martes, 13 de septiembre de 2016

HAY EL DOBLE DE CATÓLICOS QUE HACE 45 AÑOS: UN SOCIÓLOGO ANALIZA POR QUÉ ESTE CRECIMIENTO NO PARA


Philip Jenkins analiza unos números asombrosos: la demografía es la clave.

Cada año en la Vigilia Pascual, millones de católicos renuevan sus promesas bautismales, y decenas de miles se bautizan.
A Dios le interesa cada alma, y las almas llegan con los bebés: a más bebés, más almas. La demografía es clave para entender el crecimiento de la Iglesia Católica: hay el doble de católicos que en 1970.

Un ejemplo hispano: este domingo tomó posesión el nuevo arzobispo de Santo Domingo, en República Dominicana, Francisco Ozorio. En los 35 años que su predecesor, Nicolás de Jesús López, pastoreó la diócesis, esa iglesia local pasó de 2 millones de habitantes a 3,6;  de 86 parroquias a 215 y de unos 250 sacerdotes a casi 500. Hay muchos más ejemplos.

El sociólogo norteamericano de origen protestante episcopaliano Philip Jenkins, especializado en sociología de la religión, escribe en The Catholic Herald, semanario británico, estudiando las razones de este crecimiento... y cómo pasa desapercibido para muchos analistas. En su opinión, la verdadera globalización, social y pluricontinental, nació cuando los españoles abrieron una diócesis en Filipinas que dependía de México en el siglo XVI. Traducimos su texto íntegro por su interés.

EL INCREÍBLE CRECIMIENTO DEL CATOLICISMO
por Philip Jenkins

Los críticos siguen anunciando la inminente desaparición de la Iglesia. Pero no se dan cuenta de que el número de católicos se ha duplicado desde 1970, y sigue aumentando.

Es difícil ser optimista acerca del futuro de la Iglesia Católica en muchos lugares del mundo. Hace algunos años, en la American Physical Societ,y una alarmante ponencia predijo que, para cuando llegara el año 2100, los países del mundo no tendrían ningún tipo de religión; primeros en la lista se situarían países antiguamente muy católicos, como Austria e Irlanda…¡Irlanda! Y desde hace más de una década estamos oyendo tantas historias atroces sobre abusos sexuales y escándalos que podemos incluso sentir la tentación de preguntarnos si la Iglesia realmente puede sobrevivir.

Es extraño, por lo tanto, darse cuenta de que esta Iglesia, que actualmente es, sin duda alguna, la institución religiosa más grande del planeta, está disfrutando de un crecimiento a escala global sin precedentes.

En 1950, la población católica mundial era de 437 millones de personas, un número que pasa a ser de 650 millones en 1970 y que ahora es de 1.200 millones.

Numerosos matrimonios celebran juntos su boda en Filipinas; en este país se bautizan más niños al año que en Francia, España, Italia y Polonia juntos

Dicho de otro modo, el número de católicos se ha duplicado desde 1970 y esto ha ocurrido a pesar de las recientes controversias y crisis dentro de la Iglesia, tras los debates que siguieron el Concilio Vaticano II y en contra de todas las afirmaciones acerca del aumento del secularismo.

El índice de crecimiento no muestra ningún signo de disminución. En 2050, según una estimación conservadora, habrá por lo menos 1.600 millones de católicos.

Hablo de crecimiento global y este término "global" exige énfasis. La Iglesia tiene la prerrogativa de haber inventado la globalización y esto explica también por qué sus números son realmente tan buenos.

A lo largo de la historia han existido muchos "imperios mundiales" que, en realidad, estaban limitados a la zona de Eurasia. Sólo los imperios de España y Portugal del siglo XVI se extendieron por todo el mundo. En mi opinión, la verdadera globalización empezó en 1578, cuando la Iglesia católica estableció la diócesis de Manila, en Filipinas, como una sede sufragánea de Ciudad de México, al otro lado del inmenso Océano Pacífico.

Estos poderosos imperios ya han desaparecido, pero su espíritu permanece en la floreciente población católica de Brasil, México y Filipinas, que constituyen hoy en día los tres centros más grandes de población católica.

La población total de México ha pasado de los 50 millones de 1970 a los 121 millones de hoy, por lo que es obvio que actualmente hay muchos más católicos en ese país.

Filipinas declara que en el país hay 80 millones de católicos, una cifra que seguramente superará los cien millones en 2050. El año pasado hubo más bautizos católicos en este país que en Francia, España, Italia y Polonia juntos.

Un observador cínico podría objetar que el crecimiento de la Iglesia es únicamente el resultado del aumento de población en regiones particulares donde el catolicismo es la religión por defecto. Ciertamente, como siempre, la demografía juega su papel en los cambios religiosos, pero no es la única explicación y la prueba clara de ello la tenemos en África.

