sábado, 13 de mayo de 2023

GARABANDAL

 MARÍA, EL ACUEDUCTO DE LAS GRACIAS DIVINAS - MAYO 2023

Esta web describe los hechos acaecidos en San Sebastián de Garabandal (Cantabria, España) a partir del año 1961, sin pretender suplantar el juicio definitivo sobre lo que sucedió y que compete solo a la autoridad de la Iglesia católica. A ese juicio nos sometemos.

Queridos Amigos:

Adentrándonos de nuevo en el mes de mayo, mes de María, nuestro corazón se llena de alegría. Ella es nuestra alegría, lo decimos en las letanías “causa de nuestra alegría”. Nuestra mirada se vuelva a Ella a contemplarla y alegrarnos.

La carta a los Hebreos habla de cómo Cristo es el mediador de una Alianza más excelente, fundada sobre promesas mejores (cf Heb 8,6), es “mediador de una Nueva Alianza entre Dios y los hombres (Heb 9, 15). Siendo así, ¿necesitamos un mediador ante el mismo Mediador? Es San Bernardo quien sale a darnos respuesta a esta pregunta: ... necesitamos un mediador ante el Mediador mismo y María es la más capaz de cumplir este oficio de caridad. Por medio de ella vino Jesucristo a la tierra y por ella debemos nosotros de ir a su divino Hijo. Si tememos ir directamente a Jesucristo nuestro Dios a causa de su infinita grandeza y de nuestra pequeñez o pecados, imploremos con filial osadía la ayuda e intercesión de María, nuestra Madre”.

Quien mejor que su propia Madre para hacer de mediadora entre nosotros y Cristo. El que quiere ir a Jesús debe ir por María, y si queremos recibir algo de Jesús será por María, así como quien desea encontrar a Jesús no lo encontrará sino por medio de María.

**San Bernardo cuando habla de María como medianera universal nos presenta una imagen preciosa, María es el acueducto. **

María es llamada el acueducto, porque “Nada quiso Dios que tuviéramos, que no pasase por manos de María”. Todas las gracias que recibimos sean grandes o pequeñas todas ellas las recibimos por intercesión de María nuestra Madre.

Cristo Señor es la fuente de la vida, fuente de vida eterna, esta fuente es el río que alegra la ciudad de Dios. Corre este río, esta fuente hacia nosotros, pero ¿por quién nos llega esta fuente? Dice San Bernardo que “este acueducto, recibiendo la plenitud de la misma fuente del Corazón del Padre, nos la franqueó a nosotros, sino del modo que es en sí misma, a lo menos según podíamos nosotros participar de ella”.

Es María este acueducto, Ella es la llena de gracia que recibió en plenitud esta fuente y rebosando llega desde el Cielo a la tierra. Por Ella llega a nosotros aquella vivísima fuente que llena el corazón del hombre. Se preguntará San Bernardo, “¿cómo llegó este nuestro acueducto a aquella fuente sublime?” y responde “¿Cómo? Con la vehemencia del deseo, con el fervor de la devoción y con la pureza de la oración, según está escrito: La oración del Justo penetra los cielos. A la verdad, ¿quién será justo, si no lo es María, de quien nació para nosotros el Sol de justicia?”. Ella que oró y que buscó halló lo que buscaba, Dios llenó la llena de gracia. San Bernardo ánima que: “Con todo lo más íntimo, pues, de nuestra alma, con todos los afectos de nuestro corazón y con todos los sentimientos y deseos de nuestra voluntad veneramos a María, porque esta es la voluntad de aquel Señor que quiso que todo lo recibiéramos por María” Ella “consuela nuestro temor, excita nuestra fe, fortalece nuestra esperanza, disipa nuestra desconfianza y anima nuestra pusilanimidad”.

Acaso por sentir nuestra miseria, nuestra pequeñez no osamos acercamos a Dios, tenemos un mediador y abogado dignísimo en Jesús, nuestro Hermano, pero acaso incluso ante él nuestra pequeñez nos hace retroceder al ver su grandeza y majestad y pensar cuán indignos somos de acercarnos a nuestro Señor, tenemos una abogada que es además Madre que se inclina hacia sus hijos. “Oirá sin duda el hijo a la Madre y oirá el Padre al Hijo”.

Exclama San Bernardo lleno de júbilo: “¡Oh, fieles amados, esta es la escala de los pecadores, esta es mi mayor confianza, esta es toda la razón de mi esperanza!”.

Y así muchas cosas podríamos decir acerca de esta Virgen Santa y Pura y como Ella es ciertamente el acueducto purísimo por quien nos viene la gracia. No dudes y acercarte a Ella no solo para recibir sino también cuando quieras ofrecer algo a Dios, nos aconseja San Bernardo: “Si quieres ofrecer algo a Dios, procura presentarlo por las manos agradabilísimas y dignísimas de María, si no quieres ser rechazado”.

Que todo esto lo vivamos con confianza y gratitud inmensa a Dios quien nos la dio por Madre.

Dios os bendiga


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