LA ABADÍA DE MUNKEBY, EN LA DESCREÍDA NORUEGA, ACABA DE CONSAGRAR SU NUEVO TEMPLO
Noruega tiene unos 150.000 católicos, un 3% de la
población, y que son un "mix" de inmigrantes, conversos y
profesionales de alto nivel
Después de más de 700 años, los
trapenses regresaron a Munkeby, en Noruega. Un país que hoy se encuentra entre
las naciones menos religiosas del mundo, pero cuyas abadías y
monasterios destruidos por la Reforma Protestante siguen dando testimonio de la rica historia católica del país. El
portal National Catholic Register ha contado la historia de
ese lugar y de la consagración de su nuevo templo.
Las ruinas de la abadía de
Munkeby están ubicadas a poco más de 100
kilómetros al norte del Santuario de San Olav en Trondheim, el lugar de descanso de los restos de San
Olav, el patrón de Noruega. Noruega tiene unos 150.000 católicos, un 3% de la
población, que son un "mix" de
inmigrantes, conversos y profesionales de alto nivel. Un ejemplo de converso es
el último Premio Nobel de Literatura, Jon Olav Fosse (así contó ReL su historia).
REMOTO
Y DESCRISTIANIZADO
"No tenemos
ningún relato detallado de lo que ocurrió en Munkeby", dice Erik Varden, trapense y obispo de Trondheim en Noruega. "Lo que sabemos con
certeza es que los monjes cistercienses vivieron allí el tiempo
suficiente para establecer un monasterio, pero no lo suficiente como
para que quede registrado en las crónicas de la orden". Los
trapenses son una rama reformada de la orden cisterciense que se estableció en
el siglo XVII.
Según los registros históricos,
la abadía de Munkeby se fundó entre 1150 y 1180, cuando la cristianización de
Noruega estaba a punto de completarse. Al igual que las abadías cistercienses
de Lyse y Hovedøya, que fueron fundadas por monjes ingleses de Fountains Abbey
y Kirkstead Abbey respectivamente, se cree que Munkeby Abbey fue parte de los esfuerzos evangelizadores de la Inglaterra católica.
"Si bien
Suecia fue evangelizada principalmente por Alemania y Francia, sabemos
que la cristiandad llegó a Noruega desde Inglaterra e Irlanda",
explicó Varden. "Lo que probablemente sucedió en Munkeby es que los monjes
ingleses de la Abadía de Lyse viajaron a Trondheim, como peregrinos para rezar
ante la tumba de San Olav, y decidieron fundar otra abadía cerca". El Camino de San Olav es la
versión nórdica del Camino de Santiago.
La Abadía de Munkeby se convirtió
entonces en la fundación cisterciense más septentrional del mundo. Sin embargo, los monjes no permanecieron allí por mucho tiempo y se cree que se trasladaron a unos 40
kilómetros al sur, a Tautra, escapando de las duras condiciones climáticas. La
abadía de Tautra se hizo rica y poderosa hasta la Reforma, cuando fue
destruida, junto con muchas otras.
En 1999, más de 500 años después
de la disolución de esa abadía, las monjas trapenses de la Abadía de Nuestra
Señora del Mississippi en Iowa (EE.UU) decidieron iniciar una fundación filial
cerca de las ruinas de la Abadía de Tautra. La primera piedra
del primer asentamiento cisterciense permanente en Noruega desde la Reforma fue colocada por la reina Sonia de Noruega
el 23 de mayo de 2003.
De manera similar, la Abadía
Trapense de Cîteaux en Francia, la casa original de la Orden
Cisterciense, decidió en 2007 establecer un
nuevo monasterio trapense en Munkeby, cerca de las ruinas de la
antigua abadía, lo que la convierte en la primera fundación nueva que surge
directamente de la primera casa de la orden en 500 años.
En 2009, la abadía francesa envió a los primeros cuatro monjes a Munkeby, incluidos sus dos hermanos
más jóvenes y recientemente
profesos. Si bien el nuevo monasterio no pudo reconstruirse sobre las ruinas de
la antigua abadía por razones prácticas y de preservación histórica, los monjes
encontraron rápidamente un lugar adecuado a poca distancia de ellas.
"La primera
vez que lo vi pensé que se trataba de un lugar típico cisterciense", describió el padre Joël. "Todo el
lugar es un pequeño santuario.
