Una extraña
comunidad integrada por franceses y alemanes, que se instaló en Parque del
Plata (Uruguay) hace cinco años, fue objeto de denuncias de abusos sexuales y
prácticas “aberrantes”. El líder local,
de origen francés, fue procesado ayer, 27 de junio, con prisión, tal como
relatan D. Castro y E. Delgado en el diario uruguayo El
País.
El año pasado la
Policía conoció que se encontraba instalado en Uruguay un grupo de europeos
-franceses y alemanes-, “reunidos en una secta” liderada por B. E. L., de 37 años, quien acaba de
ser condenado a prisión. Los integrantes del grupo habían llegado al país en
2009, procedentes de Francia. Esa comunidad se instaló en una antigua casona
del balneario Parque del Plata.
Eran
practicantes de un culto denominado “instintoterapia”, que consiste en
comer alimentos crudos, carne y vegetales, siguiendo los instintos animales
primitivos. Poco a poco, se fueron conociendo otros detalles, más oscuros, de
las prácticas que tenían lugar en la sede de la secta.
Así, un vecino
-que no quiso divulgar su identidad- relató a El País que una joven alemana, que vivía en esa comunidad,
acudió a su casa llorando. “Dijo que nadie la elegía para tener relaciones
sexuales con ella, y por eso estaba pensando en alejarse de la comunidad”, contó. La joven
alemana, un tiempo después, acudió a la Policía para denunciar que estaba
sufriendo “violencia
física y psicológica”, obligándola a
mantener relaciones sexuales.
Esa denuncia, realizada esta misma semana, disparó
las alarmas en tiendas policiales. Las primeras pesquisas de los investigadores
acerca de esa secta permitieron conocer que, en Francia, había habido un
proceso célebre que involucraba prácticas
sexuales con menores, obligación de mantener relaciones entre adeptos del mismo
sexo, maltratos psíquicos y explotación laboral.
ASÍ FUE EL ALLANAMIENTO
ASÍ FUE EL ALLANAMIENTO
El pasado 24 de
junio, provistos de una orden judicial, efectivos policiales allanaron la finca
de la secta, en la Calle B, entre las calles 26 y 27 del balneario, procediendo
a la detención y al traslado de 17
personas: una decena de adultos, de nacionalidad francesa y alemana, y
siete menores de entre 2 y 10 años de edad.
Una vez
conducidos los adultos ante el Juzgado de Crimen Organizado, se dispuso el
procesamiento del líder de la comunidad, ya citado por sus iniciales B.E.L.,
por “falsificación
de documento privado”. También se procesó a una escribana uruguaya por
certificación falsa y a una integrante de la secta, de origen alemán, por
coautoría en certificación falsa.
El dictamen del
juez Néstor Valetti indica que, para determinar la actividad de la supuesta
secta, “sólo
se cuenta con dos testimonios”. En el allanamiento a la casa de Parque del Plata se
incautaron equipos informáticos, confirmó la Justicia, “pero debido a
que la información está encriptada aún no ha sido posible obtener otros
elementos relativos a la investigación”.
Otro de los
aspectos que llamó la atención en la investigación es que los integrantes de la
secta “realizan
su higiene personal solo en base a agua, sin utilizar jabón ni desodorante”, confió una
fuente a El País, quien añadió que “muchas veces han sido vistos tomando largos baños
en el Arroyo Solís, a modo de aseo”.
El
País
habló
con el abogado Carlos Rodríguez,
quien fue contratado por la secta para asistirlos en el proceso. “Los estudios
forenses no arrojaron indicios de ningún tipo de violencia, ni física, ni
sexual”,
precisó
el abogado. Rodríguez admite que entre los integrantes de esta comunidad, tres
hombres y siete mujeres, se practica libremente el sexo “pero según los
testimonios brindados por los involucrados a la Justicia, nadie es obligado a
tener relaciones sexuales”.
DENUNCIAS GRAVES
DENUNCIAS GRAVES
En la denuncia
policial que dio origen al proceso, se indica que “los niños que
integran el grupo, son hijos de las mujeres que trabajan allí, siendo todos
extranjeros, y no concurren a ningún centro estudiantil, recibiendo educación a
través de sitios de internet”. También se describe que “el trabajo de los
miembros de la secta consiste en vender frutas y verduras al por mayor a través
de internet, que son adquiridas desde otros países, como Francia y Alemania”.
“Una
vez que una persona integra el grupo -reza el informe policial- es muy difícil
salir, ya que de hacerlo, queda sola en un país extranjero, sin recursos
económicos, y recibe maltratos físicos y psicológicos”. La información
que recabó la Policía indica que el procesado, B.E.L., “no trabaja,
sólo da órdenes, siendo la persona de su confianza por antigüedad” una mujer alemana
de 33 años.
“También
existen otras personas que viajan constantemente a Europa en busca del dinero
ganado por las ventas y lo ingresan ilegalmente al Uruguay”, dice el texto, y
agrega que los trámites de residencia y toda documentación los realizó una escribana
uruguaya “existiendo
irregularidades en los papeles”. Tanto la mujer alemana como la escribana fueron
procesadas sin prisión.
UNA “CASA LIBERAL”
UNA “CASA LIBERAL”
El abogado del
grupo señaló que “en esa casa (en referencia a la sede de la secta
en Praque del Plata) hay más libertad que en cualquiera de nuestros hogares”. Sin embargo, se
sabe que por acusaciones de pedofilia y
violaciones a menores, fue condenado a 15 años de cárcel en 2001 el
principal apóstol de la “instintoterapia”, cuyas prácticas
tenían lugar en el castillo de Montramé, situado a una hora de París por
carretera.
El caso que
involucró al carismático predicador de la comida cruda, el suizo Guy-Claude Burger (en la foto), tuvo
amplio eco en la prensa francesa de la época. Esta práctica de comer alimentos
de forma primitiva permitiría, según él, combatir enfermedades como el cáncer y
el Sida. En 1997, Burger había sido condenado por ejercicio ilegal de la
medicina. Un año antes, se había presentado en su contra la primera queja por
agresiones sexuales a menores.
B.E.L. -quien se
marchó de Francia y recaló en Uruguay después de ese escándalo- era uno de los
adeptos a Burger en el castillo francés, pero no fue procesado. En
declaraciones a la prensa gala, en ese entonces, deslindó la conducta de Burger
con sus propias actividades como director ejecutivo de la sociedad Orkos, que comercializa productos biológicos
relacionados con la “instintoterapia”.
“La
explotación judicial y mediática de este caso nos ha causado mucho daño”, explicó B.E.L.
al periódico Le Parisien. “Orkos” había sido etiquetada como una secta en un informe
del Parlamento francés en 1996. En mayo de 2006, otro tribunal, en Dijon,
declaró a una pareja practicante de la “instintoterapia” culpable de rehusar tratamiento médico para su hijo.
Secretaría RIES
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