Hay
un pedido del cielo que no ha tenido mucho eco. Ni en los gobernantes de las
naciones ni en las conferencias episcopales. Se trata del pedido de la
Consagración a Cristo Rey. Que es una derivación de la Consagración al Sagrado
Corazón de Jesús, pero más política y escatológica.
La polaca Rosalía Zelkova recibió mensajes de
Jesucristo en la década de 1930 pidiendo su entronización como Rey de Polonia.
El objetivo era salvarse de grandes peligros, lo que es extensivo al
resto de las naciones como veremos.
LA
CONSAGRACIÓN A CRISTO REY TIENE BASE BÍBLICA Y EN LA HISTORIA DE LA
IGLESIA
En el
Antiguo Testamento en Isaías 11 se dice que el Mesías sería un rey de la línea real de David, y que su reino duraría
para siempre. Y en el Nuevo Testamento, cuando el Ángel Gabriel le
hace la Anunciación a María le dice: “Él será
grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David su padre, y gobernará sobre la casa
de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin” (Lucas 1: 31-33). Pero un antecedente más
reciente fue la aparición del Sagrado
Corazón de Jesús a Santa
Margarita Alacoque el 17 de junio de 1689. Quien le solicita
que le pida al Rey de Francia Luis XIV (reinante entre 1661 y 1715) la consagración suya y de Francia a su Sagrado
Corazón. Éste no lo hizo y exactamente
100 años después, el 17 de junio de 1789, comienza la Revolución Francesa,
y su sucesor Luis XVI es guillotinado en 1792. Es por esta razón que Sor lucía
de Fátima escribe en una carta para su obispo, el 29 de
agosto de 1931, un mensaje de Jesús pidiendo la Consagración de
Rusia al Inmaculado Corazón de María, donde recuerda lo que le sucedió a
los reyes de Francia: “No han querido atender Mi
petición…
Al igual que el Rey de Francia se arrepentirán, y
la harán, pero ya será tarde.
Rusia
habrá ya esparcido sus errores por el mundo, provocando guerras y persecuciones
a la Iglesia”.
Un antecedente de las consagraciones de un país a Cristo es Ecuador, cuyo presidente Gabriel
García Moreno, consagró el país al Sagrado Corazón del Ecuador el 25 de marzo
de 1874.
“Ante
tu divina presencia, todos los poderes públicos de la Iglesia y del Estado se
ofrecen y consagran a Ti ahora y para siempre, la República del Ecuador, como
tu exclusiva posesión y propiedad”.
Paralelamente
en 1925 el Papa Pío XI instituyó
específicamente la fiesta con su encíclica Quas Primas y
la primera celebración tuvo lugar en 1926.
Y hay varios países que se consagraron a Cristo
Rey.
El
adelantado ha sido México, que fue
consagrado 3 veces a Cristo Rey propiamente. La
primera fue en 1914 por Mons. José María Mora del Río. La segunda fue en 1924 durante el Congreso
Eucarístico. Y la más reciente se realizó en el
2013 el Card. Norberto Rivera. El 25 de julio de 1955 el Presidente, el Congreso y la Corte Suprema de
Brasil consagraron a
la nación al “Corazón Eucarístico
de Cristo Rey”, en la estatua
de Cristo
Redentor en Río de Janeiro, citando expresamente la solicitud a
Luis XIV. Otro país adelantado fue Irlanda,
que se consagró a la realeza de Cristo en la década de 1930. También ha
habido consagraciones en el continente africano.
El 27 de
octubre de 1946, el Rey Mutara III consagró
Ruanda a Cristo Rey: “Señor Jesús, Rey de
todos los hombres y todas las naciones, yo, Mutara Charles Léon Pierre, me
inclino ante ti y ante tu madre, María, Reina de la tierra y del cielo. Reconozco que eres el Maestro soberano de
Ruanda, la raíz de la cual proviene todo el poder… Señor, te doy mi
país, mis compatriotas y mi persona”.
