Desde el momento de la creación,
vemos como la serpiente o demonio empezó su trabajo de tentación engañando a
nuestros primeros padres, haciéndoles desconfiar de la Palabra de Dios,
tentándoles a ser como dioses, hecho que les llevó al pecado, la expulsión del
Paraíso y la muerte.
Dios en su gran designio ha permitido que el demonio esté cerca de nosotros
para probar nuestra fidelidad a su Palabra y para demostrarnos el Poder de su
Misericordia Infinita.
El demonio no puede hacer que pequemos, tan solo puede tentarnos a pecar, así
que finalmente nosotros somos responsables de nuestras acciones ante Dios.
El precio del pecado es la muerte (Romanos 6:23), pero nuestra redención y
salvación es el regalo de la gracia de Dios que nos da el perdón y la vida
eterna en Cristo Jesús (Efesios 2:5).
Jesús vino al mundo para morir por el perdón de nuestros pecados y para darnos
la vida eterna, también vino para darnos su testimonio como Hijo de Dios para
que creyendo en El, nosotros podamos ser salvados y disfrutar de los regalos de
Dios el Padre (Juan 3:16).
Jesús también vino a demostrarnos el Poder sobrenatural de Dios con sus
milagros: transformación del agua en vino, multiplicación de los panes y los
peces, ordenándole a la tempestad que se calmase, sanaciones físicas, mentales
y espirituales, expulsión de demonios, resurrección de los muertos, su propia
resurrección y la promesa de nuestra resurrección.
Un último y máximo milagro es el regalo de su cuerpo y sangre en el pan y vino
consagrado por sus apóstoles y seguidores, el cual debemos todos de comer y
beber si queremos ser salvados.
Jesús tuvo su primer encuentro con el demonio después de recibir su bautismo en
el río Jordán y ayunar por cuarenta días y noches.
El maligno le presentó allí los tres enemigos del alma: el mundo, el demonio y
la carne.
Lo tentó usando la palabra de Dios escrita en la Biblia de la siguiente manera:
en la carne al sugerirle que transformara piedras en pan para que calmara el hambre
de su ayuno, pero Jesús le dijo “está escrito, no solo de pan vive el hombre
sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.” Luego el demonio lo llevó a
lo más alto del templo sugiriéndole que si se tiraba de allí los ángeles no lo
dejarían perecer, pero Jesús le contestó, también está escrito que no hay que
poner a Dios a la prueba. Finalmente se manifestó tentándolo con todas las
riquezas del mundo si Jesús le adoraba.
Jesús le dijo vete de aquí Satanás
porque está escrito adorarás al Señor tu Dios y le servirás a El solamente.
Este fue su primer exorcismo expulsando al tentador fuera de su vida y
demostrando su poder. Este poder de resistir al demonio lo tenemos todos por
naturaleza, puesto que tenemos la opción de ser tentados y caer en el pecado o
podemos resistir el malvado por la gracia de Dios.
Nuestro objetivo al tratar este tema es el de aprender a orar con humildad y en
obediencia a la Iglesia, para desatar así el poder de Dios logrando que los
malos espíritus sean arrojados de nosotros y de aquellos que sufren su
influencia o dominio.
EXORCISMO, LIBERACIÓN Y SANACIÓN son
resultados del mismo proceso de arrepentimiento, oración, y entrega a Jesús.
Nadie puede ser exorcizado, liberado o sanado de la influencia del demonio excepto
en el nombre y por el poder de Jesús. Nadie puede recibir ningún favor divino
excepto a través de la bondad y gracia de Dios en respuesta a la oración.
EXORCISMO es el acto de ordenar
al demonio o espíritus malignos que salgan de una persona, lugar o situación
ordenándole por el Santo nombre de Dios el Padre, Hijo o Espíritu Santo.
Jesús como hijo de Dios o como Dios
el Hijo tiene toda la autoridad de Dios Supremo, poder que usó durante su
ministerio de tres años y que delegó a sus discípulos, apóstoles y creyentes.
LIBERACIÓN es el resultado del
trabajo de Dios en una persona a través de oraciones o de un exorcismo, que le
saca del estado de influencia maligna.
SANACIÓN FÍSICA es el resultado
milagroso de las oraciones hechas en gran fe que manifiestan un milagro de
Dios.
SANACIÓN ESPIRITUAL es el
resultado de renunciar el pecado, entregarse totalmente a Jesucristo y recibir
el regalo de la paz.
En el principio Dios existía en su
Gloria rodeado por los ángeles, espíritus puros creados como una emanación de
su Presencia. Existía uno que estaba adornado con atributos especiales y
brillaba por encima de los demás, su nombre era Lucifer, que quiere decir lleno
de luz o portador de luz (Ezequiel 31:3-11) (Ezequiel 28:13-19)
Dios les anunció a los ángeles que iba a crear en el orden del tiempo criaturas
quienes también participarían en su Reino, y que también él iba a participar de
la naturaleza humana en la carne para ser su Amo y para liberarles de la
maldad.
Lucifer en su orgullo desafió la Voluntad Divina y junto con una tercera parte
de todos los ángeles desaprobó la creación del hombre, rehusando darle adoración
a Dios en forma humana y a la Mujer que tendría el privilegio de ser exaltada
por encima de toda la raza humana volviéndose su Madre y la Reina de toda la
creación. (La Virgen María)
Una gran batalla espiritual comenzó entre aquellos ángeles fieles a Dios,
guiados por El Arcángel Miguel, quienes en humildad sintieron vergüenza por el
desafío de Lucifer y comenzaron a adorar a Dios diciendo “¿Quien puede ser como
Dios?”
Lucifer fue arrojado del Cielo como relámpago (Ezequiel 28:17) (Lucas 10:18), y
recibió su castigo volviéndose el monarca de la oscuridad por haber opuesto a
Dios quien es Luz. (Isaías 14:12-15)
Dios permitió que la creación humana existiera al lado de los ángeles de la
oscuridad para poder ponernos a la prueba y de cierta manera para llenar en el
Cielo los puestos vacantes de los ángeles reprobados por aquellos seres humanos
que consiguen la Salvación Eterna.
El nombre Satanás quiere decir obstáculo, también se conoce en Hebreo como
Abadón, en Griego como Apolión que quiere decir destructor. Otros nombres que
se le dan son príncipe de la oscuridad, adversario, acusador, engañador,
dragón, mentiroso, leviatán, asesino, serpiente, atormentador y dios de este
mundo.
En la batalla final de los ángeles como está revelado en el Apocalipsis, San
Miguel Arcángel derrotará a Satanás para siempre, quien será arrojado al lago
eterno de fuego con todos sus ángeles malignos y sus seguidores.
Como seres humanos nuestra pelea con estos espíritus es muy desigual puesto que
nosotros caemos fácilmente en el pecado y automáticamente ya le damos
territorio al enemigo. Para poder luchar contra el, tenemos que ser gente de
Dios, vencerle primero personalmente como lo hizo Jesús en el desierto y
después junto con el resto de la Iglesia luchar espiritualmente a través de
nuestra oración para poder ser liberados de este enemigo mortal.
SAN PABLO NOS HABLA DE LA BATALLA ESPIRITUAL EN EFESIOS 6:12-18:
12 Porque nuestra lucha no es contra
la carne y la sangre, sino contra los Principados, contra las Potestades,
contra los Dominadores de este mundo tenebroso, contra los Espíritus del Mal
que están en las alturas.
13 Por eso, tomad las armas de Dios,
para que podáis resistir en el día malo, y después de haber vencido todo,
manteneros firmes.
