EL ANÁLISIS DEL HISPANISTA FRANCÉS ARNAUD IMATZ CONTRASTA LOS MITOS CON LA REALIDAD HISTÓRICA
El avance de los Tercios españoles en 'Cyrano de
Bergerac' (1990), de Jean-Paul Rappeneau, protagonizada por Gérard Depardieu.
Sus triunfos militares y de reconstrucción civil fueron objeto de una intensa
propaganda difamatoria.
Reconquista, "genocidio" de los indígenas amerindios,
Inquisición, expulsión de los judíos... a España se le atribuye una tenaz "leyenda negra". ¿Cuál es su origen y qué queda de ella al contrastarla
con la realidad histórica?
Es la pregunta a la que trata de
responder un dossier especial de la revista La Nef (nº 365, enero de 2024), del que
hemos ofrecido en ReL una perspectiva general.
El dossier se abre con un planteamiento global por parte del
hispanista Arnaud
Imatz:
¿POR
QUÉ LA LEYENDA NEGRA ESPAÑOLA?
Los debates sobre la historia, la memoria y la identidad nacional nunca han dividido tanto a los historiadores
del Viejo y del Nuevo Mundo. Pero si hay un país donde la virulencia de las
polémicas es extrema, superando las cotas que se creían alcanzadas en Francia,
ese es sin duda España. Numerosas autoridades políticas y religiosas han
criticado o condenado la historia de la Península. Por no citar más que un
ejemplo reciente, el presidente de México, Andrés Manuel
López Obrador, envió una carta al Rey Felipe VI exigiendo que España se arrepintiera de la conquista de América (una
petición de perdón que nunca se habría atrevido a hacer al presidente de
Estados Unidos, cuya nación ha conquistado el 60% de su territorio por la
fuerza, además de arrebatar el oro de California y el petróleo de Texas).
La historia de
España es realmente prodigiosa: es una de las cinco grandes naciones que han configurado la historia
del mundo, y ha dejado en ella una huella indeleble. Lo más fascinante es que lo hizo en una época (siglos XVI-XVII) en la
que no era, ni de lejos, la nación más rica ni la más
poblada de Europa. Así que es fácil comprender el odio y el
resentimiento que despertó.
España no es menos víctima de un
evidente desamor histórico. Por supuesto, no es la única potencia que ha sido
objeto de propaganda fóbica. No hay imperio, no hay gran potencia, que no haya
sido objeto de una leyenda negra y de una leyenda dorada. Pero la singularidad
de la propaganda antiespañola reside en su incomparable
intensidad y tenacidad a lo largo de los siglos. Es más, durante más de dos siglos se ha
combinado con el dogma anticatólico.
El impacto de esta propaganda dio
lugar a un "odio a sí mismo" poco común y muy extendido entre muchas de las
élites políticas e intelectuales de la Península. La leyenda negra española es
un conjunto de mitos y relatos que muestran el papel de España en la
historia como sistemáticamente siniestro
y atroz, mezcla de crueldad, violencia e ignorancia. Es una lectura
que desprecia todos los grandes episodios de su pasado, marcados todos ellos por las peores
calamidades: la romanización, la cristianización, la monarquía visigoda,
procesos parciales, superficiales e incompletos; la Reconquista, ejemplo de
fanatismo religioso; la conquista de América, modelo de saqueo y genocidio; las
guerras europeas de Reforma y Contrarreforma, manifestación de intolerancia,
salvajismo y violencia...
La supuesta crueldad de los
españoles en Flandes es uno de los mitos más asentados de la Leyenda Negra.
Este vídeo explica cómo funcionó la propaganda y su nulo parecido con la
realidad histórica.
ITALIA
Fue en Italia, en el
siglo XV, debido a la presencia
de los ejércitos del reino de Aragón y a los inicios de la expansión imperial
en el Mediterráneo, donde aparecieron los primeros
prejuicios antiespañoles. Un grupo de humanistas
italianos acusó a los
españoles de haber mezclado su sangre con los pueblos semitas, árabes y
judíos. Otros, en cambio, los consideraban inferiores por su
sangre goda.
