EL PAPA RECIBE A LOS PARTICIPANTES EN EL CONGRESO INTERNACIONAL SOBRE ESTA GRAN MÍSTICA ESPAÑOLA
En el Monasterio de la Inmaculada Concepción
de la localidad descansan los restos de esta monja que evangelizó a los
indios de Nuevo México y Texas (EE.UU), sin haber salido nunca del convento...
ni de su propia casa.
El Papa Francisco recibió este jueves en audiencia a los participantes en la conferencia internacional sobre
la venerable y mística española María de Jesús de Ágreda. Un
congreso promovido por la Pontificia Academia Mariana Internacional, en el
marco de la cátedra de Santa Beatriz de Silva, la fundadora de las Concepcionistas franciscanas.
"Madre Ágreda
fue una mujer excepcional que ustedes han querido definir como 'enamorada
de la Escritura', 'mística mariana' y 'evangelizadora de América'",
comenzó diciendo el Papa.
Francisco destacó la figura de
una de las místicas más importantes en la historia de la Iglesia. "Madre Ágreda y las religiosas concepcionistas, que
fueron las primeras claustrales en llegar a América –no sé si vinieron con Cristóbal
Colón, pero por allí más o menos–, nos dan prueba de este espíritu misionero de
la vida contemplativa, que más tarde pondrá de relieve santa Teresa
del Niño Jesús", añadió el Papa.
"Es
comprensible que la Madre Ágreda sintiera el llamado del Señor de rezar por
aquellas almas que aún no lo conocían, y que esta oración fuese
fecunda en el alma de aquellos que, al decir de los misioneros, se encontraron
bien dispuestos a recibir el bautismo. Normalmente no somos conscientes de la
fuerza de la oración de intercesión en nuestras vidas, como se dice que los
indios lo fueron de la intervención de la Madre Ágreda", comentó.
EN
CLAUSURA EN SU PROPIA CASA
Sor María Jesús nació en el siglo
XVII en la localidad de Ágreda (Soria). En el Monasterio
de la Inmaculada Concepción de la localidad descansan los restos de
esta monja que evangelizó a los indios de Nuevo México y Texas (EE.UU), sin haber salido nunca del
convento... ni de su propia casa.
Todo se remonta a cuando la madre
de la mística tuvo una revelación: debía transformar la casa
familiar en un convento, e ingresar en él como religiosa, tanto ella como sus dos hijas. Mientras, el
padre y los dos hijos debían hacerse franciscanos.
En el Monasterio
de la Inmaculada Concepción de Ágreda descansan sus restos.
María Jesús tomó el hábito a los
dieciséis años, junto con su madre y su hermana. En 1627, con 25 años, fue
nombrada abadesa del convento fundado por sus padres. Poseedora del don de
bilocación, franciscanos e indígenas aseguraban que
"la dama azul de los llanos" se aparecía y
predicaba por aquellas tierras del Nuevo Mundo.
EVANGELIZADORA
DE LOS INDIOS
Fue justamente en 1622, cuando
una expedición de 26 franciscanos dirigida por
fray Alonso de Benavides se
adentró en el territorio de Nuevo México para llevar el Evangelio a apaches,
navajos, comanches, xumanas...
Esperaban encontrar la hostilidad
que ya le había costado la vida a otros religiosos, y sin embargo se vieron
recibidos "con grandes demostraciones de
devoción y alegría, y hallaron a los indios tan bien catequizados
que, sin otra instrucción, pudieron bautizarlos", cuenta
fray José Jiménez Samaniego, general de la orden años después de los hechos.
Habían sido enseñados por una misteriosa Dama Azul (alusión a su hábito), quien siguió
haciéndolo durante años y a quien, con el tiempo, los frailes terminaron
identificando como Sor María Jesús de Ágreda (1602-1665), ya bien conocida en España por su santidad de vida y sus
penitencias, éxtasis y levitaciones.
Cuando, en la iglesita de Isleta,
los frailes mostraron a los indios diversos retratos de monjas, todos sin excepción señalaron espontáneamente a Sor María como "la
mujer joven y hermosa vestida de azul que les había hablado de Dios".
