ERAN PERSONALIDADES RELEVANTES CON UN ACTIVO COMPROMISO PÚBLICO
El pasado 28 de junio Benedicto
XVI firmó el decreto sobre las
"virtudes heroicas" de Fulton J. Sheen (1895-1979), abriendo las puertas a su
posible beatificación. El nombre del legendario obispo estadounidense, auxiliar
de Nueva York y posteriormente titular de Rochester, está para siempre ligado a
dos hechos: su entrega a la evangelización
a través de la radio y la televisión merced a un verbo y una mirada singularmente apropiados para
esos medios, y su percepción certera del peligro del comunismo dentro y fuera de su país.
La fama de Sheen y sus cualidades personales lograron conversiones "sonadas" de personajes socialmente
relevantes como el industrial Henry Ford II o la actriz Virginia Mayo, y sobre todo
la de hombres y mujeres que ya desempeñaban, y continuarían desempeñando pero
en sentido diverso, un papel en la política. De particular interés son los
casos de los ex comunistas Louis Budenz y Bella Dodd,
y de la conservadora Clare Boothe
Luce.
MÁS
DE VEINTE DETENCIONES... Y LUEGO COLABORADOR DEL FBI
Louis Budenz (1891-1972) se inició en el movimiento sindical, y se dice que fue
detenido 21 veces por su participación en diversas huelgas y algaradas. Ingresó
en el Partido Comunista, se convirtió en miembro de su comité directivo
nacional, y en 1935 empezó a trabajar como periodista en el Daily Worker, un diario de rígido estalinismo que apoyó incluso las célebres purgas en el interior del
mismo régimen bolchevique. Cuando en 1939 Stalin firmó con Adolf Hitler su pacto de no agresión, hubo una convulsión en el periódico.
Su director no comprendía esa estrategia y fue cesado, y su sustituto fue
Budenz, siempre leal a las directrices del partido, fuesen cuales fuesen.
Ese mismo Budenz fue el que en
1945 conoció a Fulton J. Sheen. Las múltiples desilusiones que había acabado
produciéndole el comunismo real durante la Segunda Guerrra Mundial, más la
contundencia argumental del obispo -ya una estrella radiofónica-, sumadas
a la convicción cristiana que transmitía, terminaron venciendo las
resistencias espirituales de Louis. Se convirtió al catolicismo y
colaboró con el FBI para
desenmascarar la infiltración con la que las sucursales del PCUS (Partido Comunista de la Unión Soviética)
amenazaban estructuras esenciales del país justo en los inicios de la Guerra
Fría. Contribuyó, entre otros, a la investigación sobre Alger Hiss, miembro del
Despartamento de Estado y uno de los más sonados espías soviéticos descubiertos
en la época.
Budenz escribió en 1947 su autobiografía, empezó a dar clases de economía en la
universidad de Fordham y publicó cuatro libros más contra el
comunismo y sus tácticas de
penetración social.
INFILTRACIÓN
EN LA IGLESIA
Bella Dodd (1904-1969) siguió una trayectoria parecida. Había nacido en Italia, y
emigró muy pequeña con sus padres a Estados Unidos. Se graduó en Leyes en la
Universidad de Nueva York, en una época en la que ya se reconocía como militantemente
agnóstica. En 1932 era ya una de las más activas dirigentes del
Partido Comunista, y acabó formando parte de su comité de dirección.
En 1949, sin embargo, fue expulsada. El partido alegó que en su labor como abogada,
había defendido en un pleito a un propietario frente a un rentista,
contraviniendo las normas de la organización contra la
propiedad privada. En realidad era víctima de una de las clásicas
purgas internas de los partidos comunistas, en pleno auge del estalinismo. La
noticia de su expulsión, dada su notoriedad, salió en todos los periódicos.
Bella lamentó que muchos de ellos aceptaran al informar las consignas del
partido que la acusaban de "fascista".
Siguiendo los pasos de Budenz,
Dodd conoció a monseñor Sheen, quien en 1951 había llegado a Nueva York como
obispo auxiliar. Desencantada al comprobar en carne propia la falsedad del
comunismo como mero aparato de poder, siguió una evolución filosófica que le
llevó a rechazar el materialismo dialéctico, y
religiosa, en virtud de la cual quiso ingresar en la Iglesia. No pudiendo
comprobarse si había sido bautizada en Italia al nacer, en la Vigilia Pascual
de 1952 fue bautizada sub conditione [bajo condición] por Sheen en la
catedral de San Patricio, aunque no lo hizo público hasta agosto.
En 1954 escribió un libro, School of
darkness [Escuela de oscuridad], denunciando los poderes económicos
que estaban financiando en Estados Unidos y en otros países a los partidos
comunistas para controlar al hombre común y destruir la civilización cristiana.