Ser godo era ser antirromano, medieval y bárbaro. Los libelos inspirados por
estos humanistas italianos, luego por varios autores protestantes del norte de
Europa, o incluso por judíos que habían huido de la obligación de convertirse
al catolicismo, son innumerables. Pero, paradójicamente, gran parte de esta
propaganda también se vio alimentada por la autocrítica
española, que siempre había sido muy fuerte, sobre todo durante el
Siglo de Oro.
ALEMANIA
En el siglo XVI, las ideas de
inferioridad moral y barbarie fueron abundantemente reutilizadas por la hispanofobia protestante, que describía a los españoles como
impíos, crueles, cobardes y aliados secretos de los turcos. Del mismo modo, en
el siglo XVII, para los católicos alemanes, los españoles eran aliados y
defensores de la fe, mientras que para Lutero y los protestantes eran la
encarnación de Lucifer, el mal absoluto. Feroz antisemita,
Lutero equiparaba a los españoles con los judíos, pero también con los moros.
INGLATERRA
En Inglaterra, la
propaganda antiespañola comenzó en 1534, cuando Enrique VIII se proclamó cabeza de la nueva Iglesia
anglicana. Para él y sus clérigos, el español era la encarnación del traidor,
el hipócrita, el lascivo y el sanguinario. En pocos años, los católicos fueron
barridos del país. La reina Isabel
I (1558-1603) fue responsable, ella sola, de más muertes en unos pocos años que toda la historia de la Inquisición
española.
Además, la intolerancia, la
discriminación y la persecución de hecho de los católicos no son patrimonio
exclusivo de los anglicanos. Fueron la norma, una simple "medida profiláctica", en
todos los territorios protestantes (hasta 1860-1880 en Suecia, Dinamarca, Noruega y Alemania, e
incluso hasta 1960 en Estados Unidos).
FRANCIA
En el siglo XVIII, la imagen de
España en el extranjero siguió oscureciéndose. Fue en Francia donde
se desarrolló una nueva forma de hispanofobia. La encontramos en Pierre Bayle, Montesquieu y Voltaire, por citar solo
algunos; todos ellos brillaban por su ignorancia de la cultura
española. España era vista como una tierra de ignorantes, bárbaros,
incultos e intolerantes. Una vez más, en el siglo XIX, los afrancesados españoles (partidarios
de las ideas francesas, o "colaboradores"
con el Estado francés) importaron la idea de que el fanatismo cristiano
había sofocado toda actividad económica creativa y destruido toda tradición de
tolerancia religiosa.
Con el romanticismo
laico, paradójicamente maurófilo y arabófilo a la vez, la leyenda
negra contra la corona, la nación y el imperio españoles se fundió
definitivamente con el anticatolicismo.
ESTADOS
UNIDOS
A finales del siglo XIX, durante
la Guerra de Cuba (1898),
fue en Estados Unidos donde
se extendió la leyenda negra. Se atribuyeron a los españoles todo tipo de
crímenes y atrocidades. Fue un modo útil que permitió que se olvidara el inicuo
trato dispensado a los nativos americanos [o Primeras Naciones].
CUATRO
PILARES
Al final de la Guerra de la Independencia (abril
de 1814), España salió exangüe de la doble invasión de los ejércitos de la
Convención y del Imperio napoleónico, y fue precisamente entonces cuando los pilares de la leyenda negra tomaron su forma
definitiva. Desde entonces, han sido cuatro, que se hacen y deshacen constantemente:
-el mito de un Al-Andalus pacífico y
multicultural destruido durante la Reconquista por los "bárbaros
cristianos del norte";
-la expulsión de los judíos y
moriscos;
-las víctimas de la Inquisición (30.000
según el sacerdote apóstata José Antonio Llorente, pero 1.346
realmente ejecutadas entre 1540 y 1700 según los especialistas Gustav
Henningsen y Jaime Contreras);
-y, por último, la explotación
de América y, lo que es peor, el exterminio o llamado
"genocidio" de millones de amerindios.
Tras cinco siglos de
propaganda antihispánica y dos siglos de dogmatismo anticatólico, aún queda
mucho por desmitificar.
Traducido por Verbum
Caro.
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