Se necesita una ecología humana, el respeto de la dignidad, como prerequisito para atender la crisis ambiental.
Por: Óscar Fidencio Ibáñez | Fuente: yoinfluyo.com
Paulatinamente y desde hace poco más de 50 años los movimientos sociales en pro del medio ambiente han crecido y
han logrado la creación de instituciones y leyes que previenen la contaminación del aire, del
agua y del suelo; la investigación científica ha acompañado esos
procesos señalando los problemas causados por la depredación de los
ecosistemas, las sustancias químicas perniciosas, los riesgos de la energía
nuclear o de los gases de efecto invernadero.
La Iglesia también se ha manifestado sobre la cuestión ambiental con un
énfasis en la vinculación de la contaminación con la explotación salvaje de los
recursos y sus efectos devastadores para la naturaleza y los seres humanos,
particularmente los más pobres. También
los escritos han madurado y responden cada vez de manera más clara a los
distintos retos planteados por la cuestión ambiental, pasando por el documento
de la reunión en Aparecida, Brasil -que por cierto esta semana cumplió 10 años
de su conclusión-, y que bosqueja gran parte del pensamiento del Papa
argentino, hasta llegar a la publicación de Laudato Si, la encíclica sobre el
tema.
Como
muchos de los temas de esta época, el medio ambiente no deja de
ser
controversial. Esta
semana el grupo de los países más industrializados, el G-7, discutió los
acuerdos de Paris para combatir el calentamiento global sin el acuerdo del
presidente de Estados Unidos, quien mantiene una postura política a favor de
una explotación de los recursos naturales que favorezca el modelo capitalista
actual, sin responsabilidad con la sociedad y el medio ambiente.
En varias
encuestas, los jóvenes que muestran un desencanto por la
política, se muestran proclives a apoyar causa en beneficio de los animales o
la naturaleza, lo que ha favorecido el crecimiento de organismos no
gubernamentales y partidos políticos que atienden estos temas, a pesar de que algunas de las políticas que
éstos promueven, afectan más que beneficiar al medio ambiente.
Dentro de
la gran gama de movimientos ambientalistas existen diversas posturas y raíces
de pensamiento que muchas veces terminan siendo contradictorias, por ejemplo,
la protección de animales o plantas que logra protección legal, mientas que los
bebés no son protegidos por la ley. Lo mismo pasa con campañas que pretenden
cuidar la naturaleza a partir de campañas de reducción de la natalidad
dirigidas particularmente contra los más pobres, cuando la manipulación de
poblaciones se ha demostrado en muchos casos contraproducente, no sólo entre
animales y plantas, sino también entre grupos humanos, provocando en ocasiones
efectos más perniciosos que los que se buscaba evitar.
A manera
de ejemplo se puede ver el video de la reintroducción de lobos al Parque
Nacional de Yellowstone y sus beneficios en el mejoramiento de todo el
ecosistema; o cómo los problemas demográficos de países industrializados en
Europa que sufren problemas sociales y económicos derivados de su baja
fertilidad y la migración de personas de zonas devastadas por sobre explotación
o conflictos generados por el paradigma tecno-capitalista actual.
Otra contradicción de la época es el respeto por “lo natural”, y al
mismo tiempo el rechazo al “orden natural”. La apología de la “naturaleza” y al mismo tiempo la “desnaturalización” de los conceptos, o el rechazo
a las cosas más “naturales”, como la
diferencia de sexos. “La valoración del propio
cuerpo en su femineidad o masculinidad es necesaria para reconocerse a sí mismo
en el encuentro con el diferente”.
Uno de los principales argumentos en Laudato Si es la necesidad de una
ecología humana, que implica respetar la dignidad del ser humano y el respeto a
toda la creación como un prerrequisito para atender la crisis ambiental que se origina en una crisis antropológica. Construir un ambiente de
respeto entre las personas, y para con la naturaleza es una oportunidad para
encauzar la sensibilidad ambiental de la época hacia actitudes constructivas de
respeto, paz y solidaridad.
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