martes, 28 de agosto de 2018

DEBER + MORAL + INTELIGENCIA


Dice la RAE que “virtud” en su sexta acepción se define como “Disposición de la persona para obrar de acuerdo con determinados proyectos ideales como el bien, la verdad, la justicia y la belleza.” Nos indica, así mismo, que “virtud moral” se define como “Hábito de obrar bien, independientemente de los preceptos de la ley, por sola la bondad de la operación y conformidad con la razón natural.” Pongo en negrita lo de hábito, pues nos habla de que la virtud no es un suceso aislado, sino que se trata de una cadena de comportamientos, es algo premeditado y sostenido en el tiempo.
Francisco José Contreras declaraba el otro día algo interesante en una entrevista: “El hombre debe ejercitarse en la virtud para alcanzar la felicidad, es decir, la plena humanización, el adecuado desarrollo de la naturaleza humana. Los cristianos, además, creen que la práctica de la virtud es imprescindible para, con la ayuda de la gracia, alcanzar la beatitud eterna.”
Así pues, nos damos cuenta que ser virtuosos, cultivar ése hábito que denominamos virtud, es condición para lograr la felicidad terrena y la vida eterna. Teniendo esto en mente resulta inevitable para alguien como yo no encontrar muy sugestivo un libro titulado “el deber moral de ser inteligente”. Entre los muchos artículos que podemos encontrar en el libro del profesor y sabio Gregorio Luri encontremos una cita de Sócrates para meditar: “Amigo ¿no te avergüenzas de no preocuparte más que de amontonar riquezas y de incrementar tu fama y tus honores, mientras que de la prudencia, de la verdad y de cómo mejorar tu alma te desentiendes?” Y nos dice Luri que cuidar el alma supone “proporcionarle experiencias de orden, familiarizarla con pensamientos dignos de tal nombre, que sean claros y distintos”.
Gregorio Luri, que es sobre todo un pedagogo, ha publicado muchos artículos de interés sobre educación y varios de ellos se encuentran en este volumen. Quisiera traer una única idea, pero de importancia vital. Hablando sobre la meritocracia indica sus deficiencias, sus límites e imperfecciones, pero también señala lo siguiente: “Cuando se critica la meritocracia conviene decir que alternativa se propone a aquellos que, por falta de formación, son los primeros en ir al paro cuando llega una crisis y los últimos en ser contratados en épocas de crecimiento”. Éste “deberá compensar ciertas dificultades sociológicas con un despliegue extra de fuerza de voluntad, con un pundonor que bien podría recibir el nombre de cultura del esfuerzo, Y tenemos que pedírselo. No hacerlo es engañarlo. Pretender sustituir su esfuerzo por nuestra lástima es miserable.”
Sin duda alguna, para mí, uno de los libros del año.
LURI, Gregorio
“El deber moral de ser inteligente: conferencias y artículos sobre la educación y la vida”
Plataforma editorial, 2018
UrkoUrko de Azumendi

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