Mayoritariamente deshabitado y tranquilo, con mucho silencio y un entorno
precioso".
Los nombres de zonas que alguna
vez albergaron monasterios también han sobrevivido a lo largo del tiempo en
Noruega: Munkedal , "el valle de los monjes"; Munkholmen , "el islote de los monjes"; o
Munkeberg , "la montaña de los monjes".
LOS NUEVOS EDIFICIOS DE LA ABADÍA
DE MUNKEBY
"Aunque la
gente haya olvidado de dónde vienen los nombres", dijo el padre Joël, "los nombres han
permanecido. La gente sabía que aquí hubo una vez monjes. Y, debido al nombre
Munkeby, que significa "el pueblo de los monjes", cuando
llegamos en 2009, mucha gente lo llamó "el regreso de los monjes".
Gracias a las generosas
donaciones de amigos de la Abadía de Cîteaux, se pudo iniciar la construcción
del monasterio de Munkeby. La ayuda de Bonifatiuswerk, una organización
benéfica católica de Alemania, también resultó fundamental, señaló el padre
Joël. Fundada hace 175 años en Ratisbona, Bonifatiuswerk
apoya a los católicos en países y zonas donde son minoría, especialmente en zonas mayoritariamente
protestantes, para transmitir la fe que San Bonifacio llevó a Alemania.
SE TRATA DE LA ABADÍA
CISTERCIENSE MÁS SEPTENTRIONAL DEL MUNDO.
Además de apoyar financieramente
al clero del norte de Europa, la organización también apoya proyectos que incluyen la construcción y el mantenimiento de iglesias y monasterios en
Noruega, Suecia, Dinamarca, Finlandia y
los países bálticos.
Las profundas raíces católicas
del lugar apuntan a una herencia que no se pueden borrar. "El obispo Bernt Eidsvig de Oslo suele
referirse a esta región como la Noruega Sacra", comentó
el obispo Varden. De hecho, no se debe pasar por alto la proximidad del
santuario de San Olav, de gran importancia tanto para Noruega como para otros
países nórdicos y del norte de Europa.
EL OBISPO VARDEN
CONSAGRÓ LA NUEVA IGLESIA DE LA ABADÍA
Se cuenta que un ciego recuperó
la vista después de frotarse los ojos con las manos manchadas con la sangre del
rey Olav. "Aquí una vez vivió y murió un
hombre de carne y hueso, y su cadáver se convirtió, de manera paradójica
y manera maravillosa, en fuente de vida", comentó el
obispo Varden, afirmando que San Olav, tal como lo era hace más de 1.000 años,
sigue siendo fuente de vida y fe hoy.
"La liturgia
de la consagración de una iglesia es también pedagógica. A través de textos y
símbolos la Iglesia, nuestra Madre, nos deja ver qué es realmente
una iglesia. Los símbolos visibles y gestos concretos, como el
exorcismo de la iglesia, la bendición de los fieles con agua bendita y la
unción del altar y las paredes de la iglesia, nos recuerdan una
realidad", destacó el obispo Varden en su
homilía durante la consagración de la iglesia del monasterio de Munkeby
Mariakloster el pasado diciembre.
DANDO
MUCHOS FRUTOS
En contraste con las fugaces
horas de sol del invierno noruego, el nuevo monasterio brilla ahora
perpetuamente como un faro de esperanza y un signo
de fe en un país caracterizado por una fuerte secularización y una creciente irreligiosidad.
Varios jóvenes ya han venido a
visitar a los monjes para discernir con ellos la vida religiosa, y otros, "especialmente los ancianos, han cambiado su visión sobre la Iglesia
católica". Los lugareños
también se han acercado para pedirles oraciones, buscar refugio en momentos de
necesidad o simplemente decirles que "les
gusta el sonido de las campanas durante el día".
Frøydis y Louis de Damas conocen
a los monjes de Munkeby Mariakloster desde hace 10 años, "nuestro viaje hacia una fe católica comenzó con
ellos". La pareja explicó que es importante para
ellos y sus tres hijos pequeños tener relación con los monjes, ya
sea pidiéndoles oraciones, asistir a misa con ellos, rezar la Liturgia de las
Horas o simplemente tener buenas conversaciones.
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