El padre Fortea, conocido
demonólogo y exorcista, dice que el demonio puede provocar enfermedades
mentales y físicas, Y en eso pueden caber las acciones demoníacas lights que no
son posesiones, son insidias intermitentes y hasta algunos tipos de síntomas extraños
y poco comprendidos como los que suceden en la noche.
Somos vulnerables por la noche
porque no estamos en control, el sueño es un estado intermedio casi espiritual.
El velo es delgado. Puede haber pesadillas. Puede haber obsesiones que nos
hacen dar vueltas en la cama. No es el insomnio. Estas son las perturbaciones
que debemos prestar atención y echar fuera.
Primero exploremos la posible
causa demoníaca de una enfermedad e ilustremos cuales son los síntomas de
posesión manifiesta, aclarando que pueden haber actividades demoníacas mas intermitentes y
lights, como analizamos elocuentemente en este otro artículo que recomendamos
leer.
¿PUEDE EL DEMONIO PROVOCAR UNA
ENFERMEDAD MENTAL?
Si el demonio puede tentar,
también podría hacerlo de forma continua, intensa, sin descanso, y tratar de
provocar por tanto una obsesión o una fobia o una depresión u otras
enfermedades dice el padre Fortea.
Si hemos dicho que puede transmitir especies inteligibles,
podría transmitirlas con tal frecuencia
que perturbara seriamente la vida ordinaria de la persona hasta el punto de
desequilibrarla. Por poder hacerlo lo puede hacer. Pero Dios impide su
libre actuación sobre nosotros. Toda acción del demonio sobre los hombres debe
ser permitida por Dios.
A
la pregunta por tanto de si el demonio puede provocar enfermedades mentales la
respuestas es: sí, si Dios lo permite. Respuesta que vale para todo.
Incluso a la pregunta ¿podemos contraer una enfermedad mental sin intervención del demonio?
La respuesta sería exactamente la misma: sí, si Dios lo permite. Se trata de
una respuesta que tiene un carácter casi universal.
Conocido el mecanismo
interno que usa para provocar la tentación -la infusión de especies inteligibles
en nuestra inteligencia, memoria e imaginación-, este modus operandi
también se puede usar de forma tan pertinaz que desequilibre a la persona.
Entra dentro del poder del demonio el hacerlo. Lo único que puede impedirlo es la voluntad
de Dios. Ahora bien, ¿lo impide siempre? Indudablemente no.
Si Dios no impide siempre la
actuación de las causas naturales que provocan la enfermedad, tampoco impide
siempre la actuación del demonio.
Ahora bien, en este ámbito como en todo el campo de
las causas de las patologías físicas o mentales, la actuación del demonio es excepcional. Toda enfermedad mental se
debe a causas naturales mientras no se demuestre lo contrario.
Por otro lado, si pusiéramos una al lado de la otra a una persona enferma mental por
causas naturales y a otra enferma mental por causa demoniaca, no habría manera
de distinguir la una de la otra pues sólo veríamos el efecto externo.
Pero también están los
trastornos pasajeros, como la Parálisis del Sueño, que veremos más abajo, y que
es posible sean causados por el demonio.
¿EL DEMONIO PUEDE PROVOCAR
ENFERMEDADES PERMENENTES EN EL CUERPO?
Ante
todo hay que dejar bien claro que las enfermedades aparecen por causas
naturales.
Pensar que las enfermedades tienen su causa en el mundo de los espíritus sería
como querer regresar a un estado precientífico donde la razón sería sustituida
por el mito.
Ahora bien, si
los demonios existen tampoco se puede descartar absolutamente que ellos puedan
actuar alguna vez en este campo.
Las reglas generales son como su nombre indica
generales, pero nada impide que sucedan
hechos especiales, por muy raros que éstos sean. Normalmente del cielo
llueve agua, o cae nieve o granizo, pero alguna vez también cae del cielo un
meteorito.
