martes, 10 de noviembre de 2015

JESUS LE DICE A MARIA VALTORTA LO QUE PASARA CUANDO LLEGUE LA HORA DE LA GRAN TRIBULACION.


23 de julio

Dice Jesús: «Cuando llegue la hora, muchas estrellas serán arrolladas por las espirales de Satanás, que para vencer necesita disminuir las luces de las almas. Esto podrá suceder porque, no sólo los laicos sino también los eclesiásticos, han perdido y pierden cada vez más la firmeza de fe, de caridad, de fuerza, de pureza, de desapego de las seducciones del mundo necesarias para permanecer en la órbita de la luz de Dios.

¿Comprendes quiénes son las estrellas de las que hablo? Son aquellos que he definido como sal de la tierra y luz del mundo: mis ministros. El esmero de la aguda malicia de Satanás es apagar, arrollándolas, estas lumbreras que son luces que reflejan mi Luz para las muchedumbres. Si a pesar de tanta luz como todavía emana la Iglesia sacerdotal, las almas se están hundiendo en las tinieblas cada vez más, se puede intuir cómo será la tiniebla que aplastará a las muchedumbres cuando muchas estrellas se apaguen en mi cielo.

Satanás lo sabe y siembra sus semillas para preparar la debilidad del sacerdocio, a fin de poderlo enredar fácilmente en pecados, no tanto de sentido cuanto de pensamiento. En el caos mental para él será fácil provocar el caos espiritual. En el caos espiritual los débiles, ante el aluvión de las persecuciones, cometerán pecado de vileza, renegando de la fe. La Iglesia no morirá porque Yo estaré con ella. Pero conocerá horas de tinieblas y horror semejantes a las de mi Pasión, multiplicados en el tiempo porque así debe de ser.

Debe de ser que la Iglesia sufra cuanto sufrió su Creador, antes de morir para resucitar en forma eterna. Debe de ser que la Iglesia sufra durante mucho más tiempo porque la Iglesia no es, en sus miembros, perfecta como su Creador, y si Yo sufrí horas ella debe sufrir semanas y semanas de horas. Como surgió perseguida y alimentada por poder sobrenatural en los primeros tiempos y en sus mejores hijos, lo mismo ocurrirá con ella cuando vengan los últimos tiempos en los que existirá, subsistirá, resistirá a la marea satánica y a las batallas del Anticristo con sus mejores hijos. Selección dolorosa, pero justa.

Es lógico que en un mundo en el que tantas luces espirituales se habrán muerto se instaure, abiertamente, el reino breve pero tremendo del Anticristo, generado por Satanás, así como Cristo fue generado por el Padre. Cristo hijo del Padre, generado por el Amor con la Pureza. Anticristo hijo de Satanás, generado por el Odio con la triple Impureza. Como aceitunas entre las ruedas del molino, los hijos de Cristo serán perseguidos, exprimidos, triturados por la Bestia voraz.

Pero no engullidos, porque la Sangre no permitirá que sean corrompidos en el espíritu. Como los primeros, los últimos serán segados como puñados de espigas en la persecución extrema y la tierra beberá su sangre. Pero bienaventurados para siempre por su perseverancia quienes mueren fieles al Señor» Usted me había dicho que para entender a Juan había que leer sus epístolas y el Apocalipsis. He tomado la Biblia y he abierto al azar donde están los escritos del Predilecto. Se me ha abierto en el cap. 12°. El Maestro me lo explica así.

Me doy cuenta de que hace días Jesús dijo una frase parecida al comentario acerca de la maternidad espiritual de María, que se quiere ver simbolizada en la mujer vestida de sol. Pero hoy Jesús no habla de ello, de María. Habla de la condición de la Iglesia militante en los últimos tiempos. Leeré atentamente el Apocalipsis esperando en Jesús, que me sea luz para entenderlo.

20 de agosto

Dice Jesús: «Si se observara bien cuanto sucede desde hace algún tiempo, y especialmente desde los inicios de este siglo que precede al segundo milenio, se debería pensar que los siete sellos han sido abiertos. Nunca como ahora Yo me he inquietado por volver entre vosotros con mi Palabra y reunir las tropas de mis elegidos para marchar con ellos y con mis ángeles a presentar batalla a las fuerzas ocultas que trabajan para excavar las puertas del abismo a la humanidad.

Guerra, hambre, pestilencias, instrumentos de homicidio bélico -que son más que las bestias feroces mencionadas por el Predilecto- terremotos, señales en el cielo, erupciones de las vísceras del suelo y llamadas milagrosas a vías místicas de pequeñas almas movidas por el Amor, persecuciones contra mis seguidores, elevación de las almas y bajezas de los cuerpos, no falta nada de los signos por los cuales puede pareceros próximo el momento de mi Ira y de mi Justicia. En el horror que tenéis, exclamáis: "¡El tiempo ha llegado; más tremendo de esto no puede ser!".

Y llamáis con gran voz al final que os libere. Lo llaman los culpables, mofándose y maldiciendo como siempre; lo llaman los buenos que ya no pueden más de ver al Mal triunfar sobre el Bien.

¡Paz, elegidos míos! Todavía un poco y después vendré. La suma de sacrificio necesaria para justificar la creación del hombre y el Sacrificio del Hijo de Dios no está cumplida aún. Todavía no ha terminado la formación de mis cohortes y los ángeles del Signo aún no han puesto el sello glorioso sobre todas las frentes de quienes han merecido ser elegidos para la gloria. El oprobio de la tierra es tal que su humo, en poco diferente del que mana de la morada de Satanás, sube hasta los pies del trono de Dios con sacrílego ímpetu.

Antes de la aparición de mi Gloria es necesario que oriente y occidente sean purificados para ser dignos del aparecer de mi Rostro. Incienso que purifica y aceite que consagra el gran, infinito altar donde la última Misa será celebrada por Mí, Pontífice eterno, servido en el altar por todos los santos que tendrán en aquella hora el cielo y la tierra, son las oraciones y los sufrimientos de mis santos, de los dilectos de mi Corazón, de los que ya están señalados con mi Signo: de la Cruz bendita, antes de que los ángeles del Signo les hayan contraseñado.

El signo se graba sobre la tierra y vuestra voluntad es quien lo graba. Después los ángeles lo llenan con un oro incandescente que no se borra y que hace resplandecer como el sol vuestra frente en mi Paraíso. Grande es el horror de ahora, dilectos míos; pero ¡cuánto, cuánto, cuánto tiene que aumentar todavía para ser el Horror de los últimos tiempos! Y si parece verdaderamente que el ajenjo se haya mezclado con el pan, con el vino, con el sueño del hombre, mucho, mucho, mucho más ajenjo debe gotear aún en vuestras aguas, sobre vuestras mesas, sobre vuestros lechos antes que hayáis alcanzado la amargura total que será la compañera de los últimos días de esta raza creada por el Amor, salvada por el Amor y que se ha vendido al Odio.

Que si Caín anduvo vagando por la tierra por haber matado una sangre, inocente, pero siempre sangre contaminada por el pecado original, y no encontró quien le quitase el tormento del recuerdo porque el signo de Dios estaba sobre él para su castigo -y generó en la amargura y en la amargura vivió y vio vivir y en la amargura murió- ¿qué debe sufrir la raza del hombre que mató de hecho y mata, con el deseo, la Sangre inocentísima que le ha salvado?

Por lo tanto pensad que éstos son los síntomas, pero aún no es la hora.

MARIA VALTORTA, CUADERNOS DEL 43.

Foros de la Virgen María

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