lunes, 9 de julio de 2012

EL ANACORETA Y LA CARIDAD


El Anacoreta y el su joven seguidor escuchaban la radio. Hablaba un conocido director de teatro y decía que aborrecía la palabra caridad porque suponía una actitud de superioridad del caritativo sobre el necesitado. El joven quedó perplejo e interrogó al anciano con la mirada. Este, cuando cerró la radio dijo:

- Los hombres, con nuestras actitudes, traicionamos las palabras. La caridad está muy lejos de esa imagen de alguien poderoso que da al que no tiene y que se coloca por encima de él. Esa persona, además de injusta, porque si el otro no tiene es porque él tiene de más, encima pretende que el otro le esté agradecido, o lo hace para conseguir un premio en el otro mundo... Pues eso no tiene nada que ver con la caridad.

Hizo una pausa y prosiguió:

- Caridad puede provenir del latín "careo", carecer. Aquello que apreciamos porque es escaso. Pero más probablemente viene del griego "charis" (jaris), que es la forma de amor que no busca contrapartida. El amor gratuito. Es esa la palabra que se emplea en los textos griegos de las Escrituras cuando se habla de Amor, y es probablemente el concepto que hay que aplicar a la palabra cristiana, caridad.

Miró a los ojos al joven seguidor y concluyó:

- Los cristianos hemos prostituido la caridad, como tantas otras virtudes, convirtiéndolas en algo despreciable. Algo que practicamos por interés, para obtener un beneficio. No es de extrañar que a este hombre no le guste la palabra caridad. Hemos de devolver a todos el verdadero sentido de la Caridad; con nuestra vida, amando a todos sin esperar recompensa. Amando, porque todo el mundo merece ser amado...Esa es la verdadera Caridad.

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