EVOLUCIÓN, DISEÑO INTELIGENTE, GENÉTICA DE LA VIOLENCIA; TEMAS DE SU II CONGRESO
El teólogo franciscano Lluis Oviedo animó a los
asistentes a participar en revistas y asociaciones internacionales sobre
ciencia y fe
El II Congreso de Científicos Católicos en España, del 14 al
16 de septiembre de 2023, fue ocasión para explorar cuestiones apasionantes
sobre la intersección entre la religión, la filosofía
y la ciencia, incluyendo
clásicos como las teorías de la evolución o el sentido evolutivo (o no) de la
violencia entre animales de una especie.
El astrofísico Enrique Solano,
presidente de la Sociedad de Científicos Católicos
en España, dijo en su clausura: "Queremos ser un foro para
científicos católicos que desean reflexionar sobre la armonía entre ciencia y
fe". Constató que el
ambiente en el encuentro era distinto al de un congreso de profesionales: "Aquí hay una familiaridad y cercanía, que se pretendía y se ha conseguido".
La Sociedad cuenta en España con
un año de historia y unos 100 socios, aunque a nivel internacional cuenta con
más de 2.000 miembros. ReligionEnLibertad ha
concedido a esta asociación su premio "Ciencia y Fe" de
2023.
UNA
HISTORIA DE LA RELACIÓN ENTRE EVOLUCIÓN Y CRISTIANISMO
En la mañana del sábado 15 de
septiembre, los asistentes al congreso escucharon un
resumen de la relación histórica entre las teorías sobre evolución de las
especies, su visión del ser humano y su recepción
desde entornos cristianos. El ponente fue Pablo de Felipe, doctor en Biología
Molecular (UAM) y doctor en Humanidades (Bristol, 2022), y participa en
el Centro de Ciencia y Fe de la Fundación Federico Fliedner
(centro ligado a entornos protestantes).
Señaló que el gran problema para debatir sobre
"evolución" es que "es una palabra que se usa para
cuatro cosas distintas":
- la evolución como hecho, en qué
casos sucede;
- el mecanismo por el que puede suceder;
- su papel en la aparición de la vida o
inteligencia;
- las causas últimas que hay detrás (mero azar, un Dios que
interviene con retoques, un Dios más allá, como el escritor tras su obra...).
La postura de los fundamentalistas contrarios a admitir una evolución en las
especies animales (y el hombre) se consolidó en EEUU hacia 1900. Desde allí,
congregaciones protestantes fundamentalistas divulgaron también por Europa una
postura literalista con libros como La
Mentira, de Ken Ham (1987), donde pedían lecturas literalistas
de toda la Biblia para evitar socavar la "autoridad"
de las Escrituras.
Pablo de Felipe no lo detalló, pero en contextos católicos, la situación es muy
distinta debido, por ejemplo, a la Dei
Verbum de 1965, que matiza cómo debe leerse la
Biblia: "Hablando Dios en la Sagrada Escritura
por hombres y a la manera humana, para que el intérprete de la Sagrada
Escritura comprenda lo que Él quiso comunicarnos, debe investigar con atención lo
que pretendieron expresar realmente los hagiógrafos y plugo a
Dios manifestar con las palabras de ellos. Para descubrir la intención de los
hagiógrafos, entre otras cosas hay que atender a 'los géneros literarios'. Puesto
que la verdad se propone y se expresa de maneras diversas en los textos de
diverso género: histórico, profético, poético o en otros géneros literarios".
Y la Biblia no
incluiría el género "libro de Ciencias Naturales".
LA
CREACIÓN, LOS CRISTIANOS ANTIGUOS Y LO ANTERIOR A DARWIN
Pablo de Felipe señaló que los Padres de la Iglesia antigua eran poco literalistas al interpretar Génesis 1-3. "Ni querían comparar Génesis con los mitos paganos
ni querían contradecir la ciencia asumida en esa época", detalla. Orígenes, en el s.III , pedía evitar lecturas
literalistas de
escenas que eran antropomorfizantes. San Agustín (s.IV-V) creía que la Creación
fue en un instante (no en siete días, ni siete procesos) pero también pedía
evitar conflictos con la ciencia.