Y
últimamente en la región latinoamericana, el entonces presidente de Perú consagró el país al Sagrado Corazón de Jesús y el
Inmaculado Corazón de María en el Desayuno Nacional de Oración del 21 de
octubre de 2016. Es llamativo que el presidente Pedro Pablo Kuczynski es hijo
de polacos, y Polonia fue la última nación que se hizo su consagración
a Cristo Rey, en el 2016. Y donde surgieron las visiones que dieron un sustento sobrenatural a la imperiosa necesidad
de esta consagración.
LA
VISIÓN DE ROSALÍA ZELKOVA
A la enfermera Rosalía Zelkova se le mostró una
visión en la que Cristo había exigido que Él fuera entronizado como Rey para
salvar al país de una guerra inminente.
Un relato detallado de la vida y las visiones de Rosalía se puede encontrar aquí. Un mensaje que
recibió Rosalía fue: “Si
Polonia quiere salvarse a sí misma, debe proclamar a Jesús como su Rey a través
del Acto de Entronización.
Debe llevarse a cabo por toda la nación, y en
particular por las autoridades estatales y eclesiásticas, quienes deben llevar
a cabo la ceremonia en nombre de la nación”.
En marzo de 1938, Rosalía fue instruida
por la voz interna:
“Un sacrificio debe ser hecho por Polonia, por el
mundo pecador (…), por los horrendos pecados cometidos por la nación polaca.
Dios tiene la intención de castigarlos y es sólo en mi Corazón donde Polonia puede
encontrar la salvación.”
A pesar de
numerosos esfuerzos, la entronización no se celebró en Polonia. Pocos meses
antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial, Rosalía tuvo otra visión que revelaba la tragedia que Polonia
experimentaría. Y al mismo tiempo una promesa de que si el gobierno de Polonia celebraba la entronización, se
impediría la guerra.
A finales de febrero de 1939 Rosalía
escribió: Nuestro Señor reveló a mi alma la siguiente imagen cuando le ofrecí nuestro país y todas las
naciones del mundo. Vi en mi alma la frontera polaco-alemana en llamas, de Silesia a Pomerania. La
visión era realmente aterradora y me
pareció que el fuego quemaría el mundo. Al cabo de un tiempo, el fuego se extendió por Alemania y no quedó
nada del actual Tercer Reich. Entonces escuché una voz en mi alma y me sentí segura de que lo que escuché
realmente sucedería: “Hija Mía, la guerra será horrible y traerá destrucción…
Los pecados y crímenes de Polonia son
numerosos y graves. La Justicia de Dios quiere castigar a esta nación
por los pecados de la falta de castidad, el homicidio y el odio.
Sin embargo, Polonia puede ser salvada si soy
proclamado como su Rey y Señor por medio de la entronización.
No sólo en algunas regiones, sino en todo el país
y, lo que es más importante, por el gobierno. La proclamación
debe ser afirmada con el rechazo del
pecado y el regreso a Dios (…) Polonia sólo puede ser salvada por Mí”. En julio de 1938, Rosalía tuvo una visión profética y recibió instrucción acerca de un
hecho distante para ella, pero quizás para nosotros no.
Ella
escribió:
Me llevaron
a una alta montaña en la que vi una
esfera similar al globo pero de un tamaño mucho mayor. Lo examiné con
gran interés. Geográficamente era el globo terráqueo. Reconocí partes del mundo y países particulares. De repente, una
figura de un hombre digno apareció frente a mí. No sé quién era.
La persona
se acercó a mí y comenzó una conversación. Él dijo: ‘Este es el globo’,
y me dijo que nombrara y definiera las fronteras de diferentes partes del mundo
y otros países en particular.
Cuando
respondí sus preguntas, la persona me habló con voz grave y solemne: ‘Hija mía,
Dios enviará un terrible castigo por los pecados y delitos cometidos por la
gente en todo el mundo. La justicia de Dios no puede soportar esas fechorías,
sólo aquellos países donde Cristo reinará perseverarán. Si quieren salvar al
mundo, la entronización debe ser celebrada (…) en todos los países y naciones
alrededor del mundo. Esta es la única manera en que puede ser rescatado.