Ante la sobrenaturalidad de la bilocación, el padre Benavides informó a sus
superiores en México y el rey Felipe IV, y en 1630 se trasladó a España para
conocer a la religiosa y conminarla bajo juramento a decir la verdad. Ella le
confirmó que era llevada por ángeles a países para ella
desconocidos a predicar a Jesucristo entre paganos e idólatras y explicarles cómo llegar hasta los
sacerdotes que pudiesen bautizarles. Todo ello, sin desatender su vida y
obligaciones conventuales, en uno de los casos de bilocación más asombrosos en
la historia de las experiencias místicas.
"Madre Ágreda fue una mujer
excepcional que ustedes han querido definir como 'enamorada de la Escritura',
'mística mariana' y 'evangelizadora de América'", dijo el Papa.
Pero la bilocación de Sor María
Jesús de Ágreda no la usó solamente en el Nuevo Mundo. En 1626 convirtió a un musulmán encarcelado en Pamplona a
quien predicó en su celda rogándole que se bautizase. Cuando el hombre
llegó a Ágreda, trasladado por su señor, pidió el primer sacramento y explicó
que una misteriosa monja le había introducido en los misterios de la fe.
Para comprobar la veracidad de la
historia llegó a hacerse, ante notario, una "rueda de
monjas", y tres -entre ellas Sor María Jesús- descubrieron
su rostro para que señalase a su visitadora, lo cual hizo sin dudarlo en cuanto
la vio. La Inquisición le abrió un
proceso en Logroño en 1635 que duró quince años y se saldó declarándola
inocente.
CONSEJERA
DE FELIPE IV
Luego comenzó su largo periodo
de relación epistolar con Felipe IV. En
1643, el monarca (a quien la crisis política de 1640 en Portugal y Cataluña
había dejado sin su apoyo y valido de la primera parte del reinado, el
conde-duque de Olivares), se hallaba dubitativo ante la orientación que
imprimir al reino. Visitó a sor María Jesús de Ágreda en el convento.
"Me siento viejo y de poco provecho", le
confió, y tras unas horas de trato le rogó que continuaran sus conversaciones
por carta. La monja se convirtió en consejera no sólo espiritual,
sino también política, del monarca. Aportaba
a muchas de las cuestiones que éste sometía a su consideración un gran espíritu
de prudencia y sentido común.
Se considera, por ejemplo, que su consejo de buscar la paz en
el interior y en el exterior animó al rey a respetar la
identidad política de Aragón para resolver el conflicto catalán, y a firmar la
Paz de Westfalia en 1648 y la Paz de los Pirineos en 1659 para concluir con la
sangría de las guerras europeas.
LA
VIRGEN MARÍA, MÍSTICA CIUDAD DE DIOS
Y era, además, una gran
escritora. Escribió la Mística
ciudad de Dios (Gaudete) de Sor María Jesús de Ágreda,
que se publicó póstumamente y fue popularísima durante siglos. A la Virgen
precisamente (Vida de la Virgen María),
desde la Inmaculada Concepción hasta la Encarnación del Verbo, está consagrado
el primero de los siete libritos que componen la Mística ciudad de Dios. Todos, escritos en un
espíritu de reverencia al Altísimo.
Los escritos de sor María Jesús
de Ágreda han sido muy seguidos durante siglos en la Iglesia, la también
soriana Carmen Hernández, fallecida en 2016 y
coiniciadora del Camino Neocatecumenal junto con Kiko Argüello, fue una apasionada de sus meditaciones y se reconocía como devota de su
figura.
El obispo de la Diócesis de
Osma-Soria, Abilio Martínez, se reunió este jueves 16 de noviembre con el Papa
Francisco para retomar la causa de Sor María
de Jesús de Ágreda en su camino a la beatificación. En la delegación, de más de 60 personas, estaba
la madre superiora del convento de las Madres Concepcionistas de Ágreda, donde
fue abadesa Sor María de Jesús y donde se encuentra su cuerpo.
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