El escapulario es signo de la Maternidad Espiritual de María y debemos recordar que ella es Madre de todos.
Los
carmelitas tienen, entre otros, el mérito de haber llevado esta advocación
mariana a todos los estratos del pueblo cristiano.
En el siglo
XII algunos eremitas se retiraron al Monte Carmelo, con San Simón Stock.
La Virgen
Santísima prometió a este santo un auxilio especial en la hora de la muerte a
los miembros de la orden carmelitana y a cuantos participaran de su patrocinio
llevando su santo escapulario.
Los
Carmelitas han sido conocidos por su profunda devoción a la Santísima Virgen.
Ellos interpretaron la nube de la visión de Elías (1 Reyes 18, 44) como un
símbolo de la Virgen María Inmaculada. Ya en el siglo XIII, cinco siglos antes
de la proclamación del dogma, el misal Carmelita contenía una Misa para la
Inmaculada Concepción.
LA ESTRELLA DEL MAR Y LOS CARMELITAS
Los
marineros, antes de la edad de la electrónica, dependían de las estrellas para
marcar su rumbo en el inmenso océano. De aquí la analogía con La Virgen María
quien como, estrella del mar, nos guía por las aguas difíciles de la vida hacia
el puerto seguro que es Cristo.
Por la
invasión de los sarracenos, los Carmelitas se vieron obligados a abandonar el
Monte Carmelo. Una antigua tradición nos dice que antes de partir se les
apareció la Virgen mientras cantaban el Salve Regina y ella prometió ser para
ellos su Estrella del Mar. Por ese bello nombre conocían también a la Virgen
porque el Monte Carmelo se alza como una estrella junto al mar.
LOS CARMELITAS Y LA VIRGEN DEL
CARMEN SE DIFUNDEN POR EUROPA
La Virgen
Inmaculada, Estrella del Mar, es la Virgen del Carmen, es decir a la que desde
tiempos remotos allí se venera. Ella acompañó a los Carmelitas a medida que la
orden se propagó por el mundo. A los Carmelitas se les conoce por su devoción a
la Madre de Dios, ya que en ella ven el cumplimiento del ideal de Elías.
Incluso se le llamó: "Los hermanos de Nuestra Señora del Monte
Carmelo". En su profesión religiosa se consagraban a Dios y a María, y
tomaban el hábito en honor ella, como un recordatorio de que sus vidas le
pertenecían a ella, y por ella, a Cristo.
¿QUÉ ES EL ESCAPULARIO CARMELITA?
Los seres
humanos nos comunicamos por símbolos. Así como tenemos banderas, escudos y
también uniformes que nos identifican. Las comunidades religiosas llevan su
hábito como signo de su consagración a Dios.
Los laicos
no pueden llevar hábito, pero los que desean asociarse a los religiosos en su
búsqueda de la santidad pueden usar el escapulario. La Virgen dio a los
Carmelitas el escapulario como un hábito miniatura que todos los devotos pueden
llevar para significar su consagración a ella. Consiste en un cordón que se
lleva al cuello con dos piezas pequeñas de tela color café, una sobre el pecho
y la otra sobre la espalda. Se usa bajo la ropa. Junto con el rosario y la
medalla milagrosa, el escapulario es uno de los mas importantes sacramentales
marianos.
Dice San
Alfonso Ligorio, doctor de la Iglesia: "Así como los hombres se
enorgullecen de que otros usen su uniforme, así Nuestra Señora Madre María está
satisfecha cuando sus servidores usan su escapulario como prueba de que se han
dedicado a su servicio, y son miembros de la familia de la Madre de Dios."
EL ESCAPULARIO ES UN SACRAMENTAL
Un
sacramental es un objeto religioso que la Iglesia haya aprobado como signo que
nos ayuda a vivir santamente y a aumentar nuestra devoción. Los sacramentales
deben mover nuestros corazones a renunciar a todo pecado, incluso al venial.
El
escapulario, al ser un sacramental, no nos comunica gracias como hacen los
sacramentos. Las gracias nos vienen por nuestra respuesta de amor a Dios y de
verdadera contrición del pecado, lo cual el sacramental debe motivar.
¿CÓMO SURGIÓ EL ESCAPULARIO?
