jueves, 14 de abril de 2016

LOS OBISPOS YA ESTUDIAN CÓMO AFECTARÁ LA AMORIS LAETITIA A LA PASTORAL FAMILIAR EN ESPAÑA


«Tenemos que poner itinerarios y normas para el discernimiento»

Los obispos ya estudian cómo afectará la Amoris laetitia a la pastoral familiar en España.

El cardenal Blázquez señala que la exhortación del Papa abre «unas posibilidades inmensas» para acompañar a las familias. Monseñor Iceta, presidente de la Subcomisión de Familia, pide formar a sacerdotes expertos en situaciones irregulares

El Papa renuncia explícitamente en Amoris laetitia a proponer recetas concretas en las líneas de trabajo de la pastoral familiar, con la intención de que sea cada Iglesia particular la que adapte las disposiciones generales pontificias a la realidad social de cada país. Por eso, los obispos españoles han recogido el guante lanzado por el Santo Padre y estudian ya cómo puede incorporar la Iglesia en España las sugerencias esbozadas en la exhortación.

Porque aunque nuestro país cuenta con uno de los planes de pastoral familiar más desarrollados de Europa, y aplica desde hace años algunas ideas presentes en el documento del Papa, como por ejemplo la de dotar de mayor extensión y contenido los cursos de preparación al matrimonio, «el documento del Papa nos brinda unas posibilidades inmensas para seguir profundizando en el acompañamiento a las familias y en la cercanía a aquellas personas heridas, que más necesitan de la misericordia del Señor». Así lo explica para Alfa y Omega el presidente de la Conferencia Episcopal y arzobispo de Valladolid, el cardenal Ricardo Blázquez, que ayer presentó el documento pontificio a sus fieles de la archidiócesis pucelana.

Novios y matrimonios jóvenes

La exhortación estará presente en la Asamblea Plenaria que todos los obispos celebrarán a partir del próximo lunes. Por eso, hasta que no se reúnan de forma colegiada no será posible saber cuáles serán los surcos principales, de todos los abiertos por el Papa, por los que caminará la pastoral familiar en España. Sin embargo, el cardenal Blázquez sí se atreve a adelantar que «una de las prioridades tendrá que ser preparar mejor a los novios que se quieren casar, porque no se trata de dar unas cuantas charlas, ni de ayudarles a preparar una celebración muy bella, sino de ayudarles a profundizar en su camino de conversión a Cristo y a integrarse en la comunidad». Y no solo hasta el momento de la boda, «también en los primeros años de matrimonio, como queremos hacer con los nuevos sacerdotes, porque el sacramento no es un punto y final, sino un punto y seguido».

El matrimonio civil, ocasión de evangelizar

El presidente de la Subcomisión para la Familia y Defensa de la Vida de la CEE, el obispo de Bilbao monseñor Mario Iceta, explica que Amoris laetitia «es muy realista y aterriza en los problemas concretos de la familia, abriendo un camino nuevo a la pastoral». Monseñor Iceta, que fue uno de los obispos presentes en el último Sínodo, explica que «una de las novedades pastorales, que toma de los padres sinodales, es que al hablar de parejas de hecho entre hombre y mujer y de matrimonio civil, el Papa explica que en estas realidades hay aspectos de verdad y bondad que conviene acompañar e iluminar, para que vayan creciendo y descubriendo una vocación mucho más grande. Así, las parejas de hecho y los matrimonios civiles se presentan como lugares de Iglesia en salida, a los que acercarse respetuosamente para hacer una propuesta de acompañamiento».

Formación específica

Tal vez el mayor de los retos sea el de abrazar a las personas en situación irregular, algo que en opinión de monseñor Iceta debe hacerse desde las tres claves que da el Papa: acompañar, discernir e integrar. «Poner itinerarios de discernimiento y establecer qué preparación se requiere para discernir es un reto de primer orden. En el texto aparecen muchos criterios (examen de conciencia, cómo quedaron el cónyuge abandonado y los hijos, cuál es su situación actual dentro de la Iglesia…) y ahora tendremos que articularlo claramente».

Además de desarrollar pautas y criterios claros para los procesos de discernimiento «caso por caso», tal y como pide el Papa, monseñor Iceta propone estudiar «cómo preparar a las personas que acompañen estas situaciones, entendiéndolo como un ministerio específico». Es decir, que para esa labor no servirá cualquiera, sino un grupo de servidores bien formados capaces de «buscar la verdad ante Dios, con seriedad, y en cada caso concreto».

José Antonio Méndez

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