Muchas empresas cuando contratan a una persona, especialmente si es joven e
inexperta, le ponen un periodo de prueba. Yo mismo tuve uno de doce meses, nada
menos. En este periodo lo lógico es esforzarse mucho, aprender rápido y
demostrar que la empresa no se equivoca contratándote. Dicho de otra manera,
confirmar con tu actitud que la confianza que la empresa a puesto en ti está
fundada.
Pues en cierta manera puede decirse que después de Semana Santa todos
estamos en “periodo de pruebas”.
Dios nos ha dado muchas ayudas en esa semana, nos ha hablado, inspirado,
orientado, etc. de muchas maneras. Y ahora nos toca corresponder, especialmente
en las primeras semanas. Por eso, si uno todavía tiene la misma actitud que
antes de la Semana Santa es un mal síntoma. Pero si la gente dice cosas como “es que pareces otro…”, eso tiene muy
buena pinta.
En definitiva, se trata de saber que el “periodo de prueba” (estas primeras
semanas) es muy significativo de cómo realmente nos ha ido la Semana Santa, y
de que lo que hagamos, o no hagamos, en él marcará probablemente lo que haremos
en adelante.
Aramis
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