Así también de
forma extraordinaria e inusual Dios puede permitir que un demonio provoque una
enfermedad. De hecho, San Lucas menciona expresamente el caso de “una
mujer, que desde hacía dieciocho años padecía una enfermedad producida por un
espíritu, y estaba encorvada” (Lc 13,10-14).
De esta mujer no se dice que estuviera endemoniada,
pero sí se dice que el demonio era la
causa de esa enfermedad. Esa afirmación es categórica en el Evangelio.
A
esto podemos añadir el caso de la muerte de los esposos de Sara en el
libro de Tobías causada por el demonio Asmodeo (Tob 3).
Santa Teresa de Liseaux escribió un capítulo muy
interesante al hablar de su vida:
La
enfermedad que me acometió provenía, ciertamente, del demonio. Furioso por
vuestra entrada en el Carmelo [la de su hermana] quiso vengarse en mí de todo
el daño que nuestra familia había de causarle en el futuro, pero no me
hizo casi sufrir; pude proseguir mis estudios, y nadie se preocupó por mí.
Hacia finales de año me sobrevino un continuo dolor de cabeza. (…) Esto duró
hasta la fiesta de Pascua de 1883. (…) Al desnudarme, me sentí invadida por un
extraño temblor. No sé como describir una enfermedad tan extraña. Hoy estoy
persuadida de que fue obra del demonio. (…) Casi siempre parecía estar en
delirio, pronunciando palabras sin sentido. (…) Con frecuencia parecía estar
desvanecida, sin poder ejecutar el más mínimo movimiento. (….) Creo que el
demonio había recibido un poder exterior sobre mí, pero que no podía acercarse
ni a mi alma, ni a mi espíritu, si no era para inspirarme grandísimos temores
de ciertas cosas”. (Historia de un alma, cap.III)
7 CRITERIOS DIAGNÓSTICOS DE LA
POSESIÓN
Los
criterios diagnósticos que debería presentar un sujeto para que sospecháramos
que padece una posesión serían los siguientes:
1 – Ante lo sagrado o lo religioso se da una gama
de sensaciones que van, según el sujeto, desde el fastidio hasta el horror,
desde la leve expresión de molestia hasta la manifestación de ira y furia.
2 – En estos casos más
extremos, el horror lleva a accesos de furia, acompañados normalmente de blasfemias o insultos dirigidos hacia el
objeto religioso que se ha situado en la proximidad.
3 – El poseso en los episodios
agudos de manifestación de ira furiosa, pierde la consciencia. Cuando vuelve en sí no recuerda nada. La amnesia es total y absoluta. Sin
embargo, aunque no recuerde nada el sujeto durante el episodio ha padecido un
cambio de personalidad mientras ha durado esa crisis de furia. Durante esa crisis
una segunda personalidad emerge.
4 – Esa segunda personalidad
siempre tiene un carácter maligno. Es frecuente que durante esos momentos las pupilas se vuelvan hacia
arriba, o hacia abajo, dejando los ojos en blanco. Los músculos faciales se
ponen frecuentemente en tensión. También las manos muestran crispación. En esos
momentos de crisis, la persona articula la voz llena de odio y rabia.
5 – Acabada la crisis furiosa,
la persona vuelve lentamente a
la normalidad, el
tránsito de vuelta a la normalidad es prácticamente similar en cuanto al tiempo
y al modo al tránsito que se observa de la vuelta del estado de hipnosis al
estado normal de conciencia.
6 – Fuera de las crisis
furiosas en que emerge la segunda personalidad, la persona lleva una vida completamente normal, sin que esta patología afecte
para nada ni a su trabajo ni a sus relaciones sociales. El sujeto aparece como
una persona perfectamente cuerda. En todo momento distingue perfectamente entre
la realidad y el mundo intrapsíquico, no observa una conducta delirante.
7 – En algunos casos sí
exponen cosas que parecen alucinaciones sensoriales (concretamente exponen que, esporádicamente,
ven sombras, sienten una difusa sensación extraña en alguna parte concreta del
cuerpo u oyen crujidos). Por el contrario no oyen voces internas, ni sienten que algo les corre
bajo la piel.
