Abuelos de Jesús. Su fiesta se celebra el día 26 de Julio
Una
antigua tradición, datada ya en el siglo II, atribuye los nombres de Joaquín y
Ana a los padres de la Virgen María. El culto aparece para Santa Ana ya en el
siglo VI y para San Joaquín un poco más tarde. La devoción a los abuelos de
Jesús es una prolongación natural al cariño y veneración que los cristianos
demostraron siempre a la Madre de Dios.
La
antífona de la misa de hoy dice: “Alabemos a Joaquin y Ana por su hija; en
ella les dio el Señor la bendición de todos los pueblos”.
La madre
de nuestra Señora, la Virgen Maria, nació en Belén. El culto de sus padres le
está muy unido. El nombre Ana significa “gracia, amor, plegaria”. La Sagrada
Escritura nada nos dice de la santa. Todo lo que sabemos es legendario y se
encuentra en el evangelio apócrifo de Santiago, según el cual a los
veinticuatro años de edad se casó con un propietario rural llamado Joaquín,
galileo, de la ciudad de Nazaret. Su nombre significa “el hombre a quien Dios
levanta”, y, según san Epifanio, “preparación del Señor”. Descendía de la
familia real de David.
Moraban
en Nazaret y, según la tradición, dividían sus rentas anuales, una de cuyas
partes dedicaban a los gastos de la familia, otra al templo y la tercera a los
más necesitados.
Llevaban
ya veinte años de matrimonio y el hijo tan ansiado no llegaba. Los hebreos
consideraban la esterilidad como algo oprobioso y un castigo del cielo. Se los
menospreciaba y en la calle se les negaba el saludo. En el templo, Joaquin oía
murmurar sobre ellos, como indignos de entrar en la casa de Dios.
Joaquín,
muy dolorido, se retira al desierto, para obtener con penitencias y oraciones
la ansiada paternidad Ana intensificó sus ruegos, implorando como otras veces
la gracia de un hijo. Recordó a la otra Ana de las Escrituras, cuya historia se
refiere en el libro de los Reyes: habiendo orado tanto al Señor, fue escuchada,
y asi llegó su hijo Samuel, quien más tarde seria un gran profeta.
Y así
también Joaquín y Ana vieron premiada su constante oración con el advenimiento
de una hija singular, Maria. Esta niña, que había sido concebida sin pecado
original, estaba destinada a ser la madre de Jesucristo, el Hijo de Dios
encarnado.
Desde los
primeros tiempos de la Iglesia ambos fueron honrados en Oriente; después se les
rindió culto en toda la cristiandad, donde se levantaron templos bajo su
advocación.
Aunque el
culto de la madre de la santísima Virgen Maria se había difundido en Occidente,
especialmente desde el siglo XlI, su fiesta comenzó a celebrarse en el siglo
siguiente
SANTA ANA, MADRE DE LA SANTÍSIMA
VIRGEN MARÍA
Ana
(Hebreo, Hannah, significa gracia)
Una
antigua tradición, que arranca del siglo II, atribuye los nombres San Joaquín y
Santa Ana a los padres de la Santísima Virgen María. El culto a santa Ana se
introdujo ya en la Iglesia oriental en el siglo VI, y pasó a la occidental en
el siglo X; el culto a san Joaquín es más reciente. Ver: Por sus frutos los
conoceréis de San Juan Damasceno.
Todo lo
que se conoce de ellos, incluso sus nombres, procede de literatura apócrifa: el
Evangelio de la Natividad de María, el Evangelio apócrifo de Mateo y el
Protoevangelium de Santiago. El mas antiguo de estos se remonta alrededor del
150 ad. En el Oriente el Protoevangelium gozaba de gran autoridad, algunas
porciones se leían en las fiestas de la Virgen María. En el Occidente, sin
embargo, fue rechazado por los Padres de la Iglesia. En el siglo XIII, partes
del Protoevangelium de Santiago fue incorporado por Jacobus de Vorágine en su
“Leyenda Dorada”. Desde entonces la historia de Santa Ana se propagó por el
Occidente hasta convertirse en una de las santas mas populares de la Iglesia
latina.
Los
escritos llamados “apócrifos” no fueron aceptados por la Iglesia como parte del
canon de las Sagradas Escrituras porque contienen muchos datos que no son
confiables. Pero si contienen algunos datos de documentos históricos. Lo
difícil es distinguir en ellos el grano bueno de la paja.
El Protoevangelium
nos ofrece la siguiente historia: En Nazaret vivían Joaquín y Ana, una pareja
rica y piadosa pero que no tenía hijos. Cuando en una fiesta Joaquín se
presentó para ofrecer sacrificio en el Templo, fue rechazado por un tal Ruben,
bajo el pretexto de que hombres sin descendencia no eran dignos de ser
admitidos. Joaquín, cargado de pena, no volvió a su casa sino que se fue a las
montañas a presentarse ante Dios en soledad. También Ana, habiendo conocido la
razón de la prolongada ausencia de su esposo, clamó al Señor pidiéndole que
retirase de ella la maldición de la esterilidad y prometiéndole dedicar su
descendencia a Su servicio.
Sus
oraciones fueron escuchadas; un ángel visitó a Ana y le dijo: “Ana, el Señor ha
mirado tus lágrimas; concebirás y darás a luz y el fruto de tu vientre será
bendecido por todo el mundo”. El ángel hizo la misma promesa a Joaquín, quién
volvió a donde su esposa. Ana dio a luz una hija a quien llamó Miriam (María).