Los países y naciones que no reconozcan esa
necesidad y no se sometan al reinado del dulce amor de Jesús desaparecerán de
la faz de la tierra para siempre.
Recuerda, pequeña, el asunto es de tal importancia
que no debe pasarse por alto o ser olvidado. La entronización debe ser llevada
a cabo en Polonia’.
Rosalía
recordó que ella se ofreció a Jesús por
amor a Él, para sufrir profundamente en primer lugar por el bien de Polonia, y luego por Alemania, Rusia, España
y el mundo entero. En ese momento la persona tomó su mano y la llevó al otro lado del globo. Señaló a los Estados Unidos de América y a Australia
y dijo con dolor: “¿Acaso
Cristo no sufrió también por esas almas? ¿No fueron salvados con su sangre
sagrada? Deberías incluirlos, Hija mía, en particular los Estados
Unidos”.
Y siguió
convincentemente: “Hay
que hacer todo lo posible para llevar a cabo la entronización. ¡Ese es lo
último que el amor de Jesús hace para la gente al final de los días!”
Le pregunté con temor si Polonia aguantaría.
La persona respondió: “Polonia no
perecerá a menos que reconozca a Cristo como Rey en todos los sentidos de la
palabra, es decir, a menos que acepte la ley de Dios, la ley de su amor, de lo
contrario mi hija (Polonia) no perseverará”.
Finalmente, me dijo: “Os repito una vez
más, hija mía, que sólo no perecerán aquellas naciones que sean sometidas al
Corazón de Jesús por la entronización, que lo reconozcan como su Rey y Señor. Un
terrible desastre vendrá sobre este mundo, como veréis pronto”.
De repente,
se oyó un terrible golpe. El globo se
agrietó. Un enorme fuego estalló
y la lava voló como si fuera de un volcán, destruyendo por completo a todos los países que no habían reconocido a
Cristo. Vi a Alemania destruida
y otros países de Europa Occidental. Me volví con terror a la persona en
busca de ayuda y me dijo: “No temas, niña”, y me puso las manos
en los hombros.
Le
pregunté: ¿Es
este el fin del mundo, y el fuego y la lava, son estos infiernos?
Él
respondió: “Esto no es el fin del mundo
ni el infierno, sino una horrible guerra que completará una destrucción“.
Las fronteras polacas quedaron invioladas, Polonia perseveró.
El
desconocido también me dijo:
“Los países bajo el reinado de Cristo y sometidos
al poder de Su Sagrado Corazón se convertirán en extremadamente poderosos y
habrá un sólo Pastor”.
Luego de
estas palabras todo desapareció. Al día siguiente, después de la Sagrada
Comunión, le pregunté al Señor Jesús el
significado de esa visión.
Fui
instruida: “Hija, esto es lo que sucederá
si la gente no vuelve a Dios, el momento de la entronización no debe ser
retrasado en Polonia”.
QUE
SUCEDIÓ EN POLONIA EN EL 2016
El 19 de noviembre de 2016 se realizó la tercera entronización en
Polonia a Jesucristo. En 1997 se efectuó en Jasna Góra y tres años después en
Sagiewnikim. Pero esta vez fue total. Contó con la presencia del jefe del
Estado, el presidente de la república Andrzej Duda, quien
presidió el acto acompañado de su madre, Jadwiga. Sucedió en el santuario de Lagiewniki
cerca de Cracovia el 19 de noviembre de 2016. Fue para conmemorar el fin del
Año de la Misericordia y la solemnidad de Cristo Rey. El 19 de noviembre
de 2016.
El gobierno polaco junto con la jerarquía de la
Iglesia, reconoció oficialmente a Cristo como el Rey de Polonia (ver aquí
para más detalles).
El acto
jubilar se repitió al día siguiente en
todas las parroquias de Polonia. Esta iniciativa, emprendida por la
Conferencia episcopal polaca, parece haber sido concebida como un gesto profético vinculado a la devoción de
la Divina Misericordia.
