Sistemas
de curación típicos de la Nueva Era, como el Reiki, se han popularizado en los
últimos tiempos en razón de su promesa doctrinal fácil y de la casi nula
exigencia de vida del paciente, como solicita la fe cristiana.
Y
últimamente se ha abierto una nueva corriente para atraer a los cristianos, el
Reiki Crístico, que muchos cristianos desprevenidos ven como una simbiosis
entre la técnica de sanación del reiki con la fe cristiana, lo que ha llevado a
la Conferencia de Obispos de EE.UU. a elaborar un documento puntualizando las
diferencias entre el Reiki y la Fe cristiana, y también a que se tomara una medida
canónica contra un sacerdote católico promotor del Reiki Crístico.
QUE ES EL REIKI
Arte
de sanación, curación espiritual o transmisión de energía, son algunas de las características asociadas al «Reiki», un tipo
de «medicina alternativa» de origen japonés que en los últimos tiempos
se ha aceptado en algunas instituciones católicas en Estados Unidos.
Esto ha llevado a la Conferencia Episcopal
norteamericana a publicar un documento bajo el título «Directrices para la
Evaluación del Reiki como Terapia Alternativa», advirtiendo de los peligros de
esta práctica.
Según este documento «la Iglesia reconoce dos
clases de curación: la curación por la
gracia divina y la curación que utiliza los poderes de la naturaleza», opciones
que «no se excluyen una a otra». Por el contrario, el Reiki «no encuentra apoyo ni en los
descubrimientos de la ciencia natural ni en la fe cristiana».
Reiki es una palabra japonesa que consta de dos ideogramas: Rei, que significa «energía del universo» y Ki, cuyo significado es «energía de vida». Significaría, por lo tanto, «energía universal de vida». Sus seguidores lo presentan como un arte de sanación natural por el que se transmite «energía» o «amor» mediante la imposición de manos. El Reiki no dice nada acerca de Dios ni pide a sus practicantes tener una relación con un Dios personal. En el Reiki no se pide nada a Dios: simplemente se ejerce una «fuerza».
Los obispos recuerdan que para los cristianos «el acceso a la curación divina se hace a través de la oración a Cristo como Señor y Salvador» y no de otra manera. Por lo tanto, ya que no hay justificación ni por la fe ni por la ciencia, «un católico que ponga su confianza en el Reiki está actuando dentro del ámbito de la superstición, esa tierra de nadie que no es ni fe ni ciencia».
Reiki es una palabra japonesa que consta de dos ideogramas: Rei, que significa «energía del universo» y Ki, cuyo significado es «energía de vida». Significaría, por lo tanto, «energía universal de vida». Sus seguidores lo presentan como un arte de sanación natural por el que se transmite «energía» o «amor» mediante la imposición de manos. El Reiki no dice nada acerca de Dios ni pide a sus practicantes tener una relación con un Dios personal. En el Reiki no se pide nada a Dios: simplemente se ejerce una «fuerza».
Los obispos recuerdan que para los cristianos «el acceso a la curación divina se hace a través de la oración a Cristo como Señor y Salvador» y no de otra manera. Por lo tanto, ya que no hay justificación ni por la fe ni por la ciencia, «un católico que ponga su confianza en el Reiki está actuando dentro del ámbito de la superstición, esa tierra de nadie que no es ni fe ni ciencia».
El documento invita a sacerdotes y fieles laicos a
negar la superstición, porque «corrompe
el culto a Dios volviendo hacia una dirección falsa los sentimientos y
la práctica religiosa».
El texto concluye afirmando que «no sería apropiado
que instituciones católicas, como establecimientos sanitarios católicos y
centros de retiros, o personas que representan
a la Iglesia, como capellanes católicos, promuevan o proporcionen terapia Reiki».
La práctica del Reiki se enmarca dentro del
contexto de las terapias y creencias
«Nueva Era» o «New Age».
Mucha gente que encuentra fría o excesivamente
intelectual a la ciencia o religión organizada, busca complementos afectivos en
estas prácticas, más emocionales e individualistas.
El Reiki incluye además muchos elementos de pensamiento mágico, en el
que se busca usar y controlar energías impersonales, algo muy distinto a la religión cristiana, que trata con un Dios
personal al que no se puede controlar e insiste en la vocación del
hombre a servir a Dios y a su prójimo. La insistencia del cristianismo en el
servicio, la responsabilidad y la relación personal real casa mal con una civilización narcisista e individualista, terreno
abonado para la «Nueva Era».