14 ¡En pie!, pues; ceñida vuestra
cintura con la Verdad y revestidos de la Justicia como coraza,
15 calzados los pies con el Celo por
el Evangelio de la paz,
16 embrazando siempre el escudo de
la Fe, para que podáis apagar con él todos los encendidos dardos del Maligno.
17 Tomad, también, el yelmo de la
salvación y la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios;
18 siempre en oración y súplica,
orando en toda ocasión en el Espíritu, velando juntos con perseverancia e
intercediendo por todos los santos,
SAN PEDRO EN SU PRIMERA CARTA 5:8-9
8 Sed sobrios y velad. Vuestro adversario, el Diablo, ronda como león rugiente,
buscando a quién devorar.
9 Resistidle firmes en la fe,
sabiendo que vuestros hermanos que están en el mundo soportan los mismos
sufrimientos.
Hemos sido creados en la imagen y
semejanza de Dios. Somos templos vivientes del Espíritu de Dios. La vida que
corre por nuestras venas no es nuestra, es un regalo divino, un pequeño aliento
de Dios que nos sostiene.
Por esta razón debemos vivir nuestra vida con gran reverencia ante nuestro
creador, pues en el vivimos, nos movemos y tenemos nuestra existencia.
Cuando optamos por llevar una vida desobediente, despreciamos el espíritu de
Dios que mora en nosotros, no escuchamos la voz de la conciencia y escogemos
desafiar a Dios con nuestro pecado.
En este momento autorizamos al enemigo, quien sutilmente nos hace caer en el
pecado y poco a poco nos quita el temor de Dios hasta hacernos dudar de su
existencia. Dios nos ama tanto que ha enviado a su hijo a perdonarnos los
pecados con su muerte en la cruz, por el precio de su sufrimiento y de su
preciosa sangre.
Cuando endurecemos nuestro corazón y resistimos el llamado de Dios, o sentimos
apatía por El o por las cosas o personas consagradas, le cerramos completamente
la puerta al Espíritu Santo y se la abrimos ampliamente al enemigo quien
empieza a influenciar nuestra vida de tal manera que terminamos siendo
gobernados por el.
Desde entonces ya no podemos decir que somos templos del Espíritu santo sino
templos de Satanás. Allí empieza el gran problema espiritual de cual pocos
logran salir triunfantemente.
Claro que en el caso de víctimas inocentes de influencia o posesión, no existe
ninguna culpabilidad en la persona, sino que se nos presenta un caso ante el
cual podemos ejercer nuestra misericordia como hijos de Dios y viene allí
nuestro empeño en orar por la liberación de aquellos que sufren este mal
espiritual.
Según la información del Nuevo
Testamento, el demonio tomaba posesión de una víctima y en algunos casos
causaba locura, ceguera o mudez. No quiere decir que todos los locos, ciegos o
mudos estaban poseídos por el demonio, sino que en algunos casos el demonio
causaba estas enfermedades.
Muchas enfermedades mentales no tienen que ver absolutamente nada con
influencia demoníaca, por esta razón hay que mirar otros síntomas que son
comunes en las personas influenciadas o poseídas por el demonio.
Muchas posesiones demoníacas suceden en personas inocentes que son víctimas de
la maldad de otras personas, inclusive familiares. En otros casos de influencia
y posesión demoníaca, la víctima ha contribuido a su estado por causa de su
desobediencia a las leyes de Dios y a su curiosidad en lo oculto.
Posesión. Es común en casos de
aquellos que están poseídos el tener ciertos signos supernaturales tales como
el producir una voz grotesca de tono bajo imposible de ser imitada por seres
humanos, suelen mostrar fortaleza superior a cualquier ser humano, conocen los
pecados de las personas presentes si no han sido confesados, conocen el futuro,
leen la mente y muestran mucho orgullo al hablar, pueden hablar cualquier
idioma con total facilidad.
Los poseídos por el demonio, se llenan de odio y blasfemia por todas las cosas
santas, emiten sonidos furiosos, se mueven y actúan con conducta muy extraña,
tienden a herir su cuerpo o a mutilarse, entran en periodos de trance, vomitan
y hacen funciones biológicas como si fuesen animales, se vuelven una amenaza
para los familiares y aquellos alrededor, pues pierden su contacto con la
sociedad. En otras palabras reciben el nombre de locos y generalmente la gran
mayoría terminan en un sanatorio mental donde son dopados de por vida sin
ninguna ayuda espiritual.
Tanto la influencia demoníaca, como la posesión por malos espíritus pueden
suceder por varias causas.
Maldiciones de los padres muchas
veces desde el vientre de la madre.
Casos de incesto o de abuso sexual en la niñez. Víctimas de hechizos, brujerías,
odios, mal ojo, vudú, etc. Participación en cultos de satanismo, brujería,
espiritismo, magia, yoga, guija, clarividencia, adivinaciones, supersticiones,
amuletos, encantaciones, cristales, nueva era, literaturas, cines y
exhibiciones impuras, violentas o satánicas, etc.
Influencia demoníaca. Es un
estado mas leve de posesión demoníaca. Aquel que sufre la influencia del
demonio, resulta haciendo cosas malignas sin explicación, puede resultar
blasfemando de Dios sin saber porqué lo hace, puede escuchar voces que le
llevan a hacer cosas indeseables, puede obsesionarse con el suicidio y terminar
matándose o matando a otra u otras personas.
Estas personas se pueden especializar en cometer cualquiera de los pecados
capitales que son: orgullo, avaricia, envidia, ira, lujuria, glotonería, y
pereza. Esto lo hacen influenciados por el malvado, como un escape a su
frustración, y por la pérdida del temor de Dios. En otras palabras todavía
pueden darse cuenta por su conducta de que algo está mal y que pueden hacer
algo al respecto. En algunos casos pierden el coraje al tratar de obtener
liberación porque sienten que el enemigo los maltrata y no los deja en paz.
Algunos van a la confesión, pero aún no llevan el arrepentimiento suficiente
para poder orar por ellos mismos y ser liberados. Otros son personas del mundo
que no conocen a Dios.
La influencia demoníaca puede empezar por interés en lo oculto, consultas de
horóscopo, leída de las manos, predicciones del futuro, tabla de guija,
brujería, hechizos, mal de ojo, maldiciones de otras personas, odios,
espiritismo, magia, yoga, péndulo, comunicación con espíritus a través de
medios, clarividentes, cartas, adivinaciones, supersticiones, amuletos,
encantaciones, cristales, nueva era, literaturas, cines y exhibiciones impuras,
violentas o satánicas, etc.
LIBERACIÓN DE INFLUENCIA O POSESIÓN.
El poseído pierde finalmente control de sus facultades mentales en cuanto a
llegar a una espiritualidad que le permita orar por si mismo, pues el demonio
ha recibido dominio de esta persona totalmente. Tan solo la oración profunda de
liberación hecha por otras personas creyentes o un exorcismo oficial de la
Iglesia le puede liberar.
Aquel que está siendo influenciado por el demonio todavía tiene oportunidad de
orar por si mismo o de pedirle a otros que oren por el, primero que todo tiene
que arrepentirse de su pecado, ir a la confesión con un corazón contrito y
rogar la misericordia divina a través de la Preciosa Sangre de Cristo y del
Poder del Santo Nombre de Jesús que ha garantizado liberación en su nombre.
Mucha preparación, oración y lucha se requiere para superar al demonio, pero no es imposible, bendito sea el Señor que nos ha dado los medios para librarnos de la maldad del enemigo.
Mucha preparación, oración y lucha se requiere para superar al demonio, pero no es imposible, bendito sea el Señor que nos ha dado los medios para librarnos de la maldad del enemigo.
