lunes, 20 de octubre de 2014

SÍNODO DE LAS FAMILIAS Y HOMOSEXUALES: APERTURA Y CARIDAD SIN CAMBIAR LA DOCTRINA


LA IGLESIA, TRATA A LOS HOMOSEXUALES COMO PERSONAS DIGNAS E HIJAS DE DIOS.

Las interpretaciones de algunos medios de comunicación acerca de los trabajos del Síndo de las familias han provocado confusión en algunos de los lectores que siguen tales medios. Por una parte, se pretende presentar a los Padres sinodales como opuestos entre sí divididos en dos bandos: uno, el de la “revolución de la misericordia” recibiendo las críticas del grupo “conservador”. ¿Es verdad que el tema de la discusión sobre las parejas homosexuales está dividiendo a los Padres sinodales?

LA IGLESIA, FUNDADA SOBRE LA MISERICORDIA DE JESÚS

Se equivoca quien piensa que, desde su naturaleza y por su orgien, la Iglesia es impositiva y sorda con los que no siempre comulgan con los valores, ideas y virtudes que propone. Sin embargo, la Iglesia se origina en el actuar de Cristo y en su sacrificio misericordioso. Quien no actúa con un amor caritativo parecido al de Cristo no entrará en plenitud con él.

De este modo, el cristiano asume la misericordia de Cristo y sabe que su vida práctica es plena cuando imita las virtudes de Cristo, en este caso, y con más fuerza, la caridad, que es el amor benevolente, que no desea más que el bien del otro si querer algo a cambio.

Sin embargo, hay que saber hacer la distinción entre la actitud de caridad y misericordia y la aceptación de acciones, ideas y prácticas que no van de acuerdo con la predicación de Cristo ni con la atribución que corresponde a cada realidad de la naturaleza según su orden y finalidad. De tal modo, es conveniente distinguir entre lo que se puede dar por misericordia y lo que corresponde a una cosa por su conformación.

En este sentido la Iglesia, como el cuerpo místico de Cristo conformado por los creyentes, puede dar algunas cosas desde la misericordia, pero no puede dar otras que sólo tienen su principio en la conformación de cada cosa. Por ejemplo, puedo dar un pan que sea mío a un hambriento, pero no puedo despojar a alquien más de su legítimo alimento para dárselo a otro.

En función de los homosexuales podemos decir que la Iglesia los acepta como sus miembros y los respeta, pero no por eso puede darles a las uniones entre ellos las mismas atribuciones que corresponden a un matrimonio entre un hombre y una mujer. Es decir, la Iglesia, trata a los homosexuales como personas dignas e hijas de Dios. Promueve su respeto y la tolerancia hacia su calidad alta de sere humanos tal y como hizo Cristo con muchas personas que no aparentaban ser dignas, como los leprosos, los cobradores de impuestos y las mujeres adúlteras. Sin embargo, la Iglesia no puede dar a las uniones entre homosexuales los mismos derechos que a un matrimonio entre un hombre y una mujer porque las primeras no tienen las mismas características de las cuales surgen sus derechos y obligaciones.

Es adecuado saber que no se le puede dar a alguien algo de lo cual no tenga la capacidad de recibir. Por ejemplo, no se le puede dar a un varón un permiso de incapacidad laboral por embarazo porque él no se puede embarazar. De tal modo, a las parejas de homosexuales no les conviene tener los mismos derechos que a un matrimonio porque: 1) no cumplen con funciones reproductivas y 2) porque no cumplen con funciones de complementariedad en plenitud.

Esta inconveniencia no impide que estas parejas pueda ser reconocidas como un tipo de unión, pues de hecho son tal. Tampoco impide que a cada uno de los que conforman la pareja se les reconozca su calidad de seres humanos e hijos de Dios, puesto que la Iglesia no está para odiar, prohibir y criticar de forma altanera, sino para imitar y promover las actitudes de Cristo.

De tal modo, vemos que la discusión del tema de las parejas homosexuales en el Sínodo de las familias no implica que haya un cambio en la doctrina de la Iglesia, aunque tampoco promueve una Iglesia cerrada y orgullosa, sino que muestra una Iglesia firme en sus fundamentos, pero dispuesta a reconocer a los hombres, de cualquier condición, como personas de alta dignidad como fines en sí mismos y como hijos amados de Dios.

Fuentes consultadas:

http://columnafeyrazon.blogspot.mx/2014/10/FyR-492.html consultado el 14/X/ 2014 a las 23:58.

http://synod14.vatican.va/content/sinodo/it/sinodo2014/events/day.html/2014/10/14 consultado a las 23:59.

GabrielGonzález Nares

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