MEDIDA CANÓNICA CONTRA UN
SACERDOTE PRACTICANTE DEL REIKI CRÍSTICO
El obispo de Orense, José Leonardo Lemos Montanet,
ha firmado un decreto penal
contra Gumersindo Meiriño Fernández,
presbítero incardinado en esa diócesis, por
la difusión de “doctrinas heterodoxas”, que no son otras que el
denominado “reiki crístico”.
El escrito del prelado orensano, encabezado por el
título “Decreto penal” y con fecha del 20 de agosto de 2012, sintetiza
lo que ha llevado a su redacción: Meiriño, incardinado en Orense, ejercía su
ministerio sacerdotal en una diócesis argentina, cuyo ordinario “le conminó a un cambio de proceder” en su defensa, práctica y difusión del “reiki
crístico”. Sin embargo, el cura continuó con sus actividades sin atender a
la llamada de atención jerárquica, por lo que se procedió a retirarle las
licencias para celebrar públicamente los sacramentos. Después, en abril
de 2011, el Papa le concedió la dispensa de las obligaciones sacerdotales –lo
que se conoce vulgarmente como“secularización” o, con una expresión
desafortunada, “reducción al estado laical”–. Hasta aquí, algo que se
repite en diversos casos personales de presbíteros que, por la razón que sea,
impuesta o solicitada, dejan de ejercer sus funciones ministeriales.
Pero un mes después de esta dispensa de la Santa
Sede, continúa relatando el obispo de Orense, la Congregación para la Doctrina
de la Fe ordenó la emisión de un decreto penal, que es precisamente lo que hace
monseñor Lemos. Esto sí que es una novedad. ¿Qué decía el dicasterio vaticano
encargado de ayudar al Papa a cuidar el depósito de la fe? Que la finalidad del
decreto es “que se prohíba al orador continuar con la difusión de sus
doctrinas heterodoxas bajo pena de Entredicho si éste no corrige tales errores”.
El documento episcopal que acaba de publicarse, por tanto, no condena a
Gumersino Meiriño, sino que le prohíbe
de nuevo seguir con el “reiki crístico”, y le avisa de que “de
persistir en la defensa y difusión de dichas doctrinas, y de no corregir tales
errores de modo público, y con hechos verificables… incurrirá en pena de
Entredicho”.
Siguiente cuestión, entonces: ¿qué es el entredicho
y qué implica? Como el mismo decreto explica, esta medida canónica impide al sancionado participar en el culto
eucarístico como ministro y celebrar cualquier sacramento o recibirlo.
Se trata de una de las penas más comunes en el Derecho Canónico, una censura menos grave que la excomunión
porque priva al fiel de algunos bienes espirituales de la Iglesia, pero sin
excluirlo de la comunión. Aunque cuando se impone o declara, la persona
tampoco puede ser admitida a los sacramentos, tal como señala el decreto que
estamos comentando. El afectado por el
entredicho continúa perteneciendo a la estructura visible de la Iglesia –no está
excomulgado–, pero por la gravedad de su conducta no puede celebrar los
sacramentos.
EL BLOG DE MEIRIÑO
En su propio blog oficial, Gumersindo Meiriño se
presenta como sacerdote católico, doctor en Teología, periodista y escritor, y revela que está casado con María Benetti,
maestra Zen. Además, ofrece muchos detalles de su biografía, lo que nos
da una idea de su trayectoria vital, espiritual e intelectual (algo que es de
agradecer, ya que permite valorar mejor a la persona que está detrás de una
iniciativa de la nueva religiosidad como ésta). Según la información que
aporta, su tesina y su tesis doctoral en Teología versaron sobre la paternidad
responsable, y en sus diversas etapas formativas y pastorales, tanto de
seminarista como de sacerdote, se volcó en el cuidado de enfermos y
minusválidos.
A partir del año 2000 lo encontramos en Ecuador
primero y en Argentina después, donde desempeñó diversas tareas parroquiales y
docentes, hasta que en 2006 dejó de
ejercer el sacerdocio y contrajo matrimonio con Benetti, que cuenta en su haber
no sólo ser maestra reiki, sino también su práctica de otras enseñanzas de la
Nueva Era.
Una vez presentada la pareja de difusores, ¿qué es
el “reiki crístico”? Si observamos el libro que, con este título, han
escrito Meiriño y Benetti, leemos el siguiente resumen: “El Reiki Crístico es una forma de llegar a
Dios. Cuando estamos cerca de Dios, su Amor nos sana. Así pasaba en tiempos de
Jesús y así pasa hoy: todos los que se acercan a Él salen curados en su cuerpo,
en su mente y en su alma. El libro nos ayuda a encontrar el camino que nos
acerca a la Luz que cura, ilumina y salva: Cristo”.