En este tratado sobre exorcismo, liberación y sanación encontramos la solución
a estos problemas espirituales.
Jesús fue
tentado tres veces en el desierto. En todas estas tentaciones el venció al
demonio con la santidad que nos da la Palabra de Dios en las Sagradas
Escrituras. Esta misma autoridad, la tenemos todos los seres humanos cuando
rechazamos el pecado y escogemos la gracia, este regalo divino continúa en cada
uno de nosotros, es el derecho de usar nuestro libre albedrío o voluntad propia
para decidir entre el bien o el mal.
Durante su ministerio de tres años Jesús demostró su poder sobre espíritus
malignos como podemos ver en ciertos pasajes bíblicos:
Mateo 8:16 Al atardecer, le trajeron muchos endemoniados; él expulsó a los
espíritus con una palabra, y curó a todos los enfermos.
Mateo 8:28-32
28 Al llegar a la otra orilla, a la
región de los gadarenos, vinieron a su encuentro dos endemoniados que salían de
los sepulcros, y tan furiosos que nadie era capaz de pasar por aquel camino.
29 Y se pusieron a gritar: «¿Qué
tenemos nosotros contigo, Hijo de Dios? ¿Has venido aquí para atormentarnos
antes de tiempo?»
30 Había allí a cierta distancia una
gran piara de puercos paciendo.
31 Y le suplicaban los demonios: «Si
nos echas, mándanos a esa piara de puercos.»
32 Él les dijo: «Id.» Saliendo
ellos, se fueron a los puercos, y de pronto toda la piara se arrojó al mar
precipicio abajo, y perecieron en las aguas.
Mateo 12: 22 Entonces le fue presentado un endemoniado ciego y mudo. Y le curó, de suerte que el mudo hablaba y veía.
Mateo 17:14-20
14 Cuando llegaron donde la gente,
se acercó a él un hombre que, arrodillándose ante él,
15 le dijo: «Señor, ten piedad de mi
hijo, porque es lunático y está mal; pues muchas veces cae en el fuego y muchas
en el agua.
16 Se lo he presentado a tus
discípulos, pero ellos no han podido curarle.»
17 Jesús respondió: «¡Oh generación
incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros? ¿Hasta cuándo habré de
soportaros? ¡Traédmelo acá!
18 Jesús le increpó y el demonio
salió de él; y quedó sano el niño desde aquel momento.
19 Entonces los discípulos se
acercaron a Jesús, en privado, y le dijeron: «¿Por qué nosotros no pudimos
expulsarle?
20 Díceles: «Por vuestra poca fe.
Porque yo os aseguro: si tenéis fe como un grano de mostaza, diréis a este
monte: "Desplázate de aquí allá", y se desplazará, y nada os será
imposible.»
Marcos 1:23-27
23 Había precisamente en su sinagoga un hombre poseído por un espíritu inmundo,
que se puso a gritar:
24 «¿Qué tenemos nosotros contigo,
Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres tú: el Santo de
Dios.»
25 Jesús, entonces, le conminó
diciendo: «Cállate y sal de él.»
26 Y agitándole violentamente el
espíritu inmundo, dio un fuerte grito y salió de él.
27 Todos quedaron pasmados de tal
manera que se preguntaban unos a otros: «¿Qué es esto? ¡Una doctrina nueva,
expuesta con autoridad! Manda hasta a los espíritus inmundos y le obedecen.»
Jesús dio autoridad a los apóstoles,
discípulos y creyentes según vemos en el Nuevo Testamento. Esta autoridad fue
recibida primero por los Apóstoles y discípulos directamente de Cristo. Después
del descenso del Espíritu Santo sobre los Apóstoles en forma de lenguas de
fuego, la autoridad fue pasada a los nuevos creyentes a través de la palabra y
de la imposición de manos por aquellos que tenían el Espíritu Santo.
Apóstoles. Mateo 10:8 Jesús
envió a los doce apóstoles a predicar la Buena Nueva que el Reino de los cielos
está muy cerca, les comisionó para que sanaran a los enfermos, curaran
leprosos, resucitaran muertos y expulsaran espíritus malignos.
Discípulos. Lucas 10:17 Los setenta y dos
discípulos regresaran al Señor comentándole como habían expulsado malos
espíritus en su Nombre.
Creyentes. Marcos 16:17 Estos signos
acompañarán a los creyentes, en mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas
extrañas, podrán recoger serpientes y si beben su veneno no les hará daño,
impondrán sus manos sobre los enfermos quienes se recuperarán.
Los creyentes mencionados en Marcos 16:17, quienes abarcan las categorías de
fieles, discípulos y apóstoles de Cristo, compartían algo en común en la
Iglesia primitiva, el fuego del Espíritu Santo estaba en ellos y los signos que
les acompañaban eran la profecía, la sanación de los enfermos, el hablar en
lenguas extrañas, el discernimiento, la fe en el Nombre de Jesús, el don de
arrojar fuera espíritus malignos, el don de predicar la palabra de Dios, etc.
Estos signos aún continúan en nuestro propio tiempo, su manifestación es
notable en el movimiento carismático. Sin embargo, la Iglesia ha prohibido el
uso de exorcismos o de dar órdenes al enemigo en el nombre de Dios.
Debido a esta restricción impuesta por la jerarquía de la Iglesia a los
creyentes que desean liberarse o hacer oraciones en contra de Satanás, la única
solución que nos permite actuar, permaneciendo fieles a la fe Católica, es la
oración de liberación que podemos hacer todos los fieles, cuya fórmula es
explicada mas adelante.
Marcos 9:17-29 Los apóstoles aún con
la autoridad impartida sobre ellos no pudieron expulsar un demonio fuera de un
poseído, Jesús tuvo que hacer el exorcismo personalmente y luego le explicó a
los apóstoles que algunos malos espíritus solo se pueden arrojar fuera a través
de oración y ayuno.
Actos 19:13 –17 Algunos Judíos y los siete hijos de Sceva trataron de hacer
exorcismos en el nombre de Jesús quien era predicado por Pablo el apóstol, pero
para su desencanto, el hombre poseído se lanzo sobre ellos dándoles tal paliza
que salieron corriendo desnudos y sangrando.
Primero que todo vemos que exorcizar es un trabajo aun difícil para los mismos
apóstoles autorizados por Jesús personalmente. En cuanto a aquellos que no son
creyentes, tratar de darle órdenes a un espíritu maligno es un riesgo muy
grande que puede causar que el espíritu tome posesión de ellos o de los que
estén allí presentes.
AUTORIDAD PARA HACER EXORCISMO DADA
POR LA IGLESIA CATÓLICA
Solamente sacerdotes autorizados por
un Obispo pueden hacer el rito solemne de Exorcismo a personas que después de
ser examinadas psicológicamente son aceptadas como poseídas y en necesidad de
un exorcismo.
SOLEMNE. Se dice que un exorcismo es
solemne cuando es hecho oficialmente bajo la autorización de la Iglesia
Católica a una persona poseída por malos espíritus. Un riguroso examen
psicológico debe hacérsele a la víctima, para establecer si en realidad existe
un caso de posesión, si es solo influencia demoníaca o si es un fraude.
La víctima debe mostrar signos típicos que acompañan a los poseídos, entre
ellos conocimiento de otras lenguas, predicción del futuro, blasfemia y
aborrecimiento de las cosas santas tales como el agua, la sal o el aceite
benditos, fuerza sobrenatural, levitación etc.
