TODO LO QUE DEBES SABER SOBRE LA CELEBRACIÓN QUE ABRE LA SEMANA SANTA
El Domingo de Ramos abre la Semana Santa recordando
la entrada mesiánica de Jesús en Jerusalén.
Unos 500 años antes de Cristo,
Zacarias profetizó: “Alégrate mucho, hija de Sion;
da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador,
humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hija de asna”.
Con su entrada mesiánica en
Jerusalén, Jesús daba cumplimiento a esta profecía, y montado en un pollino
entraba cinco días antes de la Pascua llegando a Jerusalén desde el este
mientras era aclamado por la multitud que le colocaba mantos y ramas a su paso,
mientras gritaban: “¡Bendito el que viene en
nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!”.
Entraba como un rey a la ciudad el que pocos días después sería crucificado
como un malhechor. Y por no escucharle, viendo ya Jerusalén justo antes de
entrar en ella, lloró por la ciudad que no le escuchó.
El Domingo de Ramos es
una de las grandes celebraciones cristianas, de las más multitudinarias y con
ella se abre la Semana Santa. Recordando esta entrada en Jerusalén, en esta
fiesta se bendicen palmas y ramas de olivo, se realiza una procesión y se
celebra una Eucaristía en la que ya se preanuncia la muerte de Cristo con
la proclamación de la Pasión.
El Domingo de Ramos es también un
día de profesión de fe para los católicos, donde en todo el mundo salen a las calles para glorificar al Mesías, al Hijo de Dios.
¿CÓMO
RECOGE LA BIBLIA EL DOMINGO DE RAMOS?
La entrada mesiánica en Jerusalén
es uno de los momentos más importantes en la vida de Jesús, pues marcaría el camino hacia la Cruz y posterior Resurrección, por
lo que los cuatro evangelistas recogen detalladamente este episodio, además de
una forma muy parecida.
El evangelista San Mateo recoge
así la entrada: “Cuando se acercaban a Jerusalén y
llegaron a Betfagé, en el monte de los Olivos, envió a dos discípulos
diciéndoles: ‘Id a la aldea de enfrente, encontraréis enseguida una borrica
atada con su pollino, los desatáis y me los traéis. ‘Si alguien os dice algo,
contestadle que el Señor los necesita y los devolverá pronto’. Esto
ocurrió para que se cumpliese lo dicho por medio del profeta: ‘Decid a la hija de Sión: ‘Mira a tu rey, que viene a ti,
humilde, montado en una borrica, en un pollino, hijo de acémila’. Fueron
los discípulos e hicieron lo que les había mandado Jesús: trajeron la borrica y el pollino, echaron encima
sus mantos, y Jesús se montó. La multitud alfombró el camino
con sus mantos; algunos cortaban ramas de árboles y alfombraban la calzada. Y la
gente que iba delante y detrás gritaba: ‘¡Hosanna
al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna en las
alturas!’. Al entrar en Jerusalén, toda la ciudad se sobresaltó
preguntando: ‘¿Quién es este?’. La multitud contestaba: ‘Es el profeta Jesús, de Nazaret de Galilea’. (Mt 21, 1-11).
San Lucas (Lc 19, 28-38) y San
Marcos (Mc 11, 1-11) lo recogen de manera muy similar, mientras que en San Juan
(Jn 12, 12-18) se recoge lo mismo en la esencia aunque relatado en un estilo
algo diferente. Dice así: “Al día siguiente, la
gran multitud de gente que había venido a la fiesta, al oír que Jesús venía a
Jerusalén, tomaron ramos de palmeras y salieron a su encuentro gritando:
‘¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor, el Rey de Israel’.