Es algo que tiene que ver con la sanación, ya que
el reiki consiste en la sanación por la energía vital (ki) universal a
través de las manos. Pero se le añade un adjetivo confuso, “crístico”.
Hay que observar que no se dice “cristiano”, sino “crístico”.
Porque, tal como han explicado los obispos estadounidenses, se trata de una
terapia –que va más allá para convertirse en cosmovisión y sistema metafísico– incompatible con el cristianismo.
Es aquí donde el matrimonio Gumersindo-Benetti
aporta la novedad: el reiki crístico “es
una terapia espiritual basada en la teología”. Y lo explican diciendo que “se
fundamenta en la fuerza sanadora de Jesús. No descubrimos nada nuevo, sino que
ponemos en práctica la sanación que desarrolló en su Evangelio”.
Según sus inventores –que lo son– no habría que
llamarlos así, porque se limitan a desarrollar lo que hizo Cristo y se refleja
en los evangelios. El resto de la exposición de su filosofía es una repetición
de lugares comunes de la espiritualidad
de la Nueva Era y de lo más típico de la literatura de autoayuda, que conocerán
de sobra sus consumidores habituales: explorar nuevos caminos, elevar los
estados de conciencia, el amor eterno que es Dios, la felicidad está en Dios (y
no busquen la Trinidad por ninguna parte)… y todo esto en un hábil sincretismo
que combina “la riqueza de los valores espirituales de oriente y de
occidente; los valores del evangelio y los valores de culturas milenarias”.
Y podemos ver hasta dónde llega este curioso
sistema doctrinal de tintes cristianos (o“jesusianos”, podríamos decir)
cuando leemos una lista de reglas de conducta inspiradas en Cristo y extraídas,
con más o menos fortuna, de los evangelios. Porque hay palabras literales del
Maestro y otras “supuestas” o directamente inventadas en aras del “buen rollo”
de la espiritualidad de Jesús. Al acabar, no crean que el resumen es algo así
como “una cosa te falta: vende lo que tienes, dale el dinero a los pobres y
después ven y sígueme”. No, nada de eso. El resumen de estos nuevos mandamientos
buenistas es el siguiente, y no necesita comentario: “Por encima y ante todo, vivir y volar con las alitas del amor, de la
comprensión, y de la ternura del corazón de Cristo, con todas las personas”. Amén.
En cuanto a la práctica del reiki crístico, como
puede suponerse después de la exposición teórica, mezcla la imposición de manos propia de esta terapia en sus versiones
corrientes con la oración al estilo de Jesús. “Los medios de curación
son la oración de petición, la meditación, el amor y la imposición de las
manos”, y así “el reikista actúa de intermediario entre la energía de
Dios (infinita y equilibrada) y el paciente”. Todo ello “desde una
concepción holística del ser”, algo tan querido por la Nueva Era: todo es
uno, todo está interrelacionado, y en el fondo todo es divino. Si profundizamos
un poco más –y para eso están los seminarios, claro– veremos enseguida técnicas tales como la limpieza del aura o la
armonización de los siete centros de energía del cuerpo humano (los chakras,
para entendernos). Muy cristiano, y de toda la vida.
En fin. Jesús sanaba con sus manos. Eso no lo
discute nadie que crea en él. Y Jesús sigue sanando en el cuerpo y en el alma,
porque el hombre es un ser indiviso, según la antropología cristiana más
genuina. Pero he echado de menos algo
fundamental en la presentación de las doctrinas del reiki crístico: la mayor
sanación –salvación– obrada por Cristo es su sacrificio en la cruz. Sus
manos sanan, ante todo, atravesadas por los clavos, abiertas en su entrega
definitiva por amor. Y de su costado abierto no salen chakras, sino que
nace la Iglesia, esposa de Cristo, por la sangre y el agua, tal y como Eva
nació del costado abierto de Adán. Así nace una humanidad nueva, que participa
de la muerte de Jesús y de su triunfo sobre la misma.
¿Es un simple sincretismo inocente el reiki
crístico? ¿Un invento que no contradice la fe de la Iglesia, que es la fe
transmitida por los apóstoles desde su experiencia de haber conocido al Verbo
encarnado? ¿Es exagerada la reacción del obispo de Orense, que responde a una
preocupación del Vaticano, ante estas doctrinas propuestas y difundidas por un
sacerdote católico, sea cual sea su situación canónica actual? Después de haber
visto esto, la respuesta es negativa a las tres cuestiones. Se está jugando
mucho, y es el depósito de la fe.