Pero el impulso inicial para esta acción simbólica
puede atribuirse las revelaciones privadas dadas a la Sierva de Dios Rosalia Zelkova a
principios del siglo XX.
Las
anteriores revelaciones sobre la coronación de Jesús y María como soberanos de
Polonia recuerdan las famosas palabras registradas en el diario de Santa
Faustina: “Mientras oraba por
Polonia, oí las palabras: Tengo un amor
especial por Polonia, y si ella es obediente a mi voluntad, la exaltaré
en poder y santidad. De ella surgirá la
chispa que preparará el mundo para Mi venida final” (El
Diario de Santa Faustina, 1732)
También vale
la pena tomar en consideración una de
las últimas acciones del Papa Juan Pablo II. Que antes de morir, en la
vigilia del domingo de la Divina Misericordia el 2 de abril de 2005, ofreció una nueva corona para la Virgen Negra
de Czestochowa, acompañada por una corona para el Niño Jesús
(mira aquí).
Esto se leyó como una posible alusión a
la futura entronización de Cristo como Rey de Polonia instado por
Rosalia Zelkova. La razón por la que estas coronas fueron ofrecidas a la Virgen
con el Niño el 1 de abril fue para conmemorar
el aniversario de la entronización de la Santísima Virgen como Reina de Polonia
por el Rey Jan II
Casimir el 1 de abril de 1656.
Veamos
la entronización de María como Reina de Polonia.
LA
CONSAGRACIÓN DE MARÍA COMO REINA DE POLONIA
La entronización de la Santísima Virgen María como
Reina de Polonia sucedió el 1 de abril de 1656.
Después de haber sido invadida por Suecia y Rusia, Polonia entronizó a la Santísima Virgen durante una elaborada
ceremonia llevada a cabo por el rey polaco Juan II (Jan) Casimir.
Esta acción fue hecha en respuesta a la victoria
polaca del año anterior durante el asedio del monasterio de Jasna Góra, que
albergaba a la Virgen Negra de Czestochowa.
La victoria
de Jasna Góra, que repelió un asalto sueco contra el monasterio en 1655, fue atribuida directamente a la intercesión
de Nuestra Señora. Ganada a través del icono milagroso de la Virgen
Negra de Czestochowa. Y marcó un punto crucial en la guerra contra Suecia. La
victoria en Jasna Góra llevó a Jan II Casimir a coronar a la Virgen Negra de Czestochowa Reina de Polonia. La que
también se hizo en respuesta a las revelaciones privadas dadas al Siervo de Dios Giulio Mancinelli,
un misionero jesuita que nació el 13 de octubre de 1537. El 14 de agosto de
1608 el Padre Mancinelli supuestamente experimentó
una visión de la Virgen María mientras vivía en Nápoles.
Ella
le preguntó:
“¿Por qué no me llamas Reina de los polacos?
Me
encanta este reino y voy a hacer
grandes cosas por él, porque un amor peculiar por mí arde dentro de sus
hijos”
Esto fue
seguido de otras dos apariciones de la
Virgen María al P. Mancinelli en 1610 y 1617, donde también se refirió a
sí misma como “Reina de
los Polacos”. Después de la entronización de la Santísima Virgen como
Reina de Polonia en 1656, esta nación
pasaría a desempeñar un papel fundamental en la defensa de la Europa cristiana.
