Hombres o mujeres que maltratan.
El Señor nos pide que perdonemos “70 veces 7”, lo que se entiende por: “SIEMPRE”. ¿Significa esto, que pase lo que pase, debemos perdonar siempre?
Hay personas que se aprovechan de esta cita de “70 veces 7” para maltratar corazones nobles, que con toda su buena voluntad y siguiendo los mandatos de Dios, la siguen al pie de la letra.
Pero... ¿eso está bien? ¿Está bien que se aproveche el que se hace llamar católico porque tiene su partida de bautizo, pero de católico no tiene nada? ¿Qué es más semi-humano que humano?
Jesús, Nuestro señor, también dijo en su síntesis de los 10 Mandamientos, que amáramos a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo, y que en ese mandamiento estaban incluidos los restantes.
Eso significaría que la persona que ofende regularmente, no ama a Dios ni tampoco se ama a asimismo.
¿Qué hacer?
Te cuento un caso: Una vez alguien robó mi billetera en la calle. Eso me enseñó que debo llevar mi billetera en un sitio no accesible para los ladrones, y me enseñó a recordar la cara del que me robó para tener cuidado la próxima vez que aparezca. Reconocí que el ladrón fue muy hábil y yo muy descuidado, pero reconocí también que, de ahora en adelante le iba a ser muy difícil que me vuelva a robar. ¡LO PERDONÉ! pero ¡APRENDÍ!
Todos podemos aprender a dosificar nuestro “PERDONAR”.
Primero: Debo analizar qué tanto tengo de culpa para ser maltratado y tratando - si encuentro culpa en mi proceder - de corregir mi actitud para evitar seguir siéndolo.
Segundo: Si no encuentro culpa en mi, y las ofensas se repiten sin ninguna causa, la única culpa y la más grande que tengo es que me dejé tomar por ¡TONTO!, que están abusando de mí y que no he hecho nada por evitarlo. O sea, que ¡PERDONÉ! pero ¡NO APRENDÍ!
El que pide perdón de corazón trata en lo posible no ofender nuevamente. El que pide perdón y vuelve a ofender constantemente, no lo hace de corazón. Por lo tanto es un abusador que merece una sanción, no solamente por ofensor, sino también por traidor.
En el caso de matrimonios, muchas veces, la parte ofendida trata de no romper su matrimonio perdonando siempre. Tiene culpa, quizás por ignorar cómo acabar con los maltratos físicos o psicológicos, adulterios, etc. Esta persona ofendida se pega ciegamente al “70 veces 7” y la parte ofensiva abusa de eso, sabiendo que la persona ofendida no va a reaccionar.
Estos “OFENSORES HABITUALES” piden perdón, te dicen que te aman, que nunca más lo volverán a hacer, lloran, etc... y a la primera que pueden se olvidaron de todo lo que prometieron.
La parte ofensora necesita ayuda psicológica, y la parte ofendida deberá pedirle que se someta a un tratamiento. Es muy posible que ambos, ofensor y ofendido necesiten de esta ayuda. En caso que tu ofensor no acepte, tendrás que apartarlo legalmente de tu vida, por tu bien y por el bien de tus hijos si los hubiera. Hoy te maltrata a ti... mañana lo hará con tus hijos, y es más que seguro que esa actitud también le traiga problemas con otras personas, en el trabajo, etc.
La Iglesia católica no admite el DIVORCIO, pero sí, la ANULACIÓN DEL MATRIMONIO. Para esto deberás acercarte a tu parroquia para que el encargado de esta, te dé los mecanismos a seguir y las pruebas que deberás aportar para la anulación. Es posible que te demore un tiempo, pero lo puedes lograr. Mientras tanto deberás vivir separado/a de tu pareja para evitar que los maltratos se acentúen por la actitud que tomaste, porque de hecho, te va a amenazar con maltratos más fuertes, y es posible hasta con matarte, matar a tus hijos o quitarte el sustento. Un juez te dará la custodia de tus hijos, le pedirá al ofensor que se aleje de tu hogar, y que siga aportando para todos los gastos que esta situación requiera.
Una cosa es amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a mi mismo, y otra cosa es que yo acepte vivir o compartir con alguien que no ama a nadie... ni asimismo.
Perdonar es recordar sin rencor.
Este mensaje va para ambos sexos ¡A Dios rogando, pero... con el mazo dando!