El
Yoga se asocia con ejercicios de relajación y cuidado del cuerpo. La tradición
cristiana reconoce que el cuerpo es templo del Espíritu Santo y por lo tanto
merece respeto y un cuidado adecuado, y su postura puede ayudarnos a poner
mejor atención en la oración. Sin embargo el Yoga tiene detrás la filosofía
Hinduista que cree en la reencarnación y da más trascendencia al Yo que el
cristianismo.
Por
esta razón, es tradicional que el catolicismo no acepte el Yoga y no lo
recomiende a los cristianos.
Pero
paralelamente su uso como técnica corporal está cada vez más extendido, incluso
entre los cristianos, y hay sacerdotes cristianos reconocidos que lo
recomiendan.
Como
muchas veces pasa, hay dos bibliotecas sobre el tema.
Yoga
es una palabra de origen sánscrito que significa “Unión”. Y a pesar de las
numerosas discusiones y controversias, lo que generalmente se define como “yoga cristiano”
se
practica cada vez más y con más amplitud. Uno de los casos más interesantes,
desde un punto de vista religioso y humano, quizás es el de un jesuita estadounidense de nacimiento,
naturalizado brasileño, Harold Rahm, que tras haber puesto en marcha
diversas actividades asistenciales y de recuperación, desde hace cinco años (él
tiene 93) se dedica casi completamente al ejercicio y a la enseñanza de lo que
define como Yoga Cristã, Yoga cristiano.
“Un jesuita terrible”, lo define una
biografía suya en portugués. Y de hecho el padre Harold tiene un currículum
impresionante. Desde 1952 hasta 1964 trabaja en El Paso con jóvenes y
adolescentes marginados; se traslada a Brasil donde crea el movimiento
Liderança Cristã –TLC, que se difunde por todo Brasil y también por Italia y se
ocupa de la formación de jóvenes líderes cristianos. Desde 1978 se dedica a las
comunidades terapéuticas de recuperación de adultos dependientes del alcohol y
la droga. Una actividad que le lleva a fundar, primero, la Federación Brasileña
y más tarde, la Federación Latinoamericana de Comunidades Terapéuticas.
Mientras tanto crea el movimiento “Amor exigente” que apoya a las familias y un centro de estudios y
promoción para las mujeres marginadas. Luego, en el 2007, habiendo alcanzado la
edad de 88 años (nació en 1919) inicia las clases de Yoga cristiano,
difundiendo este ejercicio en diversas ciudades de Brasil.
“Yoga significa unión con Dios, con la naturaleza y
con uno mismo”, explica el “jesuita terrible”. “Queremos aconsejar el Yoga
cristiano como una de las bases para
entender que es rezar. Es un modo que nos puede ayudar a encontrar y a sentir
la presencia de la Santísima Trinidad en nuestro corazón, el lugar secretísimo
en el que resuena su voz”.
Las tensiones y los afanes de cada día, según el padre
Harold, impiden tomar conciencia de la presencia de Dios en nosotros; practicar
yoga en cambio “puede
ayudarnos a tomar conciencia de Dios vivo en nosotros”. Para llegar a
Dios no es suficiente el intelecto del hombre, explica el sacerdote; “el uso correcto
de los sentidos, de la intuición y del corazón puede acercarnos al objetivo.
Usando correctamente todas sus facultades en la oración, el hombre, con la
gracia divina alcanza una capacidad ilimitada de Dios. Jesucristo era un
oriental, y pensando como los orientales, quizás podemos entender mejor sus
palabras”.
Muy lejos al norte, desde Alabama (pero sería
posible elegir muchos otros lugares), le hace eco Susan Borderkircher, una instructora de Yoga de la Unión Metodista.
“Creemos que Dios bendecirá nuestro sincero esfuerzo para hacer más profunda la
relación con Él”. Susan conduce a sus alumnos hacia “una búsqueda
cristocéntrica de curación física y de crecimiento espiritual”. Este
acercamiento “nos
permite combinar estos dos aspectos: llegar a estar sanos físicamente y
espiritualmente”.
Todavía más al norte, en Colorado, en Denver, Joseph Lagae habla abiertamente de sí mismo
como de un “Catholic Yogi”. Es más: sostiene
que ha vuelto a creer en Dios gracias al Yoga, y en el Dios de los católicos
romanos. “El
yoga ha ayudado Joseph a ser receptivo a la gracia de Dios y a volver a sus
raíces católicas. Ahora Joseph está aprendiendo a incorporar técnicas de yoga
en ejercicios de meditación cristiana, y al mismo tiempo a abrir la mente y el
cuerpo al amor de Jesús”.
Como es obvio, la perplejidad y las hipótesis
contrarias no faltan; la civilización católica durante algunos años ha negado
la posibilidad de que estos caminos dieran frutos; y tampoco faltan voces
contrarias en terreno protestante. Por parte de los hindús citamos a Rajiv
Malhotra, un experto practicante de yoga hindú. “Aunque el yoga no es una religión en el sentido
abrahamítico del término, es un camino espiritual bien establecido. Sus
posiciones físicas son solo la punta del iceberg y bajo cada una de ellas
existe una metafísica precisa con amplitud y extensión profundas. Sus beneficios espirituales los puede obtener
cualquier persona, independientemente de la religión. Pero las premisas y las
consecuencias del yoga van contra muchas cosas que forman parte del
cristianismo como hoy se entiende”.
Pero a pesar las advertencias y las abiertas contrariedades, el fenómeno se
está expandiendo, por los Estados Unidos y por todo el mundo occidental.
El Padre Jordi Rivero recomienda mucha cautela:
–Los centros
de yoga suelen ser lugares de promoción (velada o abiertamente) para las
creencias orientales, el hinduismo y la nueva era. Se ofrece literatura, otras
reuniones… El ambiente va influyendo paulatinamente.
-Los libros de yoga pueden incluir enseñanzas hindúes o de la nueva era.
–El
cristiano no debe tratar de poner su mente en “blanco”, hacer
“mantras” o
tener “experiencias” extrasensoriales. ¡Cómo le gusta
al enemigo de Dios que la gente se relaje y ponga su mente en blanco cuando él
está rondando! Una mente abierta a que entre cualquier espíritu sería
fácilmente penetrada por el demonio. La
oración cristiana se centra en Jesucristo Nuestro Señor de manera que la mente
se somete a Él. No permitimos cualquier intruso.
Fuentes: Vatican Insider, corazones.org, Signos de
estos Tiempos
Foros de la
Virgen María
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