En el siglo XVII, Nicolás Steno, considerado
el "padre de la Geología", ya
estableció que los estratos de tierra más antiguos están debajo de los más
modernos, y así se pueden datar los hallazgos. Steno no solo fue un gran
científico y anatomista, sino un protestante converso al catolicismo y beato en la Iglesia Católica.
Hasta el s.XVIII, la Biblia tenía autoridad social no solo por ser un texto
sagrado sino por ser un texto muy antiguo, que daba información sobre la
Antigüedad. El obispo anglicano Usher en 1650 calculó, Biblia en
mano, que la Creación fue en el año 4004 a.C.
Era sólo su cálculo, pero se apuntó en muchas ediciones de Biblias
inglesas. Otros eruditos hacían sus propios cálculos: había afición en la
época.
Los debates en ese siglo se daban entre los
"catastrofistas"
(que creían que hubo muchas catástrofes
mundiales como
el diluvio universal, exterminando especies y ecosistemas) y los "uniformistas" (que las negaban).
Afectaba al tema de las especies. El naturalista Karl von Linneo era fijista
(las especies no evolucionan) mientras que el catastrofista Cuvier decía que
tras cada catástrofe mundial, aparecían animales y plantas más complejos. En
1802 Paley escribió su Teología Natural, con
"evidencias de la existencia y atributos de la Deidad.
Lyell en el s.XIX era gradualista y hablaba de lugares especiales, "centros de transformación". Estos sitios era
lo que iba buscando Charles Darwin en las Islas Galápagos y otros
lugares.
EL
INFLUJO DE DARWIN
Charles Darwin publicó 'El origen de las especies' en 1859 (la edición española fue en 1877);
publicó 'El origen del hombre' unos años después. Darwin se carteó con muchos clérigos de distintas
denominaciones, católicos y protestantes, y en 1879, tres años antes de morir, dejaba
escrito que era perfectamente posible ser un ardiente teísta y a la vez
evolucionista: él conocía a muchos.
Entre los cristianos ingleses famosos que ya en 1859 no veían mayor problema
teológico a la evolución de las especies estaban el escritor
Charles Kingsley y el sacerdote anglicano y matemático Baden Powell (padre de 14 hijos, incluyendo Robert y Agnes, que
serían los fundadores del movimiento scout).
Muchos entonces y hoy se esfuerzan por hacer
concordar al máximo el texto bíblico de Génesis 1 con lo que la ciencia va
descubriendo. Unos colocan las eras geológicas entre 1,1 y
1,2; otros señalan que los "días bíblicos" pueden referirse a eras; la creación progresiva
de los animales en el texto se asemeja a la de especies que se suceden. En
nuestra época, el matemático John
Lennox propone que los días de la Creación podían
ser de 24 horas, pero estar separados por millones de años. Pablo de Felipe no
es muy partidario de estos intentos concordistas.
CUANDO
EL DARWINISMO SE IDEOLOGIZÓ
Aunque las teorías de Darwin
llevaban al debate teológico, no hubo una reacción cristiana popular hasta
varias décadas después, a medida que distintas ideologías intentaban
asociarse al darwinismo por su prestigio intelectual, incluyendo socialistas, capitalistas, eugenistas, nazis y
ateos de distintos tipos...
Muchas ideologías anticristianas pasaron a usar el
evolucionismo como arma.
Como respuesta, dice Pablo de Felipe, muchos cristianos desde entonces atacan
la teoría técnica de la evolución pensando que están atacando, en realidad a su
"parásito" filosófico, el evolucionismo como ideología
anticristiana.