En 1900, en África había aproximadamente unos 10 millones de cristianos de todas las denominaciones, lo que constituía aproximadamente el 10 por ciento de toda la población. Hoy hay 500 millones de africanos cristianos, lo que supone la mitad de la población del continente, y esta cifra superará los 1000 millones en 2040.

Este increíble aumento, que es el cambio cuantitativamente más grande que ha tenido nunca ninguna religión, es el resultado, en parte, del crecimiento total de la población del continente africano. En 1900 había tres europeos por cada africano. En 2050 habrá tres africanos por cada europeo.

Pero esta expansión se debe también, claramente, al resultado de conversiones en masa. Durante el siglo XX, aproximadamente el 40 por ciento de la población africana pasó de la religión tradicional africana al cristianismo.

Aunque los católicos no representan el total de esta historia africana, son una parte importante de ella. En 1900, en toda África había sólo unos 2 millones de católicos, pero ese número había aumentado a 130 millones a finales del siglo XX, y hoy esa cifra se sitúa alrededor de los 200 millones.

Si la tendencia actual continúa, como demuestran los datos, en 2040 habrá unos 460 millones de católicos africanos. Es increíble, pero ese número será mayor que el total de católicos en el mundo en 1950.

Pero en 2030 ya tendremos un récord histórico cuando el número de católicos en África supere el número de católicos en Europa.

Unos años más tarde, África superará a América Latina en número de católicos y podrá declararse el continente más católico del mundo. Dentro de una generación, una lista de diez naciones con la población católica más numerosa incluirá varios países en los que el catolicismo era prácticamente nuevo en 1900: Nigeria, Uganda, Tanzania y la República Democrática del Congo.

Sin embargo, hay algunos problemas con estos datos. He citado hasta ahora números oficiales de la Iglesia, pero estos datos sobre el número de fieles son erróneos. Si observamos la evidencia de la encuesta sobre creencias religiosas, encontramos una gran disparidad entre el número de personas que se declaran católicas respecto al total declarado por la Iglesia. Pero esta brecha no significa lo que, intuitivamente, tal vez sospechamos.

La Iglesia africana, en lugar de aumentar de una manera optimista el número de fieles en sus estadísticas, lo que hace sistemáticamente es reducirlo, y por una enorme diferencia del 20 por ciento. Tal vez están demasiado ocupados bautizando a gente para poder mantener un registro real del número de fieles.

Pero esta no es sólo una historia africana. Si a partir de 1980 el número total de católicos en África crecía un 238 por ciento, el crecimiento en Asia era del 115 por ciento y en América del 56 por ciento.

 Desde luego, si se quiere ver el crecimiento del Catolicismo en acción, no hay que hacer el esfuerzo de viajar a África o Asia, pues el floreciente catolicismo de África y Asia está llegando a nuestras puertas. En las últimas décadas muchos emigrantes del sur del mundo se han trasladado al norte y muchos de ellos son católicos. Hemos podido observar este fenómeno en muchas iglesias británicas y, sobre todo, en los antiguos lugares de peregrinación del país, ahora renacidos; pero experiencias similares pueden verse en toda Europa.

Basta mirar al número de parroquias de la antigua Europa católica - en Irlanda y Francia, por ejemplo -, actualmente bendecidas con la presencia de sacerdotes de Nigeria o Vietnam.

Fui testigo de esta realidad cuando visité Dinamarca, históricamente una de las naciones menos católicas del continente. Pero ir a una pequeña ciudad como Aarhus y ver a una multitud de gente en la pequeña iglesia católica, donde las misas se celebran en idiomas tan distintos como el vietnamita, el inglés, el caldeo y el tagalo (idioma principal de Filipinas), es como ver a la iglesia mundial en tu casa. O tal vez deberíamos decir que los imperios contraatacan.

Si consideramos esas estadísticas africanas, cualquier sugerencia sobre la "futura muerte" de la Iglesia católica, o su estancamiento, es tan extremadamente inexacta que da risa.

Y aunque parezca raro, no es la primera vez que algunos observadores han sentido que las perspectivas para la Iglesia eran tan pésimas. En 1890, Mark Twain sabiamente observó que: "En este mundo hemos visto a la Iglesia Católica Romana morir… durante siglos. Muchas veces nos hemos preparado para el funeral y una vez tras otra lo han pospuesto, a causa del tiempo o por cualquier otro motivo… Aparentemente, una de las cosas más inciertas del mundo es el funeral de una religión".

¿Se ven ustedes al pie de la sepultura?

(Traducción del inglés por Helena Faccia Serrano, diócesis de Alcalá de Henares)


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