“Todo fiel
cristiano está muy obligado a tener devoción, de todo corazón a la Santa Cruz
de Jesucristo, nuestra Luz; pues en ella quiso morir para redimirnos de nuestro
pecado y librarnos del enemigo malo. Y, por tanto, te has de acostumbrar a
signarte y santiguarte, haciendo tres cruces: la primera en la frente, para que
nos libre Dios de los malos pensamientos, la segunda en la boca, para que nos
libre Dios de las malas palabras, la tercera en el pecho, para que nos libre
Dios de las malas obras y deseos, diciendo así: Por la señal de la Santa Cruz,
de nuestros enemigos líbranos, Señor, Dios nuestro, en el Nombre del Padre, y
del Hijo y del Espíritu Santo. Amén”.
CATECISMO DE LA
DOCTRINA CRISTIANA - Compuesto por el Padre Jerónimo Ripalda, S.J. en el año 1616.
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