Solamente un sacerdote autorizado lo puede hacer siguiendo el rito oficial expedido
por la Iglesia. El demonio o demonios presentes en el poseído recibe órdenes
del exorcista de salir y no volver mas en el nombre de Jesucristo y de la
Iglesia en general la cual recibió de Cristo la promesa de que las puertas del
Infierno no prevalecerían contra ella (Mateo 16:18).
PRIVADO. Los fieles de la
Iglesia pueden hacer oraciones de liberación, en las cuales se solicita la
intervención divina para arrojar la influencia demoníaca de cualquier persona,
sitio u objeto. Debido al extremo peligro que se puede presentar debido a la
falta de conocimiento sobre el enemigo, es necesario conocer mas a fondo todo
lo concerniente al demonio y sus ángeles, por esta razón la Iglesia no permite
hacer exorcismos sino por un sacerdote debidamente calificado y autorizado por
un Obispo.
1 Pedro 5:8-9 San Pedro la cabeza de la Iglesia nos exhorta a tener disciplina
y mantenernos alerta, puesto que como un león rugiente nuestro adversario el
demonio ronda en busca alguien a quien devorar. Nos dice que tenemos que
resistirle permaneciendo firmes en la fe.
Armémonos pues de mucha fe en Dios, y crezcamos en la oración para que Dios
escuche nuestras oraciones de liberación.
El arma que se usa para arrojar un
espíritu maligno de una persona influenciada o poseída por el demonio es
únicamente el santo nombre de Dios, ya sea el Padre, el Hijo o el Espíritu
Santo Y la Preciosa Sangre de Cristo.
El arma en los casos de liberación es la oración que se le hace a Dios el Padre
en el nombre de Jesús y por el poder de su Preciosa Sangre, las peticiones de
intercesión hechas por la Virgen María en respuesta a nuestras oraciones,
especialmente el santo rosario, y también las oraciones dirigidas a San Miguel
el Arcángel, a los ángeles y a los santos.
De acuerdo al canon 1172 del Código de la ley Canónica de la Iglesia, los
fieles no pueden hacer exorcismos.
¿Cómo podemos entonces los fieles de la Iglesia hacer uso del Santo Nombre de
Cristo sin desobedecer a la Iglesia? ¿Cómo podemos tener recurso al Santo nombre
de Cristo, cuando somos tan afectados por malos espíritus? La respuesta es
“nuestra oración de liberación”.
El Apostolado del Trabajo de Dios presenta la solución a esta situación, y
actuando en obediencia a la Iglesia presenta oraciones que han producido
resultados efectivos.
No hagamos ningún exorcismo, es decir, no le demos ordenes al demonio, ni
entremos en diálogo con el de ninguna manera, para no tener que padecer las
consecuencias, dejemos que el Santo Nombre de Cristo obtenga de Dios el Padre
el poder para expulsar a Satanás de nuestro mundo, invoquemos la preciosa
sangre de Cristo para que nos cubra y proteja en todo momento, dejemos que
nuestra fe florezca en alabanza y súplica ante el único Dios que nos ha
ofrecido su protección.
Debido a las restricciones impuestas sobre los creyentes por la autoridad de la
Iglesia para exorcizar, estamos restringidos a hacer oraciones de liberación en
las cuales podemos pedirle a Dios el Padre en el nombre de Jesús, por la
intercesión de la Virgen María y de los santos y por el poder de San Miguel el
Arcángel. No por esto vamos a perder nuestra batalla, por el contrario vamos a
dejar que el Señor luche por nosotros con la seguridad de la victoria, como
cuando Moisés le dijo a los Israelitas antes de cruzar el Mar Rojo.
Éxodo 14:14 El Señor peleará por vosotros.
El arma de nuestra liberación es
nuestra propia fe, de la misma manera que Cristo resistió el enemigo en el
desierto, ahora nos encontramos en el desierto de la vida donde solo tenemos un
arma poderosa que es el Santo Nombre de Jesús. A través de su santo nombre nos
llenamos de poder ante el enemigo, no en forma directa sino buscando refugio en
la protección que Cristo nos da y de las promesas que nos ha hecho.
Mateo 7: 7’8
7 Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá.
8 Porque todo el que pide recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le
abrirá.
Mateo 18:19 –20 En verdad os digo que si dos aquí en la tierra se ponen de acuerdo sobre cualquier petición, así será hecho por mi Padre en el Cielo. Porque donde hay dos o mas reunidos en mi nombre, allí estoy yo entre ellos.
Mateo 18:19 –20 En verdad os digo que si dos aquí en la tierra se ponen de acuerdo sobre cualquier petición, así será hecho por mi Padre en el Cielo. Porque donde hay dos o mas reunidos en mi nombre, allí estoy yo entre ellos.
Juan 14:13-14
13 Y todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea
glorificado en el Hijo.
14 Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré.
Como cuando empezamos una batalla,
debemos sentarnos a hacer un estudio de inteligencia sobre el enemigo, debemos
de analizar nuestras armas y nuestra capacidad, debemos estar totalmente
seguros de que nuestra batalla nos llevará a la victoria.
Tratar de luchar contra el demonio sin conocer las tácticas necesaria para
vencerle es como estar desprotegido y meter las manos en un avispero o como
jugar con candela.
Primero que todos tenemos que tener
la noción de que Dios es el único que puede vencer al enemigo, puesto que solo Él
es superior al demonio quien fue creado de acuerdo a sus santos designios.
Aquí necesitamos hacer verdadero uso del Trabajo de Dios, no del nuestro, pues
Dios definitivamente es el único medio para nuestra liberación.
En cuanto a exorcismo o sea la expulsión del demonio por una orden en el nombre
de Cristo, este es asunto exclusivo del Sacerdote autorizado por la Iglesia
según canon 1172 del Código de la ley Canónica de la Iglesia Católica.
Repito que no vamos a hacer un exorcismo, vamos entonces a prepararnos para
hacer una oración profunda de liberación, la cual envuelve el conocimiento de
todo lo mencionado previamente y de las oraciones recomendadas.
También podemos hacer uso de sacramentales tales como un crucifijo que tenga
madera (no debe de ser solo plástico o metálico), agua bendita, sal bendita y
aceite bendito.
La persona influenciada puede rezar estas oraciones aunque, es muy probable que
el enemigo le distraiga y termine haciendo otra cosa.
Por esto recomendamos que se unan por lo menos dos personas fieles a la
Iglesia, preferiblemente que asistan diariamente a la Santa Misa.
El día de las oraciones se deben de reunir ojalá en una casa o lugar donde no
hayan otras personas que puedan de alguna manera interrumpir o ser
influenciadas por la presencia del maligno. Deben primero hablar de Dios, hacer
lecturas de la Santa Biblia, y destinar por lo menos unas dos o tres horas para
no tener prisas. Si las personas no se encuentran en estado de Gracia, esto es
si no han confesado sus pecados recientemente, corren el riesgo de ser
escandalizados por el conocimiento del enemigo.
Durante algunos momentos de la oración debemos de arrodillarnos, aunque es
mejor estar cómodos y serenos durante la mayoría del tiempo.
Es aconsejable ungir a la persona influenciada con aceite bendito durante la
oración de liberación, especialmente cuando se empieza a pedir que el Señor
expulse el enemigo. También se recomienda rociar agua bendita en el lugar y
bendecidlo también.
En las secciones donde aparece el signo de la cruz, se debe pausar, se puede
hacer la señal de la cruz, tanto personalmente como sobre la persona por quien
se esté rezando.
Es aconsejable hacer copias de la oración para cada uno de los presentes, de
esta manera hay mas concentración, aunque solamente una persona debe de leer
las oraciones en voz alta, pero todos deben de vivirlas en el corazón.
Se debe de leer muy despacio, como esperando obtener la respuesta a la oración
después de cada frase.
