El Espíritu Santo te
guiará con su dulce voz de vida, paz y gozo. Si procuras y deseas escucharlo,
podrás tener esa experiencia de comunión y madurez. Obedecer a nuestra
conciencia junto a la voz de Dios, es la clave de nuestras victorias.
En Romanos 9:1 dice: “Digo la
verdad en Cristo; no miento. Mi conciencia me lo confirma en el Espíritu
Santo”.
La Voz de Dios es real y es un desafío constante estar
atentos a oírla. A veces la voz de Dios no nos va a explicar las cosas con
detalles, porque nuestra fe debe estar puesta en su palabra, y es el Espíritu
Santo quien, con su dulce voz, nos confirma esas verdades de la biblia
haciéndolas reales y vivas en nuestro interior, nos da una certeza plena que
deshace toda duda y temor.
Escuchar a Dios y obedecer su voz, nos lleva a tener la vida
de Jesús y su paz, plenitud interior, nos da una experiencia sobrenatural.
Necesitamos estar llenos de lo ríos de vida del Espíritu Santo. El evangelio
tiene poder solamente cuando fluye ungido por el Espíritu Santo. Cuando
queremos que Dios nos hable, debemos buscar su voz, su presencia, orar, leer
respuesta en la biblia con hambre y sed.
Si buscamos con sinceridad, a su tiempo tendremos la respuesta.
Dios nos dará esa convicción plena de gozo y seguridad. Todo lo que nos impulsa
desde la conciencia o el Espíritu a optar por el amor y la obediencia, procede
de Dios. No ignores su llamado en tu corazón y conciencia, necesitamos seguir
sus pisadas en nuestras decisiones diarias para tener victoria.
Hagamos
esta oración:
“Padre Dios, me dispongo a
escucharte en este día. Necesito que me hables con tu voz de vida, gozo y paz.
No permitas que me equivoque al tomar decisiones. Recibo ahora tu palabra y tu
verdad en el nombre de Jesús. Amén”
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