En EEUU, el debate fue siempre ligado a juicios sobre qué se
puede enseñar en las escuelas bajo
la etiqueta "ciencia". Un momento importante se dio en 1925 en
el llamado Juicio Scopes o del Mono. Otro momento clave se da cuando Morris y
Whitcomb en 1961 lanzan libros de creacionismo "moderno"
buscando un lenguaje y argumentación científica contra los mecanismos de
la evolución.
EL
DISEÑO INTELIGENTE
Tras una derrota de los críticos
a la evolución en tribunales americanos en 1987, empieza a formularse la
crítica a la evolución como Diseño Inteligente, con los
libros "Of
Pandas and People" y
luego "Darwin on Trial" de
Phillip E. Johnson.
En 1996 el católico
y biólogo molecular católico Michael Behe publica La Caja Negra de Darwin,
señalando agujeros en los mecanismos evolucionistas (por ejemplo, el problema
de cómo aparecen órganos complejos cuyas fases previas no pueden concebirse en
etapas más sencillas).
Behe propone que ante ciertos resultados de la evolución que no sabemos explicar,
Dios (o una Mente con capacidad para intervenir) podría
haber dirigido la evolución interviniendo en algunos mecanismos. William Dembski, un matemático evangélico pasado
a la Iglesia Ortodoxa, se sumó a esta corriente en 1998. En realidad, dentro
del Diseño Inteligente hay varias corrientes y matices, donde Behe sería de lo
más equilibrado.
En 2005, el juez John E. Jones III (que era luterano
conservador) estableció en un juicio que el Diseño Inteligente no era ciencia y no debía enseñarse en las escuelas
norteamericanas como ciencia. Desde entonces, en EEUU el debate se centra en
hablar de la libertad académica y el análisis crítico de los mecanismos de la
evolución. "Casi todos los creacionistas tradicionales
hoy se han pasado al Diseño Inteligente, o eso dicen, y eso lo hace más complejo", considera
Pablo de Felipe.
Él considera que "hoy, a nivel genético, es muy fácil medir la
evolución entre especies,
secuenciando los genomas, con evidencias bastante abrumadoras. Es mucho más
eficaz que antes, a nivel paleontológico. Otro tema es preguntarse por el papel
de Dios en todo eso".
En el debate tras la ponencia, varios asistentes
defendieron el "diseño inteligente con minúsculas", es
decir, creer que Dios hizo el universo y "lo hizo
bien, con inteligencia, pero no entrando a retocar cada mutación específica y llenando huecos". Y, sin embargo, si
Dios hubiera hecho tal cosa, ¿hay una metodología
científica que pudiera negar que fuera así?
El físico Fernando Sols apuntó que una parte de la teoría científica de la evolución "se basa en el azar, y
el azar es algo indefinible, no demostrable". El Diseño Inteligente, dijo, no es teoría científica
porque "la finalidad no puede refutarse
científicamente, la finalidad no es un concepto científico, pero tampoco el azar",
por lo que "el Diseño Inteligente es
una propuesta filosófica razonable,
lo que no es despreciable".
¿Y
SI LA CREACIÓN, EN VEZ DE UN 'DISEÑO' ES MÁS BIEN UN 'DRAMA'?
¿Dios como creador
se parece a un relojero? ¿A un ingeniero? ¿A alguien que prepara un diseño, y
se desentiende? ¿O prepara un diseño, y entra luego a hacer retoques?
A Javier
Pérez Castells, catedrático
de Clínica Orgánica en el CEU y miembro del Grupo de Trabajo Ciencia y Fe, no
le gusta mucho hacer comparaciones con ingenieros ni hablar del Diseño
Inteligente, que en su opinión es una variante del Dios tapa-agujeros ("no sabemos cómo surgió tal mecanismo bioquímico,
por lo tanto, tuvo que ser Dios").
En su ponencia, señaló que no hubo un
conflicto ciencia-fe en Occidente nunca ("Galileo fue un tema menor") hasta
el darwinismo. "Muchas
cosas sobre Darwin se han deformado", detalló Pérez Castells. "Darwin fue perdiendo su fe cristiana inicial, pero
no por su investigación científica, sino sobre el problema filosófico del mal.