Encontrando Jesús un pollino montó sobre él, como está escrito: ‘No temas, hija
de Sión; he aquí que viene tu Rey, sentado sobre un pollino de asna’. Estas
cosas no las comprendieron sus discípulos al principio, pero cuando Jesús fue
glorificado, entonces se acordaron de que esto estaba escrito acerca de él y
que así lo habían hecho para con él. Entre la gente que daba
testimonio se encontraban los que habían estado con él cuando llamó a Lázaro
del sepulcro y lo resucitó de entre los muertos. Por esto, también le salió al
encuentro la muchedumbre porque habían oído que él había hecho este signo. Por
su parte, los fariseos se dijeron a sí mismos: ‘Veis que no adelantáis nada. He
aquí que todo el mundo le sigue’”.
¿QUÉ
DICE EL CATECISMO SOBRE LA ENTRADA MESIÁNICA DE JESÚS EN JERUSALÉN?
En los Misterios de la vida
pública de Jesús, el Catecismo de la Iglesia Católica recoge la importancia de
lo que se celebra el Domingo de Ramos, que no es otra cosa que la entrada
mesiánica de Cristo en Jerusalén, donde afrontaría su pasión, muerte y
resurrección.
De este modo, el Catecismo
recuerda que “Jesús rehuyó siempre las tentativas populares de hacerle rey,
pero elige el momento y prepara los detalles de su
entrada mesiánica en la ciudad de ‘David, su padre’. Es aclamado como hijo de David, el que trae la salvación (‘Hosanna’ quiere decir ‘¡sálvanos!’, ‘Danos la
salvación!’). Pues bien, el ‘Rey de la
Gloria’ entra en su ciudad ‘montado en un asno’: no conquista a la hija
de Sión, figura de su Iglesia, ni por la astucia ni por la violencia, sino por
la humildad que da testimonio de la Verdad. Por eso los súbditos de su Reino,
aquel día fueron los niños y los ‘pobres de Dios’, que
le aclamaban como los ángeles lo anunciaron a los pastores. Su aclamación ‘Bendito el que viene en el nombre del Señor’, ha sido
recogida por la Iglesia en el Sanctus de la liturgia eucarística para
introducir al memorial de la Pascua del Señor”.
Y además recoge que “la entrada de Jesús en Jerusalén manifiesta la venida
del Reino que el Rey-Mesías llevará a cabo mediante la Pascua de su Muerte y de
su Resurrección. Con su celebración, el domingo de Ramos, la
liturgia de la Iglesia abre la gran Semana Santa”.
¿QUÉ
RECORRIDO SIGUIÓ JESÚS EL DOMINGO DE RAMOS?
San Juan cuenta en su Evangelio
que justo antes del Domingo de Ramos, “seis días
antes de la Pascua”, Jesús fue a Betania, el
pueblo de sus queridos amigos Lázaro, a quien había resucitado, Marta y María.
De hecho, la Escrituras recogen que allí le dieron una cena. Al día siguiente
Jesús ya partió hacia la muy cercana Jerusalén que estaba a quince estadios de
distancia, según cuenta también Juan, casi tres kilómetros.
Pero en su camino
hacia Jerusalén el camino pasaba por la aldea Betfagé, junto al Monte de los
Olivos. Así lo recogen varios evangelistas. Antes de llegar envió a dos
discípulos para que fueran a por un pollino, que fue con el que entraría
finalmente a la ciudad en la que sería crucificado y resucitaría. Ya montado en
él fue hacia Jerusalén aclamado por el pueblo, pero antes, Lucas recuerda que
acercándose ya a Jerusalén y ver la ciudad “lloró por ella”
y dijo: “¡Si también tú conocieras en este día el mensaje de paz! Pero ahora ha quedado oculto a tus ojos. Porque
vendrán días sobre ti, en que tus enemigos te rodearán de empalizadas, te
cercarán y te apretarán por todas partes, y te estrellarán contra el suelo a ti
y a tus hijos que estén dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra,
porque no has conocido el tiempo de tu visita”.