Fue contra la amenaza del Islam, en la Batalla de Viena,
que tuvo lugar el 12 de septiembre de 1683. Los turcos otomanos habían estado sitiando la ciudad imperial del
Sacro Imperio Romano durante dos meses y estaba al borde del colapso. Cuando el
rey polaco Jan III Sobieski vino a su rescate el 11 de septiembre, la batalla de Viena comenzó a las 4 de la
mañana del 12 de septiembre. Pero antes de que Jan Sobieski se
dispusiera a rescatar Viena como líder de la Liga Santa, se había detenido a rezar en el santuario de
la Virgen Negra de Czestochowa en Jasna Góra. Y durante una misa
presidida por el Beato Marco
D’Aviano y celebrada la víspera de la batalla, volvió a encomendarse al patronato de la
Santísima Virgen, cuya imagen llevaba en un gorguera. La resonante
victoria de Jan Sobieski en la Batalla de Viena fue uno de los mayores puntos de inflexión de la historia europea. Que
no sólo puso un fin permanente a la
expansión islámica hacia Europa, sino que también permitió al emperador
romano recuperar Hungría. Y durante los siglos siguientes, la amenaza de la Turquía otomana comenzó a
menguar gradualmente hasta su colapso en 1918. Escribiendo al Papa Inocencio XI después
de la batalla, Sobieski reconoció que la victoria sólo pertenecía a Dios,
declarando “Veni, vidi, Deus vicit” (“Yo
vine, vi a Dios y Dios Venció”). La importancia de la victoria en la
batalla de Viena se compara con la de Lepanto, que vio el fin de la amenaza
naval de la Turquía otomana el 7 de octubre de 1571.
Y mientras con el triunfo de Lepanto se instauró la
fiesta de Nuestra Señora
del Rosario el 7 de octubre, con el triunfo de Viena se instauró la
fiesta del Santísimo
Nombre de la Santísima Virgen María, que se celebra el 12 de
septiembre.
Esta fiesta
fue quitada en las reformas litúrgicas hechas a raíz del Concilio Vaticano II.
Pero fue reinstituida por el Papa San Juan Pablo II
en 2002, y se cree que a raíz de los atentados contra el World Trade Center (11 de septiembre
de 2001), porque este día de fiesta ganó un significado renovado.
Él beatificó a Marco d’Aviano poco después, en 2003, el fraile capuchino que fue
instrumental en la organización y energización de la Liga Santa contra los
turcos otomanos durante la batalla de Viena. El mensaje del cielo es coherente
y unificado.
UN
ECO DE FÁTIMA Y UN AVISO A TODO EL MUNDO
El hecho de que la jerarquía de la Iglesia en
Polonia haya respondido de manera tan notable a estas revelaciones privadas
indica un alto nivel de aprobación.
Se hacen eco de las visiones de la misma Santa Faustina, que justo antes del
estallido de la Segunda Guerra Mundial preveía que habría “una guerra, una terrible guerra”. Y por
supuesto, el Segundo Secreto de Fátima:
“Has visto el infierno donde van las almas de
los pobres pecadores.
Para salvarlos, Dios quiere establecer en el mundo
la devoción a mi Inmaculado Corazón.
Si
se hace lo que os digo, muchas almas serán salvas y habrá paz. La guerra va a
terminar: pero si la gente no cesa de ofender a Dios, una cosa peor estallará durante el pontificado de Pío XI. Cuando vean una noche iluminada por una luz
desconocida, sepan que este es el gran signo que Dios les ha dado de que está a
punto de castigar al mundo por sus crímenes, por medio de la guerra, el
hambre y las persecuciones de la Iglesia y del Santo Padre. Para evitar esto, vendré a pedir la
consagración de Rusia a mi Inmaculado Corazón, y la Comunión de reparación en
los Primeros Sábados”.
Si los acontecimientos del 11 de septiembre del 2001 fueron un hecho “precursor” algo peor todavía está por suceder. Y el antídoto está en nuestras manos: “Te
digo una vez más, hija mía, que sólo no perecerán aquellas naciones que serán
sometidas al Corazón de Jesús por la entronización, que lo reconozcan como su
Rey y Señor. Un horrible desastre vendrá sobre este mundo, dijo, como veréis
pronto”. Y como dice la visión, de repente, se oyó un terrible
golpe. El globo se agrietó. Un enorme fuego estalló y la lava voló como si
fuera de un volcán, destruyendo por completo a todos los países que no habían
reconocido a Cristo.
Debido al hecho de que las profecías de Rosalía
Zelkova están tan estrechamente asociadas con los acontecimientos de la Batalla
de Viena, parecería que este castigo también estaría de alguna manera conectado
a los musulmanes.