Que había una relación de humanos con simios ya se veía desde siempre. Darwin
especificó que había un "árbol único" de la vida. Que
el universo tenía más de 7.000 años ya lo sabía la gente culta. En
general, Darwin fue respetado por los intelectuales creyentes y la Iglesia
católica ni le condenó ni prohibió sus libros".
La teoría de la evolución de las especies ha ido ampliándose con nuevos
datos. Para Darwin, el centro era la selección natural:
muere la progenie que peor se adapta,
los conejos marrones, que se ocultan mejor, sobreviven. Hoy eso se amplía con
datos de genética, mutaciones, bioinformática y cada vez se habla más de "equilibrio puntuado con grandes saltos y
acelerones".
"Los materialistas piensan que con mucho tiempo,
azar, accidentes y selección todo se explica", señaló
Pérez Castells, que no está de acuerdo.
Hay quien piensa que la "selección natural" es un mecanismo feo: un
cristiano quizá diga "no puede ser real, Dios
no lo haría"; un ateo diría "como
es real y feo, Dios no existe". Lo mismo pasa con el papel del azar en la evolución: "si hay azar en el mecanismo, Dios no es necesario,
no existe". Y la idea de que el primer ser vivo en la Tierra fue
una especie de bacteria (el "Luca" que
comentan los biólogos, un ancestro común a todos los seres vivos)
puede parecer también feo, "impropio" de
un Dios Creador.
Pero es perfectamente factible que un cristiano diga que la existencia de un "Luca" o primera bacteria no quita
dignidad a los humanos ni asombro ante el plan de Dios. Que haya crueldad en la
naturaleza y la selección natural puede asombrarnos, pero también hay en ella
altruismo y sacrificio, y eso también debería maravillarnos. Y usar el azar y la aleatoriedad en un proyecto no implica que no exista un
Creador. "Yo en mis procesos
científicos incluyo azar y aleatoriedad y existo; Dios puede usar esas
herramientas", proclama el científico y divulgador Manuel
Alfonseca, citado por Pérez Castells.
DIOS,
MÁS QUE GENERAR ORDEN, SUSCITA CREATIVIDAD
Pérez Castells señala que cuando
Dios crea, lo hace con humildad y generosidad: "Dios
permite que haya otra cosa, pero no otro Dios. No me gusta el símil
mecanístico, de mecanismo; pero la física hoy habla de incertidumbre,
de futuro no escrito, de biología empapada de
incertidumbre. Vemos que el universo tiene algunas reglas, pero también caos.
En ese equilibrio, está la libertad de la criatura. Dios se autorrestringe para
dar libertad".
Así, "Dios no sería un originador de un
orden, sino un atizador de la novedad y la creatividad".
Todo en el cristianismo, en Cristo, implica someterse al sufrimiento, a la
humildad, a la autorrestricción, al vaciado amoroso. También el cristiano puede
ver que la vida en la Tierra, más que un proyecto mecánico, es como "una historia que se cuenta, como todas las
historias tienen tropiezos y sufrimientos, que a veces permiten
crecer". El sufrimiento no es sufrimiento
"diseñado" por Dios, pero el cristiano sabe
que Cristo sufre con el hombre.
En el cristianismo, el futuro magnífico y prometido da sentido. "La grandeza de un río está en el
estuario", todo se explicará en el final, la grandeza del drama se explica al final, advierte.
"Los ateos hablan de un mundo sin sentido, sin
justicia, deprimente y trágico, un desperdicio de medios. En cambio, la visión cristiana es
un relato y un drama, con un Padre bueno que acompaña pero se autolimita, y la
promesa, al final, de que todo se explica".
Por último, Pérez Castells recomendó los libros La ciencia contra Dios, las
preguntas clave en ciencia y fe y Seis
católicos evolucionistas.