Y denunció algo más: "En los años
30 introdujimos a once hombres en el sacerdocio con la misión de destruir a la
Iglesia desde dentro. Ahora están
en elevados lugares, desde donde trabajan para debilitar la actitud de la
Iglesia contra el comunismo".
En 1969, un año antes de morir, entendiendo que sus advertencias se estaban
verificando, hizo un intento por volver a la política con un pequeño partido
conservador, y de convertirse en miembro de la Cámara de Representantes por
Nueva York, pero apenas obtuvo un 3% de votos en lid con los candidatos republicano y
demócrata.
DE
LA BRIGADA LINCOLN A REAGAN
Clare Boothe Luce (1903-1987) se diferencia de Louis y Bella en que nunca fue comunista en
sentido estricto (aunque sí les apoyó en alguna ocasión), y en que logró éxitos
políticos que aún hoy le son reconocidos. Hija de un violinista y una
bailarina, recibió una educación esmerada en Chicago primero y, tras la
separación de sus padres, en Francia. Hermosa (con ojos que algunos decían de
color violeta, privilegio reservado a la actriz Liz Taylor),
Inteligente, despierta, con talento literario y para la interpretación
-intervino ya siendo niña en algunas películas-, en 1935 se casó con Henry Luce, editor de Time, Life y Fortune.
Su marido apoyó al bando nacional
durante la Guerra Civil española, pero Clare no le siguió en ese punto.
Hizo una donación económica a la denominada Brigada
Lincoln, que se unió a las Brigadas Internacionales con voluntarios
norteamericanos, en su abrumadora mayoría comunistas.
A partir de ese año, la carrera
de Clare, literaria como autora de obras de teatro (algunas llevadas al cine,
como Mujeres, de George Cukor, en 1939), y
política con su participación en distintos movimientos tanto en el entorno
republicano como en el demócrata, siempre en codeándose con la clase dirigiente
de la vida pública, se hace vertiginosa. Finalmente, en 1942 se presenta
como candidata a la Cámara de Representantes por el
Partido Republicano, y gana el
cargo, con unas posiciones ideológicas cada vez más conservadoras.
Todo parecía sonreírle, pero en 1944 la tragedia llega a su vida cuando su hija Anne, de 19 años, muere en accidente de automóvil. Clare sufre entonces una profunda crisis
espiritual... y de nuevo aparece monseñor Fulton J. Sheen, a quien conocía como
una de sus múltiples y elevadas relaciones sociales. El entonces sólo sacerdote
la guía y la conduce hasta la Iglesia, en la que ingresa en 1946. "Nunca me he encontrado con una mente más
brillante que la de Clare. Es
chispeante, como un florete", confesaría años después el obispo.
En 1947 escribió una serie de artículos explicando su conversión al
catolicismo, y en 1952 publicó un libro que recopilaba ensayos
sobre distintos santos escritos
por autores de fama, entre ellos Evelyn Waugh (el autor de Retorno a Brideshead).
Clare no se había presentado a la reelección como congresista, pero en 1952
volvió a la política con un discurso firmemente anticomunista (motivo, años
atrás, de sus primeras discusiones con Sheen, cuyas tesis acabó
asumiendo) y apoyó a Dwight
Eisenhower. Tras la victoria del general, en 1953 se convirtió en embajadora de Estados Unidos en Italia,
convirtiéndose en la primera mujer estadounidense que conseguía un cargo
diplomático de importancia. Su estancia en Roma le sirvió además para trabar
una sólida amistad con el Papa Pío
XII.
En 1956 cayó enferma y dejó el cargo en Italia, pero en 1959 volvió a ser
nombrada embajadora, esta vez en Brasil. Siguió durante años vinculada al ala más
conservadora del Partido Republicano, y en 1964 apoyó al senador Barry
Goldwater en su
fallido intento a la Casa Blanca, momento que se considera punto de nacimiento
de la moderna revolución conservadora en Estados Unidos.
Retirada de la política por unos años, aunque consagrada intelectualmente
a denunciar el feminismo nacido en mayo del 68, Ronald
Reagan la
rescató en 1981 como consejera de asuntos exteriores, y en 1983 recibió la
Medalla de la Libertad. Murió cuatro años después de un tumor cerebral.
LAS
MANOS DEL POSIBLE BEATO
Al cerrarse, sus ojos se llevaban
consigo, como los de Louis Budenz y Bella Dodd, las imágenes de una época
convulsa que les llevó a todos ellos a la Iglesia católica. Y
todos, con unas mismas manos como
instrumento: las de un sacerdote llamado
Fulton Sheen que derramó sobre sus respectivas cabezas el agua de su
salvación.
Artículo publicado
en ReL el 12 de septiembre de 2012.
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