Podría citar varias afirmaciones importantes que se
encuentran en el documento de los obispos de los EE.UU. sobre el reiki, y que
son totalmente aplicables aquí. Pero, por si acaso, acudiré a una fuente de más
autoridad, y así evito las críticas que los responsables del reiki crístico
harían seguramente a la jerarquía actual. Se trata de San Pablo, y dice así,
directamente, a bocajarro: “Estad alerta, no sea que alguien os engañe con
especulaciones filosóficas o estériles disquisiciones que se apoyan en
tradiciones humanas o en potencias cósmicas, en lugar de en Cristo, en cuya
humanidad habita toda la plenitud de la divinidad” (Col 2, 8-9).
DOCUMENTO DE LOS OBISPOS DE
EE.UU. SOBRE EL REIKI EN ESPAÑOL
Directrices
para evaluar el reiki como terapia alternativa (*)
Comité Doctrinal de la Conferencia Estadounidense de Obispos Católicos.
Comité Doctrinal de la Conferencia Estadounidense de Obispos Católicos.
(*) Traducción al español de Luis Santamaría del
Río, miembro de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES), del
original inglés (http://www.usccb.org/dpp/Evaluation_Guidelines_finaltext_2009-03.pdf),
autorizada por la Conferencia Estadounidense de Obispos Católicos (USCCB),
depositaria del copyright, que ha permitido también su difusión.
1. Con frecuencia se formulan preguntas sobre las diversas terapias alternativas disponibles en los Estados Unidos. A los obispos se les pregunta en ocasiones: «¿Cuál es la posición de la Iglesia sobre estas terapias?» El Comité Doctrinal de la USCCB ha preparado este recurso para asistir a los obispos en sus respuestas.
1. Con frecuencia se formulan preguntas sobre las diversas terapias alternativas disponibles en los Estados Unidos. A los obispos se les pregunta en ocasiones: «¿Cuál es la posición de la Iglesia sobre estas terapias?» El Comité Doctrinal de la USCCB ha preparado este recurso para asistir a los obispos en sus respuestas.
I.
CURACIÓN POR GRACIA DIVINA Y CURACIÓN POR PODERES NATURALES
2. La Iglesia reconoce dos clases de curación: la curación por gracia divina y la curación que utiliza los poderes de la naturaleza. En cuanto a la primera, podemos señalar al ministerio de Cristo, que realizó muchas curaciones físicas y encargó a sus discípulos continuar esa tarea. Siendo fieles a este encargo, desde el tiempo de los apóstoles la Iglesia ha intercedido a favor del enfermo mediante la invocación del nombre del Señor Jesús, pidiendo la curación por el poder del Espíritu Santo, ya sea en la forma de la imposición sacramental de las manos y la unción con el óleo, ya sea en la forma de simples oraciones por la curación, que a menudo incluyen una invocación a los santos para conseguir su ayuda. En cuanto a la segunda, la Iglesia nunca ha defendido la curación divina —que viene dada como un don de Dios— como excusa para excluir el recurso a los medios naturales de curación a través de la práctica de la medicina (1). Junto con su sacramento de curación y con las diversas oraciones para la sanación, la Iglesia cuenta en su haber con una larga historia de cuidado de los enfermos mediante la utilización de medios naturales. El signo más obvio de esto es el gran número de hospitales católicos que se encuentran en todo nuestro país.
2. La Iglesia reconoce dos clases de curación: la curación por gracia divina y la curación que utiliza los poderes de la naturaleza. En cuanto a la primera, podemos señalar al ministerio de Cristo, que realizó muchas curaciones físicas y encargó a sus discípulos continuar esa tarea. Siendo fieles a este encargo, desde el tiempo de los apóstoles la Iglesia ha intercedido a favor del enfermo mediante la invocación del nombre del Señor Jesús, pidiendo la curación por el poder del Espíritu Santo, ya sea en la forma de la imposición sacramental de las manos y la unción con el óleo, ya sea en la forma de simples oraciones por la curación, que a menudo incluyen una invocación a los santos para conseguir su ayuda. En cuanto a la segunda, la Iglesia nunca ha defendido la curación divina —que viene dada como un don de Dios— como excusa para excluir el recurso a los medios naturales de curación a través de la práctica de la medicina (1). Junto con su sacramento de curación y con las diversas oraciones para la sanación, la Iglesia cuenta en su haber con una larga historia de cuidado de los enfermos mediante la utilización de medios naturales. El signo más obvio de esto es el gran número de hospitales católicos que se encuentran en todo nuestro país.
