivía en Llay
Llay, se habría aplicado el producto el pasado 14 de abril y rápidamente tuvo
que ser trasladada en estado grave hasta el Hospital San Camilo de San Felipe,
informa La Estrella de Valparaíso. Según explicó el medio, este método se basa en
retirar el sudor que secreta la Phyllomedusa
bicolor, una rana de color verde que proviene de Brasil,
llamada Kambó, que segrega una
sustancia tóxica utilizada para defenderse de sus depredadores.
Desde sus orígenes, las tribus amazónicas lo han utilizado
para “limpiar el cuerpo y el alma”, ya que tras aplicar el veneno vía cutánea, según
sus creencias, se eliminaría todo tipo de toxinas.
El jefe de la Brigada de Homicidios de la PDI (Policía de
Investigaciones) de Los Andes, el comisario Gino Gutiérrez, comentó que “familiares nos informaron que la afectada se había sometido a una conocida técnica de la rana Kambó, que
está vinculado a temas esotéricos. La mujer se habría acercado durante
el fin de semana a un domicilio de Llay Llay para que otras personas le
aplicaran el producto vía cutánea”.
LOS RIESGOS DE UNA PRÁCTICA
“Hemos
recibido el aviso del hospital San Camilo de San Felipe, a la unidad de
Epidemiología de la Seremi de Salud, de la muerte de una paciente por intoxicación asociada al veneno de una rana
que se llama Kambó”, aseguró el seremi de Salud de Valparaíso, Francisco Álvarez, en
declaraciones que reproduce Radio
Cooperativa.
La autoridad de salud aclaró
que el veneno de la rana es utilizado “como medicina alternativa para
distintos fines, la cual puede producir distintos efectos tóxicos debido a la
presencia de principios activos alcaloides, las cuales van desde náuseas y vómitos hasta obstrucción
respiratoria lo que incluso puede causar la muerte”.
A su vez, el director (s) del
recinto asistencial, Daniel Álvarez, dijo que “se
internó a la paciente en la Unidad de Cuidados Intensivos y a pesar de los
esfuerzos, su compromiso se agudizó. Esto se debería a un ‘tratamiento’ de
rana, lo que provocó un edema
cerebral severo. Dado los antecedentes, se informó a la Fiscalía local,
quien concluyó que el cuerpo se debía trasladar hasta el servicio médico legal
para hacer las pericias correspondientes”.
Dado este caso, profesionales
del área aseguraron que utilizar productos no certificados podría ser un alto riesgo para contraer enfermedades,
alergias e incluso la muerte. “Los
productos deben estar certificados y venderse en lugares establecidos, ya que
no sabemos su procedencia y no sabemos cómo puede reaccionar nuestro cuerpo. En
este caso en específico, puede que
la sustancia haya sido mezclada con otras, provocándole algún shock a la
paciente”, detalló Rodrigo
Cruz, médico infectólogo de la Universidad de Valparaíso.
OTRAS VÍCTIMAS ANTERIORES
La joven de Valparaíso no es la primera víctima de un ritual como
éste, tal como explica Paulo Guzmán en Pousta. El año 2009, Daniel Lara Aguilar, de 55 años,
falleció por el veneno de la rana en la comuna de Pichidegua (O’Higgins,
Chile). Frente al desconocimiento de las autoridades ante el tema, su causa de
muerte fue fichada como desconocida.
“Es
sabido que el veneno de la Phyllomedusa tiene péptidos con una potente
actividad agonista opioide, como las deltorfinas y las dermorfinas, por lo que
la sensación de bienestar experimentada
por los usuarios de kambó puede deberse a ellas”, dijo a BBC Mundo Leonardo
de Azevedo Calderón, de la Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz) de Brasil, uno de
los principales centros de investigación sobre salud pública del mundo.
La sensación de bienestar
manifestada por los adeptos a este “tratamiento” se
debe entonces a una reacción química/biológica momentánea. En Brasil el problema es tal que desde el año
2004 su práctica se encuentra prohibida y penalizada. En Chile, este
tratamiento cuesta entre 10.000 y 30.000 pesos según las diferentes opciones de
que ofrecen curanderos que proliferaron durante los últimos dos años.
Secretaría RIES
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