SI
DIOS ES BUENO, ¿POR QUÉ LOS PRIMATES SE MATAN ENTRE ELLOS?
Que unos animales maten a otros
para alimentarse, tradicionalmente no ha escandalizado a filósofos ni teólogos,
aunque la Biblia prometa un mundo futuro mejor, en el que el león esté junto al
cordero.
Pero los zoólogos han descubierto
que no sólo los hombres matan y oprimen a otros hombres,
también otros animales matan a sus congéneres, mamíferos, y
especialmente los primates.
Este es el marco en el que presentó su tema María Carmen
Molina Cobos, catedrática de Fisiología Vegetal en la Universidad Rey
Juan Carlos y estudiante de Teología en la Universidad de Murcia. Su ponencia
se tituló: "Vía Evolutiva de
la Revelación".
Carmen Molina habló
sobre la violencia en los animales y el ser humano y su base filogenética.
"Yo siempre me pregunté por qué somos violentos, si hemos sido creados a imagen de Dios", admitió.
Un estudio (The phylogenetic roots of human lethal violence,
en Nature, 538) estudió la violencia que lleva a la
muerte de congéneres de la misma especie. Los humanos, se observó, son más o
menos igual de violentos o asesinos que otros primates. "Somos violentos porque filogenéticamente es lo que toca", apuntó Molina con un punto de fatalismo.
Hay autores, como Stephen Pinker (2014) que dicen que en el último
siglo los humanos nos matamos menos (en
batallas, homicidios y crímenes de pareja), aunque él no contabiliza en sus cifras el aborto provocado (adultos que matan humanos pequeños,
que además son sus hijos).
SER
MÁS VIOLENTO, O SER MÁS RELIGIOSO, SON COSAS QUE SE HEREDAN
Molina señala que "la violencia heredable se puede medir, es un carácter
heredable". Se puede
medir en los toros de lidia, por ejemplo. "Y
sabemos que la violencia tiene una heredabilidad media-alta". Pero la
religiosidad también es un carácter que se puede
medir y tiene una heredabilidad media-alta (Rowthorn 2011).
La religiosidad, además, tiende a mejorar el comportamiento prosocial (Sharif
et al 2015). Una forma de medir esto es
con las comunidades amish, que no reclutan del exterior, se casan entre ellos y
tienen baja tasa de deserción,
habitualmente del 5% (los que desertan llevan sus genes de 'tendencia a la
religiosidad' a otros ambientes).
¿Cómo se mide el concepto "comportamiento
prosocial? Un estudio de 2022 (Gu, Mao, Johnson en Scientific
Reports) detecta que esas comunidades
muy religiosas tienen menos lesiones laborales, y ofrecen más cuidados y protecciones a sus trabajadores, enfermos
y accidentados.
Los animales no solo dan unos genes a sus descendientes: también les dan un
entorno transformado. Lo hacen los castores, que dejan sus diques y guaridas a
sus descendientes, que los usan. También los humanos modificamos todo el
planeta y lo damos modificado a la siguiente generación.
Además existe la exaptación, que
es un rasgo que nace para una
función concreta pero luego sirve para otra. Por ejemplo, las alas de insectos probablemente
aparecieron para regular su temperatura, pero con el paso del tiempo fueron
logrando nuevas funciones: volar y hacer ruiditos comunicadores.
LA
RELIGIÓN MODIFICA EL CEREBRO, PARA BIEN
Los humanos no hacemos cosas
distintas a los simios por tener genes distintos, sino que hacemos cosas
distintas con los mismos genes, señala Molina. Las neurociencias han mostrado
que leer o escuchar predicaciones activa nuevas
redes neuronales, que hay zonas específicas para la oración de alabanza, o la contemplación. Así, la
religión modifica el cerebro (sus conexiones neuronales), probablemente para
reducir la violencia. Un cristiano podría pensar, perfectamente, que la
evolución nos fue preparando para poder llegar a tener una relación con Dios.