3. Las dos clases de curación no son excluyentes.
El hecho de que sea posible ser curado por el poder divino, no significa que no
debamos recurrir a los medios naturales que están a nuestra disposición. No nos
corresponde a nosotros decidir si Dios curará o no a alguien con medios
sobrenaturales. Como afirma el Catecismo de la Iglesia Católica, el Espíritu
Santo da en ocasiones a algunas personas «un carisma especial de curación para
manifestar la fuerza de la gracia del Resucitado» (2). Sin embargo, este poder
de curación no está a disposición del hombre, porque «ni siquiera las oraciones
más fervorosas obtienen la curación de todas las enfermedades» (3). Por lo
tanto, el recurso a los medios naturales de curación sigue siendo totalmente
apropiado, ya que están a disposición del hombre. De hecho, la caridad
cristiana exige no negarles a las personas enfermas los medios naturales de
curación.
II.
REIKI Y CURACIÓN
A)
Los orígenes y las características básicas del reiki
4. El reiki es una técnica de curación inventada en Japón a principios del siglo XIX por Mikao Usui, que estudiaba textos budistas (4). De acuerdo con la enseñanza del reiki, la enfermedad es consecuencia de algún tipo de trastorno o desequilibrio en la «energía vital» de la persona. Un practicante de reiki lleva a cabo la curación al poner sus manos en determinadas posiciones sobre el cuerpo del paciente para así facilitar el flujo del reiki, la «energía vital universal», del practicante al paciente. Hay numerosas posiciones de las manos para tratar diferentes problemas. Los partidarios del reiki aseguran que el practicante no es la fuente de la energía sanadora, sino simplemente un canal para que fluya (5). Para llegar a ser un practicante de reiki, la persona debe recibir una «iniciación» o «armonización» por parte de un Maestro reiki. Esta ceremonia hace que la persona esté «armonizada» con la «energía vital universal», lo cual le permite servir como un conducto para ella. Se dice que hay tres niveles diferentes de armonización (algunos enseñan que son cuatro). En los niveles superiores, uno puede canalizar supuestamente la energía reiki y realizar curaciones a distancia, sin contacto físico.
4. El reiki es una técnica de curación inventada en Japón a principios del siglo XIX por Mikao Usui, que estudiaba textos budistas (4). De acuerdo con la enseñanza del reiki, la enfermedad es consecuencia de algún tipo de trastorno o desequilibrio en la «energía vital» de la persona. Un practicante de reiki lleva a cabo la curación al poner sus manos en determinadas posiciones sobre el cuerpo del paciente para así facilitar el flujo del reiki, la «energía vital universal», del practicante al paciente. Hay numerosas posiciones de las manos para tratar diferentes problemas. Los partidarios del reiki aseguran que el practicante no es la fuente de la energía sanadora, sino simplemente un canal para que fluya (5). Para llegar a ser un practicante de reiki, la persona debe recibir una «iniciación» o «armonización» por parte de un Maestro reiki. Esta ceremonia hace que la persona esté «armonizada» con la «energía vital universal», lo cual le permite servir como un conducto para ella. Se dice que hay tres niveles diferentes de armonización (algunos enseñan que son cuatro). En los niveles superiores, uno puede canalizar supuestamente la energía reiki y realizar curaciones a distancia, sin contacto físico.
B)
El reiki como un medio natural de curación
5. Aunque los partidarios del reiki parecen estar de acuerdo en que no representa una religión en sí misma, sino una técnica que puede ser utilizada por gente de muchas tradiciones religiosas, el reiki tiene diversos aspectos de una religión. Con frecuencia se describe el reiki como un tipo de curación «espiritual», en oposición a los procedimientos médicos comunes de curación que emplean medios físicos. Gran parte de la literatura sobre el reiki está llena de referencias a Dios, a la Diosa, al «poder de curación divino» y a la «mente divina». Afirman que la energía vital procede directamente de Dios, la «Inteligencia Superior» o la «conciencia divina». Asimismo, las diversas «armonizaciones» que el practicante de reiki recibe de un Maestro reiki se logran a través de «ceremonias sagradas» (que tradicionalmente han sido mantenidas en secreto por los Maestros reiki). Además, se describe frecuentemente al reiki como un «modo de vivir», con una lista de cinco «preceptos reiki» que prescriben una conducta ética apropiada.
