¿De quién fue esa mano? Mi conciencia me dice:
"Esa mano, fue la tuya". Confío en que ahora ya no sea así.
Pero, alma mía, contempla el terrible hecho.
¡Imagina
a Cristo delante de ti e imagina levantando tu mano y golpeándolo!
Dirás:
"Es imposible: no podría hacerlo". Sí, lo has hecho.
Cuando
pecaste voluntariamente, entonces lo has hecho.
Él ahora
está más allá del dolor: aún así lo has golpeado, y
si hubiera sido en los días que vivió en nuestra carne, habría sentido el
dolor. Busca en tu memoria, y recuerda el tiempo, el día, la hora,
cuando por el pecado mortal deliberado, cuando te burlaste o profanaste de las
cosas sagradas, o por el odio oscuro hacia tu hermano, o por actos de impureza,
o por el rechazo deliberado de la voz de Dios, o de cualquier otra manera
diabólica que conozcas, has golpeado el rostro del Santo de Cristo...
Mi
Dios, ignoro el tipo de dolor que hoy puedo causarte en tu estado glorioso;
pero sé bien que cada nuevo pecado, cada nueva ingratitud que cometo, estuvo
entre los golpes y heridas que una vez Tú sufriste en Tu Pasión."
Beato Cardenal Newman
Froylan Lopez
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