Aquellos que han recibido el regalo de Lenguas, durante la oración de
liberación deben hacer alabanza a Dios en lenguas, recordando las palabras de
Jesús que en la Corte, o sea frente al acusador, el Espíritu hablará por
nosotros, y nuestro Padre Celestial comandará al enemigo que salga fuera de la
situación o persona por quien estamos orando.
Estas oraciones se pueden repetir
cuantas veces sea necesario, hasta conseguir liberación total. Cuando un
sacerdote exorciza en casos de posesión, rara vez sale el demonio durante la
primera sesión, a no ser por casos de influencia que tan solo necesitan fé y
determinación por parte de la persona en cuestión.
Esta es una buena oportunidad para entender a Marcos 16:15 en el cual Jesús le
otorga a los creyentes el poder de expulsar espíritus malignos, como un signo
acompañado por el don de lenguas y también de sanación.
Puesto que es el Espíritu el que comanda y no nosotros, en ningún momento
estamos contradiciendo a la Iglesia. El que ora por el bien de un hermano le da
Gloria a Dios. Ver Santiago 5:19-20
El demonio sabe de antemano que se
prepara una oración con este fin, normalmente suceden cosas inesperadas como
problemas y disgustos que perturban a los que van a hacer la oración, los autos
que no arrancan, programas inesperados, chapas que no abren, llaves que se
rompen, y otras cosas increíbles que pueden causar la cancelación de la
oración, etc., por esto es recomendable que los que van a hacer la oración
vayan a la misa ese día o con mas anterioridad a todas las misas que puedan y
que ofrezcan la Preciosa Sangre de Cristo para la liberación de la persona que
lo requiere.
Al empezar la oración, no se le debe poner mucho cuidado al enemigo si se
manifiesta, especialmente con mentiras o con blasfemias. Pues nuestra oración
es dirigida a Dios, no al demonio, nuestra conversación es con Dios, no podemos
interrumpirla por un dialogo con el enemigo.
Los ruidos o movimientos o gestos hechos por quien se reza, no deben de
causarnos miedo, aunque nos tiemblen los pies, esto es natural, pero no debemos
interrumpir nuestra oración haciendo diálogo con el enemigo.
Nuestra fe debe de permanecer firme en el Poder de Dios que va a traer
liberación a un alma que sufre.
En aconsejable hablar con la persona en cuestión y hacerle sentir
arrepentimiento de sus pecados y hacerle afirmar su fe en el Poder de Cristo
para su liberación, claro que también se pueden hacer estas oraciones por otra
persona a cualquier distancia y con la misma efectividad, pues no tenemos
ningún poder o santidad, es Dios que hace su trabajo al escuchar nuestra
oración sincera y llena de fe.
Es muy importante no dejarnos llevar de la curiosidad al tener este encuentro
con el demonio, al fin y al cabo somos hijos de Dios, creados en su imagen; el
demonio también es una creación de Dios y no nos debe de impresionar, el actúa
de acuerdo a su naturaleza maligna, nosotros oramos de acuerdo al Espíritu de
Dios que nos lleva a buscar su Gracia.
LA SEÑAL DE LA CRUZ
En el nombre del Padre, del Hijo y
del Espíritu Santo.
Esta simple oración, aunque no parezca tiene el gran poder de nombrar el Santo
nombre de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Filipenses 2:9-11
9 Por lo cual Dios le exaltó y le otorgó el Nombre, que está sobre todo nombre.
10 Para que al nombre de Jesús toda
rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en los abismos,
11 y toda lengua confiese que Cristo
Jesús es SENOR para gloria de Dios Padre.
Oración de Manases - NRSV Apócrifa
1. Oh Señor Todo poderoso, Dios de nuestros
antepasados, de Abraham y de Isaac y de Jacob y de sus justos descendientes;
2. tu que hiciste el cielo y la
tierra con todo su orden;
3. quién encadenaste el mar por tu palabra de comando, que confinó lo profundo
y que sellaste con tu terrible y glorioso nombre;
4 en quién todas las cosas se estremecen, y tiemblan ante tu poder,
5 porque tu esplendor glorioso no se puede aguantar, y la cólera de tu amenaza
para los pecadores es incalculable;
6 sin embargo, inmensurable e
inalcanzable es tu misericordia prometida,
7 Tú eres el Señor Altísimo, de gran compasión, continuo cuidado, y muy
misericordioso, y tu te aplacas ante el sufrimiento humano. O Señor, de acuerdo
a tu gran bondad Tú has prometido arrepentimiento y perdón a los que han pecado
contra Ti, y en la multitud de tus misericordias tu has designado el arrepentimiento
para los pecadores, para que puedan ser salvados.
8 por lo tanto tú, O Señor, Dios de los justos, no has designado el
arrepentimiento para el justo, porque Abraham, Isaac y Jacob, no pecaron contra
ti,
pero tú has designado el arrepentimiento para mí, que soy un pecador.
9 Porque los pecados que he cometido son más en número que la arena del mar;
mis transgresiones son multiplicadas, ¡O Señor, son multiplicadas! No soy digno mirar para arriba y ver la inmensidad del cielo debido a la multitud de mis iniquidades.
mis transgresiones son multiplicadas, ¡O Señor, son multiplicadas! No soy digno mirar para arriba y ver la inmensidad del cielo debido a la multitud de mis iniquidades.
10 Me siento pesado, como atado con muchas cadenas de hierro, y por eso soy rechazado
debido a mis pecados, y no tengo ningún alivio; porque he provocado tu cólera y
he hecho lo que es malvado en tu vista, creando abominaciones y multiplicando
ofensas.
11 y ahora doblo la rodilla de mi corazón, implorándote tu amabilidad.
12 He pecado Señor, he pecado, y reconozco mis transgresiones.
13 Honestamente te imploro, perdóname, ¡O Señor, perdóname! ¡No me destruyas
con mis transgresiones! No estés enojado conmigo para siempre, o guardes maldad
para mí; no me condenes a las profundidades de la tierra. Porque Tu, O Señor,
eres el Dios de los que se arrepienten.
14 y en mí tu manifestarás tu bondad; porque, indigno aun como yo soy, tu me
salvarás de acuerdo a tu gran misericordia,
15 y yo te alabaré continuamente
todos los días de mi vida. Porque toda la multitud del cielo canta tu alabanza,
y tuya es la gloria para siempre. Amen.
Yo creo en la Santísima Trinidad, en
Dios Padre, en Dios Hijo y en Dios el Espíritu Santo, tres personas, un Dios.
Yo creo que debo amar a mi Dios con todo mi corazón, con toda mi mente, con
toda mi alma y con toda mi fortaleza, yo creo que debo amar a mi vecino como a
mí mismo y que debo perdonarlo. Creo en los diez mandamientos, yo creo en las
Sagradas Escrituras. Creo en Ti Señor Jesucristo, Tu eres el Hijo de Dios Vivo,
mi Dios, mi Salvador, mi Redentor. Creo que tú eres la palabra de Dios, que
estás eternamente presente con el Padre, yo creo que Tu viniste al mundo y te
hiciste carne a través de la Bendita Virgen María y que fuiste concebido por el
poder del Espíritu Santo. Creo en Tu palabra, yo creo en el poder de tu
Evangelio, yo creo que tus palabras son las palabras de vida eterna. Creo que
tu palabra abre el reino del cielo en todos los corazones. Creo que tú eres la
luz del mundo y el Camino a seguir, tú eres la Verdad y tú eres la Vida. Creo
que cada palabra de tu Evangelio es para mí y que puedo ser moldeado por ella
si la acepto en mi corazón. Creo que si guardo tu palabra tendré vida eterna,
que tu y tu padre me amarán y que tu te revelarás ante mí y harás una morada en
mí porque soy el templo de tu Espíritu. Creo que si guardo tu palabra, tu me
acompañarás con signos y maravillas porque tu así lo haz dicho, y que puedo
hacer las mismas cosas que tú hiciste porque ésta es tu Voluntad.