5. Aunque los partidarios del reiki parecen estar de acuerdo en que no representa una religión en sí misma, sino una técnica que puede ser utilizada por gente de muchas tradiciones religiosas, el reiki tiene diversos aspectos de una religión. Con frecuencia se describe el reiki como un tipo de curación «espiritual», en oposición a los procedimientos médicos comunes de curación que emplean medios físicos. Gran parte de la literatura sobre el reiki está llena de referencias a Dios, a la Diosa, al «poder de curación divino» y a la «mente divina». Afirman que la energía vital procede directamente de Dios, la «Inteligencia Superior» o la «conciencia divina». Asimismo, las diversas «armonizaciones» que el practicante de reiki recibe de un Maestro reiki se logran a través de «ceremonias sagradas» (que tradicionalmente han sido mantenidas en secreto por los Maestros reiki). Además, se describe frecuentemente al reiki como un «modo de vivir», con una lista de cinco «preceptos reiki» que prescriben una conducta ética apropiada.
6. Sin embargo, hay algunos practicantes de reiki,
sobre todo enfermeras, que intentan acercarse al reiki como un mero medio
natural de curación. Pero si se considera como un medio natural de curación, el
reiki pasa a ser evaluado bajo los parámetros de las ciencias naturales. Es
cierto que puede haber medios de curación natural que no hayan sido entendidos
o reconocidos por la ciencia. Sin embargo, la ciencia es la que proporciona los
criterios fundamentales para juzgar si alguien se debe confiar o no a un medio
natural de curación en concreto.
7. Juzgado de acuerdo con estos parámetros, el
reiki carece de credibilidad científica. No ha sido aceptado por las
comunidades científicas y médicas como una terapia efectiva. Faltan estudios
científicos acreditados que atestigüen la eficacia del reiki, así como la
explicación científica plausible de cómo podría posiblemente ser eficaz. La
explicación de la eficacia del reiki depende enteramente de una cosmovisión
particular que ve el mundo como permeado por esta «energía vital universal»
(reiki) que está sujeta a la manipulación por el pensamiento y la voluntad
humanos. Los practicantes de reiki afirman que su capacitación les permite
canalizar la «energía vital universal» que está presente en todas las cosas.
Sin embargo, esta «energía vital universal» es desconocida para la ciencia
natural. Como la presencia de tal energía no se ha observado por los medios de
la ciencia natural, la justificación para estas terapias debe provenir
necesariamente de algo diferente a la ciencia.
C)
El reiki y el poder sanador de Cristo
8. Algunas personas han intentado identificar el reiki con la curación divina conocida por los cristianos (6). Se equivocan. La diferencia radical puede apreciarse de inmediato en el hecho de que para el practicante de reiki el poder sanador está a disposición del hombre. Algunos maestros quieren eludir esta implicación y arguyen que no es el practicante de reiki quien realiza personalmente la curación, sino la energía reiki dirigida por la conciencia divina. No obstante, la realidad es que para los cristianos el acceso a la curación divina es mediante la oración a Cristo como Señor y Salvador, mientras que la esencia del reiki no es una oración sino una técnica que transmite el «Maestro reiki» al alumno, una técnica que una vez que se llega a dominar, producirá formalmente los resultados previstos (7). Algunos practicantes intentan cristianizar el reiki añadiendo una oración a Cristo, pero esto no afecta a la naturaleza esencial del reiki. Por estas razones, el reiki y otras técnicas terapéuticas similares no pueden identificarse con lo que los cristianos llamamos curación por la gracia divina.
8. Algunas personas han intentado identificar el reiki con la curación divina conocida por los cristianos (6). Se equivocan. La diferencia radical puede apreciarse de inmediato en el hecho de que para el practicante de reiki el poder sanador está a disposición del hombre. Algunos maestros quieren eludir esta implicación y arguyen que no es el practicante de reiki quien realiza personalmente la curación, sino la energía reiki dirigida por la conciencia divina. No obstante, la realidad es que para los cristianos el acceso a la curación divina es mediante la oración a Cristo como Señor y Salvador, mientras que la esencia del reiki no es una oración sino una técnica que transmite el «Maestro reiki» al alumno, una técnica que una vez que se llega a dominar, producirá formalmente los resultados previstos (7). Algunos practicantes intentan cristianizar el reiki añadiendo una oración a Cristo, pero esto no afecta a la naturaleza esencial del reiki. Por estas razones, el reiki y otras técnicas terapéuticas similares no pueden identificarse con lo que los cristianos llamamos curación por la gracia divina.
9. La diferencia entre lo que los cristianos
reconocemos como curación por la gracia divina y la terapia reiki también queda
de manifiesto en los términos básicos que utilizan los partidarios del reiki
para describir lo que sucede en la terapia reiki, particularmente en lo
relativo a la «energía vital universal». Ni la Escritura ni la tradición
cristiana en su conjunto consideran el mundo natural como algo basado en la
«energía vital universal» que quede sujeto a la manipulación por parte del
poder natural humano del pensamiento y de la voluntad. De hecho, esta
cosmovisión tiene sus orígenes en las religiones orientales y tiene un cierto
carácter monista y panteísta, en el que las distinciones entre uno mismo, el
mundo y Dios tienden a diluirse (8). Como hemos visto, los practicantes de
reiki son incapaces de diferenciar con claridad entre el poder de curación
divino y el poder que está a disposición del hombre.