También hay un componente particular del Tercer
Secreto de Fátima que sugiere que el mundo será capaz de evitar la ocurrencia
de un castigo mayor a través de la intercesión de la Santísima Virgen.
Cuando se
mostró a los niños pastores una visión en la que las llamas emanadas de la Espada del Ángel son apagados por los rayos de
luz que emanan de las manos de Nuestra Señora: Después… vimos un Ángel con una espada flameante en su
mano izquierda; parpadeando, daba
llamas que parecían incendiar el mundo. Pero se extinguieron en contacto con el esplendor que Nuestra Señora
irradiaba hacia él desde su mano derecha… Y el Ángel gritó en voz alta: ¡Penitencia, Penitencia, Penitencia!
Esta imagen
refleja la de la Medalla Milagrosa, que muestra
a satanás aplastado bajo los pies de la Mujer Vestida de Sol, y parece aludir
al período de paz prometido en el Segundo Secreto. Durante la misa de
canonización de Santa Faustina, San Juan
Pablo II parece haber asociado la llegada del período de paz a la devoción de
la Divina Misericordia misma: Jesús le dijo a Sor Faustina: “La humanidad
no encontrará la paz hasta que se convierta con confianza en la misericordia
divina” (Diario, p.132).
Entonces, ¿es posible que al enfrentarse
a la amenaza del castigo, la humanidad eventualmente se arrepienta debido a la ocurrencia de alguna forma notable de la
intervención Divina?
En su famosa entrevista con el P. Fuentes, la
Hermana Lucía declaró que justo antes de que Dios esté a punto de castigar al
mundo por sus pecados, él proveerá un último y extraordinario medio de
salvación, enviando a su Madre Santísima, para convencer al mundo de su inminente
perdición.
“Padre,
la Santísima Virgen no me dijo que estamos en los últimos tiempos
del mundo, pero Ella me lo hizo entender esto por tres razones”. “La primera razón
es porque Ella me dijo que el diablo está en el estado de ánimo para entrar en una batalla decisiva contra la
Virgen. Y una batalla decisiva es la batalla final donde un lado será
victorioso y el otro lado sufrirá la derrota. Además, de ahora en adelante debemos elegir lados, o estamos con Dios o con el
diablo, no hay otra posibilidad. La segunda razón es porque Ella dijo a mis primos, así como
a mí misma, que Dios está dando dos
últimos remedios al mundo: el Santo Rosario y la devoción al Inmaculado Corazón
de María. Estos son los dos últimos remedios que significan que no habrá otros. La tercera
razón es que en los planes de la Divina Providencia, Dios
siempre, antes de que Él esté a punto
de castigar al mundo, agota todos los demás remedios. Cuando ve que el
mundo no presta atención alguna, entonces como decimos en nuestra imperfecta
manera de hablar, Él nos ofrece con ‘cierto temor’ el último medio de salvación, Su Santísima Madre. Porque si despreciamos y rechazamos este
último medio, no tendremos más perdón del Cielo. Porque habremos cometido un pecado que el Evangelio llama pecado contra el
Espíritu Santo”.
Estas palabras de Sor Lucia sugieren fuertemente
que justo antes de la llegada de un futuro castigo, podría haber otra gran
aparición mariana para anunciar la próxima destrucción y permitir que el mundo
abrace un período de penitencia.
Fuentes:
- https://www.aciprensa.com/noticias/polonia-reconoce-a-jesucristo-como-rey-del-pais-61689/
- https://www.lifesitenews.com/news/poles-end-jubilee-of-mercy-with-huge-turnout-for-mass-honoring-christ-the-k
- http://unveilingtheapocalypse.blogspot.com/2016/11/christ-declared-king-of-poland.html
- http://rorate-caeli.blogspot.com/2016/11/its-official-christ-king-of-poland.html
- http://catholicism.org/the-politics-of-the-sacred-heart.html
- http://paulrsebastianphd.blogspot.com/2016/11/182-poland-peru-and-ukraine-consecrate.html
Sergio Fernández, Editor de los Foros de la Virgen María
No hay comentarios:
Publicar un comentario