«METANOIA», EL MILAGRO DE RAFAEL BARRIO, ESTE SÁBADO EN EL TEATRO FERNÁNDEZ-BALDOR DE MADRID
Este sábado tendrá lugar una nueva representación
de la obra de Rafael Barrio, `Metanoia´, un impactante relato de conversión que
donará sus beneficios íntegramente a Fundación Lázaro.
Para Rafael Barrio,
la noche del 8 al 9 de diciembre de 1996 comenzó como cualquier otra, con una
imparable curiosidad que podía llevarle "a las
nubes", pero también "al
hoyo". Por un hecho que no duda en calificar de milagroso, sobrevivía a las implacables sobredosis que iban acabando con sus amigos. Aquella noche fue un
antes y un después, un milagro que debe ser contado.
Desde entonces, el prometedor actor madrileño se propuso plasmar por escrito
algo "mucho más profundo" que una
conversión. Representada por él mismo desde hace dos años, la sesión de
de Metanoia de este sábado 16 en el teatro
Fernández-Baldor (Torrelodones, Madrid) destinará lo
recaudado de forma íntegra a la Fundación
Lázaro.
Entrevistado por Religión en Libertad, el periodista de
formación y empresario de profesión se pregunta cómo alguien que ha
estado en lo más oscuro de la vida pueda cambiar su
forma de vivir, pensar y actuar por la misericordia de Dios.
Por eso, cuenta que Metanoia,
su legado artístico y relato de conversión, surge "como una
vocación, como una llamada de Dios" e incluso "un deber",
el de "poner al servicio de Dios los
dones que me dio para el arte dramático y contar mi historia, evangelizar con
mi testimonio".
QUERÍA
PROBARLO TODO... Y ACABÓ "MATANDO A DIOS"
Una historia que comienza en
Madrid, como el tercero de seis hermanos criados en la fe por sus padres,
Jerónimo e Inés. Se describe a sí mismo como un niño curioso, alegre y
divertido, que arriesgaba y que quería probarlo todo.
Con la llegada de la
adolescencia, probó todas esas formas posibles de lo que estaba convencido que
era la libertad y que le llevarían, en última instancia, a convencerse de "haber matado a Dios", como expone Metanoia.
Al mismo Dios que en ese momento solo veía como una opresión.
Puedes adquirir tus entradas a
"Metanoia" en Giglon: la recaudación será donada a Fundación
Lázaro.
"Me enredé
en todo tipo de adicciones. Drogas, alcohol, sexo, buscar dinero para
droga… se convirtió en una cuerda que te termina atando, ahogando y
esclavizando", relata. Pronto supo en sus
propias carnes que aquello que creía el culmen de su libertad era en realidad "una cuerda que te ata cada vez más fuerte".
Y al final, dice, "te termina ahogando". Lo vio en primera
persona, en no pocos amigos que ya no están aquí, pero también en su propia vivencia.
Hoy, sus hermanos y sus padres lo
son todo para Rafa. Trataban de hacerle regresar a la fe que le vio nacer, pero
durante mucho tiempo solo recibieron burlas y mofa en respuesta. Su madre Inés, a la que se refiere como una
Santa Mónica particular, dedicaba horas y horas a rezar por su regreso. "No me hablaban de Dios, sino que hablaban a
Dios de mí", dice
hoy.
"EXPERIMENTÉ
EL INFIERNO Y LOS DEMONIOS"
Pero él iba camino de tocar
fondo, una vez más. Solo que esa noche, la del 8 de diciembre de 1996, sería
diferente. Comenzó como una fiesta más de "horribles
excesos". "Entonces me topé con la realidad del infierno. Experimenté
el infierno, el vacío, los demonios y mi propia vida", relata.
Sin saber muy bien cómo definir
aquella experiencia en plena agonía que conforma el punto álgido de Metaonoia, recuerda
al mismo tiempo el terror de lo que vio con la convicción profunda de que se
trató también de "un milagro de la Virgen María".