Creo que tú eres mi Señor y Salvador personal y que tu diste tu vida por mis
pecados, sufriendo los tormentos más grandes, yo creo que tu tomaste sobre tu
cuerpo crucificado todos los pecados de la humanidad, del pasado, del presente
y del futuro y que por tus heridas somos sanados, por tu muerte tenemos vida, y
por tu resurrección viviremos eternamente. Creo en tu misericordia que es
insondable, yo creo que tu atrajiste a toda la humanidad en la cruz y que debo
venir a ti para ofrecer al Padre Divino tu sacrificio como la reparación por
todos los pecados. Creo en tu poder sanador que es el poder de la Resurrección.
Creo que después de tu muerte tu resucitaste y que ascendiste al padre para
interceder por nosotros y para preparar un lugar para nuestras almas. Creo en
el Espíritu Santo, el Espíritu del Padre y tu Espíritu a quien tu enviaste en
Pentecostés para unirnos en tu cuerpo místico como la iglesia, creo que tu nos
bautizas con el fuego de su Espíritu Santo el cual nos hace nuevas creaciones,
hijos verdaderos de Dios. Creo en la Santa Iglesia Católica y todas sus
enseñanzas, creo que los sacramentos que son encuentro contigo y creo en el
poder infinito de la Santa Misa que es la reconstitución no sangrienta de tu
sacrificio en el Calvario. Creo que tu Voluntad es que seamos santos para
nuestra salvación y para tu gloria. Creo en la pureza y en la santidad de la Bendita
Virgen María tu madre, yo creo que tú la has levantado por encima de toda tu
creación, yo creo que ella es nuestra madre y que ella es la que tiene el gran
poder de intercesión para ayudarnos y que ella tiene gran poder sobre el
demonio para protegernos. Creo en el poder de la intercesión de los santos y te
rezo Señor para que aumentes nuestra fe, confianza en ti y caridad.
PADRE NUESTRO.
Padre nuestro, que estás en el Cielo, santificado sea
Tu nombre; venga a nosotros Tu Reino; hágase Tu Voluntad, así en la tierra como
en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas como
también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en
tentación y líbranos del mal. Amén.
AVE MARÍA
Dios te salve María, llena eres de
Gracia, El Señor es contigo, bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito
es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María Madre de Dios, ruega por nosotros
los pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
SAN MIGUEL ARCÁNGEL
San Miguel Arcángel, defiéndenos en la hora de la
batalla, que seas nuestro resguardo en contra de la maldad y de las trampas del
demonio, que pueda Dios restringirle, nosotros humildemente te rogamos y que
puedas tu, O Príncipe de la Multitud Celestial, por el poder de Dios, arrojar
al infierno a Satanás y a todos los malos espíritus que rondan por el mundo,
buscando la ruina de almas. Amen.
Salmo 68:1-2
1 Dios se levanta; Sus enemigos son desbandados y esos
que Lo odian, huyen ante Él.
2 Como el humo es expulsado, ellos son expulsados; como la cera se derrite ante
el fuego, también los malvados perecen ante la presencia de Dios."
ORACIÓN DE ARREPENTIMIENTO
Oración de Manases - NRSV Apócrifa
1. Oh Señor Todo poderoso, Dios de
nuestros antepasados, de Abraham y de Isaac y de Jacob y de sus justos
descendientes;
2. tú que hiciste el cielo y la tierra con todo su orden;
3. quién encadenaste el mar por tu Palabra de comando, que confinó lo profundo
y que sellaste con tu terrible y glorioso Nombre;
4 en quién todas las cosas se estremecen, y tiemblan ante tu poder,
5 porque tu esplendor glorioso no se puede aguantar, y la cólera de tu amenaza
para los pecadores es incalculable;
6 sin embargo, inmensurable e inalcanzable es tu misericordia prometida,
7 Tú eres el Señor Altísimo, de gran compasión, continuo cuidado, y muy
misericordioso, y tu te aplacas ante el sufrimiento humano. O Señor, de acuerdo
a tu gran bondad Tú has prometido arrepentimiento y perdón a los que han pecado
contra Ti, y en la multitud de tus misericordias tu has designado el
arrepentimiento para los pecadores, para que puedan ser salvados.
8 por lo tanto tú, O Señor, Dios de los justos, no has designado el
arrepentimiento para el justo, porque Abraham, Isaac y Jacob, no pecaron contra
ti,
pero tu has designado el arrepentimiento para mí, que soy un pecador.
9 Porque los pecados que he cometido son más en número que la arena del mar;
mis transgresiones son multiplicadas, ¡O Señor, son multiplicadas! No soy digno
mirar para arriba y ver la inmensidad del cielo debido a la multitud de mis
iniquidades.
10 Me siento pesado, como atado con muchas cadenas de hierro, y por eso soy
rechazado debido a mis pecados, y no tengo ningún alivio; porque he provocado
tu cólera y he hecho lo que es malvado en tu vista, creando abominaciones y
multiplicando ofensas.
11 y ahora doblo la rodilla de mi corazón, implorándote tu amabilidad.
12 He pecado Señor, he pecado, y reconozco mis transgresiones.
13 Honestamente te imploro, perdóname, ¡O Señor, perdóname! ¡No me destruyas
con mis transgresiones! No estés enojado conmigo para siempre, o guardes maldad
para mí; no me condenes a las profundidades de la tierra. Porque Tu, O Señor,
eres el Dios de los que se arrepienten.
14 y en mí tu manifestarás tu bondad; porque, indigno aun como yo soy, tu me
salvarás de acuerdo a tu gran misericordia,
15 y yo te alabaré continuamente todos los días de mi vida. Porque toda la
multitud del cielo canta tu alabanza, y tuya es la gloria para siempre. Amen.
En el nombre del Padre, del Hijo y
del Espíritu Santo
invoco a todos los
ángeles y a los santos.
Me dirijo a ti Bendita Virgen María, Madre Santísima, Reina de toda la
creación, te pido tu bendición, tu protección y tu intercesión, invoco la
protección y ayuda de San Miguel El Arcángel líder de los ejércitos
celestiales, de todos los arcángeles y ángeles, me uno a la alabanza, adoración
y gloria dada a nuestro Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, invoco en el nombre
de Jesús la bendición
, protección y ayuda de todos los patriarcas, los profetas,
los confesores, vírgenes y mártires, los discípulos de Jesús, los Apóstoles, y
de todos los santos que han existido y que existen. En el Nombre de Jesús
entro en comunión con
la Santa Iglesia de Cristo y ratifico mi fe en el Santo Nombre de Jesús y en su
preciosa Sangre. En el nombre de Jesús
renuncio el pecado,
renuncio a Satanás y sus trabajos de maldad, me entrego totalmente a Jesucristo
para la Gloria de Dios.
Dios Padre todopoderoso, creador
de los cielos y de la tierra, de todo lo visible e invisible, Padre amadísimo,
en unión con la Virgen María, los ángeles y los santos, te hablo humildemente
en el nombre de Jesús
.
Te exalto y magnifico por tu grandeza inigualable, te alabo por todas tus
perfecciones y atributos, te adoro y te doy gracias por el regalo de mi vida,
por permitirme estar en tu Presencia Santa.