Esta historia se parece a la de la concepción de Samuel en las Sagradas Escrituras,
cuya madre se llamaba también Ana (1 Re 1).
Según una
tradición antigua, los padres de la Stma. Virgen, siendo Galileos, se mudaron a
Jerusalén. Allí, según la misma tradición, nació y se crió la Virgen Santísima.
Allí también murieron estos venerables santos. Una iglesia, conocida en
diferentes épocas como Santa María, Santa María ubi nata est, Santa María en
Probatica, Santa Probatica y Santa Ana, fue construida en el siglo IV,
posiblemente por Santa Elena (madre del emperador Constantino), sobre el lugar
de la casa de San Joaquín y Ana. Sus tumbas fueron honradas hasta el final del
siglo IX, cuando los invasores musulmanes la convirtieron en una escuela. La
cripta, que originalmente contenía las santas tumbas, fue descubierta el 18 de
marzo de 1889.
Muchas
leyendas han sido escritas sobre las vidas de San Joaquín y Santa Ana, causando
gran confusión entre los fieles. Según una de ellas, Santa Ana concibió a la
Virgen Santísima sin concurso de varón, permaneciendo así virgen. Este error
fue condenado por la Santa Sede en 1677 (Benedicto XIV, De Festis, II, 9).
VENERACIÓN A SANTA ANA
En la
Iglesia del Oriente ya se veneraba a Santa Ana en el siglo IV. La mejor prueba
de ello es que el emperador Justino I (+565) le dedicó una iglesia. La devoción
a Santa Ana se encuentra en los mas antiguos documentos litúrgicos de la
Iglesia griega. En el Occidente no se venera a Santa Ana, excepto quizás en el
sur de Francia, hasta el siglo XIII. Su imagen, pintada en el siglo VIII en
estilo Bizantino, fue mas tarde encontrada en la iglesia de Santa María Antiqua
en Roma. Su fiesta, bajo la influencia de la “Leyenda Dorada”, aparece en el
siglo XIII donde se celebraba el 26 Julio.
En 1382,
Urbano VI publicó el primer decreto pontificio referente a Santa Ana, concediendo
la celebración de la fiesta de la santa a los obispos de Inglaterra
exclusivamente, tal como se lo habían pedido algunos ingleses. Muy
probablemente la ocasión de dicho decreto fue el matrimonio del rey Ricardo II
con Ana de Bohemia, que tuvo lugar en ese año. La fiesta fue extendida a toda
la Iglesia de Occidente en 1584.
LAS RELIQUIAS DE SANTA ANA
Se dice
que las reliquias atribuidas a Santa Ana fueron traídas de la Tierra Santa a
Constantinopla en el 710. Allí estaban en la iglesia de Santa Sofía en 1333. La
tradición de la Iglesia de Apt, en el sur de Francia dice que el cuerpo de
Santa Ana fue llevado a Apt por San Lázaro, el amigo de Jesucristo, fue
escondido por San Auspicio (+398) y vuelto a encontrar durante el reino de
Carlomagno. La cabeza de Santa Ana se mantuvo en Mainz hasta el 1510, cuando
fue robada y llevada a Düren, Alemania. Lamentablemente, no hay sólidos
fundamentos para asegurar la autenticidad de estas reliquias.
VENERACIÓN DE SANTA ANA HOY
Su imagen
milagrosa es venerada en Notre Dame D\\’Auray, en la diócesis de Vannes.
También en Canada, donde es la principal patrona de la provincia de Quebec, el
santuario de Santa Ana de Beaupré es bien conocido. Santa Ana es patrona de las
mujeres en parto. También es patrona de los mineros, Cristo siendo el oro y
María la plata.
SAN JOAQUÍN, PADRE DE LA
SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA.
Joaquín
(significa Yahweh prepara).
Una
antigua tradición, que arranca del siglo II, atribuye los nombres San Joaquín y
Santa Ana a los padres de la Santísima Virgen María. El culto a santa Ana se
introdujo ya en la Iglesia oriental en el siglo VI, y pasó a la occidental en
el siglo X; el culto a san Joaquín es más reciente.
No
conocemos de Joaquín y Ana con certeza mas que sus nombres y el hecho de que
fueron los santos padres de la Madre de Dios. Lo que relatan sobre ellos los
libros apócrifos no es todo confiable y es dificil distinguir lo cierto de la
leyenda.
San
Joaquín era venerado por los griegos desde muy temprano. En el Occidente su
fiesta fue admitida al calendario mas tarde, algunas veces el 16 de septiembre,
otras el 9 de diciembre. Julius II la puso en el 20 de marzo; mas tarde
suprimida fue restaurada por Gregorio XV (1622). Clemente XII (1738) la fijó en
el Domingo después de la Asunción. Con la reforma del calendario después del
Concilio Vat II, San Joaquín se celebra junto con su esposa, Santa Ana, el 26
de Julio.
ORACIÓN
Glorioso
San Joaquín, me pongo bajo vuestra protección. Ayúdame a imitar en todo a
vuestra gloriosa hija, La Santísima Virgen María, Madre de Dios y madre
nuestra. Que, imitándola a ella, llegue yo a conocer, amar y servir a Dios con
todo mi corazón hasta mi último suspiro. Te lo pido por Jesucristo, Nuestro
Señor. Amén
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