Habría que añadir que no se puede considerar dentro
de este campo de la posesión los casos en que el sujeto meramente dice sentir una presencia.
En la mayor parte de los casos estos fenómenos de
posesión se producen tras participar en
algún tipo de rito esotérico: ouija, práctica de espiritismo, santería
afrocubana, macumba, vudú, etc.
ALUCINACIONES PERO LUCIDEZ Y
SEGUNDA PERSONALIDAD
Este tipo de personas, tal como se ha mencionado,
sufren alucinaciones sensoriales siempre con una temática muy precisa (la
referida en el citado punto) pero no se
ven afectadas por ningún tipo de delirio. Por el contrario hay una total
ausencia de construcción patológica de conjuntos de ideas que puedan
justificar ese tipo de trastornos explicados en los puntos anteriores.
El
paciente mantiene un razonamiento claro, y se muestra sumamente crítico
respecto a los síntomas que él mismo describe al médico. Es muy
frecuente que comience su exposición al especialista médico o al sacerdote con
las palabras “va a pensar que estoy loco”, “no me va a creer” o “no sé por
dónde empezar”.
El
mismo poseso es el primero en reconocer que su discurso va a resultar poco digno
de crédito.
El poseso sitia perfectamente en el tiempo el inicio de sus trastornos. Y suele
referir como causa de ellos la participación de ese rito esotérico.
Lo verdaderamente relevante,
el factor predominante, será el hecho de que en los momentos de mayor furia en
los que emerge esa segunda personalidad da todos signos el paciente de sufrir
un desorden disociativo de la personalidad. La presencia de una identidad
distinta que toma control sobre la conducta de la persona entra plenamente en
la descripción de esta patología de la disociación.
Esta segunda identidad siempre aparece con unos
rasgos muy fijos: hablará con rabia,
con ira, exponiendo un gran odio hacia todo lo relativo a la religión, y
hablará además con la expresión facial manifestando una gran tensión.
En unos pacientes esta segunda identidad es locuaz
en cuyo caso manifiesta una gran
procacidad en su vocabulario y expresiones blasfemas. En otros pacientes esta
segunda identidad es casi muda, hablando en contadas ocasiones y de un
modo extremadamente lacónico, sus intervenciones cargadas de odio y tensión
tienen en común con el tipo anterior en que la voz cambia por efecto de esa ira contenida.
El
pensamiento en todo momento (salvo en los momentos de trance) es claro, y esa
es otra característica que suele llamar la atención de los
especialistas que atienden a estos pacientes: la claridad de pensamiento, la
capacidad de autocrítica, coexistiendo con los otros rasgos patológicos que por
su gravedad deberían conllevar una evolución hacia una profunda
desestructuración de la personalidad y el raciocinio.
LA PARÁLISIS DEL SUEÑO
Algunos han sufrido lo que se conoce como “parálisis del sueño”, que algunos profesionales han tratado de explicar
como un efecto psicológico simple o anormalidad del sistema nervioso, mientras
que otros, como Deborah Lipsky, ex satanista que ahora es una devota católica,
dice que puede ser un caso de “lucha
demoníaca”.
“Muchas personas que son atormentadas por la actividad demoníaca se despiertan en medio de la
noche con la sensación de ser estranguladas, o alguna otra cosa que
lleva a que en su pecho haga una respiración casi imposible”, escribe en ‘Un
mensaje de Esperanza’“.
“La mayoría
de las veces hay una sensación de incapacidad de mover un músculo. La
ciencia médica lo trata de explicar como un simple caso de que su cerebro en
realidad despierta antes que su cuerpo, por lo tanto, la mente y el cuerpo se desconectan. El término médico que
utilizan para este fenómeno se llama ‘parálisis del sueño’.