III.
CONCLUSIÓN
10. La terapia reiki no encuentra apoyo ni en los hallazgos de la ciencia natural ni en la doctrina cristiana. Para un católico, creer en la terapia reiki plantea problemas irresolubles. En términos del cuidado de la salud física propia o la de los demás emplear una técnica que no tiene apoyo científico (ni siquiera plausibilidad) por lo general no es prudente.
10. La terapia reiki no encuentra apoyo ni en los hallazgos de la ciencia natural ni en la doctrina cristiana. Para un católico, creer en la terapia reiki plantea problemas irresolubles. En términos del cuidado de la salud física propia o la de los demás emplear una técnica que no tiene apoyo científico (ni siquiera plausibilidad) por lo general no es prudente.
11. En términos del cuidado de la salud espiritual
personal, existen importantes peligros. Para usar el Reiki, uno tendría que
aceptar, al menos de forma implícita, conceptos claves de la cosmovisión que
subyacen a la teoría reiki, elementos que no pertenecen ni a la fe cristiana ni
a la ciencia natural. Sin justificación ni en la fe cristiana ni en la ciencia
natural, no obstante, un católico que pone su confianza en el reiki estaría
actuando en la esfera de la superstición, tierra de nadie que no es la fe ni la
ciencia (9). La superstición corrompe la adoración personal de Dios, ya que
conduce el sentimiento religioso personal y la práctica hacia una dirección
equivocada (10). Dado que a veces la gente cae en la superstición por
ignorancia, es responsabilidad de todos los que enseñan en el nombre de la
Iglesia eliminar tal ignorancia en la medida de lo posible.
12. Dado que la terapia reiki no es compatible ni
con la doctrina cristiana ni con la evidencia científica, no sería apropiado
para las instituciones católicas —como aquellas encargadas del cuidado de salud
o los centros de retiro— o para las personas que representan a la Iglesia —como
los capellanes católicos— promover o prestar apoyo a la terapia reiki.
NOTAS
AL PIE
1. Cf. Congregación para la Doctrina de la Fe, Instrucción sobre las oraciones para obtener de Dios la curación (14 de septiembre de 2000), I, 3: «Obviamente, el recurso a la oración no excluye, sino que al contrario anima a usar los medios naturales para conservar y recuperar la salud, así como también incita a los hijos de la Iglesia a cuidar a los enfermos y a llevarles alivio en el cuerpo y en el espíritu, tratando de vencer la enfermedad».
2. Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1508.
3. Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1508.
4. También se afirma que simplemente redescubrió una antigua técnica tibetana, pero se carece de pruebas que corroboren esta afirmación.
5. Sin embargo, como veremos más abajo, las distinciones entre uno mismo, el mundo y Dios tienden a desmoronarse en el pensamiento reiki. Algunos maestros de reiki explican que al final uno alcanza la comprensión de que uno mismo y la «energía vital universal» son uno, «que somos fuerza vital universal y que todo es energía, incluidos nosotros mismos» (Libby Barnett – Maggie Chambers – Susan Davidson, Reiki Energy Medicine: Bringing Healing Touch into Home, Hospital, and Hospice [Rochester, Vt.: Healing Arts Press, 1996], p. 48; cf. también p. 102).
6. Por ejemplo, cf. «Reiki and Christianity» en http://iarp.org/articles/Reiki_and_Christianity.htm, y «Christian Reiki» en http://areikihealer.tripod.com/christianreiki.html, y la web www.christianreiki.org.
7. Los Maestros de reiki ofrecen cursos de capacitación con varios niveles de avance, servicios por los que los maestros exigen una remuneración pecuniaria significativa. El alumno tiene la expectativa y el Maestro de reiki ofrece la garantía de que la inversión que hace de tiempo y dinero le permitirá llegar a dominar una técnica que producirá los resultados esperados.
