El Papa Francisco culminó su visita pastoral de este domingo a una
parroquia de Roma con la celebración de la Misa, donde reflexionó sobre la
alegría de la victoria de Cristo sobre la muerte e invitó a los fieles a
reflexionar si, al momento de comulgar, creen que la hostia consagrada es Jesús
resucitado.
El Santo Padre visitó este 15 de abril la parroquia San Pablo de la Cruz
donde tuvo un encuentro con los niños, con los ancianos y con los enfermos; y
culminó con la celebración de una Misa.
En su homilía, Francisco reflexionó sobre el pasaje del Evangelio en que
Cristo resucitado se aparece a los apóstoles. “Los
discípulos sabían que Jesús había resucitado”, señaló el Papa, pero
dudaban porque “esa verdad no había entrado en el
corazón”.
“Preferían tener esa verdad en la mente. Quizá es
menos peligroso tener una verdad en la mente que tenerla en el corazón”, dijo el Papa.
El Santo Padre explicó que es como cuando se recibe una noticia
verdadera. “Antes de recibirla en el corazón (nos
preguntamos), ‘pero no es verdad, ¿cómo lo sabes?’”, porque “buscamos asegurarla”.
“Si esto sucede en lo pequeño, imagínenlo en los
discípulos. Era tanta la alegría que era mejor decir ‘no, no lo creo’. Pero
estaba ahí”. “No podían hacer pasar esa alegría al corazón”, pero “al final, obviamente han creído”, indicó.
En ese sentido, el Papa invitó a los fieles a pedir “la gracia de creer que Cristo está vivo” porque “esa es nuestra fe”. “Nosotros creemos esto. Las demás cosas
son secundarias, esta es nuestra vida, nuestra verdadera juventud, la victoria
de Cristo sobre la muerte, sobre el pecado”.
“‘Sí, ahora hago la comunión’, cuando haces la
comunión, ¿estás seguro que Cristo está vivo ahí, resucitado? ‘Eh, sí, un poco
de pan bendito’. No, es Jesús”, afirmó el Santo Padre. “Cristo está vivo y
resucitado en medio de nosotros, y si nosotros no creemos esto, nunca seremos
buenos cristianos, no podremos serlo”, señaló.
Por ello alentó a pedir “a Dios la gracia de
que la alegría no nos impida creer. La gracia de tocar a Jesús resucitado.
Tocarlo en el encuentro con la oración, en el encuentro en los sacramentos, en
el encuentro con su perdón, que es la renovada juventud de la Iglesia, en el
encuentro con los enfermos, con los encarcelados, con los más necesitados, con
los niños, con los ancianos, y siempre la alegría que nos hace jóvenes”.
La gracia “de estar seguros de que cada uno
ha encontrado a Cristo resucitado”, concluyó el Papa.
Redacción ACI
Prensa
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