La evolución -incluyendo la cultural- permite a los hombres sacrificarse por
salvar a otro, incluso desconocido, o evitar matar a otro. Que la evolución nos lleve a menos violencia encaja bien con un Dios que
no quiere esa violencia. "Un Dios paciente puede obrar mediante la evolución
de las formas vivas, también para que el hombre crezca hacia Él",
concluyó María Carmen Molina.
En el turno de palabras, se debatió la capacidad de medir la heredabilidad de
la violencia, aunque Molina fue firme en defender que el componente genético de
la violencia "hoy no tiene discusión". Otros
asistentes recordaron la figura de René Girard y su
estudio de la violencia y el mecanismo del chivo expiatorio,
siendo el cristianismo un cambio cultural radical que ha llevado a reducir la
violencia y sus justificaciones.
El jesuita Jaime Tatay
habla de la relación moderna entre teología y ecología en el II Congreso de
Científicos Católicos.
LA
TEOLOGÍA Y LA ECOLOGÍA: VISIÓN DE CONJUNTO
Tanto la teología como la
ecología buscan tener una visión de conjunto de cuál es el lugar
del hombre (en el Plan de Dios, o en el ecosistema) y cuál es su deber (para
salvarse y agradar a Dios, para cuidar y proteger la naturaleza). Así, cristianos y ecologistas coinciden
en ofrecer "visiones generales" y "deberes por hacer", lo que contrasta
con una sociedad individualista y hedonista, donde cada individuo preferiría
centrarse en el "disfrutar yo, aquí y
ahora".
En ese contexto, el jesuita Jaime Tatay,
ingeniero y doctor de Teología en la Universidad de Comillas, habló de
"ecología y sostenibilidad" como espacio de encuentro
entre ciencia y religión (no sólo la católica).
La palabra "ecología" la inventó
en 1866 el naturalista alemán Erns Haeckel. Más reciente es la palabra "sostenibilidad", que se usa desde 1987,
para hablar del "desarrollo sostenible, el que no pone en
peligro la capacidad de las generaciones futuras".
Eso lleva a pensar a lo grande, y muchos hablan de que con la ecología hay un "retorno de la cosmología". En parte, se
da una "espiritualización de lo ecológico". Fue
muy criticado James Lovelock por hablar del planeta Tierra como un único
macroorganismo, la hipótesis "Gaia". Pero
recientemente se publicó una colección de ensayos sobre las "políticas medioambientales de
sacrificio": hacer "sacrificio" por el
medioambiente... ya
usa vocabulario religioso.
PASOS
DE COLABORACIÓN ENTRE ECOLOGÍA Y RELIGIONES
En los últimos 20 años, explica
Tatay, los líderes religiosos han hecho declaraciones oficiales asesorados e
informados por científicos. Y hacen declaraciones a la clase
política sobre temas climáticos o ecológicos.
También se explora la colaboración práctica, por
ejemplo usando instituciones educativas, o colaboraciones financieras, influjo moral y
mediático... entre organizaciones ecologistas y religiosas. Muchos autores
piden que la conciencia ecológica se use para releer los libros sagrados de las
religiones.
El Papa Francisco en Laudato Si', 63, dice que "ninguna
rama de las ciencias y ninguna forma de sabiduría puede dejarse de lado,
tampoco la religiosa con su propio lenguaje". Ya Juan Pablo II en
una carta famosa a George Coyne habló de que ciencia y religión pueden
colaborar, pero "reservando su autonomía y su
peculiaridad", al menos a nivel metodológico. Laudato Si', 199,
detalla que ciencia y fe pueden corregirse mutuamente para no "sobrepasar indebidamente sus confines
metodológicos".
La ciencia puede purificar a la religión de
errores y supersticiones;
la religión también puede purificar a la ciencia de idolatrías, de tratar como
divinas cosas e ideas que no lo son, concretó Tatay.
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