La palabra
escapulario viene del Latín "scapulae" que significa
"hombros". Originalmente era un vestido superpuesto que cae de los
hombros y lo llevaban los monjes durante su trabajo. Con el tiempo se le dio el
sentido de ser la cruz de cada día que, como discípulos de Cristo llevamos sobre
nuestros hombros. Para los Carmelitas particularmente, pasó a expresar la
dedicación especial a la Virgen Santísima y el deseo de imitar su vida de
entrega a Cristo y a los demás.
LA VIRGEN MARÍA ENTREGA EL
ESCAPULARIO EL 16 DE JULIO DE 1251.
En el año
1246 nombraron a San Simón Stock general de la Orden Carmelita. Este comprendió
que, sin una intervención de la Virgen, a la orden le quedaba poco tiempo.
Simón recurrió a María poniendo la orden bajo su amparo, ya que ellos le
pertenecían. En su oración la llamó "La flor del Carmelo" y la
"Estrella del Mar" y le suplicó la protección para toda la comunidad.
En respuesta
a esta ferviente oración, el 16 de julio de 1251 se le aparece la Virgen a San
Simón Stock y le da el escapulario para la orden con la siguiente promesa:
"Este
debe ser un signo y privilegio para ti y para todos los Carmelitas: quien muera
usando el escapulario no sufrirá el fuego eterno"
Aunque el
escapulario fue dado a los Carmelitas, muchos laicos con el tiempo fueron
sintiendo el llamado de vivir una vida mas comprometida con la espiritualidad
carmelita y así se comenzó la cofradía del escapulario, donde se agregaban
muchos laicos por medio de la devoción a la Virgen y al uso del escapulario. La
Iglesia ha extendido el privilegio del escapulario a los laicos.
EXPLICACIÓN DE LA PROMESA:
Muchos
Papas, santos como San Alfonso Ligorio, San Juan Bosco, San Claudio de la
Colombiere, y San Pedro Poveda, tenían una especial devoción a la Virgen del
Carmen y llevaban el escapulario. Santos y teólogos católicos han explicado
que, según esta promesa, quien tenga la devoción al escapulario y lo use,
recibirá de María Santísima a la hora de la muerte, la gracia de la
perseverancia en el estado de gracia (sin pecado mortal) o la gracia de la
contrición (arrepentimiento). Por parte del devoto, el escapulario es una señal
de su compromiso a vivir la vida cristiana siguiendo el ejemplo perfecto de la
Virgen Santísima.
EL ESCAPULARIO TIENE 3 SIGNIFICADOS:
El amor y la
protección maternal de María: El signo es una tela o manto pequeño. Vemos como
María cuando nace Jesús lo envuelve en un manto. La Madre siempre trata de
cobijar a sus hijos.
Envolver en
su manto es una señal muy maternal de protección y cuidado. Señal de que nos
envuelve en su amor maternal. Nos hace suyos. Nos cubre de la ignominia de
nuestra desnudes espiritual.
VEMOS EN LA BIBLIA:
- Dios
cubrió con un manto a Adán y Eva después de que pecaron. (manto – signo de
perdón)
- Jonás le
dio su manto a David: símbolo de amistad -Elías dio su manto a Eliseo y lo
llenó de su espíritu en su partida.
- S. Pablo:
revístanse de Cristo: vestirnos con el manto de sus virtudes.
Pertenencia
a María: Llevamos una marca que nos distingue como sus hijos escogidos. El
escapulario se convierte en el símbolo de nuestra consagración a María.
Consagración:
“pertenecer a María” es reconocer su misión maternal sobre nosotros y
entregarnos a ella para dejarnos guiar, enseñar, moldear por Ella y en su
corazón. Así podremos ser usados por Ella para la extensión del Reino de su
Hijo.
- En 1950
Papa Pío XII escribió acerca del escapulario: "que el escapulario sea tu
signo de consagración al Inmaculado Corazón de María, lo cual estamos
particularmente necesitando en estos tiempos tan peligrosos". Quien usa el
escapulario debe ser consciente de su consagración a Dios y a la Virgen y ser
consecuente en sus pensamientos, palabras y obras. Dice Jesús: "Cargad con
mi yugo y aprended de mi, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis
descanso. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera". (Mt 11:29). El
escapulario simboliza ese yugo que Jesús nos invita a cargar, pero que María
nos ayuda a llevar. El escapulario es un signo de nuestra identidad como
cristianos, vinculados íntimamente a la Virgen María con el propósito de vivir
plenamente nuestro bautismo. Representa nuestra decisión de seguir a Jesús por
María en el espíritu de los religiosos pero adaptado a la propia vocación, lo
que exige que seamos pobres, castos y obedientes por amor.