Padre amado conoces mi intención, sabes que somos oprimidos por aquellos
espíritus rebeldes que nos incitan al pecado y que nos hacen estar lejos de Ti.
Señor, yo he pecado por mi propio deseo y te confieso mi culpa, por favor borra
las huellas de mi pecado y acepta mi oración en el nombre de Jesús
.
Señor, Dios Todopoderoso, en el nombre de Jesús
te pido mi liberación y
la liberación de todos los que sienten la influencia del maligno en sus vidas.
En el Santo Nombre de Jesús, cúbreme con su Preciosa sangre, libérame Señor,
libera a [N. N.]
Señor Dios Supremo Rey del Universo, Padre de todos los espíritus, te alabo y
te doy gracias por haberme enseñado la grandeza del Santo Nombre de tu Hijo
Jesús, me arrodillo en unión de toda rodilla en el Cielo, en la Tierra y debajo
de la tierra, y confieso con toda lengua que Jesús es Señor, para tu Gloria O
Dios Omnipotente.
Padre amado, te exalto y te alabo por tu generosidad con la raza humana, por
aceptar el sacrificio de tu Amadísimo Hijo Nuestro Señor Jesucristo en
reparación de todos nuestros pecados, por permitir que la Preciosa Sangre de
Cristo lave nuestras almas y nos purifique de nuevo en tu Santa Imagen.
Bendito seas Dios Padre Misericordioso que nos has enviado a tu hijo para que a
través de su Preciosa Sangre podamos ser salvados del pecado y liberados de
nuestro enemigo el demonio.
Padre amado, por el poder del Santo nombre de Jesús y de su Preciosa sangre,
libérame Señor de todo espíritu maligno que tenga influencia sobre mi, desátame
Señor de las cadenas que me unen a la maldad, libérame Señor, libera a [ N. N.]
Separa el enemigo de mi vida, arrójalo fuera de mi, Expúlsalo Señor, En el
Santo Nombre de Jesús, cúbreme con su Preciosa sangre, libérame Señor, libera a
[N. N.]
Dios Padre Todopoderoso, en el nombre de Jesús
te pido que ganes esta
batalla, tengo fe en tu Poder, alabo tu Majestad, exalto tu Autoridad sobre el
enemigo, confío totalmente en que tu estás haciendo este trabajo para mi
Salvación y la Salvación de aquellos por quienes rezo. Libera Señor, suspende
para siempre la opresión del maligno, establece tu dominio, ahuyenta con tu
Presencia a todos tus enemigos, Revela tu Gloria. Cristo ha vencido el demonio
en la cruz, saca el enemigo fuera de mi vida, para tu Honor y Gloria. En el
Santo Nombre de Jesús, cúbreme con su Preciosa sangre, libérame Señor, libera a
[N. N.]
Señor Jesús, me arrepiento de
todos los pecados que he cometido a lo largo de la vida y te pido tu perdón.
Señor pasa por toda mi vida desde el momento de mi concepción y sáname del amor
que me pudo haber faltado, lléname de tu amor.
Bendice a mis padres antes de mi nacimiento, borra cualquier lujuria que haya
habido en ellos, purifícales con tu preciosa sangre. O Dios omnipotente que lo
puedes todo, bendice mi vida desde mi comienzo, bendice mi niñez, mi juventud,
bendice a lo largo de toda mi vida y hazte presente con tu autoridad para
liberarme de cualquier influencia diabólica que me haya perturbado o que aun
este presente en mi vida. Limpia mi alma para que quede blanca como la nieve.
Señor Jesús, libérame de cualquier resentimiento que yo lleve en mi corazón
contra cualquier miembro de mi familia, cualquier persona que yo haya conocido
a lo largo de mi vida, en tu Santo Nombre
, cúbreme con tu Preciosa sangre, libérame Señor, libera a [N.
N.]
Libérame Señor de cualquier resentimiento que yo tenga en contra mía por todos
mis errores y torpezas, por todas mis fallas y caídas, saca Señor todas mis
frustraciones, en tu Santo Nombre
, cúbreme con tu Preciosa sangre, libérame Señor, libera a [N.
N.]
Sáname Señor de cualquier resentimiento que yo lleve en contra tuya por haberme sentido ofendido con mi destino el cual es tu santa voluntad, en tu Santo Nombre
Señor Jesús, Dios misericordioso, tu conoces la razón por la cual el enemigo me ataca, Libérame Señor y salva mi alma. Libérame Señor de toda maldición que yo haya recibido, de todo odio, hechizo, brujería, mal de ojo, espiritismo, satanismo, magia, yoga, guija, clarividencia, adivinaciones, cultos, ocultismo.
Señor Jesús tu das libertad a los cautivos, en tu Santo Nombre
Libérame Señor de todo espíritu maligno contraído por abuso sexual, aberraciones, deseos impuros, avaricia, ira, o cualquier pecado que yo haya cometido, perdóname Señor, en tu Santo Nombre
Señor Jesús tu ganaste nuestra libertad en la cruz, en tu Santo Nombre
, cúbreme con tu Preciosa sangre, aleja el maligno por tu
santo poder. Libérame Señor, libera a [N. N.]
Señor Jesús, Dios todopoderoso, tú eres luz, manifiesta tu presencia sobre los
espíritus de la oscuridad que me rodean, Señor Jesús tu eres la Luz del mundo,
en tu Santo Nombre
, cúbreme con tu Preciosa sangre, aleja el maligno por tu
santo poder. Libérame Señor, libera a [N. N.]
Señor Jesús, tú eres el Rey de la Paz, manifiesta tu presencia sobre todos los
espíritus malignos que me perturban, comanda tu Paz sobre esta tormenta, en tu
Santo Nombre
, cúbreme con tu Preciosa sangre, aleja el maligno por tu
santo poder. Libérame Señor, libera a [N. N.]
Señor Jesús, tú eres el Gozo de todo el que te conoce, saca Señor el enemigo
que me roba la felicidad, libérame Señor, en tu Santo Nombre
, cúbreme con tu Preciosa sangre, aleja el maligno por tu
santo poder. Libérame Señor, libera a [N. N.]
Señor Jesús, tú eres El gran Amor de Dios, manifiesta tu presencia sobre todos
los espíritus de odio que han atacado mi vida, en tu Santo Nombre
, cúbreme con tu Preciosa sangre, aleja el maligno por tu
santo poder. Libérame Señor, libera a [N. N.]
Señor Jesús, tú eres humildad, manifiesta tu presencia sobre el espíritu del
orgullo que me ha llevado a desafiarte con mis pecados, en tu Santo Nombre
, cúbreme con tu Preciosa sangre, aleja el maligno por tu
santo poder. Libérame Señor, libera a [N. N.]
Señor Jesús, tú eres caridad, manifiesta tu presencia sobre toda avaricia que
me haya tocado el corazón, en tu Santo Nombre
, cúbreme con tu Preciosa sangre, aleja el maligno por tu
santo poder. Libérame Señor, libera a [N. N.]
Señor Jesús, tú eres amor al prójimo, manifiesta tu presencia sobre toda
envidia que me haya manchado el alma, en tu Santo Nombre
, cúbreme con tu Preciosa sangre, aleja el maligno por tu
santo poder. Libérame Señor, libera a [N. N.]
Señor Jesús, tú eres paciencia y comprensión, manifiesta tu presencia sobre
toda ira que yo haya tenido, en tu Santo Nombre
, cúbreme con tu Preciosa sangre, aleja el maligno por tu
santo poder. Libérame Señor, libera a [N. N.]