De este modo, Jesús entró por la zona este de la ciudad, pues llegó de
la zona de Betania, y antes de Jericó. En esta zona se encuentra en la actualidad
la Puerta Dorada, ahora sellada, y en la que según la profecía debería entrar
el Mesías. Y así lo esperan todavía los judíos. Aunque es posterior a tiempos
de Jesús, había justo en ese lugar o a escasos metros otra entrada, por la que
seguramente Jesús accediese a la ciudad. Y una vez dentro, Lucas relata que
Cristo se dirigió al Templo, donde echó a los mercaderes que vendían en su
interior.
¿CÓMO
SE CELEBRA EL DOMINGO DE RAMOS?
Con esta celebración da comienzo
la Semana Santa. Tiene varias particularidades y se puede dividir en tres
partes: la bendición de los ramos, la procesión en honor a
Cristo y la Eucaristía. Además, este día el
sacerdote viste con las vestimentas litúrgicas
rojas, pues se conmemora ya este día la Pasión, primero con una capa
pluvial para la procesión, y luego con una casulla para la Misa.
Tanto la
bendición de los ramos como la procesión posterior están marcadas por la
alegría, se cantan himnos y se recuerda la entrada
gloriosa de Jesús en Jerusalén. Mientras, tanto la Misa ya preanuncia la muerte
de Cristo. De hecho, en el Evangelio se proclama íntegra la Pasión de Nuestro
Señor.
¿POR
QUÉ SE USAN PALMAS Y RAMAS DE OLIVO EL DOMINGO DE RAMOS?
Benedicto XVI explicó en una
homilía que “los ramos de olivo, signo de la paz mesiánica, y los ramos de palma, signo del martirio, don de la vida a Dios y a los hermanos, con los que ahora
aclamaremos a Jesús como Mesías, testimonian nuestra adhesión firme al misterio
pascual que celebramos”.
Tanto las palmas como las ramas
de olivo pertenecen a dos tipos árboles que había en Tierra Santa, y por eso
eran utilizados por estos habitantes al paso de Jesús. Estas plantas eran de
gran valor para este pueblo. Para los judíos la palma era
también símbolo de riqueza y fecundidad. Ahora,
los cristianos celebran este día portando estas ramas y palmas reconociendo a
Jesús como el que posee y da la verdadera riqueza que nunca acaba.
EL
SENTIDO ACTUAL DE LAS PALMAS DEL DOMINGO DE RAMOS
El Directorio sobre la Piedad
Popular y la Liturgia publicado por la Santa Sede habla específicamente sobre
las palmas y los ramos de olivo, o de otros árboles en caso de que no haya
olivos en la zona.
La Semana Santa comienza -explica
el directorio- con el Domingo de Ramos de la Pasión del Señor, que comprende a
la vez el triunfo real de Cristo y el anuncio de la Pasión. La procesión que
conmemora la entrada mesiánica de Jesús en Jerusalén tiene un carácter festivo
y popular. A los fieles les gusta conservar en sus hogares, y a
veces en el lugar de trabajo, los ramos de olivo o de otros árboles, que han
sido bendecidos y llevados en la procesión.
“Sin embargo es
preciso instruir a los fieles sobre el significado de la celebración, para que
entiendan su sentido. Será oportuno, por ejemplo, insistir en que lo
verdaderamente importante es participar en la procesión y no simplemente
procurarse una palma o ramo de olivo; que estos no se conserven como si
fueran amuletos, con un fin curativo o para mantener alejados a los malos
espíritus y evitar así, en las casas y los campos, los daños
que causan, lo cual podría ser una forma de superstición. La palma y el ramo de
olivo se conservan, ante todo, como un testimonio de la fe en Cristo, rey
mesiánico, y en su victoria pascual”, explica
la Santa Sede.
ORACIÓN
PARA COLOCAR LAS PALMAS BENDECIDAS EN EL HOGAR
Bendice Señor nuestro hogar.
Que tu Hijo Jesús y la Virgen
María reinen en él.
Por tu intercesión danos paz,
amor y respeto, para que respetándonos y amándonos los sepamos honrar en
nuestra vida familiar.
Sé tú, el Rey en nuestro hogar.
Amén
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