El minero Esteban Rojas
se puso de rodillas y rezó tras ser rescatado.
REDACCIÓN CENTRAL, 08 Sep. 16 / 01:16 am (ACI).- La dramática
historia de los 33 mineros chilenos que quedaron atrapados en la mina San José
el 5 de agosto de 2010 y que fueron rescatados vivos ante el asombro del mundo
70 días después, tiene un poco conocido trasfondo de fe, narrado por el
entonces Obispo de Copiapó (Chile), Monseñor Gaspar Quintana.
Mons. Quintana, actualmente obispo emérito de la región donde se
encontraba la mina San José, habló con ACI Prensa durante el 24º Congreso
Mariológico y Mariano Internacional que se viene celebrando en Fátima hasta el
domingo 11 de setiembre.
Como obispo de Copiapó, Mons. Quintana fue una de las primeras
autoridades en enterarse del accidente que atrapó a los 33 mineros en la mina
San José, ubicada a unos 30 kilómetros de la ciudad, en medio del desierto.
“Desde el primer instante el drama se convirtió en
un misterio de fe católica y devoción mariana”, dijo el
Prelado, al narrar el clima que se vivió en el campo denominado “Esperanza”, donde, en medio del desierto y a
pocos metros de la entrada de la mina, se dieron cita los familiares de los mineros,
rescatistas y periodistas del mundo entero.
Al día siguiente del accidente, Mons. Quintana trasladó a la venerada
imagen del santuario de Nuestra Señora del Rosario de Andacollo –que
en raras ocasiones ha sido desplazada de su santuario, uno de los más antiguos
de Chile- al campo “Esperanza”; y pocos días
después trasladó la imagen de San Lorenzo, patrono de los mineros.
“El primer equipo de rescatistas, que enviaban
sondas bajo tierra con el fin de determinar dónde podían hallarse los mineros
atrapados, eran hombre de fe”, dijo el Obispo. Después de 15
días de taladrar y enviar sondas sin tener respuesta, los ingenieros “pidieron que nos juntáramos para una oración y bendición
de los equipos”.
“Este fue un momento de mucho recogimiento, mucha
fe y mucha emoción”, relató Mons. Quintana. Dos días
después, el domingo 22 de agosto, una sonda regresó finalmente con un mensaje
en un pequeño pedazo de papel que despertó júbilo en el campamento: “los 33 estamos vivos”.
“Tuvimos la oportunidad de realizar una pastoral de
la esperanza muy intensa y conmovedora en el campamento entre los familiares y
los rescatistas, todos ellos sorprendidos por el interés de la prensa mundial
que iba concitando el esfuerzo por rescatar a los mineros”, dijo el hoy Obispo emérito.
“‘La Chinita’, que es el nombre afectuoso como se
conoce a la Virgen de Andacollo, se volvió en el centro de la piedad y las
oraciones, a veces dramáticas, porque parecía imposible encontrar una manera de
rescatar a estos hombres que estaban a más de 700 metros de profundidad en
medio del desierto”, agregó.
Después que, con la ayuda de un experto de salvataje minero de los
Estados Unidos, se encontró la manera de subir a los mineros de uno en uno
mediante una cápsula.
“Los trabajos de rescate comenzaron el miércoles 13
de octubre, aniversario de la última aparición de Fátima, y a ella encomendamos
las labores de rescate”, recordó el Prelado. Después de 48
horas, y para asombro del mundo, los 33 mineros fueron rescatados.
La aventura de los mineros fue recogida en la película “Los 33”, estelarizada por Armando Banderas, que
en parte se filmó en Copiapó.
Según Mons. Quintana “los productores de la
película comprendieron el importante papel que tuvo la fe durante el largo
drama del rescate, y tuve lo oportunidad de estar y rezar con ellos
también”.
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