viernes, 6 de mayo de 2016

CUESTIONES MATRIMONIALES: VIVIMOS UNA INTERESANTE ÉPOCA DE DISCUSIÓN TEOLÓGICA


Me gustaría continuar el post anterior. Todos los canonistas aceptan que el matrimonio rato y no consumado se puede disolver. Disolver, sí, no anular. Ahora bien, yo no veo gran diferencia entre la existencia del vínculo sagrado matrimonial si se ha consumado el acto sexual o si no se ha consumado. Entiendo qué significa la existencia de un compromiso irreversible y ratificado por Dios. Pero nunca he acabado de comprender por qué una mera cuestión como el acto sexual puede cerrar las puertas a un acto autoritativo pontificio.

La actual legislación canonística es clara. Pero no veo que la actual canonística agote las posibilidades de ejercicio posible de la autoridad apostólica.

¿En qué se concreta todo esto? En una conclusión muy clara: en la cuestión matrimonial yo estaré a lo que diga la Iglesia. Creeré lo que la Iglesia me diga que crea. No haré ni enseñaré lo que la Iglesia me diga que no lo enseñe o no lo haga.

Ahora mismo hay una cierta discusión teológica no cerrada sobre algunos puntos. Lo cual no es raro. Hay en otros muchos campos cuestiones sobre las que cabe el debate teológico. Estamos inmersos en una lucha de argumentos que atañe a la interesántísima relación entre el ser y el obrar. En esta civilizada batalla teológica entre caballeros, yo me he posicionado claramente (por razones exegéticas y teológicas) en la postura de que eclesialmente se puede hacer más de lo que hasta ahora se estaba haciendo.

No me enfado por los que no piensan como yo. Respeto sus posiciones y atiendo a su razones. Debemos mantener este debate dentro de los límites de la cortesía, sin caer en lo personal. Es fácil descalificar al otro. Es más difícil escuchar y tratar de comprender las razones del otro.

El Papa Francisco no es un hereje como alguna que otra alma inquisitorial va predicando por los cruces de caminos. Por otra parte, tengo la mayor admiración por el cardenal Muller. Sapientísimamente dijo que no le eligieron para ser una copia servil del Papa. Bravo. Tenía un alto concepto de él como teólogo, pero su declaración le pone muy alto también como persona.

En este tema los teólogos, no deben ser serviles. El mayor servicio que ahora se puede hacer a la Iglesia es trabajar por la verdad. La verdad acerca de un tema complejo, por eso ha sido algo tan debatido. Lo que nos debe animar es la búsqueda de la verdad dentro de la obediencia a la Iglesia. Por favor, no nos descalifiquemos, tengamos caridad para todos. Todos creemos estar en posesión de la verdad. Todos queremos que los otros sigan nuestras conclusiones. Pero fue el Señor el que quiso que en la Iglesia hubiera diálogo, confrontación de posturas teológicas, discusión fraterna.

Claro que si yo fuera Papa, todo esto se acabaría: gobernaría a golpe de decreto. Como me encantaría poder enviar a algunos como párrocos a un pueblo de Siberia o a alguna isla de Papua.

Si yo fuera Papa, le preguntaría a mi confesor: ¿Pero no me puedo vengar sólo un poquito?

P. FORTEA

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