La verdad que no tiene sentido que haya que pensar
(para mover el brazo) antes de que el cuerpo responda (y el brazo se mueva.) En los casos inquietantes demoníacos, hay un
demonio detrás de esta parálisis del sueño. Ellos hacen esto cuando Ud. no está completamente despierto,
a propósito para que se sienta como si
estuviera luchando con ellos solo. Es un acto de intimidación”.
Y a menudo se disipa con sólo
pronunciar: “Jesús”.
MUCHA GENTE SIENTE LO MISMO
“Tengo
cuatro hijos”, escribió una
persona de Inglaterra que quiere permanecer en el anonimato. “Dos de ellos
son católicos practicantes y estos cuentos vienen de ellos. Fueron escritos por
dos chicas que estaban en la universidad o estudiando en el extranjero en el
momento.
Una,
Laura, admite que ella ha sufrido de parálisis del sueño en el pasado, pero que un
incidente en particular, alrededor de un mes de su confirmación, fue diferente.
En el momento de la experiencia, tenía unos veinte años de edad.
Laura estaba
tratando de dormir cuando de repente sintió una sensación de empuje, como si ‘algo’ estuviera tratando de
empujarla fuera de la cama. Luego se sintió como si el ‘algo’ le
estuviera pegando también. Ella comenzó
a rezar el Padre Nuestro y ‘Ángel de Dios, mi querido guardián…‘
El ataque cesó momentáneamente, pero se reanudó con
fuerza peor – apenas podía moverse y le resultaba difícil hacer la Señal de la
Cruz. En ese momento, ‘eso’ se fue, temporalmente. Durante este tiempo, una voz susurraba en su oído izquierdo… las
palabras eran indistintas pero ella estaba tratando de bloquearlas mediante la
oración cada vez más fuerte.
Pero pronto descubrió que no podía recordar las palabras de la oración del Señor con tanta
facilidad. La voz se hizo más fuerte, diciendo algo así como ‘¡fuera!’.
Laura trató sentarse, y logró hacerlo, aunque al mismo tiempo sentía como si su
boca estuviera cubierta por su edredón. Sólo podía ver a través de los ojos
medio abiertos, teniendo una visión extraña de sus pestañas y no podía moverse.
Ella se acostó de nuevo y consiguió hacer un
graznido: “¡ayúdame ‘ Entonces sintió la parada del empuje, las voces que se
iban, y una creciente sensación de calma y seguridad a su alrededor; una vez
que todo estuvo calma pudo moverse de nuevo. Ella reconoció de inmediato que
era su ángel de la guarda“.
“Mi otra
hija escribió un relato de una experiencia anterior, en 2008, después
que Laura me había escrito acerca de la suya propia. Debo añadir que esta hija,
que es dieciocho meses mayor, alega otros ataques del diablo, mientras que
Laura no”.
He aquí su relato – que es muy similar a la de
Laura.:
“Yo estaba tratando de dormir y de repente me di
cuenta de una fuerte presencia cerca de mi cara. Alguien respiraba en el lado izquierdo de mi cara y en mi oído. En un
instante empezó a gritar en mi oreja. Primero la voz se había estado
riendo y de repente se tornó agresiva y gritando. Me asusté y los gritos
cambiaron hacia el grito, y sentí retirada de mi cuerpo. No podía alejarme del
ser porque mi cuerpo estaba pesado, y no podía respirar, hablar, ni abrir los
ojos (al menos no sin una gran cantidad de energía que parecía haber
desaparecido de mi cuerpo).
Traté de orar a Dios el Padre
Nuestro, la Oración a San Miguel, el Gloria, el Ave María, pero esto sólo
enfureció al ser más y lo hizo gritar y gritar cada vez más fuerte. Por un
momento logré ponerme en mis oraciones y el grito fue tan fuerte que sentí que
mi tímpano iba a estallar, la mejilla y la oreja se me pusieron calientes y
pensé ‘en este momento de mi vida yo sé, sin sombra de duda de que el diablo
existe y este ser es, sin duda real’.