Al usar el
escapulario constantemente estamos haciendo silenciosa petición de asistencia a
la Madre, y ella nos enseña e intercede para conseguirnos las gracias para
vivir como ella, abiertos de corazón al Señor, escuchando su Palabra, orando,
descubriendo a Dios en la vida diaria y cercanos a las necesidades de nuestros
hermanos, y nos está recordando que nuestra meta es el cielo y que todo lo de
este mundo pasa. En la tentación, tomamos el escapulario en nuestras manos e
invocamos la asistencia de la Madre. Kilian Lynch, antiguo general de la Orden
dice: "No lleguemos a la conclusión de que el escapulario está dotado de
alguna clase de poder sobrenatural que nos salvará a pesar a pesar de lo que
hagamos o de cuanto pequemos…Una voluntad pecadora y perversa puede derrotar la
omnipotencia suplicante de la Madre de la Misericordia."
El suave
yugo de Cristo: "Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mi, porque
soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio. Porque mi yugo es
suave y mi carga liviana". (Mt 11:29-30)
- El
escapulario simboliza ese yugo que Jesús nos invita a cargar pero que María nos
ayuda a llevar.
Quién lleva
el escapulario debe identificarse como católico sin temor a los rechazos y
dificultades que ese yugo le traiga.
SE DEBE VIVIR LO QUE SIGNIFICA
El
escapulario es un signo de nuestra identidad como católicos, vinculados de
íntimamente a la Virgen María con el propósito de vivir plenamente según
nuestro bautismo. Representa nuestra decisión de seguir a Jesús por María en el
espíritu de los religiosos pero adaptado a la propia vocación. Esto requiere
que seamos pobres (un estilo de vida sencillo sin apegos materiales), castos y
obedientes por amor a Dios.
En momentos
de tentación, tomamos el escapulario en nuestras manos e invocamos la
asistencia de la Madre, resueltos a ser fieles al Señor.
Ella nos
dirige hacia el Sagrado Corazón de su Hijo Divino y el demonio es forzado a
retroceder vencido.
IMPOSICIÓN DEL ESCAPULARIO:
El primer
escapulario debe ser bendecido por un sacerdote e impuesto por él mientras
dice:
"Recibe
este escapulario bendito y pide a la Virgen Santísima que por sus méritos, lo
lleves sin ninguna mancha de pecado y que te proteja de todo mal y te lleve a
la vida eterna"
¿PUEDE DARSE EL ESCAPULARIO A QUIEN
NO ES CATÓLICO?
Sí. El
escapulario es signo de la Maternidad Espiritual de María y debemos recordar
que ella es madre de todos. Muchos milagros de conversión se han realizado en
favor de buenos no-católicos que se han decidido a practicar la devoción al
escapulario.
CONVERSIONES
Un anciano
fue llevado al Hospital de San Simón Stock en la ciudad de Nueva York,
inconsciente y moribundo. La enfermera al ver al paciente con el Escapulario
Carmelita llamó a un sacerdote. Mientras rezada las oraciones por el moribundo,
éste recobró el conocimiento y dijo: "Padre, yo no soy católico".
"¿Entonces, ¿por qué está usando el Escapulario Carmelita?", preguntó
el sacerdote. "He prometido a mis amigos usarlo", explicó el
paciente. "Además rezo un Ave María diariamente." "Usted se está
muriendo" replicó el sacerdote. "¿Quiere hacerse católico?"
´Toda mi vida lo he deseado", contestó el moribundo. Fue bautizado,
recibió la Unción de los Enfermos antes de fallecer en paz.
ALERTA CONTRA ABUSOS:
El escapulario
NO salva por sí solo como si fuera algo mágico o de buena suerte, ni es una
excusa para evadir las exigencias de la vida cristiana. Mons. Kilian Lynch,
antiguo general de la Orden Carmelita nos dice: "No lleguemos a la
conclusión que el escapulario está dotado de alguna clase de poder sobrenatural
que nos salvará a pesar a pesar de lo que hagamos o de cuanto pequemos… Una
voluntad pecadora y perversa puede derrotar la “omnipotencia suplicante” de la
madre de la misericordia."