Recuerda aquel instante como una "conversión tumbativa, como San Pablo. Me asusté de tal manera que al día
siguiente me levanté y me puse tan nervioso que me fui a hablar con un
sacerdote, me confesé y pedí ayuda para salir de todos los
vicios en los que me había metido".
Por entonces, Barrio era
considerado una joven promesa de
la escena española. Diplomado en arte dramático por el Aula Complutense de Arte
Escénico, el joven formó parte de la Compañía Teatral de la Escuela, y
participó en Marat Sade (de Peter Weiss), Otro Sueño de una Noche de
Verano (Félix Belencoso).
También formó parte de la compañía de Carmen Segarra,
participando en los montajes: Días Felices (de
Samuel Beckett), y El Tótem en la
Arena (de Gil Albors). Junto
con su papel en El Súper de Tele 5, Barrio formó una compañía de animación
nocturna en discotecas madrileñas cuando tuvo lugar aquella experiencia.
UNA
LUCHA CONTRA LA ADICCIÓN JUNTO A MARÍA
Aquel parecía el fin de su faceta
artística. Barrio abandonó el escenario y lo cambió por una larga y dura lucha contra la adicción, comenzando por un
programa de desintoxicación en el que su madre fue "un
talismán incondicional".
`Mi planteamiento es ver a
Nuestro Señor como el gran maestro
que va a lidiar nuestras vidas para, ofreciéndose a cambio de
nosotros, ganar del presidente, que es su padre, el indulto y la vida
eterna´.
Al mismo tiempo, agrega, "empecé mi vida espiritual, a frecuentar los ejercicios espirituales de San Ignacio y
a hacer un trabajo de mucho sufrimiento pero también de mucha ilusión, porque
sabía que había encontrado la verdad".
Se refiere a la Virgen como un
pilar crucial de la historia, desde el mismo día en que ocurrió "el milagro" del 8 de diciembre,
festividad de la Inmaculada. Cuenta que, al enterarse de que la Virgen de
Lourdes se definió en las apariciones como "la
Inmaculada concepción", hizo la promesa de visitar el santuario cada año de su vida. Y hasta hoy, dice, no ha
faltado un solo día desde 1996.
SUEÑOS,
FE, TAUROMAQUIA Y HECHOS REALES
Aquella noche sería el germen
de Metanoia.
Una obra que se lleva fraguando durante años "en
la mente y corazón" de Barrio, especialmente desde los siete
previos a su estreno en 2022.
El guión, dividido en tres actos
-Génesis: pecado; Infierno: condenación y La
lidia de la Redención- es el relato de su propia vida pero
también el de otros que "deciden vivir al
margen de Dios y se hacen el dios de su propia vida", de quienes "intuyen la esperanza que proviene de la Encarnación
del Verbo" y de los que, finalmente, "experimentan
la misericordia de Dios en su vida".
Cargada de recursos oníricos, lenguaje bíblico y continuas referencias a la
tauromaquia motivadas por la
pasión de su director por el arte del toreo, Barrio admite que Metanoia es, en el mejor de los sentidos, una
obra ficticia pero "basada en
hechos reales", fraguada al mismo tiempo con el milagro
de su propia vida y largas horas de oración y lectura del Evangelio. Asimismo,
el espectador podrá contemplar en Metanoia una
obra única pues, al ser "eminentemente
personal, posiblemente ningún otro actor podría representarla del
mismo modo, porque Rafael pone al desnudo su alma y habla de lo
profundo de su vivencia personal", comenta la ayuda del director.
Barrio se despide con el "se torea como se es" de Belmonte,
anunciando en clave taurina el misterio de su obra y vida, de su conversión y
también del sentido de la salvación. Nuestro Señor, dice, "es el gran maestro que va a lidiar nuestras
vidas para, ofreciéndose a cambio de nosotros, ganar del
presidente, que es su padre, el indulto y la vida eterna".
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