Continué orando y entonces me olvidaba de las
palabras, de manera que tenía que empezar de nuevo… se rió de mí y trató de
confundirme y hacerme decir palabras perversas o pensamientos enfermos… pero
seguí orado con más fuerza y convicción y firmeza hasta que llena de rabia grité el Nombre de Jesús…
luego lo escuché gritar como si estuviera siendo perseguido y me sentí más
tranquila, segura y liberada.
Me di cuenta de mi habitación, del espacio
alrededor de mi cuerpo y me podía mover de nuevo. También sentí la paz de Dios. Sabía que mi ángel de
la guarda, por fin había llegado a mi rescate y yo no entendía por qué
me habían dejado de luchar sola tanto tiempo. Sabía que estaba a salvo de ir a
dormir, así que sin lugar a dudas lo hice”.
“Ambas
hijas son adultas y tienen puestos de responsabilidad (una es abogada y
la otra trabaja en Marketing), no tienen un historial de trastornos mentales
¿Podría ser que los malos espíritus se aprovechen del estado natural entre el
sueño y la vigilia para atacar a alguna gente?”
LA UTILIDAD DEL AGUA BENDITA
EXORCIZADA
Ted Quigley, de South Burlington, Vermont, dijo
sobre el tema:
“Recuerdo cuando una amiga me estaba castigando en forma continua mientras estuve
conduciendo por un par de horas (ella estaba actuando muy mal y por la gracia
de Dios yo estaba orando continuamente, ofreciendo la situación, mientras
absorbía sus ataques), y en una parada de repente, se disculpó por su
comportamiento, lo que me ayudó mucho.
Media hora más tarde, nos detuvimos en la casa de una amiga que tenía agua bendita exorcizada.
Ella roció a un par de amigos allí y luego a mí, y de repente, sentí algo que
me dejaba, que aparentemente se movía a mi alrededor. Podía sentirlo
salir y sentí que una tremenda paz venía sobre mí”.
“Algún tiempo después, un sacerdote local me proporcionó agua bendita exorcizada y sal
exorcizada con el fin de pulverizar y difuminar en torno a la casa de una amiga
devota que en ese momento tenía parientes cuya espiritualidad oscura la
preocupaban y donde se supone que permanecería por varios días.
Después
puse un poco en mi cama. Muchas veces me despierto y no puedo volver a
dormir por varias horas y luego tengo un tiempo muy difícil de estar alerta al
día siguiente sin grandes cantidades de cafeína.
Después de meses de esto, me sentí inspirado de bendecirme a mí mismo con el agua exorcizada y he
encontrado que es útil para volver a dormir cuando me despierto y no
puedo volver a dormir. Siento una tremenda paz y suelo caer de vuelta en el
sueño.
Esto puede sonar psicosomático
para algunos, pero el agua bendita exorcizada suele ser muy eficaz. Yo
simplemente hago la señal de la cruz con el agua bendita exorcizada y siento
una tremenda paz. ¡Alabado sean Jesús y todo gracias a él!”
EL CUERPO REJUVENECE CON EL
SUEÑO
Destaca Lipsky sobre el insomnio y las pesadillas
recurrentes:
“Los demonios están tratando
de usar deliberadamente su sueño físicamente. Dormir es un momento en que su
cuerpo rejuvenece. Interrupciones continuas en la capacidad de dormir
pacíficamente colocan una severa presión sobre las capacidades de razonamiento.
Ellos tienen la esperanza de hacerle cansar y
agotar, y que se preocupe por la protección de su alma, donde usted puede negociar su alma por una buena noche de sueño“.
Fuentes:
- https://www.aciprensa.com/fortea/
- http://blogdelpadrefortea.blogspot.com/
- http://www.spiritdaily.net/sleepparalysis2.htm
- https://es.wikipedia.org/wiki/Par%C3%A1lisis_del_sue%C3%B1o
Foros de la
Virgen María
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