Los Papas y
Santos han muchas veces alertado acerca de no abusar de la promesa de nuestra
madre como si nos pudiéramos salvar llevando el escapulario sin conversión. El
Papa Pío XI nos advierte: "aunque es cierto que la Virgen María ama de
manera especial a quienes son devotos de ella, aquellos que desean tenerla como
auxilio a la hora de la muerte, deben en vida ganarse dicho privilegio con una
vida de rechazo al pecado y viviendo para darle honor."
Vivir en
pecado y usar el escapulario como ancla de salvación es cometer pecado de
presunción ya que la fe y la fidelidad a los mandamientos es necesaria para
todos los que buscan el amor y la protección de Nuestra Señora.
San Claude
de la Colombiere advierte: "Tu preguntas: ¿y si yo quisiera morir con mis
pecados?, yo te respondo, entonces morirás en pecado, pero no morirás con tu
escapulario."
LA SANTÍSIMA TRINIDAD
Intervienen
las tres personas de la Santísima Trinidad, el Padre, que es el iniciador y el
artífice supremo del plan de salvación; el Hijo, que realiza el designio en la
historia; y el Espíritu Santo que imprime su «sello» a toda la obra de
salvación. El primer gesto divino, revelado y actuado en Cristo, es la elección
de los creyentes, iniciativa libre y gratuita de Dios. En el principio, «antes
de crear el mundo», en la eternidad de Dios, la gracia divina está dispuesta a
entrar en acción. Me conmuevo meditando que desde la eternidad estamos ante los
ojos de Dios que ha decidido salvarnos. Llamada a la «santidad», gran palabra.
Santidad. Participación en la pureza del Ser divino. Como Dios es caridad,
participar en la pureza divina es participar en la «caridad» de Dios,
conformarnos con Dios que es «caridad». «Dios es amor» (1 Juan 4, 8.16), esta
es la verdad consolante que nos permite comprender que «santidad» no es una
realidad alejada de nuestra vida, sino que, en la medida en que podemos
convertirnos en personas que aman con Dios, entramos en el misterio de la
«santidad». El «ágape» se convierte en nuestra realidad cotidiana. Somos
llevados por tanto al horizonte sacro y vital del mismo Dios. Igualmente es
contemplada por el plan divino desde la eternidad: nuestra «predestinación» a
hijos de Dios. No sólo criaturas humanas, sino hijos de Dios.
Pablo exalta
esta sublime condición de hijos que implica y se deriva de la fraternidad con
Cristo, el hijo por excelencia, «primogénito entre muchos hermanos» (Romanos 8,
29) y de la intimidad con el Padre celestial que ya puede ser invocado como
«abbá», al que podemos llamarle «padre querido», con un sentido de auténtica
familiaridad con Dios, con una relación de espontaneidad y de amor, don
inmenso, hecho posible por «pura iniciativa» divina y de la «gracia», luminosa
expresión del amor que salva. San Ambrosio, en una carta subraya la gracia
sobreabundante con la que Dios nos ha hecho hijos adoptivos suyos en
Jesucristo. «No hay que dudar de que los miembros estén unidos a su cabeza, en
particular porque desde el principio hemos sido predestinados a la adopción de
hijos de Dios, por medio de Jesucristo» («Carta XVI a Ireneo», «Lettera XVI ad
Ireneo). «¿Quién es rico si no Dios, creador de todas las cosas?». «Pero es
mucho más rico en misericordia, pues nos ha redimido y trasformado, a quienes
según la naturaleza de la carne éramos hijos de la ira y sujetos al castigo,
para que fuésemos hijos de la paz y de la caridad».
ORACIÓN A LA VIRGEN DEL CARMEN
Súplica para tiempos difíciles
"Tengo
mil dificultades: ayúdame.
De los
enemigos del alma: sálvame.
En mis
desaciertos: ilumíname.
En mis dudas
y penas: confórtame.
En mis
enfermedades: fortaléceme.
Cuando me
desprecien: anímame.
En las
tentaciones: defiéndeme.
En horas
difíciles: consuélame.
Con tu
corazón maternal: ámame.
Con tu
inmenso poder: protégeme.
Y en tus
brazos al expirar: recíbeme.
Virgen del
Carmen, ruega por nosotros.
Amén."
www.catholic.net
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