8. Aunque esto parece implícito en la doctrina reiki, algunos de sus partidarios plantean explícitamente que al final no existe una distinción entre uno mismo y el reiki. «La alineación con uno mismo y ser reiki es un proceso abierto. La buena voluntad para dedicarse a este proceso favorece tu evolución y puede llevarte al reconocimiento sostenido y a la experiencia final de que tú eres fuerza vital universal» (The Reiki Healing Connection [Libby Barnett, M.S.W.], http://reikienergy.com/classes.htm, con acceso el 6/2/2008 [énfasis en el original]). Diane Stein resume el sentido de algunos de los «símbolos sagrados» usados en la armonización del reiki como «La Diosa en mí saluda a la Diosa en ti», «Hombre y Dios llegando a ser uno» (Essential Reiki Teaching Manual: A Companion Guide for Reiki Healers [Berkeley, Cal.: Crossing Press, 2007], pp. 129-131). Anne Charlish y Angela Robertshaw explican que la armonización superior del reiki «señala un cambio del ego y de uno mismo a un sentimiento de unidad con la energía vital universal» (Secrets of Reiki [New York, N.Y.: DK Publishing, 2001], p. 84).
9. Algunas formas de reiki enseñan la necesidad de invocar la asistencia de seres angélicos o «guías espirituales reiki». Esto introduce el riesgo lejano de exposición a fuerzas o poderes malévolos.
10. Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2111; Santo Tomás de Aquino, Summa theologiaeII-II, q. 92, a. 1.
1. Cf. Congregación para la Doctrina de la Fe, Instrucción sobre las oraciones para obtener de Dios la curación (14 de septiembre de 2000), I, 3: «Obviamente, el recurso a la oración no excluye, sino que al contrario anima a usar los medios naturales para conservar y recuperar la salud, así como también incita a los hijos de la Iglesia a cuidar a los enfermos y a llevarles alivio en el cuerpo y en el espíritu, tratando de vencer la enfermedad».
2. Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1508.
3. Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1508.
4. También se afirma que simplemente redescubrió una antigua técnica tibetana, pero se carece de pruebas que corroboren esta afirmación.
5. Sin embargo, como veremos más abajo, las distinciones entre uno mismo, el mundo y Dios tienden a desmoronarse en el pensamiento reiki. Algunos maestros de reiki explican que al final uno alcanza la comprensión de que uno mismo y la «energía vital universal» son uno, «que somos fuerza vital universal y que todo es energía, incluidos nosotros mismos» (Libby Barnett – Maggie Chambers – Susan Davidson, Reiki Energy Medicine: Bringing Healing Touch into Home, Hospital, and Hospice [Rochester, Vt.: Healing Arts Press, 1996], p. 48; cf. también p. 102).
6. Por ejemplo, cf. «Reiki and Christianity» en http://iarp.org/articles/Reiki_and_Christianity.htm, y «Christian Reiki» en http://areikihealer.tripod.com/christianreiki.html, y la web www.christianreiki.org.
7. Los Maestros de reiki ofrecen cursos de capacitación con varios niveles de avance, servicios por los que los maestros exigen una remuneración pecuniaria significativa. El alumno tiene la expectativa y el Maestro de reiki ofrece la garantía de que la inversión que hace de tiempo y dinero le permitirá llegar a dominar una técnica que producirá los resultados esperados.
8. Aunque esto parece implícito en la doctrina reiki, algunos de sus partidarios plantean explícitamente que al final no existe una distinción entre uno mismo y el reiki. «La alineación con uno mismo y ser reiki es un proceso abierto. La buena voluntad para dedicarse a este proceso favorece tu evolución y puede llevarte al reconocimiento sostenido y a la experiencia final de que tú eres fuerza vital universal» (The Reiki Healing Connection [Libby Barnett, M.S.W.], http://reikienergy.com/classes.htm, con acceso el 6/2/2008 [énfasis en el original]). Diane Stein resume el sentido de algunos de los «símbolos sagrados» usados en la armonización del reiki como «La Diosa en mí saluda a la Diosa en ti», «Hombre y Dios llegando a ser uno» (Essential Reiki Teaching Manual: A Companion Guide for Reiki Healers [Berkeley, Cal.: Crossing Press, 2007], pp. 129-131). Anne Charlish y Angela Robertshaw explican que la armonización superior del reiki «señala un cambio del ego y de uno mismo a un sentimiento de unidad con la energía vital universal» (Secrets of Reiki [New York, N.Y.: DK Publishing, 2001], p. 84).
9. Algunas formas de reiki enseñan la necesidad de invocar la asistencia de seres angélicos o «guías espirituales reiki». Esto introduce el riesgo lejano de exposición a fuerzas o poderes malévolos.
10. Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2111; Santo Tomás de Aquino, Summa theologiaeII-II, q. 92, a. 1.
Fuentes: P. Luis Santamaría del Río para RIES,
Religión en Libertad, Signos de estos Tiempos
Foros de la
Virgen María
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