miércoles, 20 de marzo de 2013

¡DEJAD QUE DIOS SEA DIOS!


El año pasado por estas fechas estaba sumergido de lleno en la preparación de un Seminario de Vida en el Espíritu. Creo recordar que comenzó el 10 de abril. Entonces todo era una incógnita. La parroquia de hecho estaba muerta. La asistencia a misa dominical había aumentado un poco pero había muy poca vida de parroquia. Solo la catequesis y los fieles incombustibles que hay, gracias a Dios, en todas las parroquias, con mayoría abrumadora de fieles-ellas, incombustibles.

Hacer un seminario de vida en el espíritu fue apostar por dejar la iniciativa al Espíritu Santo. Desde que llegué a la parroquia me sobraban ideas y proyectos pero me faltaba gente. No gente, sino cristianos. Cristianos llenos del Espíritu Santo, capaces de sostener la vida de la parroquia. Y yo no era capaz de “atraerlos”.

El día que comenzó el seminario, que iba a durar 7 semanas, preparé una sala para 30 personas, 20 “nuevos” contando que 10 eran el equipo que daba el seminario y venían de otra parroquia. Pensar en 20 nuevos me pareció una audacia, pero ya se sabe, mejor prevenir. Siempre he sido optimista. El primer día se presentaron 120. El segundo día bajó a 100. El seminario lo acabaron 60 y el grupo de oración que ha nacido se ha estabilizado en unas 35 o 40 personas que nos seguimos reuniendo todas las semanas. Dos de los que empezaron ya están en el cielo, y los demás tenemos la certeza de que algo ha cambiado en nuestras vidas, en nuestra relación con el Señor y que esto va en beneficio de la parroquia y de la vida de la parroquia.

De este grupo de gente he podido formar un equipo de 10-12 personas para hacer este año el Curso Alpha de evangelización. Hemos hecho dos cursos consecutivos de octubre a marzo de 10 semanas cada uno al que han asistido en total 75 personas, de las cuales han perseverado en los cursos unas 55 y de los cuales unos 20 eran “nuevos”, pero nuevos significa aquí que la mayoría de ellos no pisaba la Iglesia.

Para el tercer trimestre tenía programado un tercer curso pero lo voy a suspender para que podamos descansar, afianzarnos y lanzarnos el año que viene con un curso más potente de unos 60 o 70 participantes. A los que han acabado los dos cursos anteriores y quieren seguir en la parroquia les vamos a proponer un plan de profundización en la fe recién encontrada o reencontrada basado en las cartas de San Pablo. Es un curso llamado “Una vida que merece la pena” que va a estudiar la carta a los Filipenses. Espero que participen 10 o 12 “nuevos” (de los que antes no pisaban). Así hasta fin de curso.

El curso que viene, en octubre, continuaremos el proceso que lo que va a pretender es hacer de los recién convertidos discípulos del Señor capaces a su vez de evangelizar y hacer otros discípulos. Mi sueño es que toda la pastoral de las parroquias pase por esta clave del Primer Anuncio-Evangelización-Discipulado. Desde los niños de catequesis y sus padres hasta los más alejados.

Uno de los participantes en el segundo Curso Alpha ha sido Jorge, el señor que pide limosna en la puerta de la Iglesia y que vive en la calle. Ha seguido el curso entero. Ahora muchos feligreses de la parroquia, además de ayudarle con unos euros le saludan, hablan con él y comparten su fe. Jorge está empezando a colaborar en algunas tareas de la parroquia (se le da bien la informática) y espero algún día poder sacar adelante con él un proyecto de ayuda y evangelización de los mendigos y vagabundos, alcohólicos y “sin techo” que abundan en el barrio.

La experiencia de este año, que aún no ha acabado, ha sido intensísima. Yo he visto como el Espíritu Santo ha hecho y hace grandes cosas. Porque hace doce meses no teníamos nada y ahora estamos llenos de proyectos y tenemos gente que los encarna. ¡Gloria al Señor!

Juan Luis Rascón Ors

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