Un desastre natural o un accidente doméstico puede dejarnos con un objeto religioso roto o deteriorado ¿Qué hacemos con él?
Por: Hno. Ramón Gutiérrez Pavez, a.a. | Fuente:
SantuarioLourdesChile.cl
En muchos templos y santuarios se crea una seria dificultad con las imágenes de
yeso, en mal estado, que los peregrinos dejan por diversos lugares.
Eso habla
de un respeto por lo que la imagen representa y por lo sagrado que la imagen
recuerda. Es como las fotos antiguas de los padres, las madres, los abuelos,
los hijos ya fallecidos. Se guardan con respeto y cariño aunque estén dañadas o
borrosas.
El paso
del tiempo, los temblores y otras causas hacen que en nuestras casas se nos
destruyan las imágenes del Señor, de la Virgen y de los santos. Actualmente el
yeso no es trabajado con materiales que lo refuercen (alambres, estopa, etc.),
por lo tanto, al menor golpe tenemos en casa una imagen destrozada.
Pareciera
que lo primero que surge en la mente es llevarlas a un templo. Sin embargo, en
los templos hay que eliminarlas con respeto y cuidado. Es tarea a veces
complicada, por la cantidad de yeso que se acumula.
Tampoco
es bueno llevarla a los cementerios.
“La veneración de las imágenes, sean pinturas, esculturas, bajorrelieves
u otras representaciones, además de ser un hecho litúrgico significativo,
constituyen un elemento relevante de la piedad popular: los fieles rezan ante
ellas, tanto en las iglesias como en sus hogares. Las adornan con flores,
luces, piedras preciosas; las saludan con formas diversas de religiosa
veneración; las llevan en procesión; cuelgan de ellas exvotos como signo de
agradecimiento; las ponen en nichos y templetes en el campo o en las calles”.
”Sin
embargo, la veneración de las imágenes si no se apoya en una concepción
teológica adecuada, puede dar lugar a desviaciones. Es necesario, por tanto,
que se explique a los fieles la doctrina de la Iglesia, sancionada en los
concilios ecuménicos y en el Catecismo de la Iglesia Católica, sobre el culto a
las imágenes sagradas”. (Directorio sobre la piedad popular y la liturgia, principios y
orientaciones. Ciudad del Vaticano, 2002).
Es
conveniente que desterremos de nosotros la idea, muy generalizada, de que una
imagen dañada es algo mágico, que tenerla en casa trae mala suerte, que es malo
tenerlas. No es malo ni bueno.
“Es necesario, sobre todo, que los fieles adviertan que el culto
cristiano de las imágenes es algo que dice relación a otra realidad. La imagen
no se venera por ella misma, sino por lo que representa. Por eso a las imágenes
se les debe tributar el honor y la veneración debida, no porque se crea que en
ellas hay cierta divinidad o poder que justifique este culto o porque se deba
pedir alguna cosa a estas imágenes o poner en ellas la confianza, como hacían
antiguamente los paganos, que ponían su esperanza en los ídolos, sino porque el
honor que se les tributa se refiere a las personas que representan”. (Directorio
sobre la piedad popular y la liturgia, principios y orientaciones. Ciudad del
Vaticano, 2002).
Así como
nos enseña la doctrina de la Iglesia Católica, nos vamos acercando a la forma
cómo debemos actuar con una imagen destruida. Nunca con miedo, nunca pensando o
actuando como si nos fuera a pasar algo malo. Nada de eso. La imagen se
destruyó, se rompió y nada nos va a pasar, fuera de la pena que a veces
sentimos porque era imagen que teníamos desde niños.
¿QUÉ SON LAS IMÁGENES SAGRADAS?
Según la enseñanza de la Iglesia, las
imágenes sagradas son:
-
Traducción iconográfica del mensaje evangélico, en el que la imagen y palabra
revelada se iluminan mutuamente; la tradición eclesial exige que las imágenes
estén de acuerdo con la letra del mensaje evangélico.
- Signos
santos, que como todos los signos litúrgicos, tienen a Cristo como último
referente; las imágenes de los Santos, de hecho, representan a Cristo, que es
glorificado en ellos.
- Memoria
de los hermanos Santos que continúan participando en la historia de la
salvación del mundo y a los que estamos unidos sobretodo en la celebración
sacramental.
- Ayuda
en la oración: la contemplación de las imágenes sagradas facilita la súplica y
mueve a dar gloria a Dios por los prodigios de gracia realizados en sus Santos.
