martes, 20 de noviembre de 2018

¿CANTO DE PERDÓN? -NO EXISTE


Muchas cosas se introducen en la liturgia, como corruptela, y luego no hay manera de erradicarlas y hacer las cosas bien. Parece algo común, que muchos hacen, y hasta se pensará que es legítimo y bueno hacerlo así. Pero no. ¡Qué bien haríamos en leer, repasar y ajustarnos todos a la actual Ordenación General del Misal Romano!
    Uno de esos casos, de esas corruptelas, es el “canto de perdón” en Misas, especialmente con niños y jóvenes, que sustituye por completo, casi arrasa, el acto penitencial de la Misa.
   En la OGMR nada se dice de él, no hay abierto resquicio ni posibilidad alguna. Y sin embargo… Sin embargo se sigue haciendo así, mal. El sacerdote invita al acto penitencial (“reconozcamos nuestros pecados”) e inmediatamente el coro, atronadoramente, se lanza a cantar. Entonces se escuchan cosas -¡y con ritmo que no cuadra para lo que es la liturgia!-: “Oh pecador, ¿dónde vas errante…?” “Ten piedad, Señor… y de mí, Cristo apiádate…”, “Perdón, por aquel mendigo, por aquella lágrima que hice brillar…”, etc.
    Repitámoslo: simplemente no existe esta posibilidad en el Misal. No se puede hacer. No existe tal “canto de perdón”.
     Ya el Directorio Canto y Música en la celebración, del Sdo. Nacional de Liturgia lo advertía: “El respeto debido a los textos del Ordinario de la Misa desaconseja la sustitución de las fórmulas del acto penitencial por otros cantos” (n. 151). ¡También podría haberlo afirmado más tajantemente!
     ¿Y con niños y jóvenes? El Directorio para la Misa con niños tampoco da pie a esta posibilidad. Lo más que dice, sensatamente en este caso, que “ayudará para mover la afectividad de los niños que el sacerdote les invite algunas veces con sus propias palabras, por ejemplo, para el acto penitencial…” (n. 23), o sea, que adapte la introducción del Misal, pero no que se incluya ahí un canto.
    Con lo cual, volvamos a la OGMR. Hay sólo tres formas del acto penitencial. Tras la introducción del sacerdote, se hace silencio.
Después, 1ª fórmula, todos rezan a la vez el “Yo confieso”.
O bien, 2ª fórmula, se hace el diálogo con el sacerdote: “Señor, ten misericordia de nosotros – Porque hemos pecado contra ti…”
O bien, 3ª fórmula, “Tú que has venido a salvar a los pecadores: Señor, ten piedad”…
Tras lo cual el sacerdote concluye con la fórmula: “Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros…”
   Si no se ha usado la tercera fórmula del acto penitencial, entonces se canta el Kyrie, el “Señor, ten piedad”. Éste sí, cantado, siendo invocación a Cristo.
    ¿Fácil, no? Pues sólo hay que seguir con fidelidad el Misal romano.
Javier Sánchez Martínez

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