El Papa Francisco recordó que “la legítima
defensa no es un derecho sino un deber para el que es responsable de la vida de
otro”.
Durante la audiencia que concedió en el Vaticano este lunes 17 de
diciembre a los miembros de la Delegación de la Comisión Internacional contra
la Pena de Muerte recordó que “la defensa del bien
común exige colocar al agresor en la situación de no poder causar perjuicio”.
Por este motivo, “los que tienen autoridad
legítima deben rechazar toda agresión, incluso con el uso de las armas, siempre
que ello sea necesario para la conservación de la propia vida o la de las
personas a su cuidado. Como consecuencia, todo uso de fuerza letal que no sea
estrictamente necesario para este fin solo puede ser reputado como una
ejecución ilegal, un crimen de estado”.
En este sentido, explicó que “toda acción
defensiva, para ser legítima, debe ser necesaria y mesurada”.
En definitiva, destacó que “el amor a sí
mismo constituye un principio fundamental de la moralidad. Es, por tanto,
legítimo hacer respetar el propio derecho a la vida, incluso cuando para ello sea
necesario asestar al agresor un golpe mortal”.
Redacción ACI
Prensa
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