Señor Jesús, tú eres pureza, manifiesta tu presencia sobre toda impureza y
lujuria que haya manchado mi alma, en tu Santo Nombre
, cúbreme con tu Preciosa sangre, aleja el maligno por tu
santo poder. Libérame Señor, libera a [N. N.]
Señor Jesús, tú eres amo sobre todas las cosas, tu tienes todo control,
manifiesta tu presencia sobre toda glotonería, la falta de control, en tu Santo
Nombre
, cúbreme con tu Preciosa Sangre, aleja el maligno por tu
santo poder. Libérame Señor, libera a [N. N.]
Señor Jesús, tú eres el constructor del Universo, tu trabajo es continuo y
necesario para mi salvación, manifiesta tu presencia sobre todo espíritu de
pereza que me haya influenciado, en tu Santo Nombre
, cúbreme con tu Preciosa sangre, aleja el maligno por tu
santo poder. Libérame Señor, libera a [N. N.]
Señor Dios, Espíritu Santo,
espíritu de Dios el Padre y del Hijo, Amor del Padre y del Hijo, Amor Divino
que sostiene el universo. Dios Todo poderoso y Omnipotente que llenas la
creación con tu Santa Presencia, escúchame en el nombre de Dios el Padre y del
Hijo
, bendíceme con tu Amor y tu Paz.
Señor Dios, que me haz hecho tu templo, perdóname por no haber respetado tu
morada santa, por haberte echado con mi maldad.
Dios, Espíritu Santo, en el Nombre de Jesús
, saca cualquier mal espíritu que ha venido a tomar tu lugar,
toma posesión una vez mas de tu templo y perdona mi pecado. En el Santo Nombre
de Jesús, cúbreme con tu Amor divino, libérame Señor, libera a [N. N.]
Espíritu de amor aleja todo odio de mi vida, espíritu de caridad saca toda
avaricia y envidia de mi alma, espíritu de paciencia y entendimiento saca toda
ira, espíritu de la pureza saca toda lujuria de mi corazón, limpia mi mente,
espíritu de perfección saca toda imperfección, saca toda gula, intemperancia y
destruye mi pereza para que yo pueda ser un digno templo de tu presencia.
En el Santo Nombre de Jesús, cúbreme con tu Amor divino, libérame Señor, libera a [N. N.]
Señor Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo. En tu santo nombre
reclamo que liberes mi
alma y me hagas de nuevo un digno Hijo de Dios, En el Santo nombre de Jesús
reclamo mi sanación física y espiritual. Padre mío no me abandones, Jesús mío
ten misericordia de mi, Espíritu Santo lléname, bendíceme y fortaléceme.
Señor Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, en compañía de la Virgen María, de
los ángeles y de los santos te bendigo, te alabo, te doy gracia y te glorifico
porque hoy me has sanado, hoy me has liberado, hoy haz roto las cadenas que me
amarraban, hoy haz recreado tu imagen santa en mi alma, hoy haz triunfado una
vez más. Gracias Señor Jesús, gracias Señor Jesús, gracias Señor Jesús.
Aleluya, Aleluya, Aleluya, Amén. ¡Gloria a Dios!
ORACIÓN EN LENGUAS, INSPIRADA POR EL
ESPÍRITU SANTO.
Atara bajun eteia, chola baratoli molantra tanash abija, mera tera neran tuka,
ali jari taribantaia, jalam burem beia taransha anajara, labaran tuia shuna
vea, kakaralan tajama ontea, ta chuneijea makara olenbe atajara, oleve naku
reaka atistaya, majaran bala oleatea karanka nenkuya, oliantara majan tarana
hineama.
Haliatorota, haliantaraba, haliantacujia, haliavaria majuria, haliantara ia.
SÁNAME SEÑOR
En el nombre del Padre, del Hijo y
del Espíritu Santo
Señor, escúchame... Señor,
úngeme con Tu Espíritu Divino... Inflama mi corazón con el fuego de tu amor... Inunda
mi ser con tu presencia majestuosa... Atiende por favor la llamada de mi
alma...
Señor, perdóname todas mis ofensas... purifícame y cúrame de todos mis resentimientos...
que pude haber contraído en mi ignorancia... Perdóname por todas las veces que
te he desdeñado... cuando he pecado y no he sentido ningún remordimiento...
Dígnate en llenarme del regalo del perdón... para que en este momento pueda
perdonar a toda la gente que me ha ofendido, y que le pueda enviar mi amor a
ellos... y para que ellos me perdonen también...
Señor... cura las heridas que yo mismo me he causado por falta de perdón y de
comprensión de mis hermanos...
Sáname Señor... Purifica mi alma.... de modo que pueda sentir que no tengo
ningún resentimiento contra ninguna persona....o contra mí.... o en contra
Tuya... Lléname con Tu Paz... Satura mi ser con Tu Amor Divino, para deshacer
las paredes del orgullo y del egoísmo... Enséñame a amarte a Ti y a los
demás... como nunca he amado antes... Transfórmame en un sol de Amor Eterno...
para encender todos los corazones con los rayos tiernos del amor...
Sáname Señor... Lléname con Tu
Luz... Lléname con Tu Amor... Lléname con Tu Paz... Amen...
Señor Jesús, vengo humildemente ante tu cuerpo crucificado, allí donde tú
recibiste todas las consecuencias de nuestro pecado, nuestras enfermedades,
nuestras debilidades y la muerte.
Señor Jesús, en tu santo Nombre
humildemente imploro tu
misericordia y te pido por los méritos de tu pasión, agonía y muerte, y por los
méritos de las penas del Inmaculado corazón de María, que me sanes, que sanes a
N.N., no tengas en cuenta muestro pecado, sino la fe de tu Iglesia.
Señor Jesús, tu eres el mismo ayer, hoy y siempre, en tu santo nombre
te pido, que pases con
tu mano santa sanando mis dolencias, ungiéndome con tu espíritu, tu conoces mi
problema, sáname Señor Jesús. Sana a N.N.
Señor Jesús, tu eres el Dios que nos sanas, hoy me despojo de mi enfermedad y te
la entrego a ti en tu santo Nombre
, para que dispongas de acuerdo a tu misericordia, que no sea
mi voluntad, sino la tuya, haz tu trabajo Señor para la gloria de tu Santo
Nombre.
Sáname Señor Jesús por el poder de tu Nombre
, sáname Señor por los méritos de tus santas heridas, sáname
Señor por los méritos de tu preciosa sangre derramada por nuestros pecados,
sáname Señor. Sana a N.N.
Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme. Pongo toda mi confianza en ti, porque tu tienes todo el poder de sanarme, porque eres nuestro Dios misericordioso con caridad inigualable, porque me amas y hoy haz traído la salvación a mi casa.
Gracias Señor Jesús por tu santo Nombre, gracias Señor Jesús, gracias Señor Jesús. Gracias Virgen María por tu intercesión. Gracias Señor Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén.
José de Jesús y María
Apostolado del Trabajo de Dios
Hermano Jose,
ResponderEliminarBuenas noches, por favor queria saber si en las reuniones de los viernes podria ir con un familiar para que nos apoyen con oración de liberación? Es necesario coordinar previamente? La verdad es que desde antepasados hay maldiciones que se repiten de generacion en generacion y otras cosas mas. Una vez en un retiro hicieron una oracion de liberacion y dos de las hermanitas que tenian el don de discernir espiritus me nombraron algunos que me atormentaban sin conocerme( celos, pesadillas y malos sueños)pero hay otros mas y auqnue oro no se como liberme yo y mi familia. Gracias
PUEDES VENIR CON QUIEN DESEES SIN PREVIA CITA SOLO LOS VIERNES A PARTIR DE LAS 8 PM
ResponderEliminarBENDICIONES