-
Estímulo para su imitación, porque cuanto más frecuentemente se detienen los
ojos en estas imágenes, tanto más se aviva y crece en quien lo contempla, el
recuerdo y el deseo de los que allí están representados; el fiel tiende a
imprimir en su corazón lo que contempla en sus ojos: una “imagen verdadera del
hombre nuevo, transformado en Cristo mediante la acción del Espíritu y por la
fidelidad a la propia vocación”.
- Una
forma de catequesis, puesto que a través de la historia de los misterios de nuestra
redención, expresada en las inturas y de otras maneras, el pueblo es instruido
y confirmado en la fe recibiendo los medios para recordar y meditar asiduamente
los artículos de fe.
No
podemos olvidar que actualmente hay en el mercado muchas imágenes feas,
decadentes, deformes. Hay que evitar esas imágenes para nuestras casas y
comunidades. Las representaciones del Señor, de la Virgen y de los santos deben
ser de materiales nobles y deben transmitir belleza.
¿QUÉ HACER CON LAS
IMÁGENES EN MAL ESTADO?
- No
llevarlas a los templos, santuarios ni cementerios.
- Si se
trata de telas (pinturas), hay que buscar una persona entendida que nos oriente
en la forma de devolverle la belleza a esas pinturas. Algunas pueden ser muy
valiosa.
- Cuando
se trata de imágenes de madera, bronce, mármol o piedra, hay que conservarlasd
en casa y buscar algún buen restaurador. Si no se tiene los medios para hacerla
restaurar, hay que entregarlas a algún museo, de preferencia religioso
(católico). O bien, a un convento o parroquia.
- Si son
imágenes de yeso, hay que ver si es posible restaurarlas, porque se puede
hacer, especialmente cuando se trata de imágenes con alambres o estopa al
interior. Esas imágenes son valiosas. Hay que conservar con cuidado todos los
trozos, de manera particular los rostros. Un buen artesano en yeso hace
maravillas con esos pequeños trocitos. En el Santuario de Lourdes tenemos las
direcciones de algunos artesanos que trabajan muy bien porque conocen las
antiguas técnicas.
CUANDO LA IMAGEN ESTÁ
TOTALMENTE DESTRUIDA...
- Si es
yeso, se coloca en un tiesto hasta que se deshaga, y con cuidado se vierte en
algún lugar del jardín de la casa donde no haya cultivos de hortalizas, arboles
frutales ni de flores ornamentales. Con el paso del tiempo se mezcla solo con
la tierra. Tarda un poco el proceso.
- Si se
da el caso de alguien que viva en departamento o en casa sin patio, pues se
muele completamente la imagen, se reduce a polvo y se elimina en un lugar
adecuado, coforme cada persona lo estime. Se ha sabido que algunas personas
hacen artesanías con el yeso molido. Lo mezclan con arena de diversos colores y
hacen hermosos adornos en botellas blancas.
Consultado
un fabricante de imágenes, nos ha señalado que el yeso ya procesado no sirve.
No se puede reutilizar, no sirve para estucos, es material inútil que daña
bastante la tierra. Por eso es bueno tratar de cuidar las imágenes, y las que
pueden ser restauradas hay que repararlas para que duren mucho.
ROSARIOS, LIBROS Y OTROS ARTÍCULOS
BENDECIDOS: Lo mejor es reparar o restaurar lo que se pueda reparar. Muchos Rosarios
pueden ser desarmados de tal manera que sus cuentas terminen formando las de
uno nuevo y listo; sus cruces, también, son susceptibles de ser separadas
para usarlas con una cadena. Con relación a los libros una nueva encuadernación
puede ser la solución.
Cuando se
reciclan Rosarios, puede que sobren partes, también puede que la
restauración de los libros sea más costosa que comprar uno nuevo, algo
similar puede ocurrir con las imágenes. Para estos casos, lo mejor es conseguir
un recipiente de plástico lo suficientemente grande para contenerlos y colocar
en él estos objetos o restos de los mismos.
Siempre
hay alguna Capilla, Templo, Colegio Católico, Centro de Atención Católico, etc.
que esté en construcción. Pues habla con el sacerdote responsable de esta obra
y ofrecele tu caja con los objetos para que sean colocados en los cimientos de
la edificación.
Recordemos
que, aunque rotos o desgastados, siguen siendo benditos, por lo que seguirán
bendiciendo esa construcción.
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