El alma amante de Dios sólo ansía unírsele por completo.
Para alcanzar unión tan perfecta oigamos lo que decía Santa Catalina de Génova: “Para llegar a la unión con Dios son necesarias las adversidades, porque Dios, por su medio, destruye todos los desordenados movimientos de nuestra alma y de nuestros sentidos. Y, por esto, injurias, desprecios, enfermedades, pérdidas de parientes y de amigos, humillaciones, tentaciones y demás contrariedades, nos son sumamente necesarias, para que, batallando y de victoria en victoria, lleguemos a extinguir en nosotros las perversas inclinaciones de parecernos desagradables, pues mientras que el amor divino no nos la torne amables, no llegaremos a la divina unión”.
“Práctica de amor a Jesucristo” – San Alfonso María de Ligorio
Comentario:
¿De qué sirve tener honra, honores, dinero, salud, si al final, uno termina en el Infierno?
¿De qué sirve tener honra, honores, dinero, salud, si al final, uno termina en el Infierno?
Por eso debemos agradecer a Dios cuando nos manda alguna tribulación en este mundo, ya que de esa forma es como un sacudón que nos hace reaccionar y ver lo mudable y pasajero de esta vida, y nos hace pensar en las cosas del Cielo.
¡Pobres de quienes viven tranquilos en este mundo, sin ningún problema y con la vida fácil, pues quiere decir que Dios se ha olvidado de ellos y no se salvarán!
En cambio quien tiene muchas pruebas en este mundo, es señal de que Dios lo quiere en el Cielo, y lo va purificando con los trabajos de esta vida.
Cuando entendamos estas cosas, entonces bendeciremos las cruces y contrariedades de la vida, puesto que nos van desprendiendo de lo pasajero y nos van apegando a lo eterno.
No otra es la enseñanza de esa bienaventuranza que pronunció el Señor: “Bienaventurados los que lloran, porque serán consolados”. Que se complementa con esta otra sentencia: “¡Ay de los que ahora ríen, porque conocerán la aflicción y las lágrimas!”.
Miremos las cosas con los ojos de Dios, con los ojos de la Fe, y entonces se nos abrirán muchos secretos, y en especial, se nos